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Author's Chapter Notes:

Escrita por Owenz

Miércoles al medio día, examen presencial, favor de presentarse. Esa fue la respuesta que obtuve después de realizar un examen en línea. Mi nombre es Ángel, tengo 27 años, y ahora mismo me estoy dirigiéndome a realizar el examen presencial. Fue la semana pasada, mientras investigaba en diferentes páginas de empleo que me encontré con una oferta bastante llamativa.

Ayudante especifico, ese era el puesto que estaban ofreciendo dentro de una compañía de clase mundial, la cual tenía una pequeña cede en Rachelton. Todo lo que ofrecían era excelente, un buen horario, descansos de sábado a domingo, vacaciones, un sueldo bien pagado, apartamento cerca del trabajo y de más cosas. No me pude resistir y envié mi solicitud.

Dos días después llego a mi correo un instructivo que me indicaba que, para obtener el puesto, tenía que pasar por dos exámenes. Justo en ese mismo mensaje, estaba la dirección de la página donde tenía que realizar un examen en línea.  Respondí fácilmente todas las preguntas (aunque algunas sí que eran extrañas) y en la tarde de ese mismo día, recibí la notificación de que había pasado satisfactoriamente, indicándome el día y hora para realizar un segundo examen, el cual era presencial.

Llegue 5 minutos antes y estaba frente a un edificio de 4 pisos. Un edificio bastante moderno el cual tenía en las puertas de la entrada, el nombre de la empresa grabado, “ST – COMPANY”. ¿Qué significaría las iniciales ST? Me pregunte.

Entre al edificio y la recepcionista me dijo que esperara junto con los demás candidatos en la sala. Camine y en una de las butacas se encontraba otra persona esperando.

— ¡Hola! Te importa si tomo asiento — dije amistosamente.

— ¡Claro! — era un joven. Movió su portafolios del asiento —. Adelante — dijo, invitándome a sentarme.

— Me llamo Ángel — dije después de sentarme, estirando la mano para saludarlo.

— Yo me llamo Luis, un gusto conocerlo — dijo alegre mientras correspondía a mi saludo.

— ¿Vienes al examen para el puesto de ayudante especifico? — pregunte.

—¡Claro! Es una excelente oferta de trabajo y no quería perderla.

Nos llevamos bien rápidamente y seguimos hablando amigablemente hasta que el reloj que estaba colgado en la pared sonó, avisando que ya era medio día. La puerta de enfrente se abrió y de ella salió una joven mujer de cabello café claro, peinada con una cola de caballo y un flequillo que cubría su frente, piel blanca cálida, ojos color café oscuro, un poco faltante de busto, pero con un trasero que resaltaba con la falda ajustaba que llevaba puesta.

— Buenas tardes señores — dijo modestamente —. Mi nombre es Alicia y los guiare hasta donde será su prueba. Síganme — ambos tomamos nuestras cosas y seguimos a la señorita Alicia.

 

Pasamos la puerta hasta otra pequeña sala, donde nos ordenaron que tomáramos asiento. Después de eso, la señorita Alicia saco dos hojas de la carpeta que tenía en sus brazos.

— El examen que están por tomar tiene un estricto nivel de disciplina, por eso mismo es que antes de que cualquier candidato tome la prueba, se le pide que firme este contrato de confidencialidad — dijo, mientras deslizaba una hoja para cada uno —. Si fueran tan amables de firmarlo para poder continuar.

Creo que ya habrán escuchado esto de algún lugar, pero por si no… se los recordare, ¡lean el contrato antes de firmarlo! Ambos firmamos sin dudar y volvimos a entregar las hojas a la señorita.

—Parece que todo está en orden — miro los contratos y felizmente los aguardo en su portafolio —. Síganme — dijo con una sonrisa.  

Salimos de la sala y fue increíble lo que veríamos después. Toda la primera planta del edificio estaba abarrotada de escritorios increíblemente bien alineados, perfectamente separados y altamente organizados.  Cada escritorio estaba ocupado por un trabajador, pero algo parecía raro, todos los empleados eran mujeres, no había ningún hombre que estuviera ocupando uno de los escritorios.

Miré por todos lados buscando, pero no encontré a ningún varón aparte de nosotros dos. Mientras caminábamos entre las hileras de trabajadoras, pude notar que todas estaban descalzas, sus zapatos estaban a un lado de sus respectivos escritorios y debajo de estos, se encontraban unas cajas, llenas de diferentes artículos que no pude identificar bien.

Todos los pisos que pasamos eran iguales, repletos de solo trabajadoras femeninas. Llegamos hasta el último piso, dirigiéndonos a un cubículo que tenía dos placas en la parte superior de la puerta. En la primera placa decía “Dir. Alejandra” y en la segunda decía “Pdte. Alicia”. Leer esas dos placas me puso demasiado nervioso, pues la directora y la presidenta (la dama que nos guio) serian quienes nos entrevistarían.

