Leyendas del Giantessverso by GeaGts
Summary:

Descubre los fantásticos relatos de diversos autores sobre este universo de Gigantas. En esta antología colaborativa se pretende juntar grandes cuentos y relatos cortos sobre Gigantas, Giantess, GTS y todo lo que deriva de eso, todas conectadas obviamente al universo del género creado por un servidor conocido como el Gianetssverso, el cual empezó con mi historia: "BAJO LA DIOSA"


Categories: Teenager (13-19), Adventure, Young Adult 20-29, Adult 30-39, Mature (40-49), Butt, Crush, Fantasy, Feet, Footwear, Gentle, Humiliation, Legwear, Mouth Play, Slave, Unaware, Vore Characters: None
Growth: None
Shrink: Micro (1 in. to 1/2 in.)
Size Roles: F/m, FF/m
Warnings: Following story may contain inappropriate material for certain audiences
Challenges: None
Series: Giantessverso
Chapters: 8 Completed: No Word count: 40872 Read: 11373 Published: January 21 2021 Updated: January 21 2021

1. Nuestro Mágico Origen by GeaGts

2. Vecina by GeaGts

3. Trabajo by GeaGts

4. El Ama del Invierno by GeaGts

5. aTRAPado by GeaGts

6. Club by GeaGts

7. Confesión de una Ladrona by GeaGts

8. ORM - Organización de Regulación Mágica by GeaGts

Nuestro Mágico Origen by GeaGts
Author's Notes:

Escrita por GeaGts

 

Texto original de la Academia Mágica de Goddesswork, Inglaterra | Año 1430 D.C.R:

 

“Este ensayo es para explicar de forma simple como funciona la magia en nuestro mundo, sobre todo para toda aquella mujer que esté empezando con su entrenamiento. Si toda la información la abruma no se preocupe, todo esto será explicado de forma detallada y particular a lo largo de su aprendizaje completo, lo que sigue a continuación es un resumen rápido escrito de la forma más simple y coloquial posible.

Primero un poco de historia. Nuestro mundo es el último de muchos que han existido a lo largo de miles de millones de años, aquellos mundos fueron recreados cuidados por otras Diosas, de las cuales solo conocemos a Shiva, quien estuvo a cargo del mundo anterior a este y fue quien lo ha mantenido vivo por más tiempo. Nuestro mundo existe gracias a la Diosa Rachel, antigua habitante del mundo de Shiva y quien, a pesar de llevar unos cuantos años menos, sabemos que ha sido y será quien ha mantenido más próspero el mundo.

¿Qué tiene que ver todo esto con la magia? Simple, la magia es el origen de la vida, un planeta sin magia es un planeta sin posibilidades de vivir, y es dejado a su suerte. El balance de la magia es controlado por la Diosa de cada mundo, en este caso la Diosa Rachel, y ella es quien decide como moldear la magia a través de los siglos para que la expectativa de vida y la prosperidad se prolongue lo más posible. A diferencia de Shiva y otras Diosas, Rachel se dio a conocer en persona ante nosotros su pueblo en varias ocasiones, la última registrada fue en el año 1361 D.C.R (Después del Cristo de Rachel) aquí en Goddesswork, Inglaterra, una región muy fiel que ha sido el centro de sus apariciones en el pasado, y nos comunicó que debido al aumento de la población mágica de las últimas décadas, se hacía necesario empezar a enseñar la magia toda bruja que haya, para evitar descontroles en la balanza de la vida por tener brujas insurrectas, como la que causó la extinción del mundo anterior.

Yendo de lleno a la magia, esta solo puede ser usada por mujeres, aunque no por todas, solo por aquellas cuyo linaje ancestral haya sido bendecido por Rachel, el cual aunque es un gran número, no se acerca a la mayoría de la población. El uso correcto de la magia se debe dominar con práctica y disciplina, aunque el talento innato es un factor importante para llegar a ser una bruja de renombre. Con la magia la usuaria puede alterar aspectos de la realidad que la rodean y aplicarlos a sí misma como a otras personas, lugares y objetos, y su alcance está definido por la capacidad mágica de la bruja y de la forma en la que la usa. Aquí una breve explicación de las distintas formas de usar magia y sus implementos:

1)      Hechizos: La forma de magia más común y conocida, los hechizos son la forma elemental de usar magia de forma directa. La manera de conjurar cualquier hechizo es mediante los conocimientos del mismo de la bruja para con su control de magia, y para liberarlo se requiere una posición de manos específica. La duración de los hechizos es temporal, y depende de la complejidad del mismo como de la capacidad mágica de la bruja que lo ejecuta. El tiempo entre esas variantes oscila entre los 5 a 100 años, y se puede prolongar realizando el hechizo de nuevo.

2)      Maleficios: Son parecidos a los hechizos, salvo que estos requieren mucha más preparación mental al ser sumamente difíciles de realizar por el método directo, por lo que se vale de soportes o colaboraciones entre varias brujas la mayor parte del tiempo. La diferencia más grande con respecto a los hechizos es que los maleficios son “permanentes”. La única forma de deshacer un maleficio es siguiendo sus pasos de anulación, que pueden a llegar a ser tan complicados y encontrarlos algo tan obtuso que se tiende a decir que son permanentes.

3)      Pociones: Es el soporte más común a la hora de hacer hechizos. Juntando determinados ingredientes se pueden lograr los mismos resultados que con un hechizo o maleficio directo en forma de un brebaje sin sabor, y sumado a que no consumen casi nada de poder mágico para ser creados más que en la fase final de activación las convierte en una alternativa ideal para realizar magia de mayor nivel más fácilmente.

4)      Talismanes: Son objetos cuya bruja propietaria inscribió un hechizo en su interior, para poder ser usado varias veces sin gastar el poder mágico de la bruja. Para que no dejen de funcionar la bruja debe cargarlos de magia de vez en cuando. Suelen ser collares, anillos, pendientes u otros accesorios, aunque se puede hacer un talismán de cualquier cosa, como hojas de papel o similares, el cielo es el límite. Una característica de los talismanes es que pueden ser usados por mujeres no brujas, ya que como la magia está en el objeto lo único que deben tener es la preparación mental para usar el hechizo del talismán. Dependiendo del talismán y sus características puede usar el hechizo que tiene de forma completa o parcial, y algunos talismanes pueden tener incrustados más de 1 hechizo.

5)      Contratos Mágicos: También hay ciertos talismanes que pueden activar su hechizo solo por contacto, como los contratos mágicos, pero ese tipo de cosas requieren un nivel más avanzado. Este tipo de contratos estipulan en ellos un maleficio secreto, por lo que son virtualmente imposibles de romper. Las brujas suelen usarlos para tomar posesión de una persona de manera permanente, a menudo encogiéndolo.

6)      Sellos Mágicos: Este tipo de sellos ayudan a potenciar distintos hechizos o a facilitar su control. Las brujas suelen usarlos junto a hechizos complicados o que no manejen muy bien. Los sellos mágicos se ven desde pequeñas luces en la punta de los dedos de la bruja, hasta grandes círculos de magia rodeando tanto a la bruja como a su cuerpo y a su objetivo.

7)      Sellos de Protección: Los sellos de protección son lo contrario a los sellos mágicos, ya que estos limitan el uso de magia de un hechizo o de una bruja. Suelen ser usados como una pena para las brujas criminales, o de forma medica al sellar total o parcialmente la magia de una bruja cuya capacidad es obscenamente grande. Tienen la forma de tatuajes y para aplicarlos en una bruja es necesario de 3 a 10 brujas en conjunto, dependiendo si se quiere sellar un hechizo de rango bajo, medio, alto, supremo, o a la bruja en sí.

8)      Velas: Las velas ayudan a la bruja a canalizar mejor su propia magia, al tener velas cerca la bruja puede controlar más fácilmente distintos hechizos, sobre todo los que no conoce bien o es primeriza en ellos. Mientras más velas haya encendidas, el control de la bruja es mejor. Las velas suelen ser usadas como ayuda pedagógica para las brujas principiantes en las academias mágicas del mundo, ésta incluida.

9)      Pergaminos de Poder: Los pergaminos de poder son soportes mágicos de gran nivel, permiten a la bruja no solo controlar mejor un hechizo y su propia magia, sino que permiten deshacer ciertos maleficios y usar más de 1 hechizo a la vez. Suelen usarse junto con velas, pociones o talismanes para controlarlos mejor, pero depende del caso.

Esos son los conceptos mágicos que toda bruja debe manejar, hay más desde luego, pero esos están a un nivel más elevado y sería muy largo y engorroso que los pusiera aquí.

Sé que muchas quieren esta parte del escrito, por lo que decidí colocarla al final, y es la sección de posibilidades con la magia ¿Qué puedes hacer con ella? Pues como es sabido se pueden llegar a hacer hazañas extraordinarias, casi incomprensibles para humanos comunes. Se pueden cambiar el color de las cosas, se puede volar, hacer florecer las plantas, aumentar las capacidades físicas de cualquiera, modificar objetos hasta convertirlos en otros, y aunque también tiene cierto lado oscuro, terminaré con el hechizo que más ama la mayoría de las brujas, incluyéndome, el hechizo de alteración de tamaño, con el que puedes agrandar o encoger cualquier cosa, o a cualquier persona. La parte final del Libro de Rachel tiene descripciones bastante interesantes sobre el uso de ese hechizo, y sobra decir que es lectura obligada para cualquier bruja. En la época de dicho relato las limitaciones éticas y morales parecían mayores que las que hay hoy, pero seguramente en unos cuantos siglos más la sociedad avanzará hasta un punto similar al visto en dicho relato.

Para finalizar quiero darle la bienvenida a toda bruja que lea este escrito de aquí hasta el fin de los tiempos, y espero de corazón que pueda controlar su magia, que Rachel la bendiga.”

 

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Edith Wolfe acababa de terminar de escribir y revisar su manuscrito introductorio a la magia, pronto sería publicado y su carrera como maestra de magia en la Academia Mágica de Goddesswork iría en ascenso, incluso podría llegar a convertirse en la directora algún día, aunque su amiga y mentora Julia Graves aún seguía en el cargo, desempeñándolo de forma formidable, por lo que no tenía prisas en ascender.

Edith medía 1.65cm, tenía 26, era rubia con el cabello ondulado y siempre vestía una pequeña túnica café a modo de chaleco, ya que gustaba de enseñar sus atributos femeninos en el pueblo. Ella fue a buscar a Julia a su oficina poco después de terminar su manuscrito, ya que Julia como directora debía enviar su ensayo al consejo mágico para ser aprobado como texto didáctico. Emocionada fue de prisa a la oficina de Julia, tocó la puerta y esta la dejó entrar, por lo que Edith sin pensarlo mucho se lo entregó.

- ¡Ya está! Fue bastante duro pulir los últimos detalles para que se adecuara a los estándares que pidió en consejo, pero hice lo mejor que pude y le puse un poco de mi semilla.

- Lo se Edith, los protocolos pueden llegar a ser fastidiosos, veamos…

Julia empezó a leer el manuscrito. La directora morena de pelo negro corto, de 40 años (aparentando mucho menos) y 1.70cm no se detuvo hasta haberlo terminado, deteniéndose un poco en ciertos puntos que cuestionó a Edith al terminar su lectura.

- Está bastante bien, no esperaba menos de ti, pero ¿Y esas referencias al hechizo de alteración de tamaño? Porque no es sólo una.

- Si… Pensé en nombrarlo muy por encima, pero luego me dije: Este es el hechizo favorito de gran parte de las brujas ¿por qué pasarlo por alto si es algo tan importante en nuestra cultura?

- Estoy de acuerdo, pero recuerda que este texto será leído por generaciones futuras mucho después de nuestro deceso.

- Lo tengo claro Julia, por eso traté de no detallar mucho en eso. Pero aquí entre nos ¿crees que las brujas del futuro no seguirán encogiendo hombres? ¡JA!

- Bueno, sabes que no, más que nada pregunto por lo del protocolo, si fuera por mi mete todo lo que quieras en cualquier texto, jejeje.

- Claro ¿Oye te parece que esta noche salgamos al bar a “cazar”? Hace tiempo que no tengo una noche libre para divertirme.

- Mmm, tendría que acelerar el papeleo que tengo para hoy… Pero qué demonios ¡Hay que salir, Edith!

Rápidamente las 2 amigas se emocionaron por sus planes y ambas trabajaron duro ese día para poder desocupar su noche. Cerca de las 8 salieron de la Academia Mágica de Goddesswork, un prístino castillo la cual fue la antigua cede de los gobernantes de la región, y que desde hace 69 años se dedica a impartir lecciones de magia a las jóvenes brujas. Ambas, así como el resto de las profesoras, vivían en dicho castillo junto con las alumnas, aunque claro, esta últimas sólo cuando era época de clases, la cual no se estaba impartiendo ese caluroso mes de Julio, por lo que las maestras tenían todo el castillo para ellas solas durante unos 3 meses, en los cuales pasaban anécdotas peculiares como las que acontecieron aquella noche. Edith y Julia caminaron cubiertas por sus túnicas carmesí y sus capuchas hasta el bar más cercano a las inmediaciones del castillo, el cual al estar alejado del pueblo, solía ser el nido de borrachos empedernidos, gente inescrupulosa y criminales de poca monta. Al entrar se sentaron en una mesa vacía, y un par de minutos después vino una camarera escasamente vestida a tomarles el pedido.

- B-Bienvenidos al Bar Hijos de Rachel, me llamo Carmen ¿Qué van a tomar? –Dijo la camarera algo nerviosa, había repetido el nombre del bar tantas veces que se le olvidó lo irónico que era teniendo en cuenta la clase de clientela que frecuentaba.

- No seas tan formal, amiga. –Dijo Julie, quitándose un poco la capucha junto con Edith, sin descubrir sus orejas y revelando su género a la camarera, quien dio un suspiro de alivio y se le notaba más relajada al ver eso.

- Lo siento, es mi primera semana trabajando aquí.

- No te preocupes querida, ni se nota, jejeje. –Dijo Edith para alivianar aún más el ambiente.

- ¿Qué pasó con Judy?

- ¿Judy? Ella renunció justo hace una semana, yo tomé su cargo como camarera.

- Si… Seguro ahora le está yendo mejor, je.

- Eso espero, entonces ¿Qué desean tomar, damas?

- Nada complicado, con 2 jarras de sidra bastará.

- ¡A la orden!

Con el pedido en mente, Carmen se alejó de la mesa para encargárselo al cantinero, aunque en el camino recibió algunos “halagos” de un par de borrachos, y hasta uno le tocó el culo mientras andaba, cosa con la que claramente no se sentía cómoda. Las 2 maestras no la conocían, pero conocían el perfil de las chicas que trabajaban en este local. Tanto Judy como las que vinieron antes que ella aceptaron el trabajo como último recurso, eran chicas jóvenes quienes estaban dispuestas a soportar aquellos tratos debido a la jugosa paga, la cual por lo general usaban para cubrir gastos extra como cuidar a su familia enferma o a sus hijos recién nacidos, y claramente Carmen no era la excepción. Ambas frecuentaban ese lugar por 3 razones: Los tragos eran buenos, estaba cerca del castillo, y sobre todo porque gustaban de ayudar a esas pobres chicas a encaminar sus vidas de mejor manera como se merecían, y lo hacían de una forma poco convencional.

