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Esa fue una mañana que no íbamos a olvidar, ya que fuera de la muerte de Stacy, el mundo entero estaba por cambiar. A diferencia de los 15 metros que alcanzó en primera instancia, ahora Rebecca medía poco más de 300 metros. A diferencia de lo que podría pensarse, la televisión mostró todo el suceso en tiempo real sin censura, ya que gracias a las cámaras ubicadas en toda la ciudad podíamos ver desde todos los ángulos el hecatombe que la giganta pelirroja causaba, y aunque no era algo de esperarse, creo que en el fondo sabían que se acercaba su final, por lo que es mejor que hubiera un registro en vivo de todo lo que estaba pasando, para alertar a las otras naciones, aunque pensándolo bien, en una situación así lo que menos me importaría sería el hecho de si la gente ve el suceso por la televisión o por sus propios ojos, viviéndolo en carne propia.

 

El titánico cuerpo desnudo de Rebecca se hallaba al frente de la Catedral de San Pablo, la cual vio sumamente diminuta para ella, y con las manos en las caderas y entre risas le dio una patada que la destruyó en un dos por tres, cuyos escombros volaron por los aires impactando en el banco de Inglaterra, el cual Rebecca procedió a pisotear también en su camino a la torre de Londres.

 

- ¡GENTE DE LONDRES Y DEL MUNDO! Yo soy Rebecca Watson, nacida el 3 de Mayo de 1995 y la última hechicera con vida. Al menos así me conocían antes, ya que ahora soy la Diosa Rebecca, Diosa del nuevo mundo que estoy por comenzar. Tengan seguro que cada gobierno actual caerá a mis pies, y ni todo el arsenal nuclear podría evitarlo, o eso creo, y cómo una pequeña demostración de lo que se viene, hoy le toca a Londres sucumbir ante mí.

 

Acto seguido de sus fatales palabras, la giganta se agarró las tetas y con ellas aplastó todas y cada una de las estructuras de la torre de Londres, tomándose su tiempo para ver a las personitas dentro de ellas antes de ser aplastadas bajo su monumental busto.

 

Luego de aquel espectáculo, Rebecca continuó con su morboso juego, esta  vez con la mira puesta sobre el puente de la torre. Una sonrisa malévola se apoderó de su cara, se puso en cuclillas con el trasero apuntando en dirección al puente, se veía a la gente horrorizada, gritando y corriendo por su vida en aquel puente, muchos se lanzaron hacia el río, pero eso no ayudó en nada ya que en cuestión de segundos la giganta saltó e impactó su enorme trasero sobre el puente, empujándolo a él y a todos en su interior hacia el fondo del Támesis.

 

- ¡EL PUENTE DE LONDRES SE CAYÓ, JAJAJAJA!

 

 Aquella estruendosa caída provocó un pequeño tsunami a orillas del río, cosa que hizo feliz a la giganta, pero no tanto como lo que estaba por hacer. Su siguiente objetivo era el London Eye, por lo que debía atravesar los distritos de Borough, Newington y Lambeth para llegar.

 

Esa fue tal vez una de las imágenes más abrumadoras, ya que no solo fue destruir edificios históricos creándole a Londres su propio 9/11, sino que esta vez podíamos ver a miles de personal corriendo por las calles lejos de las pisadas de la giganta, las cámaras de la ciudad junto con los cientos de vídeos de celulares que transmitían los hechos dejaron ver desde su punto de vista como todas esas personas eran inevitablemente aplastadas bajo los titánicos pies de Rebecca, y ella esbozaba una gran sonrisa mientras lo hacía, sobre todo cuando se percataba de algún pequeñín grabándola desde el suelo, que segundos después se convertiría en papilla bajo su pie.

 

Parecía una visión sacada del infierno, allá apenas estaba amaneciendo y todo lo que hacía Rebecca hacía palidecer al gran incendio de Londres en comparación. Luego de aplastar a miles bajo sus pies la giganta finalmente llegó al London Eye, que era apenas unos metros más bajo que ella, y lo que hizo después fue un espectáculo dantesco.

 

- Mmm, al fin algo que está a mi altura, jejeje. Me dan risa, patéticos insectos, ¿creen que estar dentro de esas cápsulas los protegerá de mí? No me hagan reír, no sólo están perdidos, sino que se ganaron una visita guiada a mi estómago.

 

En ese momento Rebecca se puso de rodillas frente a la rueda de la fortuna, y colocó su boca al lado de una cabina llena de pasajeros horrorizados, la lamió durante varios segundos dejando ver a aquella pobre gente el interior de su boca, que pronto sería su visión final, ya que procedió a comérsela de un mordisco, cosa que hizo con las 32 cabinas, todas repletas de hombres, mujeres y niños en estado de shock por lo que estaba pasando.

 

Una vez el London Eye se quedó sin cabinas para devorar, Rebecca lanzó la estructura hacia adelante, que rodó hasta colapsar contra el Country Hall, poniendo la vista en su siguiente objetivo: El Parlamento.

 

Sentada sobre lo que una vez fue el London Eye, la pelirroja empezó a patalear derrumbando poco a poco las paredes del palacio, más adelante puso sus pies a los costados de la torre Victoria, haciéndole una especie de Footjob como si fuera el pene más erecto en Inglaterra, no tardó mucho aquella estructura en colapsar, pero aquel acto había prendido a la giganta, por lo que puso su vista en la torre del reloj, uno de los emblemas de la ciudad, y se paró encima de él, colocando su vagina cerca de la punta.

 

Lo que pasó después fue más que obvio, pero no por eso menos  terrible, y es que Rebecca empezó a usar la torre del reloj como si de un consolador ser tratara, ahogando los gritos de todos los pequeñines que estuvieran dentro, y conforme la torre era destruida presionándolos más y más contra sus paredes vaginales. Empezó a gemir de placer y a llevar a cabo su acto con más y más velocidad, provocando que tanta violencia derrumbara la torre, a la par que la excitaba a un punto de estar a punto de correrse, cosa que hizo no sin antes apuntar a la Abadía de Westminster, que al cabo de unos segundos se llenó de los viscosos jugos de la pelirroja, ahogando a todos los de adentro en sus calientes y blancos fluidos.

 

- Ah… Ya me divertí suficiente, creo que es hora de acabar con la reina y con ese maldito de Carlos de una buena vez, después de todo Inglaterra ya no los necesita, me tiene a mí, jajaja.

 

En segundos ocurrió algo que de no ser porque lo vi con mis propios ojos no lo creería, el palacio de Buckingham estaba siendo aplastado por los enormes pies de Rebecca, la cual lo redujo casi a polvo durante su arranque de éxtasis post torre del reloj, ya no quedaba nada, al cabo de unos minutos Londres completa fue destruida por aquella giganta, quien luego de eso fue a una isla cercana para descansar.

 

Por nuestra parte estábamos sin palabras, al menos hasta que Alexis rompió el hielo.

 

- Tengo que volver con ella.

- ¡Estás loca! – Dijo Rachel. – Tu misma viste lo que pasó, no le importó matar a todos, ¿qué piensas hacer?

- Hacerla entrar en razón, y si no funciona, al menos a su lado es el lugar más seguro del planeta, es mi hermana, no me hará daño.

 

Entonces Alexis abrió un portal hacía en viejo continente, pero antes de partir fue interrumpida por Vicky, quien le agarró el brazo y dijo algo que nunca imaginé.

 

- ¡Quiero ir contigo!

- ¡¿QUÉ?! –Gritamos todos al unísono.

- Sí, es cierto, no estoy segura aquí, sólo lo estaré si la nueva Diosa me protege.

- Vicky… después de todos estos años…

- Lo siento Rachel, pero yo crecí en las calles, si algo me marcó es mi instinto de supervivencia, y donde puedo estar más a salvo es con Alexis y Rebecca.

- …No puedo culparte, en tu lugar yo haría lo mismo.

- Mi hermana vendrá por ti Rachel, será mejor que huyas a algún lugar lejos de todo.

- No… Le diremos que Rachel murió, así al menos podrá vivir el resto de su vida tranquila con Gera.

- Ok.

- Gracias chicas… Suerte…

- A ti igual Rachel.

 

Las 3 se despidieron entre lágrimas y abrazos antes de partir, pero Vicky en el momento justo antes de cruzar el portal volteó su mirada hacia mí, que estaba en la palma de Rachel, y simplemente dijo: Te quiero Gera, cuida de Rachel por favor.

 

Luego de eso no las vimos más, pero Rachel y yo seguíamos preocupados por ellas y por la situación actual, por lo que fue imposible apartar la vista del televisor en los siguientes días.

 

En aquella isla donde Rebecca había ido a descansar al cabo de unos minutos llegaron incontables misiles nucleares, que la giganta con su magia arrojó a las ciudades de donde vinieron, generando una guerra nuclear en el proceso que mermó buena parte de la población de todos esos países.

 

- Parece que hicieron lo que pensé que harían, que idiotas, ahora no tienen nada para defenderse de mí, sólo sus pequeños países… Y respecto a eso…

 

En cuestión de segundos Rebecca se tele transportó de la isla para minutos después aparecer en frente de la Casa Blanca. Durante ese tiempo el mundo se paralizó por saber en dónde se había metido la giganta, pero cuando al fin luego de llegar a aquel jardín abrió su mano y conjuró un hechizo extraño que abrió un portal e hizo caer a cientos de líderes mundiales en su palma. Kim Jong Un, Putin, Trump, Morales, hasta Peñanieto, tenía literalmente al mundo en la palma de su mano, y no tardó en evidenciarlo.

 

- Aquí está el último bastión de lo que conocen como el mundo, pero para mí no son más que bocadillos, y luego de que me los coma este planeta será mío y todas sus naciones me pertenecerán, y si se reúsan, bueno, pregúntenle a Londres que se viene.

 

Luego de eso abrió la boca de par en par y puso su palma inclinada hacia ella, haciendo que lentamente los mandatarios se arrastraran y cayeran dentro de sus fauces, ella no masticó, seguro quería tener el placer de derretirlos en sus jugos gasticos, cosa que obviamente sucedió.

 

Rebecca ahora era la Diosa del mundo, de un nuevo mundo que en cuestión de horas la siguió. En cuanto a nosotros, durante semanas no supimos de Alexis y Vicky, nadie vino a buscarnos, por lo que supusimos que Rebecca nos creía muertos. Sólo nos teníamos a nosotros, Giganta y peque, pareja, estábamos solos en esa casa de montaña, lejos del desastre, pero sentíamos que uno mayor se apoderó de nuestros corazones luego de aquella fatídica noche…

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