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Hablar de esto no es mi estilo, pero luego de todo lo que ha pasado creo que es mejor sacarlo de mi interior de una vez, al menos para cerrar este agridulce episodio en mi vida y darle la bienvenida a cosas mejores, o eso espero. Sobra decirlo, pero empezaré desde el principio, halando como si todo lo acabara de vivir, y la verdad todo fue tan impactante que no será difícil hacerlo gracias a que tengo esos potentes recuerdos grabados en piedra para siempre en mi memoria.

 

Mi nombre es Adam Hudson, soy un chico rubio de ojos verdes de 1,70 que vive en la ciudad de Rachelton en colorado, y cursa el último año de secundaria. No tengo pensado ir a la universidad y definitivamente mi familia no me dejará, me gustan pocas cosas ya que no hago mucho por mi cuenta en casa, salvo ver televisión y leer libros de la biblioteca cuando puedo. Mis momentos favoritos son cuando estoy en la escuela, momentos que pensaba que estarían por terminar gracias a que en unos meses me graduaría, aunque nunca pensé que acabarían tan pronto. Era lunes 2 de Septiembre, el primer día de clases de mi último año, por lo que para poder vivirlo al máximo me desperté a las 5 de la mañana, me bañé y desayuné rápido y 10 minutos después estaba saliendo de casa mientras mi madre y hermanas aun dormían. No es que me despertara siempre a esa hora, la escuela empezaba a las 8 y quedaba a unos 10 minutos de mi casa caminando, por lo que a las 5:10 ya me encontraba en las bancas al lado de la entrada de la escuela, leyendo El Resplandor con la poca luz que tenía de un farol cercano, hasta que en unos minutos más empezara el amanecer.

 

Terminé de leer el libro poco antes de que empezara el amanecer, una vista hermosa que siempre contemplaba admirado cuando podía verla, era algo precioso, y esas cosas no abundan en mi vida. Sobre eso, si creyeron que me levanté temprano por poder terminar el libro, se equivocan, ya que a pesar de que hoy tenía que entregarlo de vuelta, ese no era el problema por el que quise salir muy temprano de mi casa, ya sabrán por qué fue eso. Pasé el tiempo que me quedaba pensando tanto en el libro como en lo que haría cuando viera a mi mejor y única amiga, Eve Turner, de 18 años quien iba en el mismo curso que yo desde que éramos niños. No es que pensara así de ella, pero no negaré que Eve es hermosa, medía poco menos que yo, 1,65, pero es la envidia de buena parte de las chicas de la escuela porque tiene el cabello pelirrojo anaranjado lacio y largo, como una ráfaga de fuego no tan cálido para quemarte, solo lo suficiente para calentarte. También tenía unos senos muy grandes, casi los más grandes de la clase, pero ese puesto se lo lleva otra compañera nuestra llamada Diane. A pesar de todo yo, a diferencia de muchos de los alumnos hombres del curso, nunca veía sus tetas, ya que siempre que hablaba con ella veía sus hermosos ojos avellana, que solían reflejar un bello resplandor dorado, que empataba con su tierna y cariñosa personalidad. Perdón por divagar un poco pero en serio Eve es lo mejor que me ha pasado en la vida, desde que éramos niños me dio su amistad sin prejuicios, nunca fui de hablar con nadie y ella se acercó a mí, fue la única que lo hizo en estos 10 años y es mi única amiga, y no necesito más, ya que siempre que estoy con ella y charlamos me siento muy feliz, lo suficiente como para olvidar mi penosa existencia por unos momentos.

 

Poco antes de las 8 vi que el auto de Eve llegaba, y de él bajó ella junto con 3 de sus hermanas, Marcy de 5to año de primaria, y las gemelas Lisa y Roxy, quienes iban 2 cursos debajo de nosotros. Quien las dejaba en el auto era su hermana mayor Abby, quien ya había salido de la universidad hace un par de años y siempre las llevaba a todos lados. Nunca he hablado con ninguna de ellas más allá de saludarlas cuando están con Eve, pero es más que nada porque me es casi imposible hacer amigos y relacionarme con la gente, cosa que Eve acepta y respeta, aunque no por eso deja de hablarme de sus hermanas, y un poco de su madre Joan, a quien nunca he visto. Al verme ella se despidió de sus hermanas quienes entraron a la escuela, y se acercó para saludarme, yo también me levanté del asiento, guardé el libro en mi mochila y antes de darme cuenta ella ya me estaba abrazando.