Durante su tiempo desde que entraban al local hasta que pagaban la cuenta por los tragos se dedicaban a observar en silencio desde una esquina el comportamiento de todos los clientes del bar, cubriendo sus cabezas con las capuchas para que no vieran que los estaban escuchando atentamente con un hechizo de audición mejorada, el cual formaba unos pequeños sellos en sus orejas. Solían hablar entre sí solo cuando detectaban a un individuo particularmente nefasto. Por lo general “marcaban” a más de 10 por noche, pero esta vez el bar parecía menos poblado de gentuza que de costumbre. Varios grupos de hombres venían simplemente a tomar algo luego de trabajar todo el día en sus granjas, otros comerciaban sus bienes, pero nada particularmente malo. De toda la clientela esa noche destacaron sólo 3, un peculiar grupo de cazadores nómadas que eran justo quienes habían acosado a Carmen hace rato, y estaban bastante ebrios, tanto que se pusieron a platicar alegremente sobre sus hazañas en pueblos vecinos y lo que harían en este, hazañas que por lo general implicaban robar y matar campesinos y violar a sus mujeres, por lo que los 3 ya habían sido marcados por Edith y Julia.

Carmen no tardó en traerles sus jarras de sidra a las 2 maestras, quienes le agradecieron y le metieron conversación. Carmen se sentía cómoda hablando con ellas, sobra decir que la distraía de sus pocas decorosas labores. Ella les dijo que aceptó el trabajo porque sus padres estaban enfermos, y que sólo la mejor doctora del pueblo podía salvarlos de morir, aunque sus precios eran elevados y necesitaba ganar más dinero rápidamente, siendo esta su única alternativa que no fuera caer en la prostitución. Ambas compadecieron a la joven, y sin adelantarle nada, le prometieron que todo estaría bien. Carmen no tuvo tiempo de preguntarles más ya que sus servicios eran requeridos por otros clientes, por lo que siguió trabajando. Pasaron 2 horas, Edith y Julia pidieron más tragos para no levantar sospechas y empezaron a hablar de sus cosas, ya no tenían que buscar más, no hubo otro cliente esa noche que entrara después de ellas y los que estaban ya empezaban a retirarse, ambas no tenían más de que preocuparse, después de todo ya tenían a sus marcados.

La tienda estaba por cerrar, Carmen había entrado al baño a cambiarse para salir y regresar a casa, se despidió de lejos de las maestras y salió por la puerta del bar, seguida poco después de los 3 cazadores. A pesar de haberles dejado de prestar atención, las 2 notaron esto y las siguieron, viendo en su salida al dueño del bar subiendo a su dormitorio.

- Como siempre Hugo, ni una palabra.

- Por suerte ahora lo harán fuera de aquí, yo no sé nada, nunca se nada, Edith.

- Bien dicho.

Las 2 maestras habían acordado esto antes con el cantinero y dueño del local, no era la primera vez que esto pasaba y seguro no sería la última, aparte de que Hugo sabía que no podía oponerse a ellas.

Al salir notaron que se levaban a Carmen por el callejón al lado del bar, y sin perder el tiempo fueron a encararlos.

- Pensábamos hacerlo de forma más discreta, pero en serio lo arruinaron chicos.

Los malhechores voltearon al oír la voz de Julia, sólo para quedar deslumbrados por los destellos que emanaban sus manos y las de su amiga rubia. Cuando abrieron los ojos se aterraron ya que estaban desnudos en el suelo y aparentemente medían menos de 5cm, y la chica que estaban por violar y sus 2 salvadoras ahora eran más grandes que cualquier torre que hayan visto.

- ¡Malditas brujas!

- Tengan más cuidado con sus palabras, bichos.

- ¿A sí? ¡Malditas perras!

- Ay que idiotas son, aun luego de esto.

Julia los recogió del suelo y los apretó en su puño mientras ellos forcejeaban por escapar, obviamente sin éxito.

- G-Gracias… ¡Muchas gracias! –Dijo Carmen empezando a llorar.

- ¡Shhh! No hay de qué, pero no hagas mucho ruido.

- Mira pareces una buena chica y queremos ayudarte, Carmen, toma a uno de estos salvajes y llévaselo a la Doctora, oí que acepta reducidos como medio de pago, o si quieres puedes entrenarlo y vendérselo a la señora Cabot en su casa cerca de la iglesia, ambas formas te ayudarán con el problema de tus padres, aunque el camino de la señora Cabot requiere que entrenes antes al pequeño.

- ¿Entrenarlo?

- ¿Leíste el Libro de Rachel?

- C-Claro…

- Entonces ya sabes que hacer, linda. –Dijo Edith guiñándole el ojo.

Carmen sonrió al entender a qué se refería Edith, y vio al pequeño hombre de forma pícara al mismo tiempo que parecía que se empezaba a quebrar por el miedo-

- ¡Muchas gracias, señoritas!

- Por favor, dinos Edith y Julia.

- Y recuerda no decirle a nadie sobre esto, y ven a visitarnos al castillo cuando puedas.

- ¡Lo haré!

Dicho eso último las ahora amigas se despidieron, Carmen se fue alegre a casa con su nuevo reducido en su bolsa, y las 2 brujas quemaron hasta desaparecer la ropa de los cazadores que estaba en el suelo para borrar cualquier evidencia, y se llevaron a sus 2 nuevos juguetes con ellas al castillo. Edith y Julia podían haber sido las mejores amigas desde que la rubia fue alumna de la morena, pero ambas diferían en la forma de “jugar”, por lo que al llegar al castillo se desearon buenas noches y fueron a sus recámaras, a disfrutar de su velada.

 

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La Noche de Edith:

Entrando a su habitación emocionada, Edith dejó a su reducido sobre su escritorio, el cual se hallaba con varias plumas desperdigadas y papeles arrugados que llegaban hasta el suelo, dejando en evidencia la cantidad de trabajo que tuvo que hacer antes de terminar su manuscrito. Ella dejó caer su larga túnica carmesí al suelo, dejando ver su despampanante cuerpo desnudo. Tenía curvas y era un poquito rellenita, su culo era perfectamente circular y muy firme, algo que se dejó ver cuando ella misma se dio una nalgada juguetona, mientras miraba al peque en su escritorio. Sus 2 enormes senos no se quedaban atrás, ya que a pesar de su tamaño, combinaban de maravilla con su figura.

- ¿Te gusta lo que ves, pequeñín?

Edith notó la erección de su pequeño cautivo antes de que el si quiera la notara, por lo que luego de escuchar sus palabras se cubrió el pene con las manos en un patético intento de mantener su dignidad.

- ¡N-No puedes hacerme esto!

- Y tú no podías violar a Carmen, pero igual lo ibas a hacer si no te deteníamos.

- ¡En serio no quería, lo juro!

- Eso pensé, los oí hablar en el bar sobre sus cochinadas, y parecía que a ti no te llenaban el pecho de orgullo.

- ¡Claro que no!

- ¿Entonces por qué los seguías?

- ¡Por el dinero que sacábamos de las cacerías, soy codicioso, no malo, lo juro!

- Mmm… Te elegí al ser el más blando de tu grupo, no juego tan duro como Julia, así que te daré una oportunidad.

- ¿Me regresarás a mi tamaño normal?

- ¡JAJAJAJAJAJA! ¡POR SUPUESTO QUE NO! Después de todo te encogí con un maleficio, por lo que serás de ese tamaño de forma permanente. Lo que quiero decir es que te daré una oportunidad de demostrarme que vales la pena lo suficiente como para mantenerte como mi juguete personal. Ojalá sea así, y no termines de la misma forma que mis otros juguetes.

- ¿Cuáles otros juguetes?

- Exacto.

El pequeño tragó saliva al escuchar eso.

- Entonces ¿aceptas ser mi nuevo juguete?

- …

- …

- …Está bien…

- ¡Perfecto! ¡La pasaremos muy bien!

Edith agarró al pequeño y lo levantó en aire mientras giraba sobre sí misma, eso la divertía y mareaba al pequeño en partes iguales, por lo que cuando lo dejó sobre la cama el cayó sobre su trasero, para luego ver que ella se echaba en la cama, extendiendo sus pies frente a él.

- ¡Primero quiero un masaje de pies, adelante!

Aun mareado, el pequeño obedeció. Se acercó a los enormes pies de Edith y empezó a frotarlos con sus manos. El problema era el olor, sus pies desprendían un aroma rancio que contrastaba mucho con su dulce personalidad, lo que dificultaba la tarea del reducido, cosa que Edith no pasó por alto.

- ¿Qué pasa, pequeño?

- Nada, en serio, está todo bien…

- Más te vale… Y hazlo más fuerte, apenas te siento.

El chiquitín obedeció y frotó su planta con más fuerza.

- Así es… Ahora dale un besito, jiji.

- ¡¿Cómo?!

- Ya oíste.

Asqueado por la petición de la giganta, al reducido no le quedaba de otra, por lo que lentamente acercó su cara a la planta de su pie y le dio un beso lo más rápido posible, cosa que no evitó que ese repugnante sabor quedara impregnado en su boca, lo que lo hizo toces bastante y dejar de frotar.

- ¿En serio no puedes no besarme los pies? Me decepcionas pequeñito.

- *Cof* *Cof* Lo lamento… *Cof* Deme otra… *Cof* Oportunidad, por favor.

- Mmm está bien. Otros juguetes que he tenido tampoco tuvieron tan fácil esta parte del juego. Pero ya no habrá más oportunidades, esta será la prueba de fuego.

- ¿Por qué se llama así?

- Porque cuando la hago me calienta ¿por qué más? Jijijiji.

El pequeño no tardó en entender a qué se refería ella, pero nunca imaginó de qué modo lo haría. Con su magia Edith hizo levitar al reducido y dirigirlo lentamente hacia su vagina. El pequeño gritaba de terror ante la presencia de aquella cueva carnosa que no tardaría en cubrirlo por completo. Él estaba rodeado de sus paredes vaginales, las cuales lo presionaban rítmicamente, a una velocidad que aumentaba con forme Edith más se masturbaba. Sus pezones estaban duros y ella se estaba poniendo muy mojada ahí abajo, cosa que el pequeño no tardó en notal, a la par de darse cuenta que las contracciones de la vagina de su captora lo estaban arrastrando más y más profundo.

- Ahhh… Escapa… Pequeño…

Al escuchar eso el hizo todo lo posible por salir, moviéndose de un lado para otro, pero eso no lo ayudaba a avanzar ni un poco, si es que lo único que lograba era que Edith se excitara aún más, cosa que hacía que fuera tragado más rápido. Eventualmente pasó lo que tenía que pasar, el pequeño fue completamente tragado por el útero de la rubia, quedando atrapado en su vientre y nadando en fluidos seminales, los cuales al salir solo contribuyeron a ahogarlo en ese lago de semen.

Entonces ella acabó.

- Uff… Eso estuvo… Bien… ¿O no, pequeño?... ¿Pequeño?

El ya no respondía, ni siquiera se movía, Si no estaba muerto ya, lo estaría muy pronto atrapado ahí dentro, y Edith lo sabía.

- Te diré por qué no tengo más otros juguetes… Me aburren, jijiji.

 

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La Noche de Julia:

Teniendo claro que su amiga pasaría una noche divertida, Julia sólo tenía cabeza para elucubrar lo que haría con su pequeño reducido, el cual tiró al suelo sin mayor cuidado. El pequeño adolorido tras la caída miró hacia arriba viendo como la enorme morena dejaba caer a un lado su túnica, quedando como vino al mundo y volteando la mirada al suelo donde se encontraba.

- Seré clara y directa contigo, oí tu charla en el bar, se bien qué clase de basura humana eres, y por eso te encogí, aparte de dirigir esta academia me considero a mí misma una especie de justiciera, me gusta librar a la cuidad de escorias como tú.

- ¡Jódete! ¡Soy Hans “El hacha” Hatchet, y no te tengo miedo!

- No, muy mal, eres un pequeño inútil y patético que encogí para acabar con él. Mira, estoy algo cansada de trabajar todo el día así que simplemente te aplastaré, adiós.

Sin bacilar Julia bajó su pie sobre el diminuto hombrecillo a quien había sentenciado. Él se creía muy valiente, pero a la hora de la verdad al ver ese enorme pie descendiendo sobre él, cosa que quedó clara con el grito que pegó antes de ser totalmente cubierto por el pie de Julia. Hans era uno de esos tipos fortachones que se creían mucho por su físico y su manejo con las armas, para el no habían barreras que no pudiera cruzar en pos a satisfacer sus deseos más bajos, creía que el mundo estaba a sus pies, que ironía que ahora todo su mundo fue el enorme pie de aquella bruja.

Julia presionó su talón contra las piernas de Hans, triturándolas en el acto. Oír aquel tan familiar crujido hiso que esbozara una leve sonrisa en su rostro. Cuando estaba a punto de presionar con todas sus fuerzas para dar el golpe final, decidió que era mejor dar marcha atrás y jactarse un poco antes de acaban con el pequeño, después de todo su destino estaba sellado.

Lo levantó del suelo y llevó su cuerpo (o lo que quedaba de él) frente a su cara. Notó que aún seguía vivo, pero en un estado deplorable. Si ella no lo mataba, el dolor lo haría en cuestión de minutos, pero ese no sería el caso.

- Valla, este es el final y ni siquiera me he presentado, que modales los míos. Me llamo Julia Graves y dirijo esta academia. A pesar de lo lúgubre de mi apellido, me alegro al oírlo porque lo veo desde cierto punto de vista, y es que si te fijas bien, yo soy la “Tumba” de cientos de basuras como tú, jeje. En fin, adiós insecto, no fue un placer conocerte.

Julia dejó caer al pequeño dentro de su boca y lo mascó un poco, procurando no morder en partes vitales, ya que quería que estuviera vivo cuando llegara a su estómago, porque si él pensaba que el ser pisoteado de esa forma era el peor dolor que sentiría antes de morir, no se imaginaba lo mucho que ardería ser lentamente derretido por sus ácidos estomacales.

Con una victoria más a su nombre, Julia se fue a dormir.

 

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Al día siguiente Julia entregó el manuscrito de Edith al consejo para su aprobación, la cual no tardó mucho en recibir, por lo que desde ese momento y para siempre el nombre de Edith Wolfe estaría ligado a uno de los textos más famosos en la historia de la magia.

Días después de eso las 2 amigas decidieron tomarse otra noche y salir a celebrar al bar de siempre, donde una camarera desconocida les tomó su orden. Les llamó la atención no ver a Carmen de buenas a primeras, sabían que eso significaba una buena señal, pero no esperaban que su duda fuera respondida tan pronto. Carmen estaba bebiendo y comiendo con sus 2 viejos padres a unas mesas de donde ellas estaban sentadas, y ambos veían muy sanos. Ella se paró para saludar a Edith y Julia y agradecerles lo del otro día otra vez y el haberles dado al pequeño, siguió su consejo de “entrenarlo” y venderlo a la señora Cabot para pagar el tratamiento de sus padres, los cuales evidentemente mejoraron en cuestión de días hasta el punto de quedar más sanos que antes.

