- Text Size +

Había pasado como una hora desde que esa maldita de Rachel me encogió y me puso en su bolso junto con mis inconscientes amigos, por lo que estaba solo con mis pensamientos, creo que por primera vez. Y es cierto, me puse a pensar en lo que había hecho en mi vida hasta ahora, y la verdad es que no era mucho, no tenía dinero, casa, planes o nada netamente mío, todo lo que había logrado fue gracias a mis amigos, nos ayudábamos mutuamente, por lo que nuestros logros nunca serían solo de alguien.

Me era inevitable pensar en eso, sobre todo porque Rachel ya me lo había hecho saber justo antes de reducirme al tamaño de un pulgar, y no solo eso pasaba por mi mente, ya que lo que más me perturbaba estaba en sus últimas palabras. ¿En serio ahora sería su esclavo? ¿Sería de su propiedad? ¿Cuánto duraríamos mis amigos y yo en esta situación? Todo este lío solo me generaba más preguntas que respuestas, y seguí así de pensativo hasta que no pude más y caí dormido.

Cuando abrí mis ojos me percaté que me encontraba solo en aquel bolso, mis 4 amigos ya no estaban conmigo, también había más luz debido a que el cierre del bolso estaba abierto, por lo que no pude pensar en otra cosa que en tratar de escapar de ahí. Vi a mi alrededor en busca de algo que pudiera facilitar mi huida, y por suerte no tardé en encontrar un cepillo bastante grande inclinado a un costado del bolso, por lo que no dudé y subí sobre el hasta llegar a la cima. Al salir quedé estupefacto por varios segundos al ver donde me encontraba, era una habitación enorme, había una cama inmensa, un escritorio, un pc, lo usual en cualquier cuarto, pero en una esquina había algo que me hizo click, un pentagrama rojo en medio del piso alfombrado de aquella recámara, junto a un par de velas apagadas y varias anotaciones en las paredes en un idioma a simple vista incomprensible. Debido a lo que me dijo supuse de inmediato que era el cuarto de esa bruja de Rachel, y yo no era más que un patético reducido sobre su bolso en su mesa de noche.

Poco después de eso entré en mis 5 sentidos otra vez, pensando que ella tal vez se había llevado a Vicky y compañía a algún lugar, ya que no creía que hubieran escapado porque de ser así me habrían despertado. De todas formas tenía que salir de ese lugar cuanto antes, llegar con la persona más confiable y más cercana para que me ayudara a recuperar mi tamaño y luego volver a buscar a los chicos. Raudo y veloz me deslicé por la negra superficie de cuero del exterior del bolso de Rachel, no sin antes quemar un poco de mi piel debido al rose. Ya al borde de la mesa de noche pensé en saltar a la cama y bajar por las sabanas al piso, y al ver que mi otra opción era saltar directamente, lo primero fue lo que hice.

Corrí alrededor de 5 minutos en dirección a la puerta principal, pero cuando estaba a escasos segundos de atravesar el umbral del pasillo escuché como truenos desde fuera de mi ubicación, seguidos de algunos temblores constantes que me indicaban lo que eran, pasos gigantes. Fue cuestión de segundos para que la monumental figura de Rachel se asomara por la puerta, vestida con un piyama de manga corta color rosa que dejaba poco o nada a la imaginación debido a lo apretado que se veía, pero lo que más me asustó fueron sus gigantescos pies descalzos, que se acercaban hacia mi peligrosamente rápido. Sabía lo que podía pasar, por lo que rápidamente corrí hacia un lado lo más veloz que me era posible, pero estaba exhausto por lo que lo inevitable sucedió, veía la planta de su enorme pie derecho posarse sobre mí, cada vez más cerca, hasta que finalmente terminó aplastándome.

Para mi sorpresa seguía con vida, pegado bajo la suela de aquella chica que alguna vez llamé enana, y eso que ahora yo mismo era más pequeño que su pulgar. Con cada paso que daba sentía como mi espalda soportaba toda esa presión, pero sin quebrarse, lo que me indicaba que o el piso era muy suave o yo me había vuelto más resistente con forme me encogí, algo así como en esa película de Superhéroes cuyo nombre ahora se me escapa. No tuve que esperar tanto para que el dolor cesara, Rachel estaba echada sobre su cama con los pies extendidos, yo trataba se zafarme todo lo que podía, pero el sudor en su planta me dificultaba mucho la tarea.

Para bien o para mal, la giganta se paralizó por un minuto, se sentó sobre su cama y levantó su pie derecho a la altura de su estómago, solo para reír unos segundos y tomarme con sus dedos de mi sudorosa prisión. Me sostuvo a la altura de su cara, y no podía disimular la gracia que le resultaba tenerme en esa situación. Luego rompió el hielo y habló.

- Valla valla, parece que mi esclavito estaba tratando de escapar de su Diosa ¿Tienes algo que decir en tu defensa?

No pude materializar palabra, solo alcancé a hacer un gesto de negación sobre mi huida.

- ¡Mientes! ¿Primero tratas de escapar y ahora me mientes a mí, a tu nueva y hermosa Diosa? Creo que es hora de que te muestre de primera mano lo que pasa si me fallas, o mejor dicho de primer pie ¡Jajajaja!

Justo después de eso me soltó de entre sus dedos y me dejó suspendido en el aire, cayendo hacia el suelo, pensé por unos segundos que moriría ahí, pero por suerte el piso alfombrado no pensaba igual, por lo que mi caída fue relativamente suave. Me giré para ver a esa puta de Rachel, pero lo único que pude vislumbrar fue a su titánico pie acercándose a gran velocidad hacia mí, golpeándome fuertemente contra él y contra el suelo, solo para subir y hacerlo una y otra vez. No podía creerlo, estaba siendo pisoteado por Rachel, aquella chica a la cual tanto habíamos fastidiado mis amigos y yo, y aún vivía para contarlo, porque a pesar del inmenso dolor y mis intentos por gritar ahogados por las gotas de sudor de su pie que inevitablemente entraban por mi garganta, no parecía estar recibiendo ningún daño serio en mi cuerpo.

Cuando se detuvo yo estaba echado en el suelo, cansado y adolorido.

- Espero que eso te sirva de lección gusano ¡Jajajaja!

- ¿Q...Que vas a hacer conmigo? – alcancé a decir.

- Valla que tu si eres idiota, te dije que serías mi esclavo y así lo serás, tú y el resto de tus amigos. Verás, esto lo he planeado desde hace ya casi 2 años, cuando recibí mi primer libro de hechizos busqué la forma de regresarte todos los tormentos por lo que me hiciste pasar, y luego de mucho tiempo perfeccionando mis poderes este es el resultado, logré reducir a 5 personas a una pulgada de tamaño, y para garantizar que me durarán mucho como juguetes conjuré un hechizo de refuerzo en sus pequeños cuerpos, ahora son más resistentes, pero aún se pueden quebrar cual taza de cristal si así lo deseo.

- Te tomaste tantas molestias… ¿solo por esto? –dije atónito a mi interlocutora.

- Para mí fue un placer, esperar solo hizo más gratificante este momento, me percaté de todos los detalles y por suerte ustedes 5 eran los objetivos perfectos. Ninguno tiene padres o familia a la cual acudir, por lo que nadie los extrañará o buscará debido a su desaparición.

- ¿Y… donde están mis amigos?

- Cada uno está muy cerca de mí ahora, hay  2 en mi sostén, uno en mis bragas y otro en mi calcetín, por lo que aún queda espacio para ti en el otro.

Acto seguido volvió a levantarme y me arrojó dentro de su blanco calcetín, olía como el peor azufre del infierno, y viendo hacia arriba solo escuché esto.

- Esta será tu cama esta noche, iremos variando con forme pasen los días, será mejor que duermas porque mañana será un día agitado, sobre todo por ser tu primer día como mi esclavo a partir de ahora, y seguro que mi olor hará que caigas dormido en el acto, buenas noches ¡Jajajajajaja!

Luego de eso la luz se desvaneció y solo vi la punta de sus dedos acercándose lentamente a mí, hasta cubrirme por completo entre ellos. Eran como troncos cortados de un árbol inmenso, pero lo que los cubría no era precisamente rica miel de maple. Esto era insólito, estaba dentro del calcetín de Rachel, una chica a la que había intimidado por años, y ahora yo y mis amigos estábamos a sus órdenes como simples sirvientes. Muy en el fondo de mi ser pensé ¿Me merezco esto? No creía en el Karma pero si existía esta era una prueba fidedigna de ello. No pude más por el agotamiento y caí dormido al poco rato...

You must login (register) to review.