- Text Size +
Author's Chapter Notes:

P-pero Exo, ¿Subes un capítulo mensual de DDESyP y piensas trabajar en otro proyecto? Pues sí, me siento a gusto escribiendo lo que quiero en un momento determinado y de entre varias opciones, esto era lo que deseaba escribir. ¡Gracias a LabbaArt por permitirme crear una historia original en el mundo de HIH! ¡Gracias también a Random Weeb por apoyar este proyecto desde las sombras dándome ánimos!

Recuerden que en las presentaciones, los apellidos van primero y los nombres después.


Los gritos agudos de desesperación que nadie nunca podría escuchar sonaban como chillidos en un pequeño almacén lleno de artículos de limpieza con el destacable olor a detergente en el aire.

—¡A-alguien ayúdeme!

Sin nadie que lo pudiera ayudar, Nakahara Masashi vio su mundo puesto de cabeza (literalmente) cuando una tremenda fuerza mucho más allá de lo que su constitución fornida le permitiría controlar ejerció completo dominio sobre su cuerpo, dejándolo suspendido de cabeza a una altura considerable del piso.

—No puedes escapar de mí, ¡Pequeño insecto!

Los ojos lavanda de una chica gigantesca perforaron la sensible existencia de Masashi, dejándolo indefenso.

—¡Ha-haré lo que sea! ¡Pero por favor… no me hagas daño!

—¿Lo que sea…?

“¿Habré hecho una mala elección de la palabras?” pensó él cuando escuchó la insinuación ser pronunciada de una manera macabra.

—¡Lo juro!

—Entonces… ¿Qué te parece si te secuestro de nuevo? ¿Se molestarán tus padres?

—… Pensé que pedirías algo así para ser honesto.

—¿Y entonces? ¿Qué dices?

—Yukiko… sabes que es imposible que me niegue a esa propuesta, es demasiado tentador…

Eso fue lo que ocurrió un día antes de que diera comienzo esta historia…

Los primeros rayos de sol entraron por las ventanas recientemente abiertas, las partículas de polvo en el ambiente se hicieron visibles cuando la previa oscuridad de la habitación fue disuelta.

—Maasaaashii~ ¡Despierta de una vez!

—Cinco minutos más…

—¡Has dicho eso durante quince minutos! ¡Si vuelvo a darte otro plazo es seguro que llegaremos tarde!

—Tus pechos son un lugar muy cómodo para dormir… es como ser aplastado entre dos camas gigantes con tu calor corporal como… calefacción…

—¡No soy tu kotatsu personal!

—Está bien… —Con un bostezo, estiré mis brazos lo más fuerte que pude para despertar mis músculos—. ¿Puedes ayudarme?

Mi nombre es Nakahara Masashi y soy un estudiante de segundo año de la preparatoria Hanichi, tengo 16 años y mis ojos son azules junto a mi cabello rubio, quizás fui un príncipe en mi vida pasada. Lo más importante debería ser mencionar que pertenezco a la parte de la población diminuta de este mundo de un centímetro de altura.

—Qué remedio… si te dejo hacer las cosas por ti mismo demorarás una eternidad y como te habrás fijado, no tenemos suficiente tiempo.

La belleza de pelo rosa y coletas creyéndose mi madre es Yukiko Miyashiro, la hermosa chica de la que me enamoré. Gafas que acompañan a sus hermosos ojos lavanda, piernas largas y esponjadas, un tono de piel algo pálida y un busto… bastante decente para tener la misma edad que yo. Ella, sin embargo… es un poco especial.

Arreándome de un lado a otro, mi enorme novia de 1.71 metros de altura tenía el control total de mis movimientos por toda su habitación.

—¿Listo? ¿Eh? ¿Eh?

—¡Espeeeraaa!

Supongo que al final es mi culpa por haberme quedado durmiendo hasta tarde.

***

Cuando salimos de su habitación nos esperaban su familia en la sala de estar.

Miyashiro Seiichi, su pequeño hermano un año menor que ella, con el cabello color avellana y ojos verdes oscuro, él es un poco más pequeño que yo.

Miyashiro Izanami, su madre con cabello del mismo color que Seiichi atado por una cola de caballo y ojos azules, 1.78 metros, lo suficiente como para eclipsar mi existencia siendo aún más grande que la chica con la que salgo… y eso ya es mucho decir. Me prometí a mí mismo que nunca haría algo que enfadara a esta mujer.

Por último está Miyashiro Orochi, un adulto joven que es el padre de mi novia (y de manera graciosa, es mucho menos intimidante que su madre). Cabello negro y ojos marrones con su centímetro de estatura siendo un poco más alto que el mío.