Desde luego esa noche no era sólo para celebrar la publicación del manuscrito de Edith o la recuperación de los padres de Carmen, Julia quería salir otra vez a cazar, esta vez para llevarse a unos cuantos pequeños con los que jugar esa noche. Les preguntó a Edith y Carmen si querían quedarse con unos cuantos, ya que percibía que esa noche el bar estaba particularmente lleno de malhechores. Ellas no solo aceptaron, sino que sugirieron acompañarla esa noche con sus juegos, cosa que Julia aceptó.

Tiempo después Carmen se integró a su grupo regularmente como una más, ayudando a las 2 brujas a capturar más fácilmente a algunos malhechores en la ciudad que ellas no conocían. Con el pasar de los años, las décadas y los siglos la historia las recordó: Julia Graves sería recordada como una de las mejores directoras de la Academia Mágica de Goddesswork al expandir aún más la escuela con diversas sedes a lo largo y ancho de la región, cosa que le resultó fácil con el poco crimen en la ciudad que ella misma en secreto perpetuó en su época. Carmen Salazar se convirtió en millonaria negociando con peques clandestinamente y abrió el primer bar solo para mujeres de Inglaterra, y Edith Wolfe estableció una gran carrera como escritora de libros mágicos, carrera que empezó con aquel manuscrito clásico: “Nuestro Mágico Origen: Rápida entrada a la Magia”.

 

Vecina by GeaGts
Author's Notes:

Escrita por Owenz

¿Mala suerte? ¿Cuidado con lo que deseas? Supongo que de todo un poco, pero ni en todos mis sueños húmedos por mi vecina Angie esperaba lo que estaba pasando. Ahora media aproximadamente 7cm, estaba atrapado de la cintura para abajo en su suave y gigantesca mano, a su merced mientras lenta y sensualmente sacaba su lengua, dejando caer sobre mí toda su espesa y viscosa saliva. Todo esto es extraño, lo sé, pero me remontare tres horas antes de este evento.

Mi nombre es Octavio, y soy un estudiante de preparatoria, tengo 16 años, vivo en Rachelton y tengo un pequeño secreto, me encuentro profundamente enamorado de mi vecina Angie. Una increíble mujer de cabello ondulado color Beige largo hasta la cintura, ojos verdes, piel clara y un cuerpo de tentación absoluta. Angie es tres años mayor que yo y solo la veo en las tardes debido a su trabajo de medio tiempo, siempre llega después de las 8 a su casa, en la cual vive sola.

Eran las 8 de la noche y me encontraba a fuera de mi casa, esperándola como siempre para saludarla. Mientras la esperaba me imaginaba una vida a su lado, una vida llena de amor, soñando (de manera pervertida) en hundir mi rostro en aquellos enormes y tersos senos los cuales tenia, saboreando sus labios en largos y apasionados besos, y siendo víctima de su incontrolable amor por mí.

— ¡Hola Octavio! — me saludo con esa increíble voz cantarina.

— ¡Hola Angie, ¿cómo te fue en trabajo? — pregunte para seguir hablando con ella.

— Muy bien — Angie siguió su camino —. Fue un increíble día, así que… — se detuvo justo antes de abrir la puerta de su casa, volteó y me miro detenidamente con esos increíbles ojos —. ¿No quieres pasar?, es viernes y no quisiera pasarla sola.

Mi corazón se aceleró en un ínstate, no creí que esto podía pasar, pero sería la oportunidad perfecta para estar a su lado. Acepte y rápidamente salte los arbustos que separaban nuestras casas. Ambos entramos y tal vez fue por la emoción que sentía, pero jamás me percate que Angie aseguro la puerta.

— Muy bien — dio un aplauso —. Ponte cómodo, volveré con un par de bebidas.

Tome asiento y ella se dirigió a la cocina. Angie trabajaba en una oficina como ayudante general, por ello vestía una camisa blanca manga corta, una falda azul marino que cubría sus torneadas piernas hasta casi las rodillas, un par de tacones altos, un saco que hacía resaltar aún más su par de pechos y sus clásicos par de lentes de pasta. 

Angie regreso, estaba descalza y por algún motivo solo traía una copa en su mano, la cual contenía una bebida rosa carmesí.  Ella se sentó muy cerca de mí, cruzo ambas piernas dejándome ver su pie izquierdo, mientras lo balanceaba. Tarde en hablar hasta que Angie rompió el hielo.

—¿Por qué tan callado Octavio? — dijo dulcemente.

—Por-por-por nada — su perfume me estaba cautivando.

Voltee a mirarla y Angie se recargo en mi hombro. Quede congelado con ese movimiento.

— ¿Me quieres Octavio? — su pregunta fue un golpe directo, me separe un poco de ella y Angie volteo para verme.

—Bu-bu-bueno, eso fu-fu-fue algo di-di-directo, pero… — puso su dedo índice en mi boca, me abrazo y suavemente comenzó a susurrar en mi oído. 

—No creas que no sé cómo me miras Octavio — no supe cómo responder a eso —. Se cuánto me deseas… Cuanto me quieres… — sentí la húmeda punta de su lengua recorrer mi oreja —. Sé que me espías cada vez que me cambio para ir al trabajo, cada vez que me baño antes de ir a dormir — di un ligero brinco, pero Angie me abrazo con más fuerza —. No te preocupes, no estoy molesta, todo fue apropósito, solo quería mostrarte lo que muchos sueñan conmigo — dijo entre risitas juguetonas.

Angie me miró de frente y comenzó a besarme de manera lenta, moviendo sus labios con suma pasión, metiendo su lengua dentro de mi boca, meneándola por todos lados, como si tratara de buscar algo. Me estaba perdiendo en sus besos, desconectándome de la realidad por completo, confundiéndome con su dulce perfume, haciendo temblar mi cuerpo a cada respiro que daba.

Angie se apartó un poco, tomo la copa, y bebió aquel líquido rosa, pero no se lo paso, lo retuvo, para después besarme y darme de beber directo de su boca. Fue el mejor beso que jamás pudiera haber soñado. Su sabor a fresa me excito, no tenía fuerzas, estaba completamente estimulado entre toda la avalancha de emociones.

Angie saco una pastilla que estaba entre sus pechos, la puso en su boca, la mastico y se la trago. Se acomodó, sentándose en mis piernas, mientras con ambas manos acariciaba mi rostro delicadamente. Con pequeños besos cubrió todo mi rostro, para finalmente terminar en mis labios.

Era extraño, pero por alguna razón, sentía que Angie se veía más alta, tal vez era solo mi imaginación, pero ahora su boca estaba a la altura de mi frente. Quise abrazarla, pero su espalda era más grande de lo que imaginaba, no logre juntar mis manos, así que pase a sujetar su cintura. Angie sonrío mientras se contoneaba de manera suave, sujeto mi cabeza con ambas manos y comenzó a restregar mi rostro en sus pechos.

 En el momento en que mi rostro se cubrió en aquella cálida acaricia, note que algo andaba mal. Angie en verdad estaba creciendo, ahora mi rostro estaba a la altura de sus pechos. Puse ambas manos para apartarla, pero al tocarla, noté que mis manos apenas y cubrían uno sus pechos, comencé a sentirme raro, así que pedí una pausa.

— Angie, Angie, espera, por favor — Angie paro y se levantó.

—¿Qué pasa pequeño Octavio? — al verla, pude entender que estaba pasando.

Angie no estaba creciendo, yo me estaba encogiendo. Mi ropa me estaba quedando holgada, era tan grande ahora que ya no podía ver mis manos, mis zapatos estaban sueltos y sentía como lentamente seguía menguando.

—¡¿Qué, que está pasándome?¡ — pregunte asustado.

— Nada malo cariño — se sentó a un lado mío y comenzó a acariciar mi cabello —. Te amo Octavio y no puedo dejar que nadie más te tenga, así que para asegurarme de que serás solo mío, decidí encogerte. — sus dulces palabras no lograban que yo dejara de estar aterrado por lo que me estaba pasando.

— ¡Pe-pe-pero! ¡¿Cómo?! — seguía encogiéndome.

— Mi amiga del trabajo es una bruja — ya era tan pequeño que apretó suavemente todo mi rostro con solo un par de sus dedos —. Le conté que no me gustaba la idea de verte con otra mujer que no sea yo, así que me dio la solución perfecta — saco su lengua cubierta de saliva y la paso por todo mi rostro lentamente — Ella preparo una poción capaz de encogerte, la bebida que te di hace un momento cariño… era la poción — paso su lengua otra vez por mi rostro.

—¡No!!No!!No puede ser! — grite. Me levantarme, la altura del sofá al suelo ahora era increíble. Salte del sofá y comencé a correr hasta la puerta, de manera muy torpe, ya que estaba tropezando con mi propia ropa. 

Angie comenzó a reírse de mi intento desesperado de huir. Se levantó y se dirigió a la cocina. Llegue a la puerta después de varios tropiezos. Comencé a saltar y logre llegar a la manilla, pero esta no giró, la puerta no se habría.  Me solté y miré con terror a Angie, quien estaba a mi lado, mirándome con cierta satisfacción al verme cada vez más pequeño.

— No puedes escapar pequeñín — levantó la mano, la cual sostenía la llave de la puerta —.  Cerré la puerta con seguro — Angie estaba disfrutando todo esto.

— No puedes hacerme esto Angie, yo te amo igual, jamás miraría a otra mujer que no seas tú — intente de convencerla, esperando que detuviera esta locura.

— Y yo también mi amor — me levanto como si fuera un niño con ambos brazos, poniéndome contra la pared —. Por eso te estoy encogiendo ¡Por amor! Una vez que seas mío, todos mis sueños se habrán cumplidos.

No lo había notado hasta ahora, pero la voz de Angie era más aguda, su blanco rostro tenía cierto rubor, se respiración era agitada, el color de sus ojos cambio, ya no eran azules, eran rosas y en su iris tenía dibujado en contorno de una estrella de seis puntas color rojo.

Me dio un beso el cual abarco casi todo mi rostro, para después seguir hablando.

— No sabes lo emocionada que estaba por este día y ahora… seré tu reina — me beso —. Seré tu dueña — me volvió a besar—. Seré tu única y preciosa diosa — Angie estaba en completo éxtasis, sonriendo satisfactoriamente.

No podía negar que ahora Angie se veía más provocativa. El miedo comenzó a mezclarse con un grado de excitación increíble. Angie me dejo en el suelo y yo comencé a correr, despójame de toda mi ropa mientras lo hacía. Ahora estaba completamente desnudo.  Me detuve y vi que por fin pare de menguar, ya estaba completa mi reducción. Voltee y Angie comenzó a caminar hacia mí. Quise volver a escapar, pero tropecé.

— Ahora eres completamente mío — se detuvo frente a mí, para después poner sobre mí su imponente pie blanco — ¿Me amas Octavio? — No respondí, por lo cual Angie comenzó a jugar con mi rostro con su dedo pulgar — Dilo cariño, di cuánto me amas.

Apretó mi rostro con dos de sus dedos, obligándome a abrir la boca y después dejo caer una gota de saliva sobre mí. Toda su saliva me cubrió y cuando dejo de apretar mi rostro, me trague la saliva que entro a mi boca para no ahogarme con ella. Angie movió sus dedos, y la saliva comenzó a ablandar el sudor y suciedad de su pie, mezclándolo y untándolo completamente sobre mí.

— Te amo Angie — respondí para no molestarla más. Angie retiro su pie y me recogió, para después dar brincos de felicidad mientras sonreía triunfante.

— ¡Y yo a ti Octavio! No sabes lo feliz que me hace tenerte entre mis manos mientras me dices eso — Angie comenzó a limpiar la saliva de mi cuerpo con un trapo que saco de su saco. La excitación estaba dominando mi miedo y ella lo noto en seguida, me coloco en la palma de su mano para solo ver la increíble erección que tenía —. Sabía que te encantaría estar así, ¿te parece bien si jugamos pequeñín?

Regresamos a la sala y en la mesa había un frasco, tal vez ella lo trajo de la cocina mientras yo intentaba escapar. Me coloco en el sofá, tomo un control y las luces se volvieron tenues, mientras cambiaban a un color rosa fucsia.

Cuando todo estaba listo, puso música, sonó “I love my Friends” de Foster the People, arrojo el control y comenzó a bailar. Recorriendo sus caderas delicadamente, llevo sus manos hasta el cierre de su falda y lentamente comenzó a abrirlo hasta que su falda cayó al suelo, dejándome ver sus imponentes piernas y su ropa interior bastante provocativa. Llevaba puesto un panty con encaje color rojo.

Llevo ambas manos hasta su cabeza, recogiendo su cabello, cerrando sus ojos mientras giraba, contoneando sus caderas de manera erótica. Mientras giraba, note que su panty tenía un diseño cruzado por la parte trasera, que resaltaba más la sensualidad de su trasero.

Cuando dio la vuelta, soltó su cabello y me miro con esos ojos llenos de deseo. Se quitó los lentes y los comenzó a morder, después los arrojo y me tomo con ambas manos mientras acariciaba mi miembro erecto.

Me dio un apasionado y atrevido beso para después seguir bailando. ¿Acaso tenía miedo hace un momento? No lo recuerdo. Todo esto era demasiado bueno y surrealista para mí. 

Mientras seguía bailando, comenzó a bajarme recorriendo su abdomen. Se detuvo y con movimientos suaves, paso mi cuerpo por toda su panty. Era increíble la sensación de la tela acariciando mí piel y su aroma era provocativo. Me restregaba sensualmente, dándome tiempo para que yo pidiera gozar cada parte por donde pasaba.

Me llevo desde las horillas, pasando por sus caderas, para después ir a sus dos nalgas. Completamente tentado, comencé a pasar mi lengua por su piel.  Angie lo noto y paso a dejarme en medio de sus dos nalgas, ejerciendo presión a cada movimiento que daba al bailar.

Sus nalgas eran increíbles, suaves como pétalos de rosa, calientes como las brasas, cubiertas de un sudor que bañaba por completo mi ahora pequeño cuerpo.  Angie me saco para continuar mi recorrido y finalmente terminar justo al frente, donde su punto más delicado y preciosos estaba humedeciendo la tela de su panty.

No lo soporte más, deje de pensar en que pasaría después y viví el ahora. Puse ambas manos contra su panty y comenzó a frotar lo más lejos que pude.

— Es solo para ti Eduardo, te pertenece al igual como tú me perteneces a mí — dijo Angie al sentir mis caricias.

Seguí frotando hasta que Angie no lo soporto más y me tomo de la cintura con sus dedos pulgar e índice y comenzó a hundir mi cuerpo entero contra su vagina cubierta por su ropa interior, moviéndome de arriba abajo, de un extremo a otro, sumiendo mi rostro y dejándome aspirar la dulce fragancia de su mojada vagina.

