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Author's Chapter Notes:

Escrita por GeaGts

 

Texto original de la Academia Mágica de Goddesswork, Inglaterra | Año 1430 D.C.R:

 

“Este ensayo es para explicar de forma simple como funciona la magia en nuestro mundo, sobre todo para toda aquella mujer que esté empezando con su entrenamiento. Si toda la información la abruma no se preocupe, todo esto será explicado de forma detallada y particular a lo largo de su aprendizaje completo, lo que sigue a continuación es un resumen rápido escrito de la forma más simple y coloquial posible.

Primero un poco de historia. Nuestro mundo es el último de muchos que han existido a lo largo de miles de millones de años, aquellos mundos fueron recreados cuidados por otras Diosas, de las cuales solo conocemos a Shiva, quien estuvo a cargo del mundo anterior a este y fue quien lo ha mantenido vivo por más tiempo. Nuestro mundo existe gracias a la Diosa Rachel, antigua habitante del mundo de Shiva y quien, a pesar de llevar unos cuantos años menos, sabemos que ha sido y será quien ha mantenido más próspero el mundo.

¿Qué tiene que ver todo esto con la magia? Simple, la magia es el origen de la vida, un planeta sin magia es un planeta sin posibilidades de vivir, y es dejado a su suerte. El balance de la magia es controlado por la Diosa de cada mundo, en este caso la Diosa Rachel, y ella es quien decide como moldear la magia a través de los siglos para que la expectativa de vida y la prosperidad se prolongue lo más posible. A diferencia de Shiva y otras Diosas, Rachel se dio a conocer en persona ante nosotros su pueblo en varias ocasiones, la última registrada fue en el año 1361 D.C.R (Después del Cristo de Rachel) aquí en Goddesswork, Inglaterra, una región muy fiel que ha sido el centro de sus apariciones en el pasado, y nos comunicó que debido al aumento de la población mágica de las últimas décadas, se hacía necesario empezar a enseñar la magia toda bruja que haya, para evitar descontroles en la balanza de la vida por tener brujas insurrectas, como la que causó la extinción del mundo anterior.

Yendo de lleno a la magia, esta solo puede ser usada por mujeres, aunque no por todas, solo por aquellas cuyo linaje ancestral haya sido bendecido por Rachel, el cual aunque es un gran número, no se acerca a la mayoría de la población. El uso correcto de la magia se debe dominar con práctica y disciplina, aunque el talento innato es un factor importante para llegar a ser una bruja de renombre. Con la magia la usuaria puede alterar aspectos de la realidad que la rodean y aplicarlos a sí misma como a otras personas, lugares y objetos, y su alcance está definido por la capacidad mágica de la bruja y de la forma en la que la usa. Aquí una breve explicación de las distintas formas de usar magia y sus implementos:

1)      Hechizos: La forma de magia más común y conocida, los hechizos son la forma elemental de usar magia de forma directa. La manera de conjurar cualquier hechizo es mediante los conocimientos del mismo de la bruja para con su control de magia, y para liberarlo se requiere una posición de manos específica. La duración de los hechizos es temporal, y depende de la complejidad del mismo como de la capacidad mágica de la bruja que lo ejecuta. El tiempo entre esas variantes oscila entre los 5 a 100 años, y se puede prolongar realizando el hechizo de nuevo.

2)      Maleficios: Son parecidos a los hechizos, salvo que estos requieren mucha más preparación mental al ser sumamente difíciles de realizar por el método directo, por lo que se vale de soportes o colaboraciones entre varias brujas la mayor parte del tiempo. La diferencia más grande con respecto a los hechizos es que los maleficios son “permanentes”. La única forma de deshacer un maleficio es siguiendo sus pasos de anulación, que pueden a llegar a ser tan complicados y encontrarlos algo tan obtuso que se tiende a decir que son permanentes.