Su hermano menor y su padre estaban en la mesa comiendo mientras que la señora Miyashiro sólo los veía con una sonrisa y una taza de café en su mano.

—Vaya, veo que al final despertaron… ¿Estuvieron ocupados la mañana de hoy~? —Las implicaciones tras esas palabras fueron obvias, aún más cuando dejó escapar una risa consciente.

—¡N-no es lo que pie- —Cuando intenté excusarme, fui interrumpido por la voz apresurada de la chica llevándome.

—¿¡Estás listo Seiichi!?

—¡Onee-chan! —Asintiendo, el pequeño chico le dirigió la mirada desde la mesa.

—¡Muy bien! ¡Sube! —Yukiko extendió la mano en la que me llevaba hasta reposarla sobre la mesa donde su padre y su hermano estaban.

Tomando su bolso a sus pies, Seiichi corrió hacia la mano de Yukiko y subió a la palma acompañándome ahora.

—¡Buenos días Masashi-senpai!

—Buenos días, Seiichi-kun~

Su hermano es muy simpático, a pesar de la diferencia de edad (y de tamaño) nunca ha habido riñas entre ellos… aunque dudo que un chico de un solo centímetro de estatura quisiera entrar en una encrucijada con su hermana mayor de más de 170 centímetros de altura cuando ella fácilmente lo podría obliterar; bromas aparte, su relación es muy buena, pocas veces los he visto discutir y siempre que lo hacen se debe a tonterías fortuitas que al paso de un par de horas se olvidan.

Todos juntos abandonamos el departamento de mi novia y nos dirigimos a la escuela.

Este año Seiichi entró a estudiar con nosotros, puedo recordar que en varias ocasiones Yukiko intentó impedir a toda costa que él decidiera escoger este lugar pero después de mucho insistir e insistir, todos en la familia accedieron al ver las excelentes notas del chico.

¿Pero por qué querrían impedir que Seiichi viniera a esta escuela?

Pues… en palabras simples y llanas, este lugar es un cementerio de micros como nosotros… ¿Micros? Sí, llamémonos así.

Donde la gente no se preocupa por ver sus pasos o verificar donde están a punto de sentarse; obviamente hay muchas personas que se preocupan por nosotros, pero entonces aparecen aquellas que asesinan a los nuestros por aparente diversión… porque creen que somos animales estúpidos o que no pensamos… o al menos quiero creer que ese es el motivo por el cual nos asesinan. Si esas personas invierten su tiempo en torturarnos y masacrarnos porque disfrutan de poder matar a alguien sin consecuencias… entonces eso me preocuparía más; porque entonces esa escuela sería un criadero de psicópatas y asesinos seriales en potencia.

En otras palabras, el hermanito de mi novia está en peligro estando aquí… no, incluso yo vivo en peligro constante de ser asesinado. Al principio es un sentimiento al que crees que no te podrás acostumbrar, incluso yo en mi segundo año de estudiante allí no me he acostumbrado del todo.

***

—Muy bien Seiichi… ¿Seguro que esta es tu clase?

—Yukiko-nee… siempre que me traes me preguntas lo mismo, ¿Tienes amnesia?

—Vamos Seiichi-kun, a tu hermana sólo le preocupa la reputación de la escuela, por eso se preocupa tanto~

Yukiko tenía una mirada avergonzada en su rostro mientras veía a su hermanito junto a su calzado de interiores; es un poco hilarante ver una expresión avergonzada de alguien tan colosal debido a alguien tan insignificante como nosotros.

—Lo siento…

—No te preocupes onee-chan… ¡Gracias por preocuparte por mí!

El chico corrió e hizo un intento de abrazo a la zapatilla de Yukiko lo cual se vio bastante tierno, con esto, una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en el rostro de mi novia.

—¡Nos vemos más tarde!

—¡Bien!

Seiichi corrió a su salón de clases, dejándonos solos a Yukiko y a mí en la entrada.

—¡Y recuerda Seiichi! —Ella lo buscó con la mirada y levantó la voz—. ¡N-no hagas nada tonto! ¡Si algo malo ocurre, llámame rápido!

Con ese acto, algunos de los estudiantes en el salón se giraron a vernos, haciéndola avergonzarse un poco. Su hermano por su parte se giró a medio camino a verla con una sonrisa torcida y asintió, siguiendo su camino. Eso fue algo que definitivamente sólo haría una madre.

—Te llevaré a tu salón ahora…

Asentí viendo su rostro sonriente y hermoso centrando su mirada en mi pequeña figura. Ella comenzó a caminar haciendo que el mundo a nuestro alrededor se moviera a pasos agigantados desde mi perspectiva.

—¿Cómo te ha ido en clase? ¿Crees que alguien de tamaño normal te haya puesto el ojo? ¿Te quiera hacer algo malo? Recuerda… si alguien te quiere intimidar ¡No te opongas! Jamás intentes escapar, debes conservar la calma, nunca podrías ganarle a alguien de altura normal aunque corrieras con todas tus fueras; ya lo intentamos. Sólo debes esperar a que te dejen solo y venir conmigo, prométeme que nunca te quedarás callado si alguien te amenaza… ¡Júramelo!

Después de terminar de escupir todo eso como una histérica, Yukiko debió quedar con poco aire por lo que respiró agitadamente durante un momento. El brillo en sus lentes debido a la iluminación del pasillo la hizo ver como a una completa nerd explicando la manera más efectiva de derrotar al jefe oculto de un JRPG.

—Cálmate primero, ¿Está bien? —Tomando asiento en la suave palma de su mano le mostré mi mejor sonrisa.

A decir verdad, no sé cuál será la actitud de su hermano con respecto a toda esta situación, esta escuela es como un barrio de mala muerte para nosotros los micros y él no es la excepción… un paso en falso (literalmente) y podrías acabar como una mancha roja en la suela de alguien descuidado, esto sin mencionar las personas que buscan asesinarnos con toda la deliberada intención.

Por lo tanto no creo que exista micro en este lugar sin al menos un poco de miedo, a pesar de que doy lo mejor de mí para no expresar mi inquietud frente a Yukiko y hacer esto más difícil para ella, la mayoría del tiempo estoy aterrado de que un cuerpo gigante omita mi existencia y me aplasté contra el suelo como a un insecto… o peor aún, que una de esas susodichas personas asesinas de micros fije su atención en mí. Hace algún tiempo sin embargo decidí dejar de vivir mi vida con miedo, lo mejor sería pasar sobre eso y si algún día debo morir, que así sea.

Lo que en realidad me preocupa es mi novia… no sé si Yukiko pudiera soportar mi muerte o la de su hermano menor, si no estoy ahí para confortarla… no quiero ni imaginarme lo que pueda ocurrir. Si eso algún día ocurre, espero que al menos Seiichi esté ahí para consolarla.

Siempre he considerado mi existencia altamente intrascendente para ella aunque ella no lo considere así, es verdad que la amo y ella me ama mucho a mí pero soy completamente consciente de la naturaleza frágil y fugaz de mi vida, los humanos siempre hemos sido mostrados como seres débiles y frágiles en la ficción cuando se nos compara con monstruos como youkai, alienígenas, dioses o cosas por el estilo. De alguna manera en la ficción siempre somos capaces de prevalecer ante las adversidades dado nuestra habilidad para pensar, la naturaleza humana que nos hace egoístas y aterradores.

Es esta misma naturaleza la que nos congela a cada uno cuando alguien de más de 100 veces nuestro tamaño camina casualmente sobre nosotros. Esto no es ficción, esto es la realidad… ¿Hay manera de que nosotros ganemos contra criaturas tan grandes como esas? ¿Las criaturas que incluso al estar en total desventaja contra monstruos divinos pueden sobrevivir y vencer? ¿En serio existe alguna manera de oponernos a variantes de nuestra propia especie… infinitas veces más fuertes y capaces que nosotros?

—L-lo siento… —Ella se vio seriamente apenada.

—¿Ocurrió algo? Hoy estás algo más sobreprotectora de lo normal… ¡No es que me moleste, en serio! Derrite mi corazón el saber que te preocupas por mí… pero te siento un poco rara hoy.

—¿Tú crees?

—¿Tendrá que ver con el motivo por el cual susurraste mi nombre en la madrugada mientras dormía?

El rubor se apoderó de su cara en el instante en que escuchó eso.

—¿¡Q-qué dije!?

Esta madrugada algo me despertó de mi cómoda cama formada de pechos gigantes; un pequeño sollozo murmurando mi nombre.

—“Masashi”, cuando me fijé habían lágrimas escapando de tus ojos cerrados…

—Entonces lo sabes…

El aire a nuestro alrededor se volvió un poco deprimente, los estudiantes iban y venían dado que todavía no habían empezado las clases, cada uno moviéndose a velocidades vertiginosas a lado y lado de mi pequeño cuerpo me daban una sensación de inseguridad que era ahogada por el calor proveniente de la mano de Yukiko.

—Digamos que… tuve una pesadilla, es todo. No es que crea que ese tipo de cosas se vuelven realidad pero… fue una pesadilla un poco desagradable así que no he podido evitar ser más cuidadosa el día de hoy… es todo, ¿Bien?

Así que una pesadilla, supongo que fue correcto imaginar que algo así había pasado… era un poco obvio al fin y al cabo.

—No te preocupes Yukiko, estaremos bien, Seiichi y yo somos chicos duros, te prometo que no seremos asesinados tan fácilmente~

Aunque hubiera dirigido esas palabras a la enorme chica sosteniendo mi vida en sus manos, también desearía que algo de ellas volviera hasta mí, una promesa irresponsable como esa fue todo sobre lo que pude construir una falsa sensación de seguridad.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Pero mentí por su bien, por lo mucho que la amo… pero sobre todo para que no sospeche de la presión sobrecogedora que esta institución me hace vivir día a día. Todo por mi egoísta amor.

En medio de nuestra charla, Yukiko arribó a mi salón de clases y procedió a dejarme junto a sus pies, cuando salté de su mano ella se alzó por metros y metros hasta levantarse completamente lo que me dejó frente a una chica que podría ser considerada una divinidad desde mi perspectiva actual viendo debajo de su falda, algo tan común para nosotros los micros que ya perdió prácticamente todo su encanto para mí.

—Estoy trabajando en función de cambiar de clase para quedar contigo… haré todo lo posible para lograrlo y no aceptaré un no por respuesta, ¿Ok?

—No hay manera en la que pueda discutir contigo, además, si es eso lo que más feliz te hace… yo también estaré feliz con tu decisión.

No, definitivamente no era eso lo que yo hubiera querido decir, “¡Por favor! ¡Hazlo lo más pronto que puedas, estar bajo tu cuidado en este infierno no tendría precio para mí! ¡Te lo ruego!” Eso sin embargo sólo pondría su tiempo distanciada de mí patas arriba, no debo hacer algo tan desconsiderado con ella cuando esta chica ha hecho todo lo que ha podido por garantizar mi seguridad.

A veces me pregunto… ¿Por qué alguien como ella estaría con alguien como yo? Digo, no soy un chico feo, de hecho me considero apuesto pero… creo que sería mejor estar junto a alguien con quien ella pueda hablar cara a cara, un chico que pueda protegerla, que pueda tomar su mano y garantizarle seguridad… un chico con el que ella pudiera relacionarse íntimamente de manera más satisfactoria.

¿Es por compasión? ¿Por la manera en la que nos conocimos? Nunca tuve el valor de preguntarle algo tan imprudente como eso, es imposible para mí tener el tacto suficiente como para plantear esa duda de manera que no ofendiera a cualquiera…

***

Recuerdo el día en que nos conocimos, era una escuela primaria de tamaños mixtos. A diferencia de la preparatoria Hanichi, esta escuela tenía una buena fama con respecto a la seguridad de los micros, era raro ver un asesinato y los niños de tamaño normal siempre fueron muy gentiles con nosotros, probablemente en toda la historia de esa primaria sólo haya habido uno o dos asesinatos accidentales e inevitables en un entorno con personas de tamaños tan diferentes.

Mientras hablaba con mis amigos de diferentes tamaños, fui retado a colarme en el bolso de la retraída chica nerd de tamaño normal en nuestro salón; Miyashiro Yukiko. Entre la espada y la pared de la pueril actitud de un niño de primaria y la presión social, decidí aceptar el reto que, con ayuda de un chico de tamaño normal, fue un éxito.

Lo que no fue un éxito fue haberme quedado atrapado allí durante un día entero cuando ninguno de esos idiotas tuvo el valor de ir a buscarme y yo no tuve la oportunidad de escapar. Por más que yo me hubiera intentado esconder entre sus libros, Yukiko era (y sigue siendo) una chica muy diligente por lo que decidió terminar con sus tareas a tiempo apenas llegar a casa. Desafortunadamente para mí, el libro entre el que me escondí fue lanzado en su escritorio, ella colocó otros más pesados encima, empezando a aplastar la parte de mi cuerpo que todavía estaba adentro del libro, por suerte ella escuchó mis gritos a tiempo y me sacó de ahí… fue incómodo tener que explicarle cómo llegué ahí porque aunque fuera un mocoso, siempre fui honesto.

Yukiko decidió cuidarme entonces para que me recuperara de mis heridas, cometiendo un secuestro accidental, ambos fuimos severamente regañados por nuestros padres.

Desde ese momento ella y yo empezamos a tener más tacto, charlas ocasionales, amigos en común, ir a la misma escuela secundaria…

Y confesar mis sentimientos por ella en segundo de escuela media.

