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A pesar de tan cómodo lugar en el que estaba recostado no pude conciliar el sueño, aquella chica me abrió sus sentimientos, y dejarla para ir con Rachel luego de eso me parecía un poco cruel, por lo que cuando escapara le diría a mi amada lo ocurrido y vería la forma de ayudarla. Y aunque no reaccionara de la mejor forma, al menos mi conciencia estaría limpia.

 

Me di cuenta que estaba atardeciendo cuando una mano me sacó de las pantis de Alexis, pero no era su mano, ella seguía profundamente dormida, aquella mano era la de Rebecca, que sin decir nada me sacó de la habitación y me llevó al baño más cercano, para dejarme sobre la taza y luego empezar a hablar.

 

- ¡¿Me puedes oír, pequeño?!

- Si, eres Rebecca ¿no? La criada en jefe de Alexis.

- Pequeño y además listo, me gusta. Quería hablar contigo de algunas cosas, te vi cuando llegaste con la señorita Roberts y sus amigas ¿eran cómodos sus pechos? Bueno, no importa, la verdad es que eres lindo y quería aprovechar de pasar un buen rato antes de…

- ¿Antes de qué? – Aquella pausa me intrigó bastante, sobre todo por como lo dijo.

- ¡Antes de que la Ama Alexis despierte, claro!

 

Seguía sin convencerme su respuesta, pero por dios Rebecca era hermosa y se veía simpática y servicial, creo que no dudaría pasar un rato con ella, aparte si me lleva a más partes de la casa podría idear una forma más rápida de escapar, y aunque seguía dubitativo, vi que había cerca de la bañera una rejilla en el suelo, la cual podría ayudarme a escapar de la mansión, por lo que mejor le seguía el juego.

 

- ¿Entonces, qué dices?

- Acepto.

- ¡Fantástico! ¡Mi ama Alexis tiene el sueño muy pesado, son las 8 de la noche y como siempre despertará a las 10 de la mañana cuando suene su alarma, nunca despierta antes de eso, así que tenemos 14 horas para nosotros solos!

- ¡14! ¡¿Qué tu no duermes o qué?!

- Claro que sí, ni que fuera un Vampiro, aproveché de dormir en la mañana, así que descuida, nada nos interrumpirá pequeñín.

 

Eso me parecía bastante raro, por un lado porque al ser criada no debería de dormir en el trabajo, y claro porque al parecer tenía todo esto planeado desde antes. Aquella chica me intrigaba, seguro ocultaba algo, así que debía ir con cautela con ella.

 

Me llevó a una gran habitación, supongo que a la suya, la cual era tan grande como la de Alexis, pero esta tenía un enorme televisor de pantalla plana frente a un enorme sofá en 90 grados de su enorme cama, tal vez sea por mi pequeño tamaño pero en serio todo se veía sospechosamente grande. Fue entonces que me dejó sobre el respaldo de manos del sillón y me conto su plan para la noche.

 

- Hace tiempo que no tengo una Pijamada, partamos viendo una película y tú puedes pintar mis uñas mientras tanto, si haces un buen trabajo te recompensaré, pero si no pues… ya sabes. No creo ser tan buena gente como Alexis.

 

Acto seguido me pasó un frasco de esmalte de uñas rojo tan grande como yo y se sentó de manera tosca en el sofá, lo que hizo que me estremeciera un poco pero no me caí. No tardó en elegir una película, Godzilla del 2014, no era tan buena pero comparada con la de los 90’s no podía quejarme. A la par que el filme avanzaba yo agarraba con fuerza la brocha gigante y esmaltaba de rojo las uñas de su mano derecha, lo que tardaba un buen rato, más del que pensaba. Nunca había hecho esto con mis amas y la verdad era algo difícil considerando mi tamaño.

 

Rebecca no dijo nada durante toda la película, su mirada era fría como el hielo y atenta como un oficial de policía sobre una dona, al verla desde aquí abajo noté algo en su rostro, sus ojos eran grises como los de Alexis, algo raro, no hay mucha gente con los ojos así y encontrar 2 en el mismo sitio me parecía extraño, y fuera de eso noté que su nariz era idéntica a la de Alexis, pequeña pero respingada y muy bonita, incluso en general tenía un aire a ella.

 

Llegué a pensar que tal vez esta chica no era una simple mucama, debía ser pariente de Alexis o algo así, eso también explicaría su actitud tan relajada con respecto a sus labores. Decidí preguntarle cuando acabó la película y yo terminé su manicura en ambas manos, aunque ella primero debía dar su veredicto sobre mi trabajo.

 

- Ciertamente no está mal, aunque algo descuidado en los bordes ¿Nunca habías hecho esto verdad?

- Pues no, ni Rachel ni mis otras amas me lo habían ordenado.

- Entiendo, aunque la verdad estaba siendo educada, sí que hiciste un trabajo bastante mediocre, y creo que mereces un buen castigo.

- Pero si yo…

- ¡SILENCIO! Ahora, ¿Algo que decir antes de que lleve a cabo tú sentencia?

- Sí. ¿Quién eres en realidad, no eres una mucama real, no?

- ¡Me pillaste! Eres más listo de lo que pensé. La verdad no soy una mucama ni una sirvienta, eso era una fachada para ocultarme mientras tus 3 antiguas diosas estaban de visita, pero en realidad soy Rebecca Watson, la hermana mayor de Alexis. Ahora, si no tienes más que decir creo que es hora de tu castigo.

 

Con una mano Rebecca me levantó y con la otra se subió la falda, dejándome cara a cara frente a sus bragas, que lentamente y con ayuda con el movimiento de sus caderas terminó haciendo que cayeran al suelo, dejándome ver su titánico culo a escasos centímetros de mi rostro.

 

- ¡Dile hola a tu nuevo hogar pequeña basura!

- ¡ESPERA, NO LO HAGAS!

 

Lentamente me fue acercando hacia su ano, mi rostro estaba cada vez más cerca de él y yo sólo podía gritar, hasta que no pude seguir ya que mis labios habían hecho contacto con su recto, segundos antes de que fuera introducido completamente dentro de él.

 

Estaba oscuro y olía terrible, por razones evidentes, y estaba sumamente apretado, más que la vagina de mi Diosa Rachel cuando hacíamos el amor, ella nunca había hecho esto conmigo, menos Stacy o Vicky, y la verdad era entre excitante y doloroso, sobre todo doloroso, ya que su ano se contraía cada maldito segundo, algo que seguro hacía ella para excitarse. La pared carnosa frente a mí se apretaba más y más, con movimientos cada vez más rápidos pero irregulares, creo que se estaba masturbando conmigo dentro de su ano, sobre todo creí eso al escuchar sus ruidosos gemidos que oía aun dentro de esta oscura, caliente y olorosa prisión.

 

Un par de minutos después los cuales se me hicieron eternos, escuché una voz algo apagada hablando junto con Rebecca, y segundos después salí de ahí gracias a sus dedos los cuales me jalaron rápidamente.

 

Estaba tan oscuro allí dentro que la luz de la habitación me golpeó fuerte en los ojos, sobre todo considerando que era muy pequeño por lo que me afectaban más ese tipo de cosas, y cuando por fin pude ver con claridad vi a Alexis parada frente a nosotros.

 

- Lamento haberte despertado con mis gemidos, hermana.

- Claro que no lo lamentas, querías que viniera ¿no?

- Más bien quería que vinieras a la cama…

 

Segundos después ambas hermanas se encontraban sobre aquella gran cama y empezaron a desnudarse, aunque Rebeca no me soltó ni por un segundo. Vi desde su puño como ambas hermanas gigantas empezaron a besarse apasionadamente, algo que fue largo pero no tanto como lo que venía, Rebecca recostó a su hermana en la cama y se puso sobre ella.

 

- Tuve una idea loca.

- ¡Sólo hazlo, lo quiero dentro de mí ya!

 

No tardó mucho en obedecer a su hermana y acercarme a su vagina, me metió boca arriba dentro de su húmedo coño hasta las costillas, tenía exactamente la mitad de mi ser atrapado en la vagina de Alexis, y eso era tan exacto por lo que se avecinaba.

 

Levanté la mirada y vi como la vagina de Rebecca se acercaba rápidamente hacia mí, fue algo sumamente rápido pero el terror que sentía hizo como que el tiempo se detuviera, dejándome contemplar a detalle aquella petrificante cueva carnosa, que en breve me envolvería.

 

En cuestión de segundos terminó cubriéndome por completo. Me hallaba entre las vaginas de las 2 hermanas Watson en un trío bastante peculiar, las 2 hermanas copularon con fuerza sin importar que yo me hallara dentro de ambas, obviamente desesperado.

 

- ¡AAAAAAAAHHH! – Grité, aunque desde luego en vano.

 

Sus contracciones apretaban mi cuerpo de una forma entre excitante y sumamente dolorosa, no se contenían en lo más mínimo, era una de las situaciones más extremas en las que me había encontrado, y de las pocas en la que el pavor se apoderó por completo de mí, ya que ellas no eran mis Diosas, podrías matarme cuando lo desearan o hasta por accidente si se excitaban más de la cuenta.

 

Yo no podía hacer otra cosa más que gritar, pero nuevamente fui silenciado, esta vez por los fluidos del coño de Rebecca que rápidamente se filtraban en mi boca, y tuve que tragarlos varias veces para no ahogarme. Fue algo desagradable, pero debido a las circunstancias tenía que hacerlo, cosa que no dudo que salvó mi vida.

 

Al cabo de 10 minutos pararon y por fin me dejaron salir, se acostaron en la cama y me dejaron dentro de una bota alta para que durmiera, y entonces yo, en la oscuridad, y ya con mis 2 nuevas amas dormidas, afronté la terrible verdad, una de la que sabía no podría escapar por el resto de mi vida, y es que sin querer le había sido infiel a Rachel…

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