— Muy bien caballeros — abrió la puerta —. Tomen asiento, y esperen a que llegue la directora Alejandra para que puedan empezar con la prueba.

Era un cubículo bien amueblado, pero resaltaba que tenía dos escritorios los cuales reposaban en una alfombra negra. Ambos entramos y esperamos un par de minutos hasta que la directora entro por la puerta.  Una mujer bastante joven, tal vez de 22 años, baja de estatura, cabello rizado el cual era de color pelirrojo en las puntas, su piel era de color media cálido, ojos un poco azulados y con una mirada seria, firme, disciplinada.

Tomo asiento, donde ambos estábamos esperándola. De la carpeta que estaba en su escritorio saco nuestras solicitudes de empleo. Mientras leía los documentos, de vez en cuando nos miraba y volvía de nuevo a su lectura. 

— Señor Ángel, 27 años ¿Verdad? — su voz era severa.

— ¡Si! — dije, sin poder creer que ella era la directora.

— Señor Luis, 23 años ¿Verdad?

— Así es, un gusto conocerla señorita Alejandra — ella no respondió a el saludo de Luis.

La directora aguardo los papeles y comenzó a hablar.

— Bien caballero, como sabrán, para obtener el puesto de ayudante especifico, tendrán que pasar el siguiente examen. Solo uno de ustedes podrá obtener el puesto, pero en dado caso de que los dos tengan el mismo rendimiento, ambos podrán quedarse dentro de ST – COMPANY ¿Tienen alguna pregunta?

— Yo tengo una — respondió Luis —. En la oferta de empleo… nunca menciono los deberes a realizar para un ayudante especifico.

— Descuide, la razón por la que no detallamos ese apartado dentro de la oferta fue para que en esta prueba descubrieran sus tareas respectivas — la directora miro el reloj de su muñeca —. ¡Bien! La prueba empieza en 3, 2, 1…

Mi vista se nublo en un segundo y volvió al otro.  Me sentía un poco mareado y sin saber cómo, ya no estaba sentado, estaba de pie, a un lado estaba también Luis (el cual también se notaba confundido) y no parecía que siguiéramos en la oficina de la directora… o eso creíamos.

— Caballeros… — escuche la voz de la directora algo distante —. Volteen, justo al frente está la prueba — los dos volteamos para quedar sin aliento por lo que veríamos. 

La directoria Alejandra era ahora gigantesca, estaba sentada en su asiento, mirándonos desde arriba. Ambos estábamos estupefactos, giramos nuestras cabezas por todos lados y nos dimos cuenta de que aún estábamos en la oficina, solo que nos aviamos encogido y nos encontrábamos debajo de su escritorio.

— Muy bien, primera prueba. Es un día caluroso, el ascensor no sirve, por lo cual tuve que usar las escaleras para llegar a la oficina, los pies me están doliendo. ¿Qué hace señor Luis?

—¡¿Que?! — respondió Luis, bastante confundido.

—  Es un día caluroso, el ascensor no sirve, por lo cual … — Luis interrumpió a la directora en medio de su explicación.

—¡No me refiero a eso! ¡¿Que carajos está pasando?! ¡¿Por qué tenemos este tamaño?!

— Para su prueba, ¿para qué más seria? — era increíble la tranquilidad de sus palabras — Así que señor Luis ¿Cuál es su respuesta ante la situación planteada?

—¡¿Mi respuesta?! ¡Que carajos se supone que haga! ¡Nada de lo que está pasando aquí tiene sentido! — la directora Alejandra tomo una hoja y empezó a escribir.

—Eso le restara puntos señor — la directoria volteo a verme — Misma situación señor Angel ¿Qué hace?

Vi directamente a los ojos de la imponente directora, su mirada era seria, no parecía estar bromeando y mucho menos parecía que todo esto fuera un sueño. Traté de mi corazón no se saliera de mí pecho y respondí a su pregunta.

—Si-si si me lo permite, le qui-quitaría sus zapatos para que este más cómoda — no pude evitar tartamudear.

— Bien señor Angel, aunque su respuesta queda a medias — tomo otra hoja y comenzó a escribir mientras acercaba su enorme pie hasta donde yo estaba —. La respuesta correcta seria quitarme los zapatos y darme un masaje en los pies. Así que Proceda. 

—¿Es-esta bro-bro-broemando? — no podía creer que ella esperaba que lo hiciera.

— No señor Angel — dejo de escribir en la hoja —. Para eso es este puesto. Un ayudante especifico en esta empresa es encargado de relajar y consentir los pies de su respectivas superiores o amas asignadas.

— ¡¿Amas?! — grito Luis —. ¡¿A qué diablos se refieres?! ¡Sera mejor que nos explique!

— Esa conducta le reducirá puntos — volvió a escribir en la hoja —. En esta empresa todas somo brujas y tratamos a todas nuestras empleadas de la mejor forma, por lo cual abrimos el puesto de ayudante especifico, para que cada una de nuestras empleadas puedan tener su propio ayudante relajándolas, y consintiendo sus pies durante el trabajo.

—¡No! ¡No! ¡No puede ser! ¡No pueden hacer eso! — Luis estaba totalmente desesperado.

— Claro que sí señor Luis — respondió tranquilamente la directoria mientras se agachaba para mostrarle el contrato que acababa de firmar —. Usted mismo firmo el contrato de confidencialidad. En él se especifica que nos da su consentimiento para poder reducirlo a una estura de 9 cm y de ser seleccionado, pasara a ser un ayudante especifico de su superior o ama asignada para siempre. 

Debía de ser una broma ¿No? Puede que por mi tono tranquilo y forma de reaccionar no se note lo desesperado que estaba, de lo aterrado que me encontraba al saber que pasaría a ser la propiedad de alguien.

— ¿Y porque solo somos nosotros dos? — pregunte, intentando no llorar mientras lo hacía. 

— Las preguntas del examen en línea, fueron elaboradas para poder analizar las respuestas y escoger a los mejores candidatos, candidatos que aceptarían el puesto y que de algún modo… disfrutarían de su trabajo. Solo ustedes dos dieron resultados positivos — la directoria me mostro el documento —. Este no solo es un contrato, también es un hechizo que nos permitió encogerlos a una estatura de 9 cm.

Eso explicaba esas preguntas que no parecían tener sentido en el examen en línea. Mire detenidamente la firma que estaba en él contrato, pensando en el error que había cometido.

— Si no hay más dudas, continúe señor Ángel, la prueba aún no termina — quería salir corriendo de donde estaba, pero con esta estatura sería fácil que ella me atrapara. No sabía de lo que sería capaz, así que no tuve de otra más que seguir adelante con esta pesadilla.

Me dirigí a su pie, el cual estaba calzado con un zapato de tacón alto negro de gamuza que dejaba ver un par de sus dedos en la punta.  Estando cerca, pude notar que solo su tacón ya era más grande que yo.

Escale por los anillos que rodeaban la parte superior de su pie hasta llegar al cierre. Con mucha fuerza tiré y pude escuchar el sonido del cierre al abrirse, baje y retire el pesado calzado de su pie. Su pie era pequeño, bien cuidado, no parecía tener ninguna imperfección y sus uñas estaban pintadas con un color negro azabache.  

Arrincone su calzado y la directora Alejandra volvió a hablar.

— Bien hecho señor Angel, pero recuerdo haberle dicho que necesitaba un masaje de pies — levantó un poco su pierna, poniendo la planta de su pie muy cerca de mi rostro mientras apretaba todos sus dedos contra la carne de su planta una y otra vez.

Quería pedir misericordia, que me devolviera a mi tamaño original y que me dejara ir, pero no tuve el valor para hacerlo. Tome con ambas manos su pie y lo acomode, de tal forma que solo su talón tocara la alfombra, dejando al descubierto su planta para que yo pudiera masajearlo. Me acerqué y con ligeros golpes consecutivos, empecé a relajar la parte superior de su pie.

Mientras masajeaba, aspire toda la ola de iré húmedo que desprendía su pie, su planta estaba un poco enrojecida y estaba pegajosa por el sudor, lo cual ocasionaba que mis manos y las magas de mi saco se pegaran a su piel. El aroma era agrio, pero soportable hasta cierto punto, pues me costo un poco respirar en un par de ocasiones.

— Nada mal, nada mal — se escuchaba satisfecha —. Ahora señor Luis. Es un día bastante caluroso y para llegar al trabajo tuve que caminar. Llego a la oficina y me quita ambos zapatos ¿Qué hace después? — dijo mientras acercaba su pie derecho a Luis.

— ¡De ninguna manera maldita loca! ¡Yo me largo de aquí! — dio media vuelta y comenzó a correr.

— Aaaahh — suspiro la directora, decepcionada —. Disculpe señor Ángel, vuelvo en seguida — aparto su pie, lo volvió a calzar y comenzó a perseguir a Luis sin ninguna prisa —. Señor Luis, acaba de romper uno de los apartados más importantes de su contrato de confidencialidad.

A la directoria Alejandra no le tomo mucho tiempo alcanzarlo e interrumpir su paso solo poniendo su gigantesco pie frente a él. Luis trataba de rodearlo, pero era inútil, cada vez que lo rodeaba siempre le cortaba el paso con sus pies.

— Le daré una última oportunidad de que regrese y… — nuevamente Luis la interrumpió.

— ¡Como si fuera a regresar maldita bruja! — contesto furioso.

La mirada de la directora se volvió hostil en un segundo, bajo la mano y atrapo a Luis tan fuerte que escuche los gritos de dolor que estaba soltando. Lo fue subiendo, atrapado en su mano mientras de la boca de Luis salía a borbotones una gran cantidad de sangre.

— Al romper su contrato de confidencialidad, se nos permite tomar control en el asunto — dicho eso, abrió su mano, dejando caer a Luis al suelo.

Escuche sus gritos desesperados mientras caía y en un instante, observe como sus piernas se doblaron como si fueran de plastilina, rompiéndose al impactar contra el suelo. Grito con tal fuerza y agonía que no lo soporte más, corrí para ayudarlo. 

— Si usted lo ayuda, también incumpliría con su contrato. Le recomendó que se quede quieto y me espere — dijo fríamente la directora, sin apartar la mirada de Luis.

No moví ni un dedo después de eso. A pesar de su estado, Luis no se rindió. Con las pocas fuerzas que le quedaban comenzó a arrastrarse por el suelo, tratando de alejarse de la directora Alejandra.

— Usted hubiera sido un buen ayudante especifico… Es una lástima que no lo pensaras bien maldita basura —levanto su pie derecho y comenzó a pisar lentamente las piernas de Luis.

Su sufrimiento no parecía tener fin, los pocos huesos que no se quebraron con la caída, ahora estaban crujiendo, rompiéndose en mil pedazos por el gigantesco calzado de la directora. Tenía que ser una pesadilla, pensaba una y otra vez mientras escuchaba los desgarradores alaridos.

Cubrí mis oídos para dejar de escuchar los estridentes gritos de Luis hasta que él no lo soporto más y se desmayó de tanto dolor. La directora aparto su pie y levanto al pequeño joven inconsciente, sujetándolo de su ropa con dos de sus dedos. Sus piernas estaban completamente trituradas, colgaban como si fueran un par de trapos viejos, mientras goteaban un poco de sangre.

Pensé que esto no podía ser peor, pero en un solo movimiento, la presidenta abrió la boca y de un mordisco le arranco ambas piernas para después masticarlas y tragárselas.

— Considere su contrato finalizado señor Luis — dijo la directora, demostrando aquella hostilidad que había estado ocultando.

Comenzó a quitarle la ropa a Luis y cuando estaba completamente desnudo, lo puso dentro de su boca y comenzó a masticarlo, lentamente, mientras disfrutaba el sonido que producían los huesos del joven al ser triturados por sus dientes. Algunas gotas de sangre escurrían por sus labios y cuando finalmente molió todo su cuerpo, convirtiendo a Luis en una masa de carne cubierta de sangre y saliva, se lo trago.

Camino hasta una mesa donde estaba una jarra con agua, tomo un vaso y después volvió a tomar asiento en su escritorio.

— Lamento que viera eso, pero creo que ahora ya sabe lo que puede pasar si incumple su contrato de confidencialidad señor Ángel, ¿continuamos? — se había tragado a una persona y no pareció importarle en nada, se veía tan fresca y libre de culpa.

— ¡Claro! — grite aterrado.

—Perfecto — dijo molesta mientras me acercaba ambos pies — Es un día bastante saleado, la oficina parece ser un horno y mientras trabajo, tengo mucho calor ¿Qué hace?

— Yo… yo… yo… — seguía bastante alterado como para contestar.

— ¡Pequeño inútil! — replico fastidiada. Me tomo por sorpresa y me dio una patada que me saco todo el iré y me mando a volar fuera de su escritorio —. ¡Como carajos no puede contestar algo sencillo! ¡Tiene que quitarme mis tacones y limpiar todo el sudor de mis pies! — grito mientras yo me retorcía en el suelo.

Trate de ponerme de pie, pero todo mi cuerpo estaba en agonía, mi vista estaba borrosa y aun no recuperaba el aliento.  Caminé un par de pasos, pero volví a caer al suelo. La directora se levantó furiosa y camino hasta estar frente a mí.

— Sera mejor que te pongas de pie gusano — dio un fuerte pisotón que hizo temblar todo el suelo. Espero a que me pusiera de pie, pero no lo hice, seguía en el suelo — Pedazo de mierda, creo que te ayudare un poco — se sentó y comenzó a quitarse ambos tacones — No lo diré dos veces, quite el sudor de mis pies — dijo enfadada mientras postraba sus pies frente a mí.

Con la poca fuerza que tenía me levante, caminando lentamente hasta que la directora se fastidio de mí lentitud y me piso completamente con su pie.

— ¡Basura inservible, tardaste demasiado! — comenzó a poner fuerza sobre mi poco a poco —. Sera mejor que comiences a lamer antes de que solo seas una simple mancha roja bajo mi pie — saqué mi lengua y entre lágrimas, comencé a lamer el arco de sus dedos.

Su sudor era asqueroso, me costaba mucho trabajo poder tragarme mi saliva con ese sabor tan desagradable que impregnaba en mi lengua e irritaba mi garganta.  Ella no parecía complacida, estaba bastante fastidiada.

— Esto es demasiado fácil, será mejor que prepare mis pies de verdad — puso ambos pies sobre mi e instantáneamente, ambos comenzaron a sudar de manera descontrolada —. Mucho mejor, ahora haz tu trabajo gusano.    

La fuerte onda de calor que desprendía sus pies me golpeo directamente, sofocándome. Su aroma ahora era increíblemente putrefacto, toda su planta estaba húmeda, el sudor escurría por todos lados, me costaba mucho trabajo respirar y apenas podía distinguir lo que estaba viendo.

Toda mi ropa se empapo en segundos con su sudor, el cual ahora también estaba escurriendo por todo mi rostro. No lo soporte más, comencé a suplicar.

— ¡Por favor directora, le suplico que pare! — grite como nunca lo avía hecho.

— ¡¿Qué mierda dijiste gusano?! — ahora estaba más furiosa —. ¡No te pedí que suplicaras! — levanto su pie y me piso con gran ira. Grite al sentir como mis costillas se rompía.

— Por favor… — suplicaba entre lágrimas —. Por favor… ya no más… — si esto era una pesadilla, quería despertar ¡Ya! — Se lo su-su-suplico — dije sollozante mientras la sangre escurría por mi boca. 

— Eres menos que una simple basura — retiro ambos pies de mi —. Jamás tendrá el puesto que solicito y estoy demasiado molesta para dejarlo ir, así que… — con su dedo gordo del pie, apretó mi brazo izquierdo —. Sera mejor que termine con usted, aunque no será tan rápido como usted cree — dijo con una sonrisa bastante engreída. 

Escuche como los huesos de mi brazo crujían bajo su dedo y en un instante, sin mucho esfuerzo se partieron, sobresaliendo grotescamente de mi piel y atravesando mi ropa. Los dedos de mi mano estaban levantados, girados y doblados en direcciones que no eran naturales. Grité estridentemente y me revolqué del dolor, soltando patadas por todos lados mientras sujetaba el costado donde mis costillas estaban rotas. Cuando mi agonía paro, la directora atrapo ahora con su dedo gordo mis dos piernas.

— Le dije que no sería rápido — no tenía fuerzas para pelear o decir algo. Comencé a sentir la presión en mis piernas, hasta que de la puerta entro la señorita Alicia

— Veo que aún está aplicando el examen directora, pero… necesito que firme estos papeles por favor — parecía asustada al ver que interrumpió a su superior.

— No te muevas inútil — aparto su dedo de mis piernas y camino hasta su escritorio. Alicia paso a mi lado, mirándome con cierta lastima.

Las dos tomaron asiento y comenzaron a platicar mientras yo lloraba en silencio, pensando que todo esto tenía que será una pesadilla, de la cual muy pronto despertaría. Después de un par de minutos ambas se pararon y de nuevo la directora me tenía en su mira.

— No quiero seguir perdiendo mi tiempo contigo… — levanto su pie —. Su contrato está finalizado — bajo su pie para terminar con todo mi sufrimiento.

— Disculpe directora Alejandra — dijo Alicia y la directora paro en seco mi ejecución —. Si me lo permite, quisiera que el señor Angel terminara de hacer la prueba conmigo — la directora aparto su pie.

—¿Que? — pregunto bastante confundida la directora.

— Bueno, en unos minutos será mi hora de descanso y no me molestaría usarlo para terminar la prueba del señor ángel y que pueda ser un ayudante especifico.

— ¿Lo estas protegiendo Alicia? — pregunto la directora, sospechando de Alicia.

— Claro que no — respondió dulcemente Alicia con una ligera sonrisita — Yo califique su examen en línea y creo que tiene bastante potencial para el puesto, así que, si no le molesta, me gustaría que el terminara la prueba conmigo.

La directora la miro detenidamente. Alicia guardo silencio esperando la respuesta de su superior.

— Esta bien Alicia, pero solo por ser tú te permitiré que termines el examen — la directora tomo asiento y comenzó a ponerse sus tacones —. Confió en ti — se puso de pie —. Aunque no sé qué pueda hacer, está más que muerto ¿No tendrás problemas con eso?

— Claro que no, de hecho, será una excelente prueba para ver su desempeño ante una situación así — por alguna razón, su voz me tranquilizaba.

— Eres extraña Alicia, pero en fin… Dejo todo en tus manos o… debería de decir pies — dijo riéndose mientras salía por la puerta.  

Ahora solo estábamos nosotros dos, Alicia dejo los papeles en su escritorio y corrió hasta donde yo estaba.  Saco un pañuelo de su saco y con mucho cuidado me levanto. Solo basto un ligero rose de sus blancos dedos para que gritara de agonía.

— Discúlpeme… no fue mi intención, pero necesito llevarlo a mi escritorio — dijo mientras acariciaba mi cabello.

Me llevo en la palma de su mano. Mientras luchaba por no perder el conocimiento me pareció ver a la señorita Alicia como un ángel. Me dejo en su escritorio con mucho cuidado, y comenzó a hablar.

— Señor Angel, seré breve. No puedo mantenerlo con vida si usted no desea seguir una vida como ayudante especifico, pero… si está dispuesto a aceptar su nuevo roll, yo con gusto le ayudare. ¿Quiere que acabe con su sufrimiento o quiere seguir adelante?

Alicia noto que yo movía mis labios, pero era tan débil mi voz que apenas se escuchaba. Se acerco todo lo que pudo y escucho mi respuesta. No perdió tiempo después de eso, abrió uno de los cajones de su escritorio, saco una botella con un líquido verde y roció un par de gotas sobre mí.

Una sensación cálida envolvió todo mi cuerpo, el dolor fue desapareciendo, la hemorragia en mi brazo paro y los huesos que estaba rotos comenzaron a volver a su lugar. Me sentía vivo a cada momento hasta que de un golpe me levante como nuevo. La señorita Alicia sonrió al verme de pie y yo no podía dejar de estar asombrado, no parecía haberme pasado nada.

— Pero ¿Cómo? — pregunte mientras miraba el brazo que antes estaba roto.

— La directora Alejandra le dijo que todas aquí somos brujas verdad — asentí con la cabeza —. ¡Bien!... pues yo también soy una. Rocié sobre usted una poción de regeneración rápida.

— Increíble — era verdad, no lo podía creer.

— No soy tan buena, la directora Alejandra es mucho mejor — dijo mientras me sonreía —. Pero eso no importa ahora, lo importante es que acepto a terminar la prueba, así que empecemos antes de que llegue la directora y se dé cuenta de que lo ayude.

Me tomo en su suave mano y me dejo debajo de su escritorio. Era demasiado por procesar, pero era verdad, yo acepte terminar la prueba para ser un ayudante especifico.

— ¡Bien! — dijo mientras daba unas palmaditas de alegría —. Es una mañana lluviosa, llego al trabajo, pero pise accidentalmente un charco de agua ¿Qué hace para remediarlo?

El tono cantarín y meloso de sus palabras me llenaron de confianza. Con mi experiencia anterior sabía muy bien que tenía que decir, y por miedo a volver a vivir la tortura de hace un momento, me entregue completamente a los pies de la señorita Alicia. 

— Retiro sus tacones y secos sus hermosos pies señorita Alicia — ese cumplido la tomo por sorpresa.

—Bien contestado — se escuchaba feliz —. Y… gracias por el cumplido — cubrió su rostro con la hoja y acerco ambos pies hasta donde estaba yo.

Alicia llevaba un par de tacones altos de color azul medio con tobilleras y un lazo azul atado en forma de moño en la parte trasera. Trepe a ellas y desprendí el broche de las tobilleras para así liberar todo el calzado de sus pies.

Alicia removio sus pies mientras yo acomodaba su calzado a un lado de su escritorio. Regresé tan rápido como pude y ahí estaban sus blancos pies esperándome. Sus uñas estaban pintadas de un bonito color rosa fuerte. Ella me miraba desde arriba esperando a que continuara mientras juguetonamente movía sus dedos.

Toque sus pies y estos eran cálidos e increíblemente suaves, su olor era agradable, fresco y fragantes. No estaban tan sudados como yo pensé y tenían un ligero color rojizo en los bordes de sus plantas y en las puntas de sus dedos.

Alicia bajo la caja que avía visto antes, la misma que tenían las otras empleadas y espero. Todos los artículos que estaban dentro de la caja eran para el cuidado y relajación de pies. Yo tomé un trapo y comencé a limpiar el poco sudor que tenían las plantas de sus pies, el arco de sus dedos y entre sus dedos. Todo estaba bien de momento.

—Excelente señor Ángel, pero… — Alicia se agacho y me quito el trapo —. Discúlpeme, pero volvamos esto un poco más complicado — de otro cajón de su escritorio comenzó a sacar su comida —. No le molesta si como, es que después de esto ya no tengo más descansos — comento un poco apenada.

—¡Claro que no señorita!  ¡Disfrute de su comida! — grite obedientemente.

—¡Perfecto! Ahora no tiene un trapo con el cual poder limpiar y digamos que… — busco entre su comida y saco una botella de yogurt —. Volvamos esto más real… No es agua sucia, pero servirá como sustituto — Alicia comenzó a derramar el yogurt sobre sus dos pies —. Bien, pise un charco de agua y no tiene con que limpiar mis pies ¿Cómo soluciona el problema? — espero mi respuesta con una cálida sonrisa mientras el yogurt escurría lentamente por todo su pie y terminaba goteando en la punta de sus dedos.

No conteste, solo me acerque y me quite el saco, pero antes de que comenzara a limpiar su pie, pensé en algo mejor. Tire el saco al suelo, me arrodille y comencé a limpiar sus pies con mi boca.

Alicia no se esperaba que hiciera eso. En cuanto vio como yo limpiaba sus pies, dejo de comer, sus mejillas se ruborizaron y me miro con cierta vergüenza.

Su piel era suave. Cada vez que pasaba mi lengua podía sentir lo blando y lizo de sus dedos y sus rosadas plantas. La cremosa nata que escurría se combinaba con la poca suciedad y sudor de sus pies, haciendo que el yogurt (el cual era de piña coco) tomara un sabor deleitable e indescriptible. Sus pies eran dulces y maravillosamente azucarados. Me deje llevar y aun cuando ya no había más yogurt que limpiar, seguía lamiendo sus tiernos pies.

Alicia no parecía molestarle lo que estaba haciendo, pero tenía que continuar con la prueba antes de que volviera la presidenta, así que aparto sus pies.

— Bien hecho… mucho mejor de lo esperaba — dijo avergonzada —. Continuemos. Desperté tarde, apenas logro llegar a la oficina y le cuento que por culpa de este contratiempo no tuve tiempo para ducharme ¿Qué decide hacer por mí?

Me acerqué a uno de sus pies y comencé a besar sus dedos.

— No permito que sus delicados pies estén sucios, así que busco la forma de poder limpiarlos — dije para después seguir besando los dedos de su otro pie.

— Muy… muy bi-bi-bien — parecía que le hacía cosquillas mis besos —. Entonces, lave mis pies señor ángel — se notaba bastante alegre al verme besando sus pies.

Alicia abrió un compartimiento de la caja que bajo y en ella vertió agua, aparto sus pies y los sumergió, esperando mientras seguía comiendo. Busqué en la caja y encontré barios jabones, esponjas y toallas. 

Subí y Alicia saco si pie izquierdo. Comencé enjabonando todos sus dedos, pasando el jabón debajo y entre cada uno de ellos, después por la parte superior, pasando por sus tobillos y terminado finalmente por su rosada planta.

Tomé una esponja en cada mano y me dispuse a tallar sin poner mucha fuerza para no lastimar su tersa piel. Me tome mi tiempo, pero tampoco quería tardar tanto, pues no sabía cuánto faltaba para que terminara el descanso de la señorita Alicia. Ella no lo podía evitar, pero de vez en cuando, mis movimientos le producían ciertas cosquillas a lo cual respondía con pequeñas y melosas risas que trataba de ocultar.

Si pie izquierdo estaba listo, así que continúe con el derecho aplicando la misma técnica. Ambos pies estaban listos, solo los enjuague y con las toallas comencé a secar cada rincón de sus blancos pies. Después de terminar, Alicia subió sus pies e inspecciono mi trabajo.

— Mis pies están muy limpios, excelente trabajo señor Angel — volvió a bajar sus pies —. Esta es la última prueba. Es un día frio, estoy aburrida y tengo frio en los pies ¿Qué es lo primero que hace señor Angel?

No supe cómo responder a su pregunta, el miedo volvió en un instante a mí, mis piernas comenzaron a temblar al pensar que Alicia se molestaría y me torturaría como lo hizo la presidenta.

— ¡Misericordia señorita Alicia! — grite mientras corría a sus pies —. No sé qué hacer ante tal situación — dije llorando mientras desesperadamente lamia todos sus dedos —. Por favor… no me torture…

Alicia aparto el pie que estaba lamiendo y comenzó a rodearme con ambos pies. Quede justamente en medio de ellos. Me arrodillé y empecé a implorar mientras hacía reverencias a su enorme persona.  Sus pies comenzaron a acercarse, reduciendo mi espacio entre ellos. Sabía muy bien que me aplastaría, así que me levante y deje que terminara.

Era raro, Alicia me avía atrapado, pero no me estaba torturando, ni mucho menos presionando, solo estaba ahí, justo en medio de ambas cálidas y mullidas plantas. Levante la mirada y ella parecía algo triste.

— La directoria lo trato muy mal, pero… no tiene por qué preocuparse, no soy igual, no me gusta ver a la gente sufrir… así que arriba el ánimo — yo comencé a secar mis lagrimas —. La respuesta a la pregunta es que me dejara jugar con usted usando mis pies, así podría entretenerme y calentarlos al mismo tiempo… ¿Puedo jugar? — pregunto afectuosamente mientras me miraba hipnóticamente.

No pude responder, solo afirmé con la cabeza y Alicia comenzó a juguetear.

Premiosamente movió sus pies, mimando todo mi cuerpo atentamente con las placenteras y exquisitas plantas de sus pies.  Sus pies eran abrazadores, sus dedos traviesos, su piel tenue y sus movimientos eran pulcros, atentos a no dañarme y haciendo perdurable su diversión conmigo.

No sé cuánto pasé entre sus pies, pero perdí la noción del tiempo hasta que me ibero de mi cálida reclusión. 

— Mis pies ahora están calientitos gracias a usted — me tomo en su mano y me dejo en su escritorio —. Tuvo un excelente desempeño, así que con mucho gusto lo apruebo para que pueda ser un ayudante específico — su sonrisa no tenía comparación. Me volvió a dejar en el suelo —. En lo que termino el papeleo y mi comida, ¿podría seguir besando mis pies?

— ¡Con gusto señorita Alicia! — dije entusiasmado.

Seguí mi tarea por varios minutos hasta que la directora volvió a entrar y miro como yo estaba atendiendo a su empleada.

— Veo que lo tienes bien amaestrado ¿Cumplido tus expectativas Alicia? — pregunto soberbia y engreída.

— ¡Si señorita directora! Su desempeño fue tan bueno que lo asigne como un asistente especifico superior — la directora se sorprendió al escuchar eso.

— Increíble — la directora se acercó y se agacho para verme —. Ya que ahora este pequeño es un asistente superior y tiene tu sello de aprobación, lo tomare como mío — estiro su brazo, mientras habría su mano.

Comencé a temblar y a caminar en reversa hasta que tope con el pie de Alicia. No quería que ella fuera mi superior. Su mano se acercaba peligrosamente hasta que Alicia me tomo con su dedo pulgar e índice de su pie y me subió, para después tomarme en su mano. 

— Lamento informarle que el señor Ángel es mi asistente especifico, señorita Alejandra — dijo Alicia solemnemente.

—¡¿Que?! — la directora no podía creerlo y se levantó de un golpe —. Espera, espera, espera. No se supone que no querías tener tu propio asistente, ¿Por qué el cambio de opinión?  — parecía un poco molesta.

— Se lo dije, el desempeño del señor Angel fue más del que esperaba, y aun con todo el daño que tenía, se esforzó al máximo — Alicia estaba mintiendo para salvarme —. Si no quería ningún asistente era porque ninguno cumplía mis expectativas… hasta ahora.

La directora parecía algo molesta. Dio media vuelta y se sentó en su escritorio.

— ¿No lo estarás protegiendo de mi Alicia? — la presidenta tenía buenas razones para sospechar.  Alicia me dejo en su escritorio, tomo las manos de Alejandra y pregunto amorosa.

— ¿Acaso tu mejor amiga de la infancia te mentiría Alejandra? — eso me tomo por sorpresa, no sabía que ellas se conocían desde hace mucho tiempo.  La directora Alejandra no pudo contra el afecto de Alicia y la abrazo.

— Perdóname por desconfiar de ti Alicia — permaneció abrazada a ella un buen rato —. Está bien, él puede ser tu asistente. Dame su contrato para que sea oficial.

La directoria Alejandra firmo y después yo. Todo parecía en orden, Alicia me tomo en su mano y me dejo dentro del bolsillo de su camisa.

—Ya termino mi descanso, así que seguiré con mis deberes directora.

—De acuerdo Alicia — respondió y después volteo a mirarme hostilmente — Señor Ángel, será mejor que trate a Alicia como es debido. Si me entero de alguna conducta negativa de su parte, le aseguro que la tortura de hace un momento no se comparara a la que le daré — aguardo todo el papeleo de mi contrato —. Bienvenido a “Small Things Company” — así que eso significaba las iniciales.

Alicia se despidió de su amiga y salimos los dos del cubículo. Mientras caminábamos pregunte algunas cosas.

—¿Y qué hace precisamente esta empresa?

— ST – Company es el mayor proveedor de artículos mágicos a todo el mundo. No todas las mujeres dominan la magia, pero con nuestros productos, cualquier mujer puede hacer uso de encantamientos, pociones o hechizos de manera fácil. Todas nuestras empleadas están encargadas de desarrollar nuevos productos a la venta, donde cada artículo cumple con cierto margen de calidad para su uso fácil a las usuarias finales. 

—¿Solo las mujeres pueden usar sus productos?

—Así es, ninguno de nuestros productos funciona en hombres.

— Y exactamente ¿Qué hace un ayudante especifico superior?

— Bueno, digamos que lo mismo que aun ayudante normal, solo que estas por encima de todos, tienes más privilegios y al ser superior, puedo llevarte conmigo a donde sea para que puedas seguir atendiendo mis pies cuando yo quiera — me guiño un ojo al terminar de contestar mi pregunta. 

No tenía por qué quejarme de mis nuevos deberes, después de todo estaba con alguien tan adecuada como Alicia. Aun no me acostumbro a la idea de que esta gigantesca mujer sea mi dueña, pero creo que tenía que empezar a hacerlo.

Acepte continuar y si mi vida entera es servir a sus pies, haría mi mejor esfuerzo por que mi dueña Alicia se sienta feliz y contenta.

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