Maldije a la tela por estar en medio de todo, así que mordí su panty en un intento desesperado de rasgarla y poder estar en contacto directo con su vagina, pero no lo logre y Angie me aparto.

— No seas desesperado pequeño Octavio, aún tenemos toda la noche — me guiño el ojo y de nuevo me dejo en el sofá.

De nuevo comenzó a bailar y esta vez se quitó el saco, arrojándolo a un lado para después desabotonar su camisa lentamente. Cuando termino, de nuevo me tomo en sus manos.

— Ayúdame a quitarme la camisa dulzura — me llevo a un extremo de su camisa y yo lo sujete, para después con su ayuda, bajarlo y hacerlo lo mismo con el otro extremo, hasta que la camisa cayó al suelo.

Ahora Angie estaba casi desnuda, solo tenía puesto su ropa interior, el cual detonaba todo el erotismo de su increíble cuerpo. Sus pechos relucían de manera increíble, y su blanca piel se teñía del mismo color tenue rosa de las luces, volviéndola aún más provocativa que antes. No aparte la mirada de sus pechos y Angie lo noto.

— Mis pechos te tienen una gran sorpresa — dijo mientras lo hacía rebotar.

Comenzó de frotarme contra su piel, pasando por su ombligo y subiendo hasta sus pechos, donde me coloco en medio de ellos. Sus pechos ahora eran titánicos, cálidos, dulces y con una suavidad que me relajaba.

Siguió bailando y después de eso, me saco de mi par te montañas de goce y me llevo a la altura de sus labios.

— Siempre me pareciste dulce, y ahora, que estas a mi merced, puedo probar tu dulzura pequeñín — dijo mientras mordía sus labios.

Abrió su boca mientras juguetonamente paseaba su lengua por sus labios. Me postro debajo de ella y comenzó a derramar toda su saliva sobre mí, una saliva tibia y completamente viscosa.

En este punto, totalmente a su merced, no sabía si todos mis deseos se volvieron realidad de una manera que jamás llegue a pesar o imaginar. Después de mojar casi todo mi cuerpo, empezó a untar toda su saliva, pasando su lengua por mi pecho, mi espalda, mi rostro y ambos brazos. Me lamia de forma erótica, disfrutando cada parte de mi desnudo cuerpo.   Cuando no pareció ser suficiente, abrió completamente su boca, y como si fuera una niña chupando una paleta, metió la mitad de mi cuerpo en aquella cueva húmeda y comenzó a saborearme. Su lengua era salvaje y sus labios eran juguetones. Mientras me apretaba con todas las paredes de su boca soltaba ligeros gemidos de disfrute. 

— Ahora quiero todo — Dijo, mientras me retiraba de su boca.

Tomo el frasco que estaba en la mesa, lo abrió, y con uno de sus dedos comenzó a sacar algo viscoso y lo comenzó a untar en todo mi cuerpo. Provee un poco y era mermelada de fresa. Angie se acostó en el suelo, boca abajo, extendió ambas manos donde yo estaba a su merced, mirándome mientras pasaba su lengua por ambos labios, saboreándome en su mente. 

— Me encantan las fresas, pero no más que tú

Abrió la boca y comenzó a lamer todo mi cuerpo. Lo hacía delicadamente, tomándose su tiempo en cada lamida, jugueteando cada vez que pasaba por mi rostro, cerrando sus ojos y riendo cada vez que sus labios rosaban por mí pene.

No podía evitarlo, pero mi pene estaba completamente duro, cosa que Angie disfrutaba jugueteando con la punta de su lengua, dándole pequeños besos con sus labios y atrapándolo entre sus dientes sin hacerle daño. 

Justo cuando creí que no podía ser mejor, atrapo mi pene con ambos labios y comenzó a succionarlo, como si de una bebida se tratara, lamiéndolo como una paleta. Yo no me quería correr, pero era casi imposible, su boca era poesía sobre mi miembro, apretaba mis puños y contraje mi cuerpo, pero fue en vano, eyaculé dentro de su gigantesca boca.

Angie paro y comenzó a saborear mi semen mientras chupaba la punta de su dedo índice.

— Muy pronto también tomaras tu lechita cariño — me dejo en el suelo y aflojo su panty y desabrocho su brasier, se acostó boca arriba y me dejo en su estómago — Soy tuya, pero ¿Qué parte de mi deseas más? 

No sabía por dónde empezar, me encantaba poder estar cubierto entre las suaves montañas que eran sus pechos, pero me excitaba estar cubierto por la humedad de su vagina.

— Veo que necesitas ayuda— me tomo en su mano y me dejo frente a su panty —. Comienza ahí dulzura.

Caminé lentamente y comencé a bajar su enorme panty, dejando al descubierto aquella rosada vagina, totalmente caliente y húmeda. Me recosté entre sus labios y los empecé a acariciar, pasando mis dedos por cada rincón, restregando mi rostro como si fuera una almohada y lamiendo su suave textura lubricada. Angie se estaba retorciendo de placer, mordía sus dedos y la intensidad de sus gemidos aumentaba con forme a mis mimos.  

Me moví para quedar justo en medio, ahora cada brazo consentía uno de sus labios y mi rostro se dedicó a la limpiar toda su vagina. Angie no lo soporto y comenzó a hundir mi rostro en ella. Estaba en completo placer, sus gemidos pasaron a ser suplicas que gritaba para que yo la hiciera correrse.

Me soltó y solo me faltaba un lugar por consentir, camine sin dejar de complacerla y ahí estaba, su clítoris, el cual estaba hinchado y en su respectivo lugar. Me sorprendí al ver que aún era virgen.

Con mis dos manos comencé acariciando los laterales de su clítoris, suavemente, pues no quería que el placer terminara rápido para Angie, después lo masaje de forma circular y comencé a moverlo, dando ligeros empujones con mi rostro mientras pasaba mi lengua sobre él.

Su vagina se estaba humedeciendo más y más, y yo estaba cubriéndome de tal pasión. Angie estaba indefensa, ya no se movía, perdida entre todo el placer, disfrutando y gimiendo con suavidad, ahora estaba completamente a mi merced.

Estaba en su punto, completamente en celo, la tome por sorpresa y comencé a lamer su clítoris con tal velocidad que Angie volvió de nuevo a la vida, suspiro como nunca y me apretó contra su vagina, suplicándome que terminara. Yo seguí hasta que un mar de fluidos color blanquecino y espeso emano como un geiser, bañándome por completo. Angie grito mi nombre con tal pasión mientras su flujo no dejaba de brotar y escurrir por toda su delicada piel.

No pude resistirme a tomar un sorbo de aquel lechoso líquido que aún quedaba entre sus labios. Lo saboree y me supo a lo mejor que pudiera haber tomado.

Me retire de su vagina y camine hasta su estómago de nuevo, salte al suelo, pero Angie me atrapo, y me coloco frente a sus pechos.

— Aun… Aun te falta… que termines…— dijo jadeante, mientras suspiraba profundamente.

Me coloco de nuevo frente a sus pechos y me dio la orden

— Reclama tu sorpresa — dijo con una voz hipnótica. 

Camine y por cada paso que daba, ella parecía disfrutarlo, apretando sus manos contra el suelo. Tomé un extremo del brasier y lo desprendí de sus pechos.

Sin su brasier cubriéndolos, sus pechos eran más enormes de lo que imaginaba, estaban completamente sudados y sus pezones estaban rectos. Intente escalar por ellos, pero el sudor hacía que me resbalara, con mucho esfuerzo llegue a su pecho izquierdo y comencé a sobar su pezón. 

Dando giros lentos, los acaricié, para extenderme por todo su alrededor poco a poco, después comencé a lamer detenidamente, saboreando de arriba abajo, sin entrar en la desesperación.

Angie de nuevo estaba a mi merced, mirándome felizmente mientras sus manos recorrían los contornos de sus caderas, mordiendo sus labios, disfrutando lentamente de placer. Yo seguí lamiendo hasta que algo me tomo por sorpresa, sus pechos comenzaron a lactar.

Borbotando como si fuera una fuga de agua en el suelo, la leche comenzó a emerger de sus pezones, escurriendo y dejando diferentes caminos blancos por ambos pechos.

— Esta es tu sorpresa, o es que ¿no te gustaría sabes cómo sabe mi lechita? — acerco uno de sus dedos para bajar mi rostro, invitándome a beber la fuente de leche.

Abrasé su pezón y con mucha desesperación comencé a beber toda la leche que emanaba. Su leche sabia dulce, estaba tibia, era ligeramente cremosa, deliciosa y disfrutable de pasar.

— ¿Te gusto Octavio? — dijo temblando.

— Me encanta Angie — no podía dejar de beber.

Me detuve para tomar un respiro, pero resbalé con toda la leche que estaba escurriendo, cayendo justamente entre sus pechos. Intente salir, pero me resultaba imposible.

Angie noto mi pequeño aprieto y tomo ventaja de ello, con ambos pechos lentamente me comenzó a apretar una y otra vez. Era increíble, mi pene se sumía en su carne, la leche no dejaba de salir y la suavidad de su piel se combinó con la calidez de su leche, haciendo una combinación perfecta. Angie aumento el ritmo de sus movimientos a cada momento. Las caricias, los estrujes, el sabor, el calor, todo se combinó y se liberó en una corrida de mí parte.

Ambos aviamos terminado, nuestra ropa estaba regada por toda la sala, desnudos y completamente exhaustos no podíamos continuar. Nuca me entere cuando la música dejo de sonar. Lo último que Angie hizo, fue dejarme encima de su vagina, cubriéndome con ambas manos para después caer completamente dormida. Volví a acariciar los labios de su vagina, pero no tarde mucho en caer dormido igualmente, cerré mis ojos y dormí como nunca.

Ya era de mañana, desperté y me encontraba envuelto por la panty que estaba usando anoche Angie. Mire alrededor, pero ella no estaba. Me levanté y comencé a recordar la increíble noche que había pasado.

—¿Cómo te encuentras Octavio? — Angie salió de detrás. Se estaba secando su cabello mientras caminaba donde estaba.

— Bien, supongo… — ahora mismo no sabía si debía de temer o disfrutar.

— Veo que ya no me temes — Angie se sentó en el sofá —. Quiero que entiendas mi amor que jamás te aria daño. Eres mío ahora, pero pensé que podía ser muy egoísta de mi parte solo reclamarte, así que… — de sus pechos saco un pequeño frasco que tenía un líquido color azul —. Si tomas la poción, volverás a tu tamaño normal, así que… ¿Qué decides? — puso el frasco al borde de la mesa.

Supongo que, a estas alturas, era claro lo que tenía que hacer. Me acerqué al frasco y abrí la tapa. Angie me observo y en sus ojos podía ver cierta decepción.

—Sabía que era imposible que fueras para mí, pero, fue increíble todo lo… — dejo de hablar al verme tirar la poción de la mesa. El frasco callo, rompiéndose en miles de pedazos.

— Yo tampoco dejare que nadie más te tenga Angie. Eres mi reina, mi dueña, mi única y preciosa diosa, mi diosa Angie — bajé de la mesa y comencé a besar sus pies. 

Angie me tomo con ambas manos y comenzó a saltar de nuevo de alegría, mientras celebraba, me ataco con un sinfín de besos y cariños.   

— ¿Soy tu reina? — sus ojos brillaban con cierta ilusión.

— ¡Sí!

—¿Soy tu dueña? — sus palabras eran sumamente alegres.

—¡Sí!

—¿Soy tu única y preciosa diosa? — no podía ser de otra forma, pensé.

— Así es mi diosa.

Angie celebro más tras todas mis respuestas y sin perder tiempo, comenzamos a planear nuestro futuro.

Mi desaparición no pasó desapercibida y por un buen rato mis padres me buscaron, pero jamás me encontraron. Nos quedamos en Rachelton medio año esperando para no levantara ninguna sospecha. Después de eso, Angie encontró otro lugar donde podríamos vivir juntos y tranquilos.

Hoy era el día de decir adiós, Angie me tenía entre sus pechos y estábamos listos para partir. Ella dejo una carta en la entrada de mi casa, en ella le explico a mis padres que no hay nada por lo cual tenían que preocuparse, que me encontraba en buenas manos (literalmente) y que vivía mis días de una forma que jamás hubiera imaginado.

—Todo está listo Octavio, ¿Dónde te gustaría viajar? — Angie me saco de sus pechos y espero mi respuesta.

— Si estoy en tus pechos, alguien podría verme, si voy en tu bolso me sentiré muy solo, si voy en tu… bueno, no creo que sea momento para eso, así que, ¿Qué te parece dentro de uno de tus zapatos?  — dije sonriendo.

— ¡Claro! Pero ¿Cómo se piden las cosas cariño? — Angie hizo un ligero puchero.

— Mi diosa, ¿Puedo viajar dentro de sus zapatos? — dije mientras hacia una reverencia.

— Por supuesto — dijo melódicamente.

Angie me dejo en el suelo, saco su pie de la zapatilla.  Me acerqué y comencé a besar su pie, después me tomo entre sus dedos, colocándome gentilmente dentro de su calzado.

— Por hoy y para siempre… mi sueño de que seas solo mío se cumplió — Angie comenzó a meter su pie después de decir eso. Yo me acomodé debajo de sus dedos y les di un ligero beso indicando que estaba listo.

Angie comenzó a caminar y así, mi nueva vida empezó, al lado de mi gigantesca vecina.

Trabajo by GeaGts
Author's Notes:

Escrita por Owenz

Miércoles al medio día, examen presencial, favor de presentarse. Esa fue la respuesta que obtuve después de realizar un examen en línea. Mi nombre es Ángel, tengo 27 años, y ahora mismo me estoy dirigiéndome a realizar el examen presencial. Fue la semana pasada, mientras investigaba en diferentes páginas de empleo que me encontré con una oferta bastante llamativa.

Ayudante especifico, ese era el puesto que estaban ofreciendo dentro de una compañía de clase mundial, la cual tenía una pequeña cede en Rachelton. Todo lo que ofrecían era excelente, un buen horario, descansos de sábado a domingo, vacaciones, un sueldo bien pagado, apartamento cerca del trabajo y de más cosas. No me pude resistir y envié mi solicitud.

Dos días después llego a mi correo un instructivo que me indicaba que, para obtener el puesto, tenía que pasar por dos exámenes. Justo en ese mismo mensaje, estaba la dirección de la página donde tenía que realizar un examen en línea.  Respondí fácilmente todas las preguntas (aunque algunas sí que eran extrañas) y en la tarde de ese mismo día, recibí la notificación de que había pasado satisfactoriamente, indicándome el día y hora para realizar un segundo examen, el cual era presencial.

Llegue 5 minutos antes y estaba frente a un edificio de 4 pisos. Un edificio bastante moderno el cual tenía en las puertas de la entrada, el nombre de la empresa grabado, “ST – COMPANY”. ¿Qué significaría las iniciales ST? Me pregunte.

Entre al edificio y la recepcionista me dijo que esperara junto con los demás candidatos en la sala. Camine y en una de las butacas se encontraba otra persona esperando.