***

Esta y más vicisitudes cruzaron por mi cabeza después de otro día de haber sobrevivido en este infierno. Habiendo terminado mis clases, me despedí de mis amigos quienes ahora sólo son chicos de mi tamaño y decidí embarcarme hacia el salón de Seiichi para pasar buscándolo. Sacando mi teléfono, le escribí un mensaje de texto a Yukiko diciéndole que iría a pasar buscando a su hermano a lo que ella respondió

“¡Está bien! ¡Ten mucho cuidado!”

Para mi sorpresa ella fue comprensiva, honestamente imaginé que diría algo como “¡Ni se te ocurra! ¡Enseguida voy!” pero quizás se deba a que la mala impresión que dejó la pesadilla en ella ya se dispersó.

Hoy en día es difícil para mí intentar relacionarme con personas de altura normal, la inquietud que ha prosperado en mi corazón al estudiar aquí me ha hecho perder la previa simpatía que pude sentir en el pasado por personas de mi edad con ese colosal tamaño, los únicos colosos en los que a día de hoy confío son Miyashiro-san y Yukiko. Me alejé de muchas personas con las que me relacioné en primaria y en secundaria, obviamente, Yukiko no tenía idea de esto.

Cuando llegué al salón destino, me encontré a Seiichi hablando con un numero interesante de personas de tamaños mixtos, chicas y chicos de ambos tamaños hablaban en un grupo que desprendía una amalgama de colores cálidos para mi frío y temeroso corazón. Cuando escribí un mensaje a su celular, la cháchara del grupo se detuvo por un momento y las miradas se centraron en mi mínima existencia de pie junto a la puerta corrediza trasera del salón de clases.

La ansiedad me empezó a carcomer desde adentro, ver a tantos chicos y chicas con miradas perforantes cayendo desde los cielos como entidades celestiales juzgando mi vergonzosa existencia… me hizo querer desaparecer.

—¡Masashi-senpai! Takanashi-chan, ¿Puedes traerlo con nosotros un momento?

Una chica de pelo negro de entre el grupo asintió con una sonrisa y se acercó eliminando la tremenda distancia entre nosotros con sólo un par de pasos, agachándose, me dio un breve vistazo inevitable de su ropa interior antes de cubrirse con una mano y extendiendo la otra hacia mí, me ofreció su palma como plataforma de transporte.

Me quedé congelado por un momento, esto se siente tan natural cuando Yukiko lo hace… ¿Pero hace cuantos años que no era otra persona la que me ofrecía subirse a su mano? Probablemente desde la escuela secundaria.

—¿Ocurre algo, Nakahara-senpai?

Cuando escuché la gentil voz de la chica pronunciar el título “senpai” junto a mi apellido casi sentí como si todo mi mundo se hubiera agitado hasta estar a punto de sacudirme las lágrimas desde adentro. Fue entonces que entendí el garrafal error de mi perspectiva acerca de este mundo, dicho error se iluminó para que yo fuera capaz de golpearlo como a un topo asomando su cabeza por un agujero.

Las personas gigantes no son malas, son las malas personas gigantes las que hacen más ruido en mi propio mundo.

—A-ah, ¡Con permiso…!

Después de subir a su mano, fui transportado a la mesa en la que estaba un grupo de micros junto a Seiichi hablando con las otras personas de tamaño normal rodeándonos.

Tanta atención en un principio se sintió agotadora pero recordé un sentimiento que había enterrado muy profundo en mi corazón hace algunos años.

El infierno en este mundo estuvo en mi cabeza todo el tiempo.

Si sé jugar de manera inteligente mis piezas… ¡Sobreviviré!

¡No moriré! ¡Me antepondré a las adversidades y le mostraré al mundo todo el color del que tantos se han estado perdiendo!

Mírame Yukiko, ¡Soy lo suficientemente fuerte! ¡Prevaleceré ante las adversidades… estoy seguro de que lo haré!

¡Yo nunca te abandonaré!

¡Este es el verdadero inicio… de mi vida en la preparatoria Hanichi!

***

Para Miyashiro Yukiko: ¿Me devuelves mis dulces extremidades? Ah… ¿Con qué ojos podré verte ahora?

Chapter End Notes:

Pueden contactarme vía discord bajo el nombre de Exosaur#7911 y también seguirme en twitter como @ExosaurX donde haré una publicación cada vez que suba un capítulo nuevo para que no se lo pierdan. Si gustan, ¡No olviden dejar una reseña/review!

LabbaArt twitter: https://twitter.com/LabbaArt?s=09

You must login (register) to review.