 

- ¡Hooooola Adam! 3 meses, te extrañé mucho.

- Yo también a ti Eve, ¿cómo estás?

- Pues yo bien, hice muchas cosas en vacaciones como de costumbre, ¿te las cuento en lugar de preguntarte cómo estás tú como cada año?

- Me encantaría, gracias por siempre hacer eso, me hace sentir como si hubiera ido contigo de vacaciones.

- Si, sé que no es una buena época para ti… ¿Pero…?

- Ahora mismo estoy bien, eso es lo que importa… Vamos a clases y me cuentas todo, ¿ok?

- De acuerdo.

 

Fuimos a clase y la profesora dio un discurso como de media hora sobre que este año era importante para nosotros y ese tipo de cosas, casi nadie escuchaba y ella tampoco es que lo dijera con muchas ganas, pareciera que todos en el salón estaban desanimados por el fin de las vacaciones, a excepción de 5 chicas al medio del salón, Jane, Ally, Sheila, Kanna y Diane, de quien ya les hablé, ellas por alguna razón parecían mucho más felices que de costumbre, pero tampoco es como si fuera a preguntarles por qué. De igual manera Eve y yo estábamos muy contentos conversando al fondo del salón, aunque ella hablaba la mayor parte del tiempo, y yo estaba feliz por eso, siempre le digo que me cuente de su vida y lo que hace, es como un… Escape de mi propia realidad. Me dijo que desde que salimos de vacaciones trabajó de cajera en un supermercado para juntar un poco de dinero, no sabe bien para qué lo usará pero confía que será útil pronto. Ella siempre ha sido así, cuando tiene una corazonada no duda en seguirla, y siempre logra lo que se propone, es alguien admirable.

 

También me dijo que se hizo amiga de la empaquetadora de su caja, una chica latina de unos 15 años llamada Rena Ramos, una chica de tez morena, su piel era como un bronceado leve y a veces brillaba por la luz como sus ojos, su pelo negro azabache algo alborotado y liso le llegaba hasta los hombros y tenía un flequillo que le cubría casi toda la frente de forma inconsciente, por lo que lo movía constantemente. También me dijo que era bajita, de un metro y medio más o menos. Sobre su forma de ser me platicó de su gran inteligencia, sabía todo lo que le preguntaba y sobre todo tenía memorizado el Libro de Rachel, en especial la última parte que suele ser la más popular. Eve no escatimaba en detalles, tanto porque yo se los pedía para poder saber más y escuchar más, y también porque esta chica Rena se oía como alguien interesante, cuando Eve hablaba de ella se le veía más alegre, en pocos meses se había hecho una muy buena amiga, y eso me alegraba. También quería detalles para saber cómo era, ya que al nunca salir de mi casa más que para ir a la escuela dudo mucho que llegue a conocerla algún día. Nuestra charla se vio interrumpida cuando la profesora dejó caer un pesado libro sobre su escritorio y sacó 2 bolsitas de su cartera.

 

- Bueno, habiendo ya dicho el discurso ensayado que yo no quería decir pero tenía que hacerlo y que ustedes obviamente no querían escuchar, es hora de algo de verdad importante, un trabajo sorpresa.

- ¡¡¡¿QUÉ?!!! –Gritó todo el salón al mismo tiempo.

- Pero profesora Mason, es el primer día de clases, siempre lo tomamos con calma. –Dijo Ally.

- Lo sé, he sido su profesora jefe por 4 años y los conozco muy bien, no todos son igual de buenos para estudiar y me he sabido adaptar al método de aprendizaje de cada uno, ¿o no?

- Si, es verdad, no podemos culparla. –Dijo Sheila.

- Exacto, no quisiera hacer esto, pero la junta de la escuela lo pidió, aunque si pude salirme con la mía por el bien de ustedes en una cosa. El trabajo es sencillo, consiste en una exposición oral de 5 minutos acerca de un tema que hayamos pasado durante estos años de secundaria, o de un par que la junta cree apropiado añadir. El trabajo es con nota así que no podrán evadirlo.