— ¡Hola! Te importa si tomo asiento — dije amistosamente.

— ¡Claro! — era un joven. Movió su portafolios del asiento —. Adelante — dijo, invitándome a sentarme.

— Me llamo Ángel — dije después de sentarme, estirando la mano para saludarlo.

— Yo me llamo Luis, un gusto conocerlo — dijo alegre mientras correspondía a mi saludo.

— ¿Vienes al examen para el puesto de ayudante especifico? — pregunte.

—¡Claro! Es una excelente oferta de trabajo y no quería perderla.

Nos llevamos bien rápidamente y seguimos hablando amigablemente hasta que el reloj que estaba colgado en la pared sonó, avisando que ya era medio día. La puerta de enfrente se abrió y de ella salió una joven mujer de cabello café claro, peinada con una cola de caballo y un flequillo que cubría su frente, piel blanca cálida, ojos color café oscuro, un poco faltante de busto, pero con un trasero que resaltaba con la falda ajustaba que llevaba puesta.

— Buenas tardes señores — dijo modestamente —. Mi nombre es Alicia y los guiare hasta donde será su prueba. Síganme — ambos tomamos nuestras cosas y seguimos a la señorita Alicia.

 

Pasamos la puerta hasta otra pequeña sala, donde nos ordenaron que tomáramos asiento. Después de eso, la señorita Alicia saco dos hojas de la carpeta que tenía en sus brazos.

— El examen que están por tomar tiene un estricto nivel de disciplina, por eso mismo es que antes de que cualquier candidato tome la prueba, se le pide que firme este contrato de confidencialidad — dijo, mientras deslizaba una hoja para cada uno —. Si fueran tan amables de firmarlo para poder continuar.

Creo que ya habrán escuchado esto de algún lugar, pero por si no… se los recordare, ¡lean el contrato antes de firmarlo! Ambos firmamos sin dudar y volvimos a entregar las hojas a la señorita.

—Parece que todo está en orden — miro los contratos y felizmente los aguardo en su portafolio —. Síganme — dijo con una sonrisa.  

Salimos de la sala y fue increíble lo que veríamos después. Toda la primera planta del edificio estaba abarrotada de escritorios increíblemente bien alineados, perfectamente separados y altamente organizados.  Cada escritorio estaba ocupado por un trabajador, pero algo parecía raro, todos los empleados eran mujeres, no había ningún hombre que estuviera ocupando uno de los escritorios.

Miré por todos lados buscando, pero no encontré a ningún varón aparte de nosotros dos. Mientras caminábamos entre las hileras de trabajadoras, pude notar que todas estaban descalzas, sus zapatos estaban a un lado de sus respectivos escritorios y debajo de estos, se encontraban unas cajas, llenas de diferentes artículos que no pude identificar bien.

Todos los pisos que pasamos eran iguales, repletos de solo trabajadoras femeninas. Llegamos hasta el último piso, dirigiéndonos a un cubículo que tenía dos placas en la parte superior de la puerta. En la primera placa decía “Dir. Alejandra” y en la segunda decía “Pdte. Alicia”. Leer esas dos placas me puso demasiado nervioso, pues la directora y la presidenta (la dama que nos guio) serian quienes nos entrevistarían.

— Muy bien caballeros — abrió la puerta —. Tomen asiento, y esperen a que llegue la directora Alejandra para que puedan empezar con la prueba.

Era un cubículo bien amueblado, pero resaltaba que tenía dos escritorios los cuales reposaban en una alfombra negra. Ambos entramos y esperamos un par de minutos hasta que la directora entro por la puerta.  Una mujer bastante joven, tal vez de 22 años, baja de estatura, cabello rizado el cual era de color pelirrojo en las puntas, su piel era de color media cálido, ojos un poco azulados y con una mirada seria, firme, disciplinada.

Tomo asiento, donde ambos estábamos esperándola. De la carpeta que estaba en su escritorio saco nuestras solicitudes de empleo. Mientras leía los documentos, de vez en cuando nos miraba y volvía de nuevo a su lectura. 

— Señor Ángel, 27 años ¿Verdad? — su voz era severa.

— ¡Si! — dije, sin poder creer que ella era la directora.

— Señor Luis, 23 años ¿Verdad?

— Así es, un gusto conocerla señorita Alejandra — ella no respondió a el saludo de Luis.

La directora aguardo los papeles y comenzó a hablar.

— Bien caballero, como sabrán, para obtener el puesto de ayudante especifico, tendrán que pasar el siguiente examen. Solo uno de ustedes podrá obtener el puesto, pero en dado caso de que los dos tengan el mismo rendimiento, ambos podrán quedarse dentro de ST – COMPANY ¿Tienen alguna pregunta?

— Yo tengo una — respondió Luis —. En la oferta de empleo… nunca menciono los deberes a realizar para un ayudante especifico.

— Descuide, la razón por la que no detallamos ese apartado dentro de la oferta fue para que en esta prueba descubrieran sus tareas respectivas — la directora miro el reloj de su muñeca —. ¡Bien! La prueba empieza en 3, 2, 1…

Mi vista se nublo en un segundo y volvió al otro.  Me sentía un poco mareado y sin saber cómo, ya no estaba sentado, estaba de pie, a un lado estaba también Luis (el cual también se notaba confundido) y no parecía que siguiéramos en la oficina de la directora… o eso creíamos.

— Caballeros… — escuche la voz de la directora algo distante —. Volteen, justo al frente está la prueba — los dos volteamos para quedar sin aliento por lo que veríamos. 

La directoria Alejandra era ahora gigantesca, estaba sentada en su asiento, mirándonos desde arriba. Ambos estábamos estupefactos, giramos nuestras cabezas por todos lados y nos dimos cuenta de que aún estábamos en la oficina, solo que nos aviamos encogido y nos encontrábamos debajo de su escritorio.

— Muy bien, primera prueba. Es un día caluroso, el ascensor no sirve, por lo cual tuve que usar las escaleras para llegar a la oficina, los pies me están doliendo. ¿Qué hace señor Luis?

—¡¿Que?! — respondió Luis, bastante confundido.

—  Es un día caluroso, el ascensor no sirve, por lo cual … — Luis interrumpió a la directora en medio de su explicación.

—¡No me refiero a eso! ¡¿Que carajos está pasando?! ¡¿Por qué tenemos este tamaño?!

— Para su prueba, ¿para qué más seria? — era increíble la tranquilidad de sus palabras — Así que señor Luis ¿Cuál es su respuesta ante la situación planteada?

—¡¿Mi respuesta?! ¡Que carajos se supone que haga! ¡Nada de lo que está pasando aquí tiene sentido! — la directora Alejandra tomo una hoja y empezó a escribir.

—Eso le restara puntos señor — la directoria volteo a verme — Misma situación señor Angel ¿Qué hace?

Vi directamente a los ojos de la imponente directora, su mirada era seria, no parecía estar bromeando y mucho menos parecía que todo esto fuera un sueño. Traté de mi corazón no se saliera de mí pecho y respondí a su pregunta.

—Si-si si me lo permite, le qui-quitaría sus zapatos para que este más cómoda — no pude evitar tartamudear.

— Bien señor Angel, aunque su respuesta queda a medias — tomo otra hoja y comenzó a escribir mientras acercaba su enorme pie hasta donde yo estaba —. La respuesta correcta seria quitarme los zapatos y darme un masaje en los pies. Así que Proceda. 

—¿Es-esta bro-bro-broemando? — no podía creer que ella esperaba que lo hiciera.

— No señor Angel — dejo de escribir en la hoja —. Para eso es este puesto. Un ayudante especifico en esta empresa es encargado de relajar y consentir los pies de su respectivas superiores o amas asignadas.

— ¡¿Amas?! — grito Luis —. ¡¿A qué diablos se refieres?! ¡Sera mejor que nos explique!

— Esa conducta le reducirá puntos — volvió a escribir en la hoja —. En esta empresa todas somo brujas y tratamos a todas nuestras empleadas de la mejor forma, por lo cual abrimos el puesto de ayudante especifico, para que cada una de nuestras empleadas puedan tener su propio ayudante relajándolas, y consintiendo sus pies durante el trabajo.

—¡No! ¡No! ¡No puede ser! ¡No pueden hacer eso! — Luis estaba totalmente desesperado.

— Claro que sí señor Luis — respondió tranquilamente la directoria mientras se agachaba para mostrarle el contrato que acababa de firmar —. Usted mismo firmo el contrato de confidencialidad. En él se especifica que nos da su consentimiento para poder reducirlo a una estura de 9 cm y de ser seleccionado, pasara a ser un ayudante especifico de su superior o ama asignada para siempre. 

Debía de ser una broma ¿No? Puede que por mi tono tranquilo y forma de reaccionar no se note lo desesperado que estaba, de lo aterrado que me encontraba al saber que pasaría a ser la propiedad de alguien.

— ¿Y porque solo somos nosotros dos? — pregunte, intentando no llorar mientras lo hacía. 

— Las preguntas del examen en línea, fueron elaboradas para poder analizar las respuestas y escoger a los mejores candidatos, candidatos que aceptarían el puesto y que de algún modo… disfrutarían de su trabajo. Solo ustedes dos dieron resultados positivos — la directoria me mostro el documento —. Este no solo es un contrato, también es un hechizo que nos permitió encogerlos a una estatura de 9 cm.

Eso explicaba esas preguntas que no parecían tener sentido en el examen en línea. Mire detenidamente la firma que estaba en él contrato, pensando en el error que había cometido.

— Si no hay más dudas, continúe señor Ángel, la prueba aún no termina — quería salir corriendo de donde estaba, pero con esta estatura sería fácil que ella me atrapara. No sabía de lo que sería capaz, así que no tuve de otra más que seguir adelante con esta pesadilla.

Me dirigí a su pie, el cual estaba calzado con un zapato de tacón alto negro de gamuza que dejaba ver un par de sus dedos en la punta.  Estando cerca, pude notar que solo su tacón ya era más grande que yo.

Escale por los anillos que rodeaban la parte superior de su pie hasta llegar al cierre. Con mucha fuerza tiré y pude escuchar el sonido del cierre al abrirse, baje y retire el pesado calzado de su pie. Su pie era pequeño, bien cuidado, no parecía tener ninguna imperfección y sus uñas estaban pintadas con un color negro azabache.  

Arrincone su calzado y la directora Alejandra volvió a hablar.

— Bien hecho señor Angel, pero recuerdo haberle dicho que necesitaba un masaje de pies — levantó un poco su pierna, poniendo la planta de su pie muy cerca de mi rostro mientras apretaba todos sus dedos contra la carne de su planta una y otra vez.

Quería pedir misericordia, que me devolviera a mi tamaño original y que me dejara ir, pero no tuve el valor para hacerlo. Tome con ambas manos su pie y lo acomode, de tal forma que solo su talón tocara la alfombra, dejando al descubierto su planta para que yo pudiera masajearlo. Me acerqué y con ligeros golpes consecutivos, empecé a relajar la parte superior de su pie.

Mientras masajeaba, aspire toda la ola de iré húmedo que desprendía su pie, su planta estaba un poco enrojecida y estaba pegajosa por el sudor, lo cual ocasionaba que mis manos y las magas de mi saco se pegaran a su piel. El aroma era agrio, pero soportable hasta cierto punto, pues me costo un poco respirar en un par de ocasiones.

— Nada mal, nada mal — se escuchaba satisfecha —. Ahora señor Luis. Es un día bastante caluroso y para llegar al trabajo tuve que caminar. Llego a la oficina y me quita ambos zapatos ¿Qué hace después? — dijo mientras acercaba su pie derecho a Luis.

— ¡De ninguna manera maldita loca! ¡Yo me largo de aquí! — dio media vuelta y comenzó a correr.

— Aaaahh — suspiro la directora, decepcionada —. Disculpe señor Ángel, vuelvo en seguida — aparto su pie, lo volvió a calzar y comenzó a perseguir a Luis sin ninguna prisa —. Señor Luis, acaba de romper uno de los apartados más importantes de su contrato de confidencialidad.

A la directoria Alejandra no le tomo mucho tiempo alcanzarlo e interrumpir su paso solo poniendo su gigantesco pie frente a él. Luis trataba de rodearlo, pero era inútil, cada vez que lo rodeaba siempre le cortaba el paso con sus pies.

— Le daré una última oportunidad de que regrese y… — nuevamente Luis la interrumpió.

— ¡Como si fuera a regresar maldita bruja! — contesto furioso.

La mirada de la directora se volvió hostil en un segundo, bajo la mano y atrapo a Luis tan fuerte que escuche los gritos de dolor que estaba soltando. Lo fue subiendo, atrapado en su mano mientras de la boca de Luis salía a borbotones una gran cantidad de sangre.

— Al romper su contrato de confidencialidad, se nos permite tomar control en el asunto — dicho eso, abrió su mano, dejando caer a Luis al suelo.

Escuche sus gritos desesperados mientras caía y en un instante, observe como sus piernas se doblaron como si fueran de plastilina, rompiéndose al impactar contra el suelo. Grito con tal fuerza y agonía que no lo soporte más, corrí para ayudarlo. 

— Si usted lo ayuda, también incumpliría con su contrato. Le recomendó que se quede quieto y me espere — dijo fríamente la directora, sin apartar la mirada de Luis.

No moví ni un dedo después de eso. A pesar de su estado, Luis no se rindió. Con las pocas fuerzas que le quedaban comenzó a arrastrarse por el suelo, tratando de alejarse de la directora Alejandra.

— Usted hubiera sido un buen ayudante especifico… Es una lástima que no lo pensaras bien maldita basura —levanto su pie derecho y comenzó a pisar lentamente las piernas de Luis.

Su sufrimiento no parecía tener fin, los pocos huesos que no se quebraron con la caída, ahora estaban crujiendo, rompiéndose en mil pedazos por el gigantesco calzado de la directora. Tenía que ser una pesadilla, pensaba una y otra vez mientras escuchaba los desgarradores alaridos.

Cubrí mis oídos para dejar de escuchar los estridentes gritos de Luis hasta que él no lo soporto más y se desmayó de tanto dolor. La directora aparto su pie y levanto al pequeño joven inconsciente, sujetándolo de su ropa con dos de sus dedos. Sus piernas estaban completamente trituradas, colgaban como si fueran un par de trapos viejos, mientras goteaban un poco de sangre.

Pensé que esto no podía ser peor, pero en un solo movimiento, la presidenta abrió la boca y de un mordisco le arranco ambas piernas para después masticarlas y tragárselas.

— Considere su contrato finalizado señor Luis — dijo la directora, demostrando aquella hostilidad que había estado ocultando.

Comenzó a quitarle la ropa a Luis y cuando estaba completamente desnudo, lo puso dentro de su boca y comenzó a masticarlo, lentamente, mientras disfrutaba el sonido que producían los huesos del joven al ser triturados por sus dientes. Algunas gotas de sangre escurrían por sus labios y cuando finalmente molió todo su cuerpo, convirtiendo a Luis en una masa de carne cubierta de sangre y saliva, se lo trago.

Camino hasta una mesa donde estaba una jarra con agua, tomo un vaso y después volvió a tomar asiento en su escritorio.

— Lamento que viera eso, pero creo que ahora ya sabe lo que puede pasar si incumple su contrato de confidencialidad señor Ángel, ¿continuamos? — se había tragado a una persona y no pareció importarle en nada, se veía tan fresca y libre de culpa.

— ¡Claro! — grite aterrado.

—Perfecto — dijo molesta mientras me acercaba ambos pies — Es un día bastante saleado, la oficina parece ser un horno y mientras trabajo, tengo mucho calor ¿Qué hace?

— Yo… yo… yo… — seguía bastante alterado como para contestar.

— ¡Pequeño inútil! — replico fastidiada. Me tomo por sorpresa y me dio una patada que me saco todo el iré y me mando a volar fuera de su escritorio —. ¡Como carajos no puede contestar algo sencillo! ¡Tiene que quitarme mis tacones y limpiar todo el sudor de mis pies! — grito mientras yo me retorcía en el suelo.

Trate de ponerme de pie, pero todo mi cuerpo estaba en agonía, mi vista estaba borrosa y aun no recuperaba el aliento.  Caminé un par de pasos, pero volví a caer al suelo. La directora se levantó furiosa y camino hasta estar frente a mí.

— Sera mejor que te pongas de pie gusano — dio un fuerte pisotón que hizo temblar todo el suelo. Espero a que me pusiera de pie, pero no lo hice, seguía en el suelo — Pedazo de mierda, creo que te ayudare un poco — se sentó y comenzó a quitarse ambos tacones — No lo diré dos veces, quite el sudor de mis pies — dijo enfadada mientras postraba sus pies frente a mí.

Con la poca fuerza que tenía me levante, caminando lentamente hasta que la directora se fastidio de mí lentitud y me piso completamente con su pie.

— ¡Basura inservible, tardaste demasiado! — comenzó a poner fuerza sobre mi poco a poco —. Sera mejor que comiences a lamer antes de que solo seas una simple mancha roja bajo mi pie — saqué mi lengua y entre lágrimas, comencé a lamer el arco de sus dedos.

Su sudor era asqueroso, me costaba mucho trabajo poder tragarme mi saliva con ese sabor tan desagradable que impregnaba en mi lengua e irritaba mi garganta.  Ella no parecía complacida, estaba bastante fastidiada.

— Esto es demasiado fácil, será mejor que prepare mis pies de verdad — puso ambos pies sobre mi e instantáneamente, ambos comenzaron a sudar de manera descontrolada —. Mucho mejor, ahora haz tu trabajo gusano.    

La fuerte onda de calor que desprendía sus pies me golpeo directamente, sofocándome. Su aroma ahora era increíblemente putrefacto, toda su planta estaba húmeda, el sudor escurría por todos lados, me costaba mucho trabajo respirar y apenas podía distinguir lo que estaba viendo.

Toda mi ropa se empapo en segundos con su sudor, el cual ahora también estaba escurriendo por todo mi rostro. No lo soporte más, comencé a suplicar.

— ¡Por favor directora, le suplico que pare! — grite como nunca lo avía hecho.

— ¡¿Qué mierda dijiste gusano?! — ahora estaba más furiosa —. ¡No te pedí que suplicaras! — levanto su pie y me piso con gran ira. Grite al sentir como mis costillas se rompía.

— Por favor… — suplicaba entre lágrimas —. Por favor… ya no más… — si esto era una pesadilla, quería despertar ¡Ya! — Se lo su-su-suplico — dije sollozante mientras la sangre escurría por mi boca. 

— Eres menos que una simple basura — retiro ambos pies de mi —. Jamás tendrá el puesto que solicito y estoy demasiado molesta para dejarlo ir, así que… — con su dedo gordo del pie, apretó mi brazo izquierdo —. Sera mejor que termine con usted, aunque no será tan rápido como usted cree — dijo con una sonrisa bastante engreída. 

Escuche como los huesos de mi brazo crujían bajo su dedo y en un instante, sin mucho esfuerzo se partieron, sobresaliendo grotescamente de mi piel y atravesando mi ropa. Los dedos de mi mano estaban levantados, girados y doblados en direcciones que no eran naturales. Grité estridentemente y me revolqué del dolor, soltando patadas por todos lados mientras sujetaba el costado donde mis costillas estaban rotas. Cuando mi agonía paro, la directora atrapo ahora con su dedo gordo mis dos piernas.

— Le dije que no sería rápido — no tenía fuerzas para pelear o decir algo. Comencé a sentir la presión en mis piernas, hasta que de la puerta entro la señorita Alicia

— Veo que aún está aplicando el examen directora, pero… necesito que firme estos papeles por favor — parecía asustada al ver que interrumpió a su superior.

— No te muevas inútil — aparto su dedo de mis piernas y camino hasta su escritorio. Alicia paso a mi lado, mirándome con cierta lastima.

Las dos tomaron asiento y comenzaron a platicar mientras yo lloraba en silencio, pensando que todo esto tenía que será una pesadilla, de la cual muy pronto despertaría. Después de un par de minutos ambas se pararon y de nuevo la directora me tenía en su mira.

— No quiero seguir perdiendo mi tiempo contigo… — levanto su pie —. Su contrato está finalizado — bajo su pie para terminar con todo mi sufrimiento.

— Disculpe directora Alejandra — dijo Alicia y la directora paro en seco mi ejecución —. Si me lo permite, quisiera que el señor Angel terminara de hacer la prueba conmigo — la directora aparto su pie.

—¿Que? — pregunto bastante confundida la directora.

— Bueno, en unos minutos será mi hora de descanso y no me molestaría usarlo para terminar la prueba del señor ángel y que pueda ser un ayudante especifico.

— ¿Lo estas protegiendo Alicia? — pregunto la directora, sospechando de Alicia.

— Claro que no — respondió dulcemente Alicia con una ligera sonrisita — Yo califique su examen en línea y creo que tiene bastante potencial para el puesto, así que, si no le molesta, me gustaría que el terminara la prueba conmigo.

La directora la miro detenidamente. Alicia guardo silencio esperando la respuesta de su superior.

— Esta bien Alicia, pero solo por ser tú te permitiré que termines el examen — la directora tomo asiento y comenzó a ponerse sus tacones —. Confió en ti — se puso de pie —. Aunque no sé qué pueda hacer, está más que muerto ¿No tendrás problemas con eso?

— Claro que no, de hecho, será una excelente prueba para ver su desempeño ante una situación así — por alguna razón, su voz me tranquilizaba.

— Eres extraña Alicia, pero en fin… Dejo todo en tus manos o… debería de decir pies — dijo riéndose mientras salía por la puerta.  

Ahora solo estábamos nosotros dos, Alicia dejo los papeles en su escritorio y corrió hasta donde yo estaba.  Saco un pañuelo de su saco y con mucho cuidado me levanto. Solo basto un ligero rose de sus blancos dedos para que gritara de agonía.

— Discúlpeme… no fue mi intención, pero necesito llevarlo a mi escritorio — dijo mientras acariciaba mi cabello.

Me llevo en la palma de su mano. Mientras luchaba por no perder el conocimiento me pareció ver a la señorita Alicia como un ángel. Me dejo en su escritorio con mucho cuidado, y comenzó a hablar.

— Señor Angel, seré breve. No puedo mantenerlo con vida si usted no desea seguir una vida como ayudante especifico, pero… si está dispuesto a aceptar su nuevo roll, yo con gusto le ayudare. ¿Quiere que acabe con su sufrimiento o quiere seguir adelante?

Alicia noto que yo movía mis labios, pero era tan débil mi voz que apenas se escuchaba. Se acerco todo lo que pudo y escucho mi respuesta. No perdió tiempo después de eso, abrió uno de los cajones de su escritorio, saco una botella con un líquido verde y roció un par de gotas sobre mí.

Una sensación cálida envolvió todo mi cuerpo, el dolor fue desapareciendo, la hemorragia en mi brazo paro y los huesos que estaba rotos comenzaron a volver a su lugar. Me sentía vivo a cada momento hasta que de un golpe me levante como nuevo. La señorita Alicia sonrió al verme de pie y yo no podía dejar de estar asombrado, no parecía haberme pasado nada.

— Pero ¿Cómo? — pregunte mientras miraba el brazo que antes estaba roto.

— La directora Alejandra le dijo que todas aquí somos brujas verdad — asentí con la cabeza —. ¡Bien!... pues yo también soy una. Rocié sobre usted una poción de regeneración rápida.

— Increíble — era verdad, no lo podía creer.

— No soy tan buena, la directora Alejandra es mucho mejor — dijo mientras me sonreía —. Pero eso no importa ahora, lo importante es que acepto a terminar la prueba, así que empecemos antes de que llegue la directora y se dé cuenta de que lo ayude.

Me tomo en su suave mano y me dejo debajo de su escritorio. Era demasiado por procesar, pero era verdad, yo acepte terminar la prueba para ser un ayudante especifico.

— ¡Bien! — dijo mientras daba unas palmaditas de alegría —. Es una mañana lluviosa, llego al trabajo, pero pise accidentalmente un charco de agua ¿Qué hace para remediarlo?

El tono cantarín y meloso de sus palabras me llenaron de confianza. Con mi experiencia anterior sabía muy bien que tenía que decir, y por miedo a volver a vivir la tortura de hace un momento, me entregue completamente a los pies de la señorita Alicia. 

— Retiro sus tacones y secos sus hermosos pies señorita Alicia — ese cumplido la tomo por sorpresa.

—Bien contestado — se escuchaba feliz —. Y… gracias por el cumplido — cubrió su rostro con la hoja y acerco ambos pies hasta donde estaba yo.

Alicia llevaba un par de tacones altos de color azul medio con tobilleras y un lazo azul atado en forma de moño en la parte trasera. Trepe a ellas y desprendí el broche de las tobilleras para así liberar todo el calzado de sus pies.

Alicia removio sus pies mientras yo acomodaba su calzado a un lado de su escritorio. Regresé tan rápido como pude y ahí estaban sus blancos pies esperándome. Sus uñas estaban pintadas de un bonito color rosa fuerte. Ella me miraba desde arriba esperando a que continuara mientras juguetonamente movía sus dedos.

Toque sus pies y estos eran cálidos e increíblemente suaves, su olor era agradable, fresco y fragantes. No estaban tan sudados como yo pensé y tenían un ligero color rojizo en los bordes de sus plantas y en las puntas de sus dedos.

Alicia bajo la caja que avía visto antes, la misma que tenían las otras empleadas y espero. Todos los artículos que estaban dentro de la caja eran para el cuidado y relajación de pies. Yo tomé un trapo y comencé a limpiar el poco sudor que tenían las plantas de sus pies, el arco de sus dedos y entre sus dedos. Todo estaba bien de momento.

—Excelente señor Ángel, pero… — Alicia se agacho y me quito el trapo —. Discúlpeme, pero volvamos esto un poco más complicado — de otro cajón de su escritorio comenzó a sacar su comida —. No le molesta si como, es que después de esto ya no tengo más descansos — comento un poco apenada.

—¡Claro que no señorita!  ¡Disfrute de su comida! — grite obedientemente.

—¡Perfecto! Ahora no tiene un trapo con el cual poder limpiar y digamos que… — busco entre su comida y saco una botella de yogurt —. Volvamos esto más real… No es agua sucia, pero servirá como sustituto — Alicia comenzó a derramar el yogurt sobre sus dos pies —. Bien, pise un charco de agua y no tiene con que limpiar mis pies ¿Cómo soluciona el problema? — espero mi respuesta con una cálida sonrisa mientras el yogurt escurría lentamente por todo su pie y terminaba goteando en la punta de sus dedos.

No conteste, solo me acerque y me quite el saco, pero antes de que comenzara a limpiar su pie, pensé en algo mejor. Tire el saco al suelo, me arrodille y comencé a limpiar sus pies con mi boca.

Alicia no se esperaba que hiciera eso. En cuanto vio como yo limpiaba sus pies, dejo de comer, sus mejillas se ruborizaron y me miro con cierta vergüenza.

Su piel era suave. Cada vez que pasaba mi lengua podía sentir lo blando y lizo de sus dedos y sus rosadas plantas. La cremosa nata que escurría se combinaba con la poca suciedad y sudor de sus pies, haciendo que el yogurt (el cual era de piña coco) tomara un sabor deleitable e indescriptible. Sus pies eran dulces y maravillosamente azucarados. Me deje llevar y aun cuando ya no había más yogurt que limpiar, seguía lamiendo sus tiernos pies.

Alicia no parecía molestarle lo que estaba haciendo, pero tenía que continuar con la prueba antes de que volviera la presidenta, así que aparto sus pies.

— Bien hecho… mucho mejor de lo esperaba — dijo avergonzada —. Continuemos. Desperté tarde, apenas logro llegar a la oficina y le cuento que por culpa de este contratiempo no tuve tiempo para ducharme ¿Qué decide hacer por mí?

Me acerqué a uno de sus pies y comencé a besar sus dedos.

— No permito que sus delicados pies estén sucios, así que busco la forma de poder limpiarlos — dije para después seguir besando los dedos de su otro pie.

— Muy… muy bi-bi-bien — parecía que le hacía cosquillas mis besos —. Entonces, lave mis pies señor ángel — se notaba bastante alegre al verme besando sus pies.

Alicia abrió un compartimiento de la caja que bajo y en ella vertió agua, aparto sus pies y los sumergió, esperando mientras seguía comiendo. Busqué en la caja y encontré barios jabones, esponjas y toallas. 

Subí y Alicia saco si pie izquierdo. Comencé enjabonando todos sus dedos, pasando el jabón debajo y entre cada uno de ellos, después por la parte superior, pasando por sus tobillos y terminado finalmente por su rosada planta.

Tomé una esponja en cada mano y me dispuse a tallar sin poner mucha fuerza para no lastimar su tersa piel. Me tome mi tiempo, pero tampoco quería tardar tanto, pues no sabía cuánto faltaba para que terminara el descanso de la señorita Alicia. Ella no lo podía evitar, pero de vez en cuando, mis movimientos le producían ciertas cosquillas a lo cual respondía con pequeñas y melosas risas que trataba de ocultar.

Si pie izquierdo estaba listo, así que continúe con el derecho aplicando la misma técnica. Ambos pies estaban listos, solo los enjuague y con las toallas comencé a secar cada rincón de sus blancos pies. Después de terminar, Alicia subió sus pies e inspecciono mi trabajo.

— Mis pies están muy limpios, excelente trabajo señor Angel — volvió a bajar sus pies —. Esta es la última prueba. Es un día frio, estoy aburrida y tengo frio en los pies ¿Qué es lo primero que hace señor Angel?

No supe cómo responder a su pregunta, el miedo volvió en un instante a mí, mis piernas comenzaron a temblar al pensar que Alicia se molestaría y me torturaría como lo hizo la presidenta.

— ¡Misericordia señorita Alicia! — grite mientras corría a sus pies —. No sé qué hacer ante tal situación — dije llorando mientras desesperadamente lamia todos sus dedos —. Por favor… no me torture…

Alicia aparto el pie que estaba lamiendo y comenzó a rodearme con ambos pies. Quede justamente en medio de ellos. Me arrodillé y empecé a implorar mientras hacía reverencias a su enorme persona.  Sus pies comenzaron a acercarse, reduciendo mi espacio entre ellos. Sabía muy bien que me aplastaría, así que me levante y deje que terminara.

Era raro, Alicia me avía atrapado, pero no me estaba torturando, ni mucho menos presionando, solo estaba ahí, justo en medio de ambas cálidas y mullidas plantas. Levante la mirada y ella parecía algo triste.

— La directoria lo trato muy mal, pero… no tiene por qué preocuparse, no soy igual, no me gusta ver a la gente sufrir… así que arriba el ánimo — yo comencé a secar mis lagrimas —. La respuesta a la pregunta es que me dejara jugar con usted usando mis pies, así podría entretenerme y calentarlos al mismo tiempo… ¿Puedo jugar? — pregunto afectuosamente mientras me miraba hipnóticamente.

No pude responder, solo afirmé con la cabeza y Alicia comenzó a juguetear.

Premiosamente movió sus pies, mimando todo mi cuerpo atentamente con las placenteras y exquisitas plantas de sus pies.  Sus pies eran abrazadores, sus dedos traviesos, su piel tenue y sus movimientos eran pulcros, atentos a no dañarme y haciendo perdurable su diversión conmigo.

No sé cuánto pasé entre sus pies, pero perdí la noción del tiempo hasta que me ibero de mi cálida reclusión. 

— Mis pies ahora están calientitos gracias a usted — me tomo en su mano y me dejo en su escritorio —. Tuvo un excelente desempeño, así que con mucho gusto lo apruebo para que pueda ser un ayudante específico — su sonrisa no tenía comparación. Me volvió a dejar en el suelo —. En lo que termino el papeleo y mi comida, ¿podría seguir besando mis pies?

— ¡Con gusto señorita Alicia! — dije entusiasmado.

Seguí mi tarea por varios minutos hasta que la directora volvió a entrar y miro como yo estaba atendiendo a su empleada.

— Veo que lo tienes bien amaestrado ¿Cumplido tus expectativas Alicia? — pregunto soberbia y engreída.

— ¡Si señorita directora! Su desempeño fue tan bueno que lo asigne como un asistente especifico superior — la directora se sorprendió al escuchar eso.

— Increíble — la directora se acercó y se agacho para verme —. Ya que ahora este pequeño es un asistente superior y tiene tu sello de aprobación, lo tomare como mío — estiro su brazo, mientras habría su mano.

Comencé a temblar y a caminar en reversa hasta que tope con el pie de Alicia. No quería que ella fuera mi superior. Su mano se acercaba peligrosamente hasta que Alicia me tomo con su dedo pulgar e índice de su pie y me subió, para después tomarme en su mano. 

— Lamento informarle que el señor Ángel es mi asistente especifico, señorita Alejandra — dijo Alicia solemnemente.

—¡¿Que?! — la directora no podía creerlo y se levantó de un golpe —. Espera, espera, espera. No se supone que no querías tener tu propio asistente, ¿Por qué el cambio de opinión?  — parecía un poco molesta.

— Se lo dije, el desempeño del señor Angel fue más del que esperaba, y aun con todo el daño que tenía, se esforzó al máximo — Alicia estaba mintiendo para salvarme —. Si no quería ningún asistente era porque ninguno cumplía mis expectativas… hasta ahora.

La directora parecía algo molesta. Dio media vuelta y se sentó en su escritorio.

— ¿No lo estarás protegiendo de mi Alicia? — la presidenta tenía buenas razones para sospechar.  Alicia me dejo en su escritorio, tomo las manos de Alejandra y pregunto amorosa.

— ¿Acaso tu mejor amiga de la infancia te mentiría Alejandra? — eso me tomo por sorpresa, no sabía que ellas se conocían desde hace mucho tiempo.  La directora Alejandra no pudo contra el afecto de Alicia y la abrazo.

— Perdóname por desconfiar de ti Alicia — permaneció abrazada a ella un buen rato —. Está bien, él puede ser tu asistente. Dame su contrato para que sea oficial.

La directoria Alejandra firmo y después yo. Todo parecía en orden, Alicia me tomo en su mano y me dejo dentro del bolsillo de su camisa.

—Ya termino mi descanso, así que seguiré con mis deberes directora.

—De acuerdo Alicia — respondió y después volteo a mirarme hostilmente — Señor Ángel, será mejor que trate a Alicia como es debido. Si me entero de alguna conducta negativa de su parte, le aseguro que la tortura de hace un momento no se comparara a la que le daré — aguardo todo el papeleo de mi contrato —. Bienvenido a “Small Things Company” — así que eso significaba las iniciales.

Alicia se despidió de su amiga y salimos los dos del cubículo. Mientras caminábamos pregunte algunas cosas.

—¿Y qué hace precisamente esta empresa?

— ST – Company es el mayor proveedor de artículos mágicos a todo el mundo. No todas las mujeres dominan la magia, pero con nuestros productos, cualquier mujer puede hacer uso de encantamientos, pociones o hechizos de manera fácil. Todas nuestras empleadas están encargadas de desarrollar nuevos productos a la venta, donde cada artículo cumple con cierto margen de calidad para su uso fácil a las usuarias finales. 

—¿Solo las mujeres pueden usar sus productos?

—Así es, ninguno de nuestros productos funciona en hombres.

— Y exactamente ¿Qué hace un ayudante especifico superior?

— Bueno, digamos que lo mismo que aun ayudante normal, solo que estas por encima de todos, tienes más privilegios y al ser superior, puedo llevarte conmigo a donde sea para que puedas seguir atendiendo mis pies cuando yo quiera — me guiño un ojo al terminar de contestar mi pregunta. 

No tenía por qué quejarme de mis nuevos deberes, después de todo estaba con alguien tan adecuada como Alicia. Aun no me acostumbro a la idea de que esta gigantesca mujer sea mi dueña, pero creo que tenía que empezar a hacerlo.

Acepte continuar y si mi vida entera es servir a sus pies, haría mi mejor esfuerzo por que mi dueña Alicia se sienta feliz y contenta.

El Ama del Invierno by GeaGts
Author's Notes:

Escrita por GeaGts

Quien diría que llegaría a terminar de esta manera, en aquel gélido y excitante momento mi vida entera pasó frente a mis ojos, tan clara como en cielo a las alturas en las que me encontraba.

Me llamo Jack Hammer y soy un explorador, me dedico a recorrer los lugares del mundo que nadie más se atreve a visitar para documentarlos y encontrar alguna rareza que la humanidad no haya visto. Todo partió cuando de niño descubrí que Pie Grande no existía, que resultó ser una broma hecha en los 60’s cuyos artífices revelaron en el año 2000, yo tenía 9 años en aquel entonces y parte de mi inocencia se fue en aquel momento. Con el tiempo descubrí que otros mitos como el monstruo del Lago Ness o el experimento Filadelfia también fueron mitos falsos, pero algo no me cuadraba, y es que la magia y lo sobrenatural es algo que, si bien es raro, es más que seguro que existe en este mundo.

Nuestra Diosa Rachel lo ha evidenciado a lo largo de la historia de la humanidad, y yo creía en eso, si bien muchos mitos son falsos, tiene que haber brujas y seres mágicos que si sean reales. En la antigüedad se hablaba de hadas, sirenas y demás criaturas mitológicas, que si bien actualmente no tenemos pruebas, estoy seguro de que existieron. Yo mismo he encontrado huesos de dichas criaturas antes, unos me llamaban loco o mentiroso, otros dejaban la puerta abierta a que fuera cierto, pero yo estaba seguro, uno de estos días encontraría a una criatura mágica, una con vida, esa era mi misión en la vida.

Ahora con 28 años viajo por el mundo buscando a dicha criatura, mi punto de partida suelen ser leyendas folclóricas de algunos pueblos, y aunque siempre pase semanas o meses en un caso, rara vez encuentro alguna prueba contundente fuera de restos de escritos y huesos antiguos, los cuales no suelen sorprender a la comunidad científica. Aun así no pensé en rendirme ni por un segundo, y fui a mi siguiente destino, un pequeño pueblito chino cerca del monte Everest.

A sí, yo hablo varias lenguas, pero el chino no es una de ellas, por lo que llamé a mi amigo Den para que me ayudara como intérprete, y sobre todo a explorar la montaña, cosa que me di cuenta que teníamos que hacer luego de que en una pequeña farmacia, el dueño nos hablara de la leyenda del “Ama del Invierno”.

Desde luego investigué más al respecto en la biblioteca del pueblo, y gracias a Den pude tener lo que en un principio creí que era el panorama completo:

“Hace cientos de años, se cree que a mediados del siglo XVIII, una criatura gigante con la forma de una joven chica y piel completamente blanca se asentó dentro del monte Everest, al interior de una muy profunda cueva. Varias personas presenciaron un temblor peculiar, algunos de ellos decidieron formar una expedición para investigar el fenómeno, y de esas 50 personas sólo 2 regresaron, los más jóvenes que describieron a dicha criatura. Luego durante 9 meses no hubo incidentes, pero al iniciar el invierno estos 2 hombres desaparecieron, y no solo eso, según sus esposas ellos querían ir desesperadamente a la cueva de la que habían escapado hace casi 1 año. No se supo más de ellos, pero eso no fue lo más raro, ya que durante esos 3 meses de invierno las desapariciones en el monte se incrementaron muchísimo con respecto al resto del año, se cree que al menos unas 10 veces más. Dicha ola de desapariciones se le atribuyó a la criatura, pero nadie estaba seguro porque los que iban a investigar nunca regresaban. Pasó otro año y llegó otro invierno, y nuevamente se incrementaron los incidentes, por lo que ya no había duda por parte de los pobladores, durante la estación dicha criatura despertaba y era responsable de todas las desapariciones, criatura bautizada como El Ama del Invierno. Esto continuó durante varias décadas, hasta que un día el gobernante Jo Shao Wan decidió prohibir las expediciones al monte Everest durante ese invierno, con el fin de frenar las muertes. Todo iba según su plan, pero luego de una semana empezaron las catástrofes, un terremoto azotó la zona, generando una avalancha que destruyó una buena parte de los pueblos cercanos, matando a más personas de las que morían cada año por culpa del ama del invierno, pero lo peor de todo fue que luego de recoger la nieve para encontrar los cuerpos, nadie fue encontrado nunca, dando a entender que El Ama del Invierno los reclamó por su cuenta. La culpa fue dirigida a Jo Shao Wan y su ley, tuvo que retirarla a la fuerza, dejar el poder, y al invierno siguiente desapareció, presuntamente también dentro de la montaña. Que este escrito sirva de advertencia para todos aquellos incautos que quieran adentrarse al monte Everest durante esas fechas, porque seguramente no regresen por culpa del Ama del Invierno.”

Aquel viejo escrito asustó mucho a Den, tanto que no quería acompañarme al monte, pero logré calmarlo prometiéndole que sólo iríamos por fotos y nada más, tan pronto las tengamos no iríamos. Lo que no le dije fue que un día me reuní con el alcalde, y mediante uno de sus ayudantes pudimos entablar la conversación. Le pregunté por la leyenda de El Ama del Invierno, y él me dijo que de leyenda no tenía nada, era algo real. Quise saber cómo estaba seguro, y él me mostró los datos de las muertes de los últimos años, que confirmaba que cada año mueren 10 veces más personas durante el invierno en el monte con respecto al resto del año. Me sorprendió su transparencia al respecto, pero él me dijo que le daría esa información a cualquiera con el fin de salvar su vida si es que querían ir de expedición. A pesar de esto me confié, me dije a mi mismo que he pasado por decenas de situaciones más peligrosas que esta, y que esta sería una más, con el añadido de que era casi seguro de que encontrara pruebas reales al fin de criaturas místicas, por lo que para asegurarme de que Den me acompañara, no le dije nada de mi reunión con el alcalde.

No tardamos en alistar nuestras mochilas y emprender la subida, se supone que El Ama del Invierno se encontraba dentro de una enorme cueva oculta en el centro de la montaña, pero debido a la extensión del Everest seguro nos tomaría unos días dar con la cueva correcta, días que procuré tener, ya que el invierno inicia en 5 días y mi intención era encontrar a la criatura dormida, para evitar correr peligro. La primera noche fue dura, nos costó encontrar una cueva para dormir, pero un par de horas luego del anochecer pudimos hallar una, que por desgracia no era más grande que una habitación regular, por lo que no había nada que explorar. Todos los días fueron iguales, buscábamos cuevas pero habían pocas, y la mayoría poco profundas, no hubo suerte. Las noches 2, 3 y 4 fueron las más frustrantes, ya que en las 3 encontramos cuevas profundas para dormir, y mientras Den dormía yo las investigaba por mi cuenta sólo con mi cámara y linterna a la mano, pero nuevamente  estaba en un callejón sin salida. El día 5 llegó, y con él el invierno empezaba oficialmente. Den estaba algo cansado por estos últimos días aquí arriba y los tanques de oxígeno nos durarían máximo 2 días más, y si bien tenía razón para querer desistir, yo no podía, le rogué que continuáramos, al menos 1 día más, y si no había suerte pues nos regresábamos, y el aceptó sólo después de que redoblara su paga.

Por desgracia no encontramos ninguna cueva en todo el día, ya se estaba oscureciendo por lo que Den dijo que volviéramos a la cueva de anoche para dormir, y a regañadientes acepté. Bajamos por un descenso algo más pronunciado para poder llegar antes y fue ahí donde al fin sucedió. No lo creía, pero vi como una enorme masa de nieve se derretía frente a mis ojos, revelando la entrada a una cueva, Era el destino, y tenía que seguirlo.

- Estás loco Jack.

- Vamos Den, te lo juro, sólo exploremos esta última cueva y ya está, nos regresamos y listo.

- ¡Ya nos estábamos regresando! Aparte no es una entrada, es un hoyo, si hay una avalancha estamos muertos.

- No pasará nada, sólo es entrar y salir, 5 minutos.

- Jack…

- Te pago el triple.

Den se quedó pensando, aunque no por mucho tiempo.

- ¿Tenemos un trato?

- 4 minutos, y nos salimos.

- Trato hecho.

Puede que algunos me llamen loco por eso, pero tenía una corazonada, una que no había tenido durante todo este viaje, sabía que en esta cueva al fin hallaríamos algo, y así fue. A los 3 minutos de reloj noté una parte de la cueva con menos nieve, mucha menos nieve, por lo que corrí hasta el borde. Al llegar noté que esta parte de la cueva era inmensa y circular, debía medir al menos unos 200 metros de radio, las paredes de roca oscura estaban repletas de diamantes enormes y brillantes a lo largo de toda su extensión que iluminaban la cueva, y justo en el centro la vi, una chica gigante de unos 50 metros, con el cabello liso corto hasta la nuca completamente platinado y con un mechón que cubría su ojo izquierdo, y con una piel de color blanco con un toque celeste. La mitad inferior de su cuerpo estaba enterrada en la nieve del fondo de la cueva, y al estar de espaldas no podía ver muy bien lo que estaba haciendo, pero sin dudas acababa de encontrar al Ama del Invierno.

- ¡Oye Den, mira, aquí está!

- No me vengas con eso Jack, ya tenemos que… ¡AHHH!

- Shhh, no hables tan fuerte.

- No p-p-puede ser… ¿En serio es…?

- Obviamente, ahora silencio, le tomo la foto y nos largamos de aquí.

Saqué mi cámara y la enfoqué, pero al tomar la foto olvidé apagar el flash, y su luz rebotó en los diamantes de la cueva, llamando la atención de la giganta, quien se volteó y vio justo donde estábamos.

- Mira, presas el primer día, ¡Que suerte!

Luego de eso se levantó y extendió su mano hacia nosotros, luego del susto inicial ambos empezamos a correr, pero no fuimos más rápidos que su mano, la cual en un puño nos presionó y regresó otra vez a la enorme cueva, sosteniéndonos a la altura de sus pechos, los cuales no eran muy grandes para alguien como ella (para mí sí). Ella nos veía con una mirada alegre pero serena, tenía los ojos rasgados y de color rojo intenso, obviamente estaba completamente desnuda, y lo único que cubría su gélido cuerpo eran una serie de cristales de hielo en los codos y rodillas, pero nada más.

- Oh qué modales los míos, bienvenidos a mi hogar ustedes… Perdón ¿Cómo se llaman?

Den y yo nos quedamos de piedra unos segundos, hasta que su puño empezó a presionarnos cada vez más.

- Les hice una pregunta y es de mala educación no responder.

- ¡Me llamo Jack, Jack Hammer…!

- ¡Y y-yo D-D-D-Den…!

Den se notaba mucho más asustado que yo, y la verdad no puedo culparlo, una gigante gélida nos sostenía a cientos de metros del suelo, y considerando que él era quien no quería explorar la cueva, no lo culparé por temer tanto, sobre todo porque también estoy aterrado.

- Ok Jack y Den, yo soy Naoko Kurotsuki, pero todos en las cercanías me llaman El Ama del Invierno, aunque siempre me ruborizo al oírlo la verdad… ¿Y qué hacen aquí? Digan la verdad.

- Bueno… –Empecé a hablar– Somos exploradores y quisimos investigar sobre ti.

- ¿Exploradores? Ya no hay muchos de esos por aquí, la mayoría de mis presas son alpinistas despistados y desinformados, jijiji.

- ¿P-Presas? –Preguntó Den.

- Pues claro, es decir, están en mi puño, a mi completa merced, ¿se imaginaban otra cosa?

En ese momento ambos temblábamos mucho, pero ya no era por el frio necesariamente. Necesitaba saber que nos haría, si es que eso aliviaba un poco mi incertidumbre.

- ¿Q-Qué vas a hacernos?

- Bueno, eso depende de lo que quiera, la verdad recién desperté hoy y energía es lo que más me sobra.

- ¿Y qué quieres?

- Aun no me decido ¿hacen muchas preguntas no? Bueno, eso es parte de su trabajo después de todo. Haber pregúntenme lo que quieran mientras pienso que hacer con ustedes.

No vacilé y me dispuse a preguntarle sus orígenes a lo que empezó otro relato que cambió mi panorama por completo con respecto al anterior:

“Nací en el año 1705 bajo el nombre de Naoko Kurotsuki en Osaka, Japón.  Mi familia era de pocos recursos y un día con lo poco que teníamos nos mudamos a una pequeña comunidad China, a los pies de esta montaña. Yo tenía 11 años cuando el hijo de una importante familia de la zona, Jo Shao Wan, quiso desposarme por mi abundante belleza. En esa época ese tipo de cosas horribles eran la norma, y mi familia aceptó de inmediato con tal de volverse asquerosamente ricos gracias a su unión con la familia de Jo. Al principio él era amable, no me forzó al acto sexual hasta que tenía 13 ya podía decirse que empezaba a ser una mujer, pero luego de eso algo cambió dentro de él, el haber reprimido sus deseos 2 años y liberarlos de repente lo hizo adicto a todo esto, empezó a tratarme más bruscamente, tanto en la cama como fuera de ella, hasta que un día yo no podía más con el dolor y huí hacia las montañas con la intención de perderme y no volver a sufrir. Luego de varias horas y estando a punto de morir, pude ver a la Diosa Rachel quien estaba por mandarme a la otra vida, pero Jo y un grupo de hombres más duros que él me encontraron y llevaron de regreso al pueblo. Me convertí en una paria para todos, no había nadie en ese pueblo que me tratara bien, ni mis padres, Jo se casó varias veces más con muchas mujeres, y ellas también me menospreciaban. Quise escapar o incluso suicidarme por años, pero ese bastardo me tenía bien vigilada. Mi vida siguió así hasta que cumplí 16 años, entonces ocurrió un milagro. Jo Shao Wan se enfermó, no supe muy bien por qué pero al parecer era algo grave, de esas cosas de las que no te sueles salvar. Murió una mañana y lo enterraron, y en medio del velorio aproveché el dolor de todos esos bastardos que lo querían tanto para volver a escapar. Esta vez nadie me siguió, caminé hasta el centro del Everest con la intención de morir ahí congelada por fin, pero de repente el suelo se derrumbó y caí dentro de esta cueva. Me alimenté de unas crías de lobos durante días, no sabía muy bien por qué, pero no quería morir. Ahora que estaba sola pensé mejor y estaba tranquila, sin nadie atormentándome no tenía razones para querer dejar de vivir, pero ya era muy tarde y no tenía ningún lugar al cual regresar… Entonces la Diosa Rachel regresó. Esta vez pude verla reflejada en los diamantes de la cueva, y ella me dijo que sabía quién era, que me recordaba de la última ves y que aborrecía completamente lo que me habían hecho. A pesar de ser una Diosa, ella no puede intervenir en el destino de este mundo, si lo hiciera no dejaría que la humanidad avance o algo así, pero en su infinita misericordia me dio algo invaluable, una carga de poder mágico especial. Ahora podía vivir por siempre y mantenerme joven, siempre cuando me alimentara de la gente de las cercanías y de su calor. Pero todo tenía un precio. Para mantener el balance mágico me dijo que no podía usar mis nuevos poderes fuera de las inmediaciones de la montaña, y que para consumir gente debían estar vivos y yo tenía que ser gigante para hacerlo, y el único lugar tan grande para ello dentro de los límites era esta cueva. También dijo que yo sólo despertaría durante el invierno, y que en los 9 meses restantes dormiría, dejando que el destino decidiera a quien llevarse en el Everest.”

- Ya veo… Pero el escrito que leí de ti dice que Jo Shao Wan murió de viejo luego de décadas de desapariciones en la montaña.

- Así es, resulta que Jo no murió, tenía un trastorno del sueño, por lo que cuando despertó sonó la campana de su tumba y lo sacaron. Esto lo convirtió en leyenda y con el tiempo se volvió el líder político de la zona. Unos 50 años después quiso restringirme presas, por lo que yo misma me llevé a cientos de sus habitantes en represalia, mi banquete más delicioso debo admitir, y un año después el mismo Jo no se pudo resistir y caminó directamente a mí, hasta su final.

- Comprendo, entonces los que regresaron a la montaña en el texto luego de haber ido lo hicieron atraídos mágicamente por ti.

- Pues sí, es una forma linda de decirlo.

- Espera un poco, ¿¡de qué texto hablas, Jack!?

- Bueno Den… Creo que ya no vale la pena que te lo diga, este será nuestro fin, ¿verdad Naoko?

- Pues sí, pero si algo odio tonto como a los abusivos es a los mentirosos, dile la verdad y morirás sin dolor.

- Bueno… Fui con el alcalde yo solo y leí la historia de El Ama del Invierno en los datos del pueblo, datos concretos a diferencia de la otra historia, con ese texto supe que ella existía y sabía que si te lo decía no aceptarías por el miedo.

- ¡¡¡Y TENÍAS RAZÓN, ME ENGAÑASTE, MALDITO HIJO DE PERRA!!!

- ¡OYE! Sé que te engañó pero no digas malas palabras en mi presencia.

La cara apacible de Naoko cambió drásticamente luego de eso, los 2 nos aterramos aún más que antes, y si bien sabíamos que íbamos a morir, aun no lo aceptábamos del todo, pensábamos que algo pasaría que nos ayudaría a escapar, un Deus Ex Machina que nos ayude a nosotros, los héroes de esta historia, a salir adelante… Pero esta no es una historia cliché.

- Pensaba presionarlos en mis senos hasta que fueran consumidos por completo, pero visto que uno es un traidor y el otro un mal hablado, no pienso darles piedad… Aunque no soy un monstruo, así que acabaré antes y rápido con el más miedoso.

 Dicho eso la pálida giganta me dejó en la entrada de la cueva, yo no dudé en tratar de correr, pero ella selló con nieve la salida, dejándome atrapado muy alto y viéndome con mucha más decepción y rencor que antes. Con respecto a Den, ella aun lo tenía en su puño, se sentó en la nieve con las piernas cruzadas y lo puso frente a su cara.

- Bueno pequeñín, quiero que sepas que esto no es personal, yo simplemente me alimento de la gente que se acerca aquí, sobre todo de los que no son tan buenos.

- Pero… ¡Yo no quería molestarte, sólo me asusté y grité!

- Puede que mi definición de bondad sea más elevada que la tuya… Pero en fin, sobre todo hago esto para vengarme eternamente de ese pueblo maldito, y porque la verdad lo disfruto mucho, jejeje. Bueno, ¿tienes algo que decir antes de que te consuma?

- ¡¡¡POR FAVOR NO ME COMAS, NO QUIERO MORIR Y MENOS ASÍ, EN SERIO LO SIENTO!!!

- ¿Comerte? Por Rachel, claro que no te comeré.

- ¿A no?

- Por supuesto que no, ser digerido es el peor dolor posible, y sólo se lo doy a quienes fueron malos de verdad. Pero descuida, aunque no te coma, con mi magia puedo consumirte con cualquier parte de mi cuerpo. ¿Recuerdas lo que dije sobre mis tetas? Bueno, a ti te tocó un lugar algo más abajo, jijiji.

Luego de eso presencié algo que nunca en mi vida imaginé que vería, Naoko soltó a Den decenas de metros, hasta que aterrizó en la planta de uno de sus pies. Parecía como pegado a ella, y unos segundos después un líquido cristalino cubrió la gigantesca suela pálida del Ama del Invierno alrededor de Den. Era difícil de explicar, parecía como si el pie de la giganta estuviera absorbiendo a Den, literalmente, pero lo que ella dijo dejo todo mucho más claro, y muchísimo más aterrador.

- Ahora mismo mi planta del pie te está degustando, y pronto te succionará entero, primero serás parte de mi sudor de pies mientras absorbo tu calor, para finalmente terminar siendo uno conmigo por el resto de la eternidad, jijiji.

Naoko se reía sin malicia, más parecía que todo esto le daba mucha gracia, pero Den nunca paró de gritar, efectivamente se estaba derritiendo, y pronto no sería más que el sudor en la enorme y cada vez más cálida suela del pie del Ama del Invierno. Cuando ya casi había desaparecido, Den volteó su cabeza para ver con pavor la otra suela de Naoko acercarse a él, y la giganta no lo dudó, y apretó a Den entre sus pies, succionando lo poco que quedaba de mi ahora muerto amigo. Un par de minutos después terminó de frotar sus plantas entre ellas y dejó ver sus suelas, estaban muy sudadas, y el sólo pensar que ese sudor en sus pies fue alguna vez mi amigo Den me hizo gritar de terror, sobre todo cuando ella pasó suavemente sus delicadas manos sobre sus suelas para sentir al tacto lo que había hecho.

No tardó en voltearme a ver, sabía que era inútil pero por desesperación empecé a rasguñar la nieve que bloqueaba la salida, obviamente sin lograr nada. Cuando menos lo esperé la enorme mano del Ama del Invierno me agarró y me puso sobre su palma frente a su rosto, y ella no dejaba de verme con una mirada satisfecha, ya que sabía que ahora yo seguía.

- Bueno Jack, tu amigo ya es parte de mí y ahora es tu turno, pero a dónde vas no necesitarás nada de esto.

Acto seguido movió sus dedos y mi ropa se desintegró, dejándome completamente desnudo sobre su mano. Con el frío que había no soportaría mucho en ese estado, pero para mi desgracia mi agonía no sería perpetuada dentro de esa cueva, lo sería en una muy diferente.

- Te seré honesta, para mí los peores seres humanos son los violadores, mentirosos y traidores, en especial los que traicionan a su familia y amigos. Mi única amiga en el pueblo me dio la espalda luego de que escapé de Jo por primera vez, al igual que los desgraciados de mis padres, y tú al traicionar a Den así no eres diferente a ellos a mis ojos. Todos ellos al final terminaron su vida conmigo, en el mismo lugar a donde irás.

Naoko no me dejó respirar, con 2 dedos me levantó sobre su cara volteada hacia arriba y me sostuvo sobre su enorme boca, lo peor que me pudo haber sucedido estaba por pasar, el Ama del Invierno me iba a comer.

- Gente como tú no merece mi consideración, que tus gritos sean tus últimas palabras, ¡hasta nunca Jack Hammer!

Luego de decir eso soltó sus dedos y caí vertiginosamente a su boca, ella no me masticó, simplemente me tragó de golpe, no quería que muriera rápidamente entre sus dientes, lo iba a hacer en su estómago, derritiéndome en sus jugos gástricos, y no tardé en aterrizar en ellos. Si yo hubiera sido su primera comida habría sido digerido con relativa rapidez, pero luego de consumir a Den ella ya tenía de cierta manera algo en el estómago, por lo que tardé casi 1 hora en disolverme por completo. En mis últimos momentos pensé que me merecía esto, era cierto que traicioné a mi amigo, si le hubiera dicho la verdad desde el principio el seguiría con vida, pero fui un egoísta y lo arrastré hasta su tumba, una que yo compartiría, ya que no tardé en ser digerido por la más hermosa de las bestias míticas que alguna vez traté de develar al mundo, el Ama del Invierno.

aTRAPado by GeaGts
Author's Notes:

Escrita por GeaGts

Todo empezó aquel día de paseo en la escuela. El Autobús de Nueva Jersey a Nueva York había estacionado frente a nuestra escuela, y la maestra nos hizo subir y sentarnos. Antes de partir empezó a repasar la lista de alumnos, para que no faltara nadie. Todos alzaron la mano al oír su nombre, yo era casi el último por mi apellido, estaba acostumbrado a esperar a que me nombrara, pero eventualmente lo hacía.

- Marcos Vaugh.

- Presente.

- Y Heather Wilson… ¿Alguien ha visto a Heather? –Nadie la había visto, yo seguro que no, pero pocos segundos después ella apareció y entró cansada al autobús.

- Presente maestra… Lo… