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El largo cabello negro desgreñado disperso por toda esta cama sumida en la oscuridad de las cortinas gruesas en plena mañana me hace cosquillas, me trae recuerdos…

Viendo la hora en mi celular me levanté de la cama sin nada parecido a ánimos para ponerme de pie un día más; podría decir que todos los días desde entonces me he levantado de la cama con el pie izquierdo.

Mi nombre es Miyashiro Yukiko, tengo 17 años y soy una chica de actitud tranquila y comportamiento apagado, tengo el cabello negro, largo y suelto hasta un poco más debajo de la cintura, en el pasado me lo tinté de rosa y usé coletas porque a mi novio le gustaba pero como dejé de pintarlo, el tinte se cayó y volvió a su color original. Mis iris son de color lavanda y uso lentes de contacto aunque en el pasado usé gafas, mi piel se ha vuelto mucho más pálida de lo que era el año pasado, quizás porque ahora paso la mayoría del tiempo encerrada en mi habitación cuando no estoy en la escuela; soy aproximadamente copa C de pecho y mido 1.76 metros, recientemente he perdido algo de peso porque no suelo comer demasiado. Actualmente estoy cursando mi último año en la escuela preparatoria Hanichi.

Habiendo terminado la preparación para la escuela con mis medias largas, caminé hacia la sala donde mi madre esperaba, amorosa como siempre.

—Buenos días Yukiko~

—Buenos días mamá.

Tomando el bento que ella preparó para mí, lo metí en mi bolso y sin dilaciones me dirigí hacia la salida.

—Yuki, ¿No saludarás a tu padre?

Deteniéndome en seco, me di media vuelta para dirigir la mirada a una pequeña forma sobre la mesa que se asimilaba a alguna clase de alimaña.

—Buenos días.

—B-buenos días Yukiko…

Sin nada más que me detuviera, volví sobre mis pasos y me coloqué mis zapatos antes de salir por la puerta principal del departamento en el que vivo, afortunadamente no es muy lejano a la preparatoria en la que estudio por lo que el trayecto a pie es breve sin la necesidad de una bicicleta.

Al salir del complejo de edificios, me dirigí directamente a donde debía ir, un día más.

Sacando una pequeña libreta de camino, pude ver a otros estudiantes con la vista periférica caminar a lado y lado, chicos y chicas de mi edad hablaban felizmente de su vida diaria, de cosas como por ejemplo… lo que comieron, la última película más taquillera, la tendencia del momento, el streamer más apuesto o la modelo más bonita que salió en la televisión recientemente. Ninguno de ellos se acercó a mí, en cambio, todos me evitaron notoriamente, dejando un radio bastante destacable de espacio vacío a mí alrededor.

Checando algunos nombres familiares listados en mi pequeña libreta de mano, anoté algunos nuevos y vi con melancolía algunos otros ya tachados.

Alice.

Sekira.

Tsumi.

En efecto, ninguna de esas personas me interesa ya que no tengo nada pendiente con ellas.

***

Cuando llegué a la edificación con un aura turbia a su alrededor y un olor pútrido junto a una densa y espesa neblina oscura por dentro, tomé mis zapatillas de interiores de los casilleros en la entrada y dejé en su lugar los zapatos de exteriores. Cerrando el casillero metálico di un par de golpes al piso con la punta de mi zapatilla para acomodarla y me dirigí directo a mi salón.

En el camino, la actitud de los demás estudiantes con respecto a mí no mejoraba, incluso, se volvía peor.

Escuchando susurros acerca de mí, había chicos de mi edad apartándose de mi camino como si fuera alguna clase de youkai o yakuza, risas burlonas de otras pocas personas y un ambiente raro en general en torno a mí.

Es así cada día.

Pero no es como si me acosen, de hecho, no encuentro mierda desagradable junto a mis zapatos, no hay marcas o cosas extrañas en mi asiento, la situación que me rodea es una completamente distinta. Ellos me temen.

Una chica que hablaba felizmente con sus amigas estaba en la entrada a mi salón, cuando me detuve, la moción del movimiento batió un poco mi largo cabello negro haciéndome notar… no es como si lo hubiera hecho a propósito.

—¡M-M-MIYASHIRO-SAN!

El grupo de chicas bloqueando la entrada delantera del salón de clases se puso pálido en un todo, cada una con sus ojos muy abiertos se movió haciendo espacio antes de que pudiera siquiera pedir permiso.

—No es bueno bloquear la entrada cuando las clases están por empezar… —Dirigiéndoles la mirada, hablé tranquilamente.

Mi voz fue como un detonante que incitó a gritar levemente a una de ellas…

—¡N-no lo volveremos a hacer! ¡L-lo sentimos mucho!

El trío de chicas, despavoridas, se movió hacia sus asientos.

Tomando mi propio asiento, dejé mi bolso a un lado y reposé mi espalda en el espaldar de la silla, dejando escapar un pequeño suspiro.

—¡Buenos días Yukiko-chan~!

—Buenos días, Inohara-san.

La chica a mi lado de cabello blanco y corto me saludó cordialmente como todos los días. Inohara Madoka; la única persona con la que hablo recurrentemente en esta escuela.

—¡Te he dicho una y otra vez que no seas tan formal conmigo! ¡Puedes llamarme Madoka-chan! ¡O al menos Inohara-chan!

—Lo siento Inohara-san… pero esta es mi manera de referirme a las personas, no tengo ningún problema con que te refieres a mí de una manera tan confianzuda pero no me obligues a ser afectuosa también.

—Como sea…~ —Dando un suspiro, la chica que para estas horas de la mañana ya tenía bastante energía, cambió el tema—. ¿¡Ya leíste el último capítulo del manga que te mencioné!?

—Por enésima vez, Inohara-san —la escuchaba mientras sacaba mis libros pero cuando mencionó ese tópico me detuve para dirigirme a ella—. Te dije que no estoy interesada en nada relacionado con los micros, ¿Puedes entender eso?

—¡D-demonios! Lo había olvidado… jejeje…

Dejando escapar un suspiro pesado, seguí sacando algunas cosas de mi bolso.

—Deberías examinarte, quizás tengas amnesia o algo… si lo detectas a tiempo quizás haya algo que todavía puedas hacer así que ve pronto.

—¡¿Hah?! ¡No sabía que podías bromear! —Haciendo una cantidad innecesaria de ruido, Inohara exclamó para que al menos medio salón se enterara de lo que estábamos hablando.

—No estoy bromeando, Inohara-san… probablemente tengas amnesia ya que te he dicho lo mismo exactamente veintitrés veces y quiero creer que en serio lo olvidas y no que lo haces para molestarme.

—A-ah… ehm… ¡Llegó el profesor!

Sosteniéndose de cualquier tontería para escapar de su responsabilidad, Inohara se incorporó correctamente en su puesto cuando vio a nuestro profesor de esta hora entrar.

Un profesor de un centímetro de altura con las manos llenas de pequeños libros llegó por la puerta y todos tomaron sus asientos.

La delegada de nuestra clase se levantó y ayudó al profesor a subir a su escritorio, cerrando la puerta detrás de él. Todos nos levantamos y saludamos.

El salón se sumió en el silencio de la clase que cualquier otro profesor de tamaño normal impondría y fue así hasta que terminó. De la misma manera ocurrió con nuestro segundo profesor y el tercero, todos micros.

***

Cuando nuestro descanso para comer llegó, saqué de mi bolso la bonita caja de bento previamente preparada por mi madre y la abrí para vislumbrar tamagoyaki mientras que mi parlanchina compañera no hacía más que hablar y olfatear mi comida.

—Sabes… la clase 3C es la favorita de los profesores como esos… los micros mueven sus horarios para dar clases aquí… ¿Sabes por qué?

Es claro que lo sé, pues yo soy la causa de ese peculiar fenómeno.

Con la boca llena, asentí con tranquilidad mientras degustaba los sabores suaves del huevo bailando en mi boca y posteriormente deslizándose por mi garganta. El huevo no estaba muy salado o desabrido, simplemente la cantidad exacta de sal que me gusta en ellos.

—Eres una persona tan buena… ¡Te deben tener en muy alta estima en la sala de profesores! Me imagino a todos esos pequeños micros deseando saltar a tus pechos, ser cargados por ti… ¿¡POR QUÉ NO PUEDO SER TÚ!?

Al tragar, respondí a sus alaridos molestos que atraían la atención de las pocas personas que al igual que yo, se quedaron a comer y conversar aquí.

—En realidad no me interesa nada de eso.

—Ya sé… ya sé~ sólo me encantaría poder tener un harem de lindos micro chicos babeando a mis pies… pero tengo que ser yo misma la que los traiga conmigo…

—Quizás por ese mismo comportamiento enfermizo ellos se alejan.

—¿Eeeeh?

—Sabes… —Empezándome a sentir extrañamente irritada, cerré los ojos y alcé un poco el tono de voz—. Ellos son seres pensantes e intelectuales como nosot-

—¿Nosotros?

¿Eh?

¿Qué he dicho?

—No, no es nada, haz lo que te plazca… no me interesa.

—Dices que haga lo que me plazca pero si daño a algún micro estamparás mi rostro contra el pavimento ¿Eh? ¡Claro, no es como si quisiera dañar a alguna de esas linduras en primer lugar! Quizás los domestique con mis aromas, quizás el olor de…

Perdiéndome en mis pensamientos dejé de escuchar todo el sinsentido que escupió Inohara. Sólo me llevé otra porción pequeña de tamagoyaki a la boca con mis palillos y pensé en lo que dije hace un momento.

“Ellos son seres pensantes e intelectuales como nosotros.”

***

Cuando terminé de comer sentí la garganta efectivamente seca. Levantándome de mi puesto le pregunté a Inohara si querría algo para beber a lo que me respondió con una estúpida expresión de incredulidad y antes de que me largara, me gritó que quería algún jugo frutal que pudiera encontrar.

Caminando por los pasillos pude ver algunas manchas pequeñas pero notorias en el suelo, manchas de sangre y órganos reventados, nada demasiado fuera de lo ordinario en el día a día de nuestra hermosa preparatoria Hanichi.

Cuando doblé en una esquina, me encontré con una chica aproximadamente de la misma estatura que yo, sosteniendo algo diminuto en su puño cerrado.

—¡Vas a ser mi próximo lanzamiento interestelar! ¡¿Qué tan deformado quedará tu cuerpo al aplastarse contra la pared con mi lanzamiento de…?!

Me detuve súbitamente cuando yo vi lo que ella estaba a punto de hacer, su rostro perdió la sonrisa burlona y macabra que tenía previamente y ahora reinaba el desconcierto en su semblante.

—¿Tú eres… Miyashiro Yuki…¡¿ko?! —Cuando pronunció esa misma silaba, el pequeño cuerpo en su puño explotó en una mezcla de sangre y órganos revueltos por la tremenda presión de su agarre.

Esto no es bueno… voy a perder el control…

Carmesí.

Mis ojos están manchados de ese color desde aquel día…

Alguien ayude a esta chica antes de que…

***

Un año antes. Preparatoria Hanichi, segundo año de Yukiko Miyashiro.

Hablando con algunas amigas después de que terminaran las clases, recibí un mensaje de Masashi diciéndome que iría a pasar buscando a Seiichi lo cual le agradecí de manera encarecida, respondiéndole adecuadamente decidí quedarme un rato más intercambiando temas interesantes de conversación. Entre las chicas de mi grupo estaba Nakahara Kana, la hermana mayor de Masashi por apenas un par de meses, una micro al igual que él. Ambas nos llevamos bastante bien así que es natural que al estar en la misma clase tengamos muchas cosas de las cuales hablar. Afortunadamente este pesar en mi pecho que me estuvo persiguiendo por toda la mañana se dispersó y fui capaz de relajarme un poco junto al grupo.

Así transcurrió aproximadamente una hora en la que no me percaté de que prácticamente debí dejar a mis dos chicos esperando por mí.

—A-ah… ¡Tengo que irme! Masashi y Seiichi deben estar esperando por mí, ¡Nos vemos mañana!

—¿Volverás a secuestrar a tu novio?

—¿Qué hacen cuando están a solas? ¿Ya lo hicieron?

—¡¿Cómo lo hicieron?!

—¡Chicas! ¡Tengo que irme! Aunque… responderé sus preguntas mañana… jeje… ¡Nos vemos Kana-chan! —Dándoles una sonrisa pícara, me di la vuelta y con mi bolso me fui del salón escuchando risas y silbidos sugestivos a mis espaldas.

Al llegar al salón de clases al que pertenece Seiichi, verifiqué viendo el “2A” en la entrada; ingresando al lugar vi a unos pocos estudiantes restantes hablando entre ellos de asuntos variados, algunos estaban decidiendo a qué club unirse aparentemente. Una chica de cabello negro que reconocí como Takanashi Utaha, una amiga de Seiichi, se acercó a mí al verme entrar.

—Oh, ¡Es Miyashiro-senpai!

—Hola Takanashi-san, ¿Has visto a Seiichi y Masashi por aquí?

—¿Miyashiro-kun y Nakahara-senpai? Ellos estuvieron aquí hace un rato pero aproximadamente hace unos veinte minutos dijeron que irían a tu salón a buscarte… ¿No los encontraste por el camino?

Una repentina punzada me perforó el estómago haciendo que tanto metafóricas como literales gotas de sudor empezaran a bajar por mi rostro.

—Ah… no, como estaba distraída debí haberlos pasado por alto, quizás incluso me gritaron en el camino… jeje, me fijaré mejor esta vez. ¡Gracias Takanashi-san!

—No hay de que~

Con una sonrisa rígida, me di la vuelta y emprendí mi camino por la ruta más corta desde el salón de Seiichi al mío, esta vez prestando mucha atención al piso. No importó cuantas veces recorriera esa misma ruta, ninguna de mis búsquedas tuvo éxito en encontrar a alguno de los dos chicos.

Empezando a preocuparme un poco, decidí sacar mi teléfono celular mientras me recostaba de una de las paredes del pasillo, tocando sobre la opción “Llamar” del número de contacto de Masashi, la pantalla de llamada se desplegó…

… Sólo para dar lugar a la contestadora diciendo “Ese número está fuera de servicio.” Empezando a sentir mis manos sudorosas, marqué de memoria el número telefónico de Seiichi y lo llamé para obtener el mismo resultado que con mi novio.

“Ese número está fuera de servicio.”

Ideas horribles e infinitas posibilidades empezaron a correr desenfrenadas por mi cabeza mientras que simplemente veía la pantalla de mi celular con una mirada perdida. Sentí como la fuerza abandonó mis piernas por un momento y estuve a punto de caer, sosteniéndome de la pared para no aterrizar sobre mi boca en el piso.

Masashi no tenía elección, su precaria situación económica lo obligó a entrar a la preparatoria Hanichi. Seiichi por otro lado lo hizo por pura necedad, nunca hemos tenido problemas de dinero ya que mi madre tiene un buen trabajo, ella incluso le compró un celular a Masashi para que pudiéramos comunicarnos en todo momento.

Sintiendo un punzante dolor de cabeza, alcé la vista y guardé el teléfono con su pantalla ahora apagada en el bolsillo de mi falda mientras que caminaba a paso acelerado, cuidando donde pisaba y viendo todo exhaustivamente.

Pero no importó que tanto los buscara, fui incapaz de encontrarlos. En los pasillos, los salones, la entrada…

Todo mi cuerpo estaba sudado, el sol estaba empezando a ocultarse, debí haber estado horas buscando exhaustivamente en todos los lugares, no dejé una puerta sin abrir, un salón sin revisar…

¿En qué lugar no he buscado aún?

¿Se fueron a casa por sí mismos? No… eso es imposible, ellos nunca harían algo tan descabellado como eso.

¿Me están jugando una broma? Sí, debe ser eso… probablemente Seiichi habló con alguno de sus amigos de tamaño normal para que los ayudaran a esconderse… ¡Cuando los encuentre me voy a enfadar muchísimo y les voy a regañar como nadie nunca lo habrá hecho antes en sus pequeñas vidas!

Tratando de ser optimista… no pude pasar cinco segundos sin tener un pensamiento negativo del peor escenario posible…

Ambos están…

Unas nauseas violentas me sacaron de mis cavilaciones, haciéndome correr al baño de las chicas cuando ya no había prácticamente nadie más en la escuela; algún profesor me preguntó que qué hacía tan tarde en la escuela si no estaba en ningún club a lo que respondí que estaba buscando a mi hermano menor. Pregunté si sabían del paradero de Seiichi y Masashi pero ninguno tenía ni la más remota idea.

Al llegar al baño tuve que recostarme de la puerta de uno de los cubículos, con una de mis sudorosas manos en mi estómago y otra cubriendo mi boca, recosté mi cabeza de la puerta del cubículo. Mis piernas apenas respondían para mantenerme de pie con fragilidad y el punzante dolor de cabeza era prácticamente insoportable… sólo pudiendo cargar con él por la adrenalina a la que estoy siendo sometida.

Cuando sentí que mi estómago estaba a punto de devolver mi desayuno por completo, decidí abrir la puerta sobre la que estaba recostada para entrar y dejarlo salir todo.

Pero nunca imaginé que abrir esa puerta me podría dar aquél espectáculo atroz.

Una pesadilla viviente.

Un infierno en la tierra.

Mis oídos zumbaron por un instante, para dejar de escuchar un momento después.

Dejé de sentir las piernas… mi cuerpo ahora estaba flotando sobre dos pilares de carne temblorosos que difícilmente podría decir que me pertenecen.

Mi vista se puso en túnel.

El punzante dolor de cabeza acosándome se esfumó por completo.

Mis agitadas respiraciones se detuvieron, dejándome en completo silencio.

Inmóvil, con la boca abierta y mis ojos abiertos de par en par, vi aquél tétrico panorama en la pared ahora frente a mí.

Mis alegres días de risas y cantos, felicidad y gozo se pintaron del color rojo de la sangre desde ese momento.

La felicidad que me caracterizó toda mi vida se fragmentó en una cantidad de trozos imposible de reparar.

Ese horrible momento en el que todo mi mundo se sumió en la desesperación…

Los encontré.

Un grito mudo resonó en mi cabeza ante el horror. Mi boca estaba abierta pero mis cuerdas vocales no me respondieron en ese momento, sólo pude escuchar a mi alma gritar sumida en el miedo, en el terror…

Lentamente mis ojos recuperaron su capacidad para ver con una sensación rara en ellos… como si estuvieran inyectados con sangre. Mi cabeza volvió a doler, a doler como nunca antes lo había hecho.

Mis puños apretados empezaron a doler, mis uñas manicuradas en un estado deplorable… estaban ahora rotas, humedad roja empezó a fluir por mi mano y gotear hasta el suelo.

Lentamente el sonido volvió a mis oídos para escuchar un grito lejano que poco a poco se fue acercando e incrementando su volumen.

¿Ese es mi grito…? El dolor en mi garganta lo verificó, quizás mis cuerdas vocales no soporten una intensidad como esa.

—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Te mataré, quién seas y dondequiera que estés.

Chapter End Notes:

Pueden contactarme vía discord bajo el nombre de Exosaur#7911 y también seguirme en twitter como @ExosaurX donde haré una publicación cada vez que suba un capítulo nuevo para que no se lo pierdan. Si gustan, ¡No olviden dejar una reseña/review!

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