- ¿Y cuáles son los temas, profesora? –Preguntó Eve.

- Pues varios, pero quise hacer eso interesante y justo para todos. Hay 35 alumnos en la clase, y 35 semanas en el año escolar, por eso en estas 2 bolsitas tengo escrito el tema de cada exposición y una fecha específica para que hagan la exposición.

- ¿Entonces las exposiciones se harán durante todo el año? –Preguntó Jane.

- Pues así es. –Todos celebraron al saber eso, y varios le agradecieron a la profesora Mason por conseguirlo– Pero no celebren todavía, las exposiciones serán en nuestro bloque de los martes, y vendrán un par de profesores de toda la escuela para escuchar. Ahora sí, iré con todos ustedes para que saquen al azar los papelitos que les toquen.

 

Tomó unos minutos, pero al fin todos tenían su tema y fecha respectivos.

 

- ¿Qué te tocó, Eve?

- ¡Historia del mundo hasta hoy, y la entrega es mañana!

- ¡¿Cómo?!

- ¡Profesora!

- ¿Sí, Eve?

- Mi tema es muy largo y mañana es la entrega, no es justo.

- Bueno, si lo es, después de todo fue al azar… Pero entiendo tu preocupación, por lo que dejaré que recibas ayuda de quien quieras para escribir la disertación y presentarla mañana al final de la clase… Y sobre la extensión, pues puedes hacerlo sólo con los hechos que involucren a Rachel, tanto sus apariciones como la Gran Guerra Santa.

- Wow, eso me ayuda mucho, le pediré ayuda a mi amiga Rena, ella sabe muchísimo sobre eso. ¡Gracias profesora Mason!

- No es nada… ¿Y a ti que te tocó Adam? –Le enseñé ambos papeles sin ánimo– La última semana de clases, y tu tema es hablar sobre tu familia… Valla, la tienes fácil.

- No tanto, profesora.

- ¿Cómo dices, Eve?

- La familia de Adam es… Muy complicada, su relación con su madre y hermana mayor no es del todo buena.

- Ya veo, por eso nunca hablas de ello ¿verdad Adam?

- Así es.

- Bueno… Pero por desgracia no puedo cambiar tu tema, no sería justo para el resto de tus compañeros… Por suerte es el último, sé que sabrás como solucionar esto.

- Gracias profesora. –Ella se despidió y fue a ver al resto del curso, yo estaba algo afligido por el tema, y Eve lo notó.

- ¿Quieres hablar de eso? ¿Desahogarte?

- Ahora no, hay mucho que tengo que sacar.

- Te acompaño de camino a tu casa como siempre, ahí puedes contarme.

- Gracias Eve, lo aprecio mucho, sé que no es agradable escuchar esas cosas.

- Por eso lo hago, así no cargas con todo eso tu solo.

 

Ella sonrió al decir eso, lo que me animó un poco y pude mantenerme algo positivo por el resto del día. Al final caminé lento con ella hasta mi casa, demoramos unos 20 minutos pero fue suficiente como para desahogarme de todo lo malo que había pasado en mi casa estas vacaciones. Al llegar al frente nos despedimos y Eve caminó hasta su casa a unos metros de la mía, ambos vivíamos en las afueras de Rachelton en 2 casas bastante grandes, la suya era roja y tenía 3 pisos y una azotea con piscina tan grande como para ella y sus 4 hermanas, junto con un patio trasero enorme, con varias hectáreas de campo. Por mi lado mi casa era más grande, casi parecía una mansión pero era algo vieja y negra, con rejas altas que la rodeaban. Tenía 3 pisos y varios pasillos, junto con un gran sótano al que no podía bajar nunca. Abrí la reja y lentamente me acerqué a la puerta, con algo de miedo de abrirla, pero finalmente lo hice, y sentadas en el sillón de la sala estaban mi hermana mayor y mi madre.

 

- Hola Adam, ¿cómo estuvo tu primer día en la escuela?

- Bien, voy a…

- Espera un momento, ven aquí. –Me acerqué lentamente frente a ellas.

- Por favor, acabo de llegar y ya me tuvieron todo el verano, déjenme descansar un poco.

- Mira esto hija, el mocoso lleva sólo un día fuera y ya se puso insolente.

- Sí, que desastre, eres basura hermanito.

- Concuerdo. ¡DE RODILLAS!

 

Co miedo obedecí de inmediato, cuando mi madre dice eso significa que hasta nuevo aviso ya no soy Adam, sólo me llaman Esclavo.

 

- Hoy fui a vender una casa al pueblo de al lado y cuando regresé el auto se averió, tuve que caminar 2 horas hasta la casa mientras el mecánico se llevaba el auto y mis pies me están matando, ¡quítame los tacones ahora! ¡Y haz lo único en lo que eres bueno!

 

Resignado obedecí a las órdenes de mi dominante madre, le quité ambos tacones dejando sus pies cubiertos en medias de Nylon al aire frente a mi cara, y empecé a masajearlos. Ella era la líder de la casa desde luego, Harriet Hudson, de 48 años que llevaba bien, era muy alta, medía 1,85 y su talla de pies era 8, algo que por desgracia sabía de memoria. Su cabello es rubio como el mío, pero un poco más claro, es lacio y le llega hasta poco menos de los hombros, parecido al de Chloe de la serie Smallville, pero sólo en eso se parecen, ya que al menos la amiga de Clark no era una sádica dominante y cruel matriarca de una familia rica y feliz menos 1. Desde que papá murió ella ha vivido como reina en esta casa, el dinero nunca se acaba gracias al exagerado fondo de mi padre y de la paga ridículamente grande que recibe del jefe de su agencia de bienes raíces, nunca supe muy bien por qué, pero lo importante es que el dinero nunca falta y siempre se da gustos ella y a mis hermanas, obviamente a mí no.

 

Papá era un buen hombre, John Hudson, murió hace más o menos unos 10 años y él junto con mi hermanita Holly eran los únicos que me trataban bien, ya que mamá y mi hermana mayor Hilary siempre fueron frías. Falleció en un accidente de auto, el banco al que trabajaba le dio una enorme indemnización a mi madre y eso engordó aún más los fondos de las Hudson, y desde entonces todo en mi vida cambió, y que mi madre y mi hermana de entonces 13 años me dejaron en claro mi nuevo lugar en la vida, ya no sería un miembro de esta familia, sería el esclavo de ella, y Harriet, Hilary y Holly mis nuevas amas. Mamá me quitó todo, me cambió a la escuela más grande del pueblo y hasta me movió de curso, ¿pueden creer que ni siquiera sé qué edad tengo? Nunca he visto ningún documento que lo confirme, mi madre nunca me muestra nada y ni siquiera recuerdo que edad tenía cuando murió papá, así que solo puedo especular diciendo que debo tener entre 16 y 18 años. Ella me dijo que saber mi edad no importaba, ya que yo sería su esclavo por siempre y esa era la única medida de tiempo que necesitaba. Es algo raro, pero mi madre se ha ocupado de torturarme de esa y otras maneras desde hace unos 10 años, cuando empezó todo esto. Lo único bueno que me ha pasado en ese tiempo fue mi amistad con Eve, pero de fuera yo soy más el Esclavo de las chicas Hudson que Adam Hudson. Lo único que me distrae de esta vida es Eve y leer como loco, a la par de ver televisión en una tele de tuvo vieja que por suerte tiene cable, y los libros y esa tele son mis únicas pertenencias. Con el tiempo aprendí a no lamentarme por eso, es doloroso, sí, pero así es mi vida, y no puedo hacer nada por cambiarla.

 

A pesar de eso mi objetivo actual era masajear los grandes y apestosos pies de mi madre, y sin lubricante ya que con su abundante sudor bastaba.

 

- ¡Ya me toca mamá!

 

- Cierto Hilary, perdón. Será un esclavo asqueroso pero al menos sabe hacer muy buenos masajes.

 

- ¡Lo sé, ahora quítame los zapatos también, esclavo! –Dijo mi hermana.

 

Yo nuevamente no tardé en obedecer y le quité sus zapatillas Converse, no traía calcetines por lo que sus pies estaban aún más sudados y apestosos que los de mamá.

 

- ¡Antes del masaje quiero que les des a mis pies el amor que se merecen, perro!

 

Que me llamaran Perro sólo significaba una cosa, por lo que apoyé mis manos en el suelo, me puse en 4 y empecé a lamer las suelas sudadas de los pies de mi hermana, mientras mamá apoyaba los suyos sobre mi espalda. Si alguien podía llegar a ser más cruel que mi madre esa era Hilary. Su cabello negro sumamente largo le llega hasta las rodillas, y es liso y brillante como el suelo de la cocina, tan pulcro luego de que me obligue a limpiarlo “manualmente”. Parecía que ambas planearon no darme un respiro ni siquiera en mi primer día de escuela, mi último primer día, ya que “convenientemente” sus pies estaban más sudados que de costumbre por lo que habían hecho antes de este humillante momento. El sudor de los pies de Hilary era muy salado y sus pies apestaban al queso más rancio que puedas encontrar al fondo de un almacén, y esos eran los pies que diariamente yo tenía que lamer. No culpo a mi familia de nada, en un principio mamá me dijo que esta era su forma de superar la muerte de mi padre, y me dejó en claro que este era mi lugar en la vida y que debía seguirlo por el bien de la familia, y con el tiempo eso es lo que llegué a creer. Luego de un buen rato lamiendo y masajeando los pies de mi hermana de 23 años la puerta de la casa se abrió, revelando la pequeña figura de mi hermana menor Holly.

 

- ¡Hola Holly!

- ¡Hola mamá!

- Dime, como te fue en las pruebas del equipo de Futbol.

- Bueno…  ¡SOY LA CAPITANA!

- ¿En serio? Increíble, eso hay que celebrarlo, las 3 saldremos a cenar esta noche a donde tú quieras, pero ahora acércate, creo que tu hermano también te felicitará… A su manera.

 

Holly se acercó y se quitó los zapatos de Futbol, dejando salir de adentro un olor indescriptible, que increíblemente opacaba el de los pies de Hilary y Harriet juntos. Se sentó entre ellas en el sofá y puso sus pies en calcetines de deporte sobre mi cara, empapándola de sudor. Holly como dije no era mala, pero cuando estaba con mi hermana y mi madre tenía que hacerlo, y fingir que me despreciaba tanto como ellas. La verdad ella es la única persona aparte de Eve que me trata bien, cuando niños jugamos mucho antes de lo que le pasó a papá y después nuestra relación no ha cambiado, en secreto hablo con ella y cuando puede se encarga de que mi vida no sea tan miserable, podría decir que si sigo vivo es por ella. Sólo tiene 14 años y mide 1,55, sin mencionar que su cabello negro corto pero con volumen le queda bastante bien, aunque no sea lo común por estos lados. También es una excelente deportista, no por nada acababa de ser promovida a capitana del equipo de Futbol, y con las pruebas que eso implicaba no me sorprende que sus pies apesten tanto.

 

Luego de una hora a los pies de mi familia, mamá me ordenó lavar la ropa sucia y barriera toda la casa, recién cuando terminara podía comer los fideos con atún sobrantes de la cena de anoche (que yo mismo preparé). Para cuando eso ocurrió ellas ya se habían ido a cenar, y conociendo a Holly seguro escogió ir al KFC. Luego me puse a ver televisión echado en mi cama y me quedé rápidamente dormido. Unas horas después desperté, Holly había entrado a mi cuarto para apagar la tele y la luz y me despertó.

 

- Lo siento mucho, hermanito, ¿te desperté?

- Bueno, eso es obvio, conejita, jeje. –Dije y ambos reímos, ese es mi apodo secreto con ella, ya que sus 2 dientes frontales son un poco más grandes de lo normal, pero eso a mi parecer la hacer verse más tierna.

- Si… Igual quería despertarte, sin que mamá lo viera escondí esto en mi chaqueta para ti.

 

Entonces Holly sacó un par de presas de pollo envueltas en servilletas de su bolsillo y me las pasó con mucho cariño.

 

- ¡Muchas gracias, Holly!

- De nada, antes de irnos vi que quedaban pocos fideos y no quería que pasaras hambre.

- No tenías que preocuparte por eso, conejita.

- ¡Claro que sí! Detesto como te tratan, y detesto participar en eso y fingir que lo disfruto.

- Ya te lo he dicho, así tiene que ser, así es mi vida.

- No debería ser así, cuando te gradúes no te dejarán ir a la universidad, y pasarás el resto de tu vida como nuestro esclavo. Tú no te mereces eso hermanito, eres bueno, amable, diligente, podrías ser feliz allá afuera.

- Sabes que lo soy, Eve me ayuda con eso.

- Y siempre estaré agradecida con ella por eso, pero tienes que ver que tu futuro no puede ser en esta casa, mereces algo mejor.

- Lo se conejita, pero ¿qué más puedo hacer? Si me voy ellas pueden llegar a pensar que tú me liberaste, y ellas son capaces de hacer que tú tomes mi lugar si yo no estoy. Te quiero demasiado como para hacer eso.

- Podré manejarlo… Simplemente no quiero verte sufrir.

- Lo sé… Pero ¿Qué clase de hermano sería si permitiera eso? Te amo demasiado Holly, no puedo dejar que te hagan lo mismo que a mí. Además no te preocupes, ya me acostumbré.

- Está bien… Pero igual me molesta. Ya me tengo que ir, mamá quiere que descanse bien para las prácticas de mañana, adiós hermanito.

- Adiós conejita.

 

Ella se fue por la puerta, y yo empecé a degustar los exquisitos pollos que me había traído. Holly siempre me dice lo mismo, pero yo tengo que ser firme, prefiero sufrir yo a que lo haga ella, aparte ya estoy acostumbrado, y tengo asumido que mi vida será así para siempre. Puede que muchos digan que soy imbécil, que debería llamar a la policía y denunciar estos tratos que mi familia tiene conmigo, pero hacer cualquier cosa sólo empeoraría todo. Mi madre tiene muchísimo dinero y poder, y si pudo lograr que su jefe le diera tanto dinero por trabajar tan poco, puede comprar a cualquier policía o juez. Y si se llega a dar el caso de que no, a la final terminaría pagando su ira conmigo como nunca antes, y hasta con Holly si supiera que tuvo algo que ver. Lo peor que podría pasar es que yo escapara, algo que sólo nunca podría lograr a no ser que Holly me ayudara, y si se da el caso de que no me encuentren, nuevamente Holly sería la que tomaría mi lugar como esclava de mamá y Hilary.  A mi conejita puede molestarle verme así, pero ella no sabe que es mejor sentir lástima por mí, que vivir lo que yo vivo en carne propia. Además, luego de tantos años soportando todo esto, y a pesar de que con cada año valla a más la humillación, ya me he acostumbrado, esta es mi vida y siempre lo será, aparte no todo es tan malo, hay momentos donde puedo descansar yo solo, o pasarla bien con Eve o Holly en algunas ocasiones, y todos esos momentos me ayudan a sobrellevar mejor mi situación. Y bueno, llámenme loco pero creo que, en el fondo, muy en el fondo, esto me gusta un poco, creo que no habría podido tolerar todo esto sin desarrollar un poco de masoquismo.

 

Como sea, luego de comer me acosté y volví a dormir, y nunca más volvería a dormir de esa misma manera. A la mañana siguiente desperté en un lugar oscuro pero cálido, no sabía dónde estaba pero no tenía intención de quedarme, así que caminé un poco hasta que me caí por una especie de precipicio. Dolía un poco pero era tolerable, así que seguí caminando hasta el borde de este sitio y vi con horror lo que había pasado. El lugar donde estaba era mi ropa de dormir y la caída ocurrió desde el borde de mi cama, me había encogido. Sé que estas cosas son obra de las brujas, el propio Libro de Rachel lo deja muy claro, pero esto no tenía sentido, mi familia no eran brujas, nadie que yo conocía lo era, y mi madre odiaba tanto la magia y a las brujas que no tenía ningún producto de ST-Company, por lo que nunca antes me había pasado algo así, de lo contrario la magia y el encogerme habrían sido una fuente muy importante de mi esclavitud. No sabía muy bien que hacer, cuando de repente escuché un retumbo fuera de mi habitación, y mi ahora gran puerta se abrió, revelando la enorme figura de Holly, con su pijama verde y descalza, entrando.

 

- Oye hermanito, despierta, necesito que me des las servilletas, si mamá las ve se enfadará.

 

Ella notó que yo no estaba en la cama, por lo que caminó hasta el baño que tenía al fondo del cuarto para buscarme, y por desgracia yo estaba en medio de su camino…

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