3)      Pociones: Es el soporte más común a la hora de hacer hechizos. Juntando determinados ingredientes se pueden lograr los mismos resultados que con un hechizo o maleficio directo en forma de un brebaje sin sabor, y sumado a que no consumen casi nada de poder mágico para ser creados más que en la fase final de activación las convierte en una alternativa ideal para realizar magia de mayor nivel más fácilmente.

4)      Talismanes: Son objetos cuya bruja propietaria inscribió un hechizo en su interior, para poder ser usado varias veces sin gastar el poder mágico de la bruja. Para que no dejen de funcionar la bruja debe cargarlos de magia de vez en cuando. Suelen ser collares, anillos, pendientes u otros accesorios, aunque se puede hacer un talismán de cualquier cosa, como hojas de papel o similares, el cielo es el límite. Una característica de los talismanes es que pueden ser usados por mujeres no brujas, ya que como la magia está en el objeto lo único que deben tener es la preparación mental para usar el hechizo del talismán. Dependiendo del talismán y sus características puede usar el hechizo que tiene de forma completa o parcial, y algunos talismanes pueden tener incrustados más de 1 hechizo.

5)      Contratos Mágicos: También hay ciertos talismanes que pueden activar su hechizo solo por contacto, como los contratos mágicos, pero ese tipo de cosas requieren un nivel más avanzado. Este tipo de contratos estipulan en ellos un maleficio secreto, por lo que son virtualmente imposibles de romper. Las brujas suelen usarlos para tomar posesión de una persona de manera permanente, a menudo encogiéndolo.

6)      Sellos Mágicos: Este tipo de sellos ayudan a potenciar distintos hechizos o a facilitar su control. Las brujas suelen usarlos junto a hechizos complicados o que no manejen muy bien. Los sellos mágicos se ven desde pequeñas luces en la punta de los dedos de la bruja, hasta grandes círculos de magia rodeando tanto a la bruja como a su cuerpo y a su objetivo.

7)      Sellos de Protección: Los sellos de protección son lo contrario a los sellos mágicos, ya que estos limitan el uso de magia de un hechizo o de una bruja. Suelen ser usados como una pena para las brujas criminales, o de forma medica al sellar total o parcialmente la magia de una bruja cuya capacidad es obscenamente grande. Tienen la forma de tatuajes y para aplicarlos en una bruja es necesario de 3 a 10 brujas en conjunto, dependiendo si se quiere sellar un hechizo de rango bajo, medio, alto, supremo, o a la bruja en sí.

8)      Velas: Las velas ayudan a la bruja a canalizar mejor su propia magia, al tener velas cerca la bruja puede controlar más fácilmente distintos hechizos, sobre todo los que no conoce bien o es primeriza en ellos. Mientras más velas haya encendidas, el control de la bruja es mejor. Las velas suelen ser usadas como ayuda pedagógica para las brujas principiantes en las academias mágicas del mundo, ésta incluida.

9)      Pergaminos de Poder: Los pergaminos de poder son soportes mágicos de gran nivel, permiten a la bruja no solo controlar mejor un hechizo y su propia magia, sino que permiten deshacer ciertos maleficios y usar más de 1 hechizo a la vez. Suelen usarse junto con velas, pociones o talismanes para controlarlos mejor, pero depende del caso.

Esos son los conceptos mágicos que toda bruja debe manejar, hay más desde luego, pero esos están a un nivel más elevado y sería muy largo y engorroso que los pusiera aquí.

Sé que muchas quieren esta parte del escrito, por lo que decidí colocarla al final, y es la sección de posibilidades con la magia ¿Qué puedes hacer con ella? Pues como es sabido se pueden llegar a hacer hazañas extraordinarias, casi incomprensibles para humanos comunes. Se pueden cambiar el color de las cosas, se puede volar, hacer florecer las plantas, aumentar las capacidades físicas de cualquiera, modificar objetos hasta convertirlos en otros, y aunque también tiene cierto lado oscuro, terminaré con el hechizo que más ama la mayoría de las brujas, incluyéndome, el hechizo de alteración de tamaño, con el que puedes agrandar o encoger cualquier cosa, o a cualquier persona. La parte final del Libro de Rachel tiene descripciones bastante interesantes sobre el uso de ese hechizo, y sobra decir que es lectura obligada para cualquier bruja. En la época de dicho relato las limitaciones éticas y morales parecían mayores que las que hay hoy, pero seguramente en unos cuantos siglos más la sociedad avanzará hasta un punto similar al visto en dicho relato.

Para finalizar quiero darle la bienvenida a toda bruja que lea este escrito de aquí hasta el fin de los tiempos, y espero de corazón que pueda controlar su magia, que Rachel la bendiga.”

 

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Edith Wolfe acababa de terminar de escribir y revisar su manuscrito introductorio a la magia, pronto sería publicado y su carrera como maestra de magia en la Academia Mágica de Goddesswork iría en ascenso, incluso podría llegar a convertirse en la directora algún día, aunque su amiga y mentora Julia Graves aún seguía en el cargo, desempeñándolo de forma formidable, por lo que no tenía prisas en ascender.

Edith medía 1.65cm, tenía 26, era rubia con el cabello ondulado y siempre vestía una pequeña túnica café a modo de chaleco, ya que gustaba de enseñar sus atributos femeninos en el pueblo. Ella fue a buscar a Julia a su oficina poco después de terminar su manuscrito, ya que Julia como directora debía enviar su ensayo al consejo mágico para ser aprobado como texto didáctico. Emocionada fue de prisa a la oficina de Julia, tocó la puerta y esta la dejó entrar, por lo que Edith sin pensarlo mucho se lo entregó.

- ¡Ya está! Fue bastante duro pulir los últimos detalles para que se adecuara a los estándares que pidió en consejo, pero hice lo mejor que pude y le puse un poco de mi semilla.

- Lo se Edith, los protocolos pueden llegar a ser fastidiosos, veamos…

Julia empezó a leer el manuscrito. La directora morena de pelo negro corto, de 40 años (aparentando mucho menos) y 1.70cm no se detuvo hasta haberlo terminado, deteniéndose un poco en ciertos puntos que cuestionó a Edith al terminar su lectura.

- Está bastante bien, no esperaba menos de ti, pero ¿Y esas referencias al hechizo de alteración de tamaño? Porque no es sólo una.

- Si… Pensé en nombrarlo muy por encima, pero luego me dije: Este es el hechizo favorito de gran parte de las brujas ¿por qué pasarlo por alto si es algo tan importante en nuestra cultura?

- Estoy de acuerdo, pero recuerda que este texto será leído por generaciones futuras mucho después de nuestro deceso.

- Lo tengo claro Julia, por eso traté de no detallar mucho en eso. Pero aquí entre nos ¿crees que las brujas del futuro no seguirán encogiendo hombres? ¡JA!

- Bueno, sabes que no, más que nada pregunto por lo del protocolo, si fuera por mi mete todo lo que quieras en cualquier texto, jejeje.

- Claro ¿Oye te parece que esta noche salgamos al bar a “cazar”? Hace tiempo que no tengo una noche libre para divertirme.

- Mmm, tendría que acelerar el papeleo que tengo para hoy… Pero qué demonios ¡Hay que salir, Edith!

Rápidamente las 2 amigas se emocionaron por sus planes y ambas trabajaron duro ese día para poder desocupar su noche. Cerca de las 8 salieron de la Academia Mágica de Goddesswork, un prístino castillo la cual fue la antigua cede de los gobernantes de la región, y que desde hace 69 años se dedica a impartir lecciones de magia a las jóvenes brujas. Ambas, así como el resto de las profesoras, vivían en dicho castillo junto con las alumnas, aunque claro, esta últimas sólo cuando era época de clases, la cual no se estaba impartiendo ese caluroso mes de Julio, por lo que las maestras tenían todo el castillo para ellas solas durante unos 3 meses, en los cuales pasaban anécdotas peculiares como las que acontecieron aquella noche. Edith y Julia caminaron cubiertas por sus túnicas carmesí y sus capuchas hasta el bar más cercano a las inmediaciones del castillo, el cual al estar alejado del pueblo, solía ser el nido de borrachos empedernidos, gente inescrupulosa y criminales de poca monta. Al entrar se sentaron en una mesa vacía, y un par de minutos después vino una camarera escasamente vestida a tomarles el pedido.

- B-Bienvenidos al Bar Hijos de Rachel, me llamo Carmen ¿Qué van a tomar? –Dijo la camarera algo nerviosa, había repetido el nombre del bar tantas veces que se le olvidó lo irónico que era teniendo en cuenta la clase de clientela que frecuentaba.

- No seas tan formal, amiga. –Dijo Julie, quitándose un poco la capucha junto con Edith, sin descubrir sus orejas y revelando su género a la camarera, quien dio un suspiro de alivio y se le notaba más relajada al ver eso.

- Lo siento, es mi primera semana trabajando aquí.

- No te preocupes querida, ni se nota, jejeje. –Dijo Edith para alivianar aún más el ambiente.

- ¿Qué pasó con Judy?

- ¿Judy? Ella renunció justo hace una semana, yo tomé su cargo como camarera.

- Si… Seguro ahora le está yendo mejor, je.

- Eso espero, entonces ¿Qué desean tomar, damas?

- Nada complicado, con 2 jarras de sidra bastará.

- ¡A la orden!

Con el pedido en mente, Carmen se alejó de la mesa para encargárselo al cantinero, aunque en el camino recibió algunos “halagos” de un par de borrachos, y hasta uno le tocó el culo mientras andaba, cosa con la que claramente no se sentía cómoda. Las 2 maestras no la conocían, pero conocían el perfil de las chicas que trabajaban en este local. Tanto Judy como las que vinieron antes que ella aceptaron el trabajo como último recurso, eran chicas jóvenes quienes estaban dispuestas a soportar aquellos tratos debido a la jugosa paga, la cual por lo general usaban para cubrir gastos extra como cuidar a su familia enferma o a sus hijos recién nacidos, y claramente Carmen no era la excepción. Ambas frecuentaban ese lugar por 3 razones: Los tragos eran buenos, estaba cerca del castillo, y sobre todo porque gustaban de ayudar a esas pobres chicas a encaminar sus vidas de mejor manera como se merecían, y lo hacían de una forma poco convencional.

Durante su tiempo desde que entraban al local hasta que pagaban la cuenta por los tragos se dedicaban a observar en silencio desde una esquina el comportamiento de todos los clientes del bar, cubriendo sus cabezas con las capuchas para que no vieran que los estaban escuchando atentamente con un hechizo de audición mejorada, el cual formaba unos pequeños sellos en sus orejas. Solían hablar entre sí solo cuando detectaban a un individuo particularmente nefasto. Por lo general “marcaban” a más de 10 por noche, pero esta vez el bar parecía menos poblado de gentuza que de costumbre. Varios grupos de hombres venían simplemente a tomar algo luego de trabajar todo el día en sus granjas, otros comerciaban sus bienes, pero nada particularmente malo. De toda la clientela esa noche destacaron sólo 3, un peculiar grupo de cazadores nómadas que eran justo quienes habían acosado a Carmen hace rato, y estaban bastante ebrios, tanto que se pusieron a platicar alegremente sobre sus hazañas en pueblos vecinos y lo que harían en este, hazañas que por lo general implicaban robar y matar campesinos y violar a sus mujeres, por lo que los 3 ya habían sido marcados por Edith y Julia.

Carmen no tardó en traerles sus jarras de sidra a las 2 maestras, quienes le agradecieron y le metieron conversación. Carmen se sentía cómoda hablando con ellas, sobra decir que la distraía de sus pocas decorosas labores. Ella les dijo que aceptó el trabajo porque sus padres estaban enfermos, y que sólo la mejor doctora del pueblo podía salvarlos de morir, aunque sus precios eran elevados y necesitaba ganar más dinero rápidamente, siendo esta su única alternativa que no fuera caer en la prostitución. Ambas compadecieron a la joven, y sin adelantarle nada, le prometieron que todo estaría bien. Carmen no tuvo tiempo de preguntarles más ya que sus servicios eran requeridos por otros clientes, por lo que siguió trabajando. Pasaron 2 horas, Edith y Julia pidieron más tragos para no levantar sospechas y empezaron a hablar de sus cosas, ya no tenían que buscar más, no hubo otro cliente esa noche que entrara después de ellas y los que estaban ya empezaban a retirarse, ambas no tenían más de que preocuparse, después de todo ya tenían a sus marcados.

La tienda estaba por cerrar, Carmen había entrado al baño a cambiarse para salir y regresar a casa, se despidió de lejos de las maestras y salió por la puerta del bar, seguida poco después de los 3 cazadores. A pesar de haberles dejado de prestar atención, las 2 notaron esto y las siguieron, viendo en su salida al dueño del bar subiendo a su dormitorio.

- Como siempre Hugo, ni una palabra.

- Por suerte ahora lo harán fuera de aquí, yo no sé nada, nunca se nada, Edith.

- Bien dicho.

Las 2 maestras habían acordado esto antes con el cantinero y dueño del local, no era la primera vez que esto pasaba y seguro no sería la última, aparte de que Hugo sabía que no podía oponerse a ellas.

Al salir notaron que se levaban a Carmen por el callejón al lado del bar, y sin perder el tiempo fueron a encararlos.

- Pensábamos hacerlo de forma más discreta, pero en serio lo arruinaron chicos.

Los malhechores voltearon al oír la voz de Julia, sólo para quedar deslumbrados por los destellos que emanaban sus manos y las de su amiga rubia. Cuando abrieron los ojos se aterraron ya que estaban desnudos en el suelo y aparentemente medían menos de 5cm, y la chica que estaban por violar y sus 2 salvadoras ahora eran más grandes que cualquier torre que hayan visto.

- ¡Malditas brujas!

- Tengan más cuidado con sus palabras, bichos.

- ¿A sí? ¡Malditas perras!

- Ay que idiotas son, aun luego de esto.

Julia los recogió del suelo y los apretó en su puño mientras ellos forcejeaban por escapar, obviamente sin éxito.

- G-Gracias… ¡Muchas gracias! –Dijo Carmen empezando a llorar.

- ¡Shhh! No hay de qué, pero no hagas mucho ruido.

- Mira pareces una buena chica y queremos ayudarte, Carmen, toma a uno de estos salvajes y llévaselo a la Doctora, oí que acepta reducidos como medio de pago, o si quieres puedes entrenarlo y vendérselo a la señora Cabot en su casa cerca de la iglesia, ambas formas te ayudarán con el problema de tus padres, aunque el camino de la señora Cabot requiere que entrenes antes al pequeño.

- ¿Entrenarlo?

- ¿Leíste el Libro de Rachel?

- C-Claro…

- Entonces ya sabes que hacer, linda. –Dijo Edith guiñándole el ojo.

Carmen sonrió al entender a qué se refería Edith, y vio al pequeño hombre de forma pícara al mismo tiempo que parecía que se empezaba a quebrar por el miedo-

- ¡Muchas gracias, señoritas!

- Por favor, dinos Edith y Julia.

- Y recuerda no decirle a nadie sobre esto, y ven a visitarnos al castillo cuando puedas.

- ¡Lo haré!

Dicho eso último las ahora amigas se despidieron, Carmen se fue alegre a casa con su nuevo reducido en su bolsa, y las 2 brujas quemaron hasta desaparecer la ropa de los cazadores que estaba en el suelo para borrar cualquier evidencia, y se llevaron a sus 2 nuevos juguetes con ellas al castillo. Edith y Julia podían haber sido las mejores amigas desde que la rubia fue alumna de la morena, pero ambas diferían en la forma de “jugar”, por lo que al llegar al castillo se desearon buenas noches y fueron a sus recámaras, a disfrutar de su velada.

 

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La Noche de Edith:

Entrando a su habitación emocionada, Edith dejó a su reducido sobre su escritorio, el cual se hallaba con varias plumas desperdigadas y papeles arrugados que llegaban hasta el suelo, dejando en evidencia la cantidad de trabajo que tuvo que hacer antes de terminar su manuscrito. Ella dejó caer su larga túnica carmesí al suelo, dejando ver su despampanante cuerpo desnudo. Tenía curvas y era un poquito rellenita, su culo era perfectamente circular y muy firme, algo que se dejó ver cuando ella misma se dio una nalgada juguetona, mientras miraba al peque en su escritorio. Sus 2 enormes senos no se quedaban atrás, ya que a pesar de su tamaño, combinaban de maravilla con su figura.

- ¿Te gusta lo que ves, pequeñín?

Edith notó la erección de su pequeño cautivo antes de que el si quiera la notara, por lo que luego de escuchar sus palabras se cubrió el pene con las manos en un patético intento de mantener su dignidad.

- ¡N-No puedes hacerme esto!

- Y tú no podías violar a Carmen, pero igual lo ibas a hacer si no te deteníamos.

- ¡En serio no quería, lo juro!

- Eso pensé, los oí hablar en el bar sobre sus cochinadas, y parecía que a ti no te llenaban el pecho de orgullo.

- ¡Claro que no!

- ¿Entonces por qué los seguías?

- ¡Por el dinero que sacábamos de las cacerías, soy codicioso, no malo, lo juro!

- Mmm… Te elegí al ser el más blando de tu grupo, no juego tan duro como Julia, así que te daré una oportunidad.

- ¿Me regresarás a mi tamaño normal?

- ¡JAJAJAJAJAJA! ¡POR SUPUESTO QUE NO! Después de todo te encogí con un maleficio, por lo que serás de ese tamaño de forma permanente. Lo que quiero decir es que te daré una oportunidad de demostrarme que vales la pena lo suficiente como para mantenerte como mi juguete personal. Ojalá sea así, y no termines de la misma forma que mis otros juguetes.

- ¿Cuáles otros juguetes?

- Exacto.

El pequeño tragó saliva al escuchar eso.

- Entonces ¿aceptas ser mi nuevo juguete?

- …

- …

- …Está bien…

- ¡Perfecto! ¡La pasaremos muy bien!

Edith agarró al pequeño y lo levantó en aire mientras giraba sobre sí misma, eso la divertía y mareaba al pequeño en partes iguales, por lo que cuando lo dejó sobre la cama el cayó sobre su trasero, para luego ver que ella se echaba en la cama, extendiendo sus pies frente a él.

- ¡Primero quiero un masaje de pies, adelante!

Aun mareado, el pequeño obedeció. Se acercó a los enormes pies de Edith y empezó a frotarlos con sus manos. El problema era el olor, sus pies desprendían un aroma rancio que contrastaba mucho con su dulce personalidad, lo que dificultaba la tarea del reducido, cosa que Edith no pasó por alto.

- ¿Qué pasa, pequeño?

- Nada, en serio, está todo bien…

- Más te vale… Y hazlo más fuerte, apenas te siento.

El chiquitín obedeció y frotó su planta con más fuerza.

- Así es… Ahora dale un besito, jiji.

- ¡¿Cómo?!

- Ya oíste.

Asqueado por la petición de la giganta, al reducido no le quedaba de otra, por lo que lentamente acercó su cara a la planta de su pie y le dio un beso lo más rápido posible, cosa que no evitó que ese repugnante sabor quedara impregnado en su boca, lo que lo hizo toces bastante y dejar de frotar.

- ¿En serio no puedes no besarme los pies? Me decepcionas pequeñito.

- *Cof* *Cof* Lo lamento… *Cof* Deme otra… *Cof* Oportunidad, por favor.

- Mmm está bien. Otros juguetes que he tenido tampoco tuvieron tan fácil esta parte del juego. Pero ya no habrá más oportunidades, esta será la prueba de fuego.

- ¿Por qué se llama así?

- Porque cuando la hago me calienta ¿por qué más? Jijijiji.

El pequeño no tardó en entender a qué se refería ella, pero nunca imaginó de qué modo lo haría. Con su magia Edith hizo levitar al reducido y dirigirlo lentamente hacia su vagina. El pequeño gritaba de terror ante la presencia de aquella cueva carnosa que no tardaría en cubrirlo por completo. Él estaba rodeado de sus paredes vaginales, las cuales lo presionaban rítmicamente, a una velocidad que aumentaba con forme Edith más se masturbaba. Sus pezones estaban duros y ella se estaba poniendo muy mojada ahí abajo, cosa que el pequeño no tardó en notal, a la par de darse cuenta que las contracciones de la vagina de su captora lo estaban arrastrando más y más profundo.

- Ahhh… Escapa… Pequeño…

Al escuchar eso el hizo todo lo posible por salir, moviéndose de un lado para otro, pero eso no lo ayudaba a avanzar ni un poco, si es que lo único que lograba era que Edith se excitara aún más, cosa que hacía que fuera tragado más rápido. Eventualmente pasó lo que tenía que pasar, el pequeño fue completamente tragado por el útero de la rubia, quedando atrapado en su vientre y nadando en fluidos seminales, los cuales al salir solo contribuyeron a ahogarlo en ese lago de semen.

Entonces ella acabó.

- Uff… Eso estuvo… Bien… ¿O no, pequeño?... ¿Pequeño?

El ya no respondía, ni siquiera se movía, Si no estaba muerto ya, lo estaría muy pronto atrapado ahí dentro, y Edith lo sabía.

- Te diré por qué no tengo más otros juguetes… Me aburren, jijiji.

 

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La Noche de Julia:

Teniendo claro que su amiga pasaría una noche divertida, Julia sólo tenía cabeza para elucubrar lo que haría con su pequeño reducido, el cual tiró al suelo sin mayor cuidado. El pequeño adolorido tras la caída miró hacia arriba viendo como la enorme morena dejaba caer a un lado su túnica, quedando como vino al mundo y volteando la mirada al suelo donde se encontraba.

- Seré clara y directa contigo, oí tu charla en el bar, se bien qué clase de basura humana eres, y por eso te encogí, aparte de dirigir esta academia me considero a mí misma una especie de justiciera, me gusta librar a la cuidad de escorias como tú.

- ¡Jódete! ¡Soy Hans “El hacha” Hatchet, y no te tengo miedo!

- No, muy mal, eres un pequeño inútil y patético que encogí para acabar con él. Mira, estoy algo cansada de trabajar todo el día así que simplemente te aplastaré, adiós.

Sin bacilar Julia bajó su pie sobre el diminuto hombrecillo a quien había sentenciado. Él se creía muy valiente, pero a la hora de la verdad al ver ese enorme pie descendiendo sobre él, cosa que quedó clara con el grito que pegó antes de ser totalmente cubierto por el pie de Julia. Hans era uno de esos tipos fortachones que se creían mucho por su físico y su manejo con las armas, para el no habían barreras que no pudiera cruzar en pos a satisfacer sus deseos más bajos, creía que el mundo estaba a sus pies, que ironía que ahora todo su mundo fue el enorme pie de aquella bruja.

Julia presionó su talón contra las piernas de Hans, triturándolas en el acto. Oír aquel tan familiar crujido hiso que esbozara una leve sonrisa en su rostro. Cuando estaba a punto de presionar con todas sus fuerzas para dar el golpe final, decidió que era mejor dar marcha atrás y jactarse un poco antes de acaban con el pequeño, después de todo su destino estaba sellado.

Lo levantó del suelo y llevó su cuerpo (o lo que quedaba de él) frente a su cara. Notó que aún seguía vivo, pero en un estado deplorable. Si ella no lo mataba, el dolor lo haría en cuestión de minutos, pero ese no sería el caso.

- Valla, este es el final y ni siquiera me he presentado, que modales los míos. Me llamo Julia Graves y dirijo esta academia. A pesar de lo lúgubre de mi apellido, me alegro al oírlo porque lo veo desde cierto punto de vista, y es que si te fijas bien, yo soy la “Tumba” de cientos de basuras como tú, jeje. En fin, adiós insecto, no fue un placer conocerte.

Julia dejó caer al pequeño dentro de su boca y lo mascó un poco, procurando no morder en partes vitales, ya que quería que estuviera vivo cuando llegara a su estómago, porque si él pensaba que el ser pisoteado de esa forma era el peor dolor que sentiría antes de morir, no se imaginaba lo mucho que ardería ser lentamente derretido por sus ácidos estomacales.

Con una victoria más a su nombre, Julia se fue a dormir.

 

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Al día siguiente Julia entregó el manuscrito de Edith al consejo para su aprobación, la cual no tardó mucho en recibir, por lo que desde ese momento y para siempre el nombre de Edith Wolfe estaría ligado a uno de los textos más famosos en la historia de la magia.

Días después de eso las 2 amigas decidieron tomarse otra noche y salir a celebrar al bar de siempre, donde una camarera desconocida les tomó su orden. Les llamó la atención no ver a Carmen de buenas a primeras, sabían que eso significaba una buena señal, pero no esperaban que su duda fuera respondida tan pronto. Carmen estaba bebiendo y comiendo con sus 2 viejos padres a unas mesas de donde ellas estaban sentadas, y ambos veían muy sanos. Ella se paró para saludar a Edith y Julia y agradecerles lo del otro día otra vez y el haberles dado al pequeño, siguió su consejo de “entrenarlo” y venderlo a la señora Cabot para pagar el tratamiento de sus padres, los cuales evidentemente mejoraron en cuestión de días hasta el punto de quedar más sanos que antes.

Desde luego esa noche no era sólo para celebrar la publicación del manuscrito de Edith o la recuperación de los padres de Carmen, Julia quería salir otra vez a cazar, esta vez para llevarse a unos cuantos pequeños con los que jugar esa noche. Les preguntó a Edith y Carmen si querían quedarse con unos cuantos, ya que percibía que esa noche el bar estaba particularmente lleno de malhechores. Ellas no solo aceptaron, sino que sugirieron acompañarla esa noche con sus juegos, cosa que Julia aceptó.

Tiempo después Carmen se integró a su grupo regularmente como una más, ayudando a las 2 brujas a capturar más fácilmente a algunos malhechores en la ciudad que ellas no conocían. Con el pasar de los años, las décadas y los siglos la historia las recordó: Julia Graves sería recordada como una de las mejores directoras de la Academia Mágica de Goddesswork al expandir aún más la escuela con diversas sedes a lo largo y ancho de la región, cosa que le resultó fácil con el poco crimen en la ciudad que ella misma en secreto perpetuó en su época. Carmen Salazar se convirtió en millonaria negociando con peques clandestinamente y abrió el primer bar solo para mujeres de Inglaterra, y Edith Wolfe estableció una gran carrera como escritora de libros mágicos, carrera que empezó con aquel manuscrito clásico: “Nuestro Mágico Origen: Rápida entrada a la Magia”.

 

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