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Para muchos, los hijos no son una prioridad en su vida; otros ni siquiera consideran la posibilidad de tenerlos. Sin embargo, para algunos, son el centro de su existencia, su "todo".


Sonia, una mujer amable, bella y de muy fina tez, a punto de cumplir los 40 años, parece tener como único objetivo y propósito en la vida ser madre. Esta meta ha sido su deseo desde la infancia, algo inusual en estos tiempos modernos en los que muchas mujeres aspiran al éxito académico y profesional, pero no necesariamente a la maternidad.


La raza prodigan a la que pertenece ha influenciado a otras mujeres a pensar que el estudio y el progreso económico es esencial para su felicidad, dejando de lado la idea de cuidar y proteger a otros, incluso a los de su misma especie.


A pesar de estas percepciones, Sonia parece haber encontrado su felicidad en su vocación y respeto por la maternidad. Ha descubierto numerosos beneficios en su cuerpo que le permiten mantener su juventud y belleza, convirtiéndose en la envidia de mujeres mucho más jóvenes y el "crush" inalcanzable de varios jóvenes. 


Para Sonia, su "todo" y su "vida" son sus miles de millones de "hijitos", como ella los llama. Aunque no son sus hijos biológicos, crecen y florecen dentro de un cómodo acuario de vidrio, esperando pacientemente mudarse con su "madre" y formar una relación simbiótica con ella.


El hecho de que su cuerpo sea el hogar de millones de seres que la cuidan y protegen desde adentro la hace sentir poderosa y más valiosa que cualquier logro académico o profesional que la sociedad pueda ofrecerle…


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Los prodigan o prodigadianos constituyen la raza más grande del mundo, superando a los brobdingnagianos, que miden un poco más de 2 cm, y a los gulliverianos, que son aún más pequeños, llegando casi a medio milímetro de altura, siendo casi imperceptibles para los prodigan que a menudo usan una lupa para distinguirlos. Sin embargo, en comparación con los microputienses, la diferencia de escala es colosal. Para los microputienses, que miden un poco más de 2 cm para los liliputienses y 0.5 mm para los gulliverianos, un prodigan mide más de 40,000 km de largo, un cuerpo de tamaño planetario. Esto lo convierte en un mundo que los microputienses podrían explorar y colonizar, de manera similar a cómo los prodigadianos han colonizado una parte de su vasto mundo.


Para los microputienses, tener hijos es algo ya cotidiano e incluso exagerado. Las mujeres pueden tener de tres a ocho hijos cada mes, lo que resulta en familias numerosas y difíciles de mantener para los padres. Muchos optan por abandonar a sus hijos en centros de adopción especializados para familias liliputienses, gulliverianas e incluso brobdingnagianos, para que tengan una oportunidad de crecer y vivir felices.


En cambio, para un prodigan, reproducirse no es sencillo. La proporción desigual de género, con 35 mujeres por cada varón prodigan, junto con la reducción del cromosoma "y" y la creciente infertilidad en los varones, ha llevado a preocupaciones sobre la posible extinción de la especie masculina en unas cuantas décadas. Aunque se han hecho campañas de concientización y se han aprobado leyes que benefician económicamente a las mujeres que tienen hijos, muchas mujeres prodigan menosprecian la maternidad, y los varones huyen de esa gran responsabilidad.

 

No es sorprendente, entonces, que Sonia, una mujer hermosa a la que ningún hombre puede resistirse, aún no haya podido concebir un bebé completamente prodigadiano.

 

A lo largo de los años, a pesar de las múltiples parejas que han pasado por su vida, concebir un bebé prodigan ha sido un rotundo fracaso.


Por lo que, desde hace casi 10 años, Sonia se ha dedicado a rescatar a esos "pequeños huérfanos" de los centros de adopción y les ha brindado una nueva oportunidad para crecer, progresar y ser felices. Para ella, hacer el papel de “madre de todos” esos huérfanos ha sido una forma de compensar su fracaso en concebir un bebé prodigadiano.

 

Durante todo ese tiempo, Sonia había mantenido a sus "hijitos microputienses" en un acuario gigante de un metro por 50 cm, proporcionándoles comida, agua y todos los nutrientes necesarios para subsistir. Incluso había llegado a rescatar niños liliputienses y jóvenes gulliverianos marginados. Todos coexistían en armonía bajo las reglas de su madre, y había contratado maestros gulliverianos y brobdingnagianos para enseñarles diversos oficios y carreras.


Desde ese entonces una idea fascinante había comenzado a crecer dentro de ella, una idea que la llevaría a un papel aún más importante que el de ser simplemente una madre protectora de los diminutos del acuario de vidrio… el de ser una madre que da y desarrolla vida...


Esta historia sigue la vida de Sonia, una gentil y hermosa mujer prodigadiana de 1.70 m de estatura, y su fantástica relación con los millones de ciudadanos de todas las razas que viven dentro y sobre la superficie de su divino y planetario cuerpo. Al conocer el mundo de Sonia descubrirás los secretos que se guardan dentro de los confines de su hermoso cuerpo…



Chapter End Notes:

Esta historia se desarrollara en diferentes epocas de tiempo de la vida de Sonia y la interacción que tiene con sus pequeños hijos, y se abordara tambien desde diferentes puntos de vista, ya sea de la misma Sonia o de algunos de los innumerables hijos de todos los tamaños que ella tiene.

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