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Para todos y cada quien hay momentos en los que la vida te obliga a tomar decisiones poco confortantes, ideas a las que te opones con todas tus fuerzas, sin embargo, aunque la vida según muchos se centra en ser feliz, no puedes esperar a que en la totalidad de ella todo vaya como piensas.

Éste día por ejemplo, es uno de esos en los que la vida me forzó a hacer cosas en contra de mi voluntad, no hubo mejor recordatorio de ello para mí que escuchar el bullicio a mi alrededor un mediodía de sábado, momento en el que yo debería estar en casa, aun así… con un vaso transparente de tapioca vacío en la mesa que no presencia ningún otro cliente más que yo, la espera de una media hora se seguía extendiendo sin sentido alguno, en un local cercano a la escuela cuyo producto estrella son sus tapiocas, sin par en toda la ciudad. A pesar de que mi ánimo estuviera por el piso, debo admitir que el sabor ciertamente era singular y único del establecimiento.

—¡Yukiko-chaaaaan!

La voz aguda de la persona a la que esperaba se hizo notar desde la entrada a lo que no moví ni un solo musculo, viendo a la chica en cuestión caminar apresuradamente hacia la mesa hasta sentarse del lado opuesto a mí.

—¡Siento mucho hacerte esperar! —Juntando ambas manos, cerró los ojos y bajó la cabeza.

Inohara Madoka, la chica frente a mí vestía una falda larga de tirantes azul oscuro alcanzando sólo un poco más arriba de sus rodillas, casi al punto de ser negra con rayado vertical multicolor con una blusa blanca manga larga debajo. En su cabello blanco había un pequeño lazo de una tonalidad suave de purpura que combinaba a la perfección con sus colores naturales; por último, un par de zapatos de tacón semi abiertos con medias color lavanda hasta el tobillo.

Su apariencia, incluso su vestir eran totalmente aptos para la situación de una cita mientras que yo llevaba una sudadera negra y una falda corta con un par de botas negras, prácticamente la ropa que llevaba a cualquier situación extraacadémica.

—Si fuiste tan lejos como para amenazar a alguien para que tenga una cita contigo… ¿No sería de sentido común llegar antes cuanto menos? —Viendo el techo, hablé mientras jugaba con mi cabello.

—¿Amenazar? ¡Yo jamás amenazaría a Yukik-

—Deja eso —algo irritada, solté mi cabello y la miré fijamente—. Vamos directo al grano, sabes perfectamente porque accedí a venir así que no te hagas la idiota.

Dejando escapar un suspiro, ella me dirigió una mirada que claramente fingía tristeza.

—Probablemente algo en tu mente se haya retorcido… —Soltando su comportamiento burlón por un momento, Inohara fijó su mirada en la mía—. Pero no soy de esas.

Algo dolió, indudablemente algo dentro de mí se movió con rudeza cuando la escuché pronunciar tales palabras de significado siniestro.

—¿No eres de esas…?

—En fin —levantándose, Inohara se acercó a mí—. Probablemente estás cansada de este aburrido lugar, ven, te compraré algo para compensar la espera.

—¡Pero…!

—Sé paciente, eventualmente llegaremos a eso… pero todo por partes, ¿Está bien?

Tragándome mis palabras, sentí como si Inohara Madoka… no, como si la imagen que tengo de la chica de cabello platinado se derrumbara, como si la inocente y enérgica chica ocultara una personalidad retorcida y peligrosa detrás de esa “autoimpuesta” hiperactividad y alegría.

Por un momento apreté mi puño, sentí… sentí la necesidad de asestarle un golpe en el rostro con todo lo que llevaba por dentro, por algún motivo.

Renegando mis propios instintos, inspiré y exhalé eliminando los pensamientos negativos de mi mente, decidí seguirle la corriente a esta chica, pues… la vida de alguien podría correr peligro si me opongo a jugar su juego.

Aunque me negué a preocuparme por la vida de alguien más otra vez…

A pesar de haber renunciado a tales emociones de apego, yo…

—¡Vamos!

¿Ah?

Mientras aún estaba inmersa en mis pensamientos lúgubres, la sensación de una mano tomando mi muñeca se arrastró a través de mi sistema nervioso, haciéndome volver a la realidad.

Para cuando volví al mundo real, Inohara estaba de pie junto a mí, sujetando mi muñeca con su mano derecha y una espléndida sonrisa en su rostro.

¿Estoy interpretando equívocamente lo que esta chica me quiere transmitir? ¿Es posible que ella sea tan buena actriz?

Aun así sentí paz...

Sentí paz y jovialidad en su agarre por un instante.

Levantándome, le seguí el paso a la chica que me arrastró fuera de la tienda en la que estuve esperándola.

***

—¿Qué te parece? ¿Me queda bien?

De alguna manera, fui arrastrada por Inohara a varios lugares del distrito comercial, deambulando de tienda en tienda, terminamos en nuestro destino actual; una tienda de ropa.

Frente a mí, Inohara alzó una blusa contra su cuerpo intentando de alinearla con su figura. De cualquier manera yo no tenía mi cabeza centrada en eso, en su lugar, con mis brazos cruzados miraba hacia otra parte mientras mi cerebro era un revoltijo de pensamientos negativos.

¿Qué habrá querido decir? Ella… ella ciertamente estaba hablando del secuestro de Tamanaha Yuu, ese celebre micro del que las chicas en mi clase estaban hablando ayer. Era innegable que ella quiso hacerme creer eso, sin embargo…

—No me preguntes eso…

—Vaamoooos~ Yukiko-chan, ¡No seas tan antipática!

Arrastrando mi vista con pesar hacia su persona, le di un ligero vistazo.

La blusa manga larga de un rosa pálido al igual que los cerezos en plena floración le dio un aire de frescura a su inocente apariencia; lo suficientemente grande como para cubrirla hasta la cintura y de apariencia bastante cómoda. Al mezclarse con su cabello blanco y ojos plateados se formó una mezcla de colores suaves y solemnes que le dieron vida a la encarnación de la inocencia y tranquilidad, si debiera llamarlo de alguna manera.

—Uh, te queda bien… supongo.

—Pudiste haberte esforzado más, pero… —Apartando la prenda y soltándola en una cesta que colgaba de su muñeca izquierda, me dirigió una mirada contenta—. Pero aunque fuera sencillo, recibir un cumplido de Yukiko-chan es muy placentero~

—Tsch.

Puede que ella simplemente me haya embaucado y que todo esté planeado de antemano, es decir… Inohara Madoka no se ve como la clase de chica que haría ese tipo de cosas, es verdad que suele ser un incordio, pero llegar hasta el nivel de un secuestro… ¿Con qué motivos lo hizo? ¿Sólo para atraerme? ¿Ella tiene motivos ulteriores?

Pero después están sus constantes “palabras tranquilizadoras” sugiriéndome que no es lo que estoy pensando… ¿Qué debería creer?

Supongo que la única manera que me queda de averiguarlo es haciendo lo que me dice, después de todo… no me gustaría que alguien saliera lastimado…

Aunque también está ese factor…

¿Por qué me siento preocupada por la seguridad de una de esas alimañas? Después de todo este tiempo…

—Vaya vaya, ¿Quién diría que el color rosa te quedaría bien a ti también? Aunque antes tenías el cabello de color rosa así que no sería tan raro, jeje…

Mientras estaba distraída con todo tipo de preocupaciones en mi propio mundo, Inohara se acercó por detrás y colocó la misma blusa que se estaba probando previamente, ahora contra mi cuerpo, pasando sus brazos sobre mis hombros. Es la segunda vez que siento que ella me arrastra fuera de mis pensamientos hoy.

Frente a nosotras había un espejo por lo que pude verme en él… con esa misma blusa.

Obviamente estaba ligeramente apretada en la parte del pecho ya que lo eligió inicialmente para ella misma y dado que la diferencia de altura entre Inohara y yo es de unos nueve centímetros, la prenda no me cubría tanto como a ella… pero por algún motivo, cuando me vi en ella…

—¡Quítate de encima! —Sacudiéndome un poco, logré alejar a la molesta chica.

—Awww… ¡Pero te queda genial!

Cuando pensé que podría vestir de esa manera de nuevo, el cabello de la yo del espejo frente a mí se tintó con un melancólico color rosado y divertidas coletas… de igual manera, le salieron gafas de la nada.

Era casi como si todo mínimo parecido a mi yo del pasado hiciera que me doliera el pecho.

—No me importa, ¿Es eso lo que vas a comprar?

—Bueno… tenía pensado pasar por la lencerí-

—Me voy.

—¡E-espera!

Antes de que pudiera largarme del lugar, ella me sujetó de la manga de la sudadera.

—¡Está bien! ¡Bien! Iremos a donde quieres… déjame terminar de comprar esto.

Después de soltarme, la vi de reojo dirigiéndose a la caja registradora y metí mis manos en los bolsillos de la sudadera mientras esperaba que ella terminara de pagar.

Y así, ambas salimos de la tienda de ropa y comenzamos a caminar a un destino que desconocía.

***

—Me engañaste…

—¿¡Eh!? ¡P-pero te compré un helado y todo!

Para mi… bueno, no muy para mi sorpresa, en lugar de terminar en la clase de lugar a la que esperaba llegar, ambas nos detuvimos en una heladería donde mi acompañante compró un helado de fresa para ella y prácticamente me obligó a revelarle mi sabor favorito.

—Como sea, no me importa, supongo que debo agradecerte por el helado de todas maneras.

Le di una ojeada a la barquilla que sostuve frente a mi boca, el agradable sabor a ron con pasas que me traía recuerdos heló mi lengua cuando la dejé salir tímidamente y lamí la bola blanca, fría y lechosa con puntos negros.

—Aun así… fue una sorpresa saber que te gustara el helado de ron con pasas… ¡Ehpera! —Ella continuó hablando aun cuando abrió su boca y contraria a mí, sacó el musculo rosado y baboso sin vergüenza alguna para atacar a la bola rosada de su barquilla—. ¡No me digas que experimentaré un escenario en el que inesperadamente te emborrachas con un helado, te abres a mí, me cuentas tus problemas y luego tengo que cargarte hasta mi casa mientras duermes!

—Uh, ten por seguro que eso no ocurrirá.

Claro, es imposible que un cliché tan absurdo como hacer que un personaje coma un helado de ron con pasas y luego emborracharlo ya que el consumo de alcohol por menores es ilegal, ocurra.

—¡M-mi cabeza! ¡¡Aaaaargh!!

Sin embargo, otro cliché sí terminó ocurriendo cuando Inohara sostuvo su cabeza con su mano libre y comenzó a agonizar por el clásico entre los niños, tener tu cerebro congelado por comerte el helado demasiado rápido.

Mientras la chica con la que me senté en la mesa circular bajo una sombrilla de un grupo de mesas iguales al aire libre me hizo sentir vergüenza por comportarse de manera tan infantil, aparté mi vista viendo a dos personas… más específicamente dos personas y dos micros que estaban en una mesa cercana a la nuestra.

Perdiéndome en mi mirada hacia la aparente cita doble de dos chicos y dos chicas, empecé a divagar imaginando qué clase de vida tendrían esos micros, si serían felices, si ellos tenían planes a futuro o qué clase de relación tendrían con los dos regulares que estaban con ellos. Mi mente se llenó de ideas y planteamientos que probablemente volvieron mi mirada en una espeluznante… espero que no se percataran.

Pero mientras yo seguía embobada, alguien frente a mí ya había culminado su acto vergonzoso.

—¿Tienes algo que ver con ellos?

Apenas escuché esas palabras, aparté la mirada y la volví a dirigir a la distancia, lejos de la cita doble o de la misma Inohara.

—Nada, no los conozco —negué sutilmente con la cabeza mientras lamía el helado.

Me sorprendió que ella tuviera la delicadeza para hablar en un tono de voz lo suficientemente moderado como para que la distancia no dejara a los anteriores focos de mi atención oir que estábamos hablando de ellos… honestamente, Inohara es el tipo de persona del que no sería extraño escuchar un “¿¡EEEH!? ¿¡LOS ESTABAS VIENDO A ELLOS!?” mientras se levanta echando su silla hacia atrás, haciendo mucho ruido y señalándolos descaradamente.

—Nada, eh… hmm ¿Por qué los veías?

—Ninguna razón en particular, sólo me llamaron la atención.

—¿Cuál fue el motivo de que tu atención fuera atraída por ellos?

—¿Eeeeeh? —Aparté el helado de mi cara, viéndola a ella con una expresión algo confundida.

No es natural que Inohara se muestre tan interesada por ese tipo de cosas, ahora mismo incluso pareciera que está interrogándome, dejando su helado casi acabado de lado.

—¿Hay un motivo?

—No lo sé… simplemente estaba divagando, ¿No te ocurren esas cosas? Los vi y pensé en qué relación tendrían esos dos micros con las personas regulares que los acompañan.

—¿Crees que si esos micros no estuvieran ahí, las personas regulares de esa mesa hubieran llamado tu atención por si solas?

—¡¿Ah?!

—¿Hay algo malo?

—Es decir, ¡Parece que me estuvieras interrogando!

—¿Lo estoy?

—¡Lo estás!

Lo está.

—Inclusive saliste de tu personaje escandaloso, ¿Tienes personalidad fragmentada o algo?

—Vaya, siento eso… jeje, a veces me centro demasiado en un pensamiento concreto y puedo volver un poco extraño el ambiente con otras personas.

¿Sólo un poco? Yo diría que incluso demasiado, he sido demasiado indulgente con Inohara desde que comenzó esta “cita” pero esta vez realmente me hizo sentir incómoda, como si quisiera llegar a alguna conclusión preguntándome algo tan trivial.

—¡Como sea! —Repentinamente, la chica de la falda con tirantes recuperó su previa aura de energía inagotable y le dio un par de mordiscos a su helado antes de comerse la barquilla.

Como era de esperarse, con algo de efecto retardado ella comenzó a sujetarse la cabeza ahora con ambas manos.

—¡Es terribleeee!

Vergonzoso.

***

Apenas terminé de comer mi helado casi tuve que forzar a Inohara a terminar con esta tontería ya que yo estaba agotada no físicamente si no mentalmente. Esta chica es tan enérgica y frenética que puedo sentir como mi propia vitalidad es drenada al estar junto a ella. Las dos entonces nos encaminamos al lugar por el que no pude quedarme en casa un fin de semana.

—No me dejaste comprarte nada de ropa… ¿Por qué tienes que ser tan impaciente?

—Lo agradezco pero no estoy interesada, lo único que quiero es que me muestres lo que sabes que quiero ver.

—Lo que sé que quiero que veas eh… ciertamente, no diré que no sé de lo que hablas pero estoy segura de que en tu mente ese pensamiento se ha inflado.

Inflado… por algún motivo… hasta ahora Inohara se había visto como una chica molesta y algo tonta ante mis ojos, ese tipo de chica que se te lanza y te abraza apenas entras al salón… porque literalmente es así. Ahora sin embargo, descubrí un lado de ella completamente distinto a esa faceta tonta… ¿Qué se ocultaría tras esa sólida máscara?

—¿Te refieres a darle demasiada importancia?

—¿Quién sabe?

El resto del camino fue silencioso hasta que arribamos a un complejo residencial que reunía algunos edificios de unos cuatro pisos incluyendo planta baja. Subiendo hacia el último piso de habitaciones, seguí a Inohara desde atrás hasta que se detuvo frente a una de las puertas e insertó una de las llaves de su llavero en la cerradura de la puerta que posteriormente cedió y fue empujada hacia atrás. Ella entró y se quitó los zapatos dejándolos a un lado antes de girarse a verme.

—Puedes pasar.

—Con permiso…

Tímidamente pasé y cerré la puerta detrás de mí, quitándome las botas antes de pisar el suelo de madera, Inohara se apresuró a encender las luces antes de que la única fuente de luz restante entrara por debajo de la puerta.

—Mis padres no están en casa, sígueme.

Desconozco el motivo por el que ella quiso esclarecer el detalle de que sus padres no estaban… o no estarían en casa durante mi visita; desconozco si tiene que ver con la naturaleza de lo que me iba a mostrar o algo totalmente diferente. Inohara caminó en dirección de una puerta la cual abrió haciéndose a un lado para dejarme pasar.

Un sentimiento ominoso me revolvió el estómago con más intensidad que antes… ¿Qué se supondría que vería apenas entrar?

Durante todo el día de hoy he sentido ligeros mareos que me han puesto de mal humor, un olor familiar a muerte me ha perseguido durante todo el día y un estado de ánimo fúnebre que no puedo ahogar con otros pensamientos se sigue apoderando de mí. Pasando a su lado me apresuré a atravesar el umbral de la puerta que casi parecía ejercer alguna especie de fuerza putrefacta que me repelía.

Una vez en su habitación me encontré con la oscuridad de cuatro paredes sin casi ninguna fuente de luz, el aire acondicionado que refrescaba el lugar más allá de lo ligeramente confortable hasta un tanto frío reclamando su silenciosa presencia cuando sentí el cambio de temperatura en el ambiente y la luz tenuemente encontrando su camino a través de cortinas colocadas sobre la ventana así como saliendo tímidamente de una parpadeo proveniente de un monitor en suspensión conectado a un computador que era la única fuente de un ligero ruido del lugar.

—Bienvenida a mi habitación~

El sonido de un switch fue seguido de una luz artificial que iluminó la habitación en su totalidad, incrementando mi capacidad para apreciar los detalles de mi entorno.

Fue entonces que me di cuenta de un detalle que había pasado por alto.

Un detalle que me heló la sangre.

—T-Tamanaha… Yuu…

En ese mismo lugar me conseguí con el motivo de que haya sido arrastrada por diversos lugares en un día que tenía que haber sido tranquilo en un inicio.

 

Chapter End Notes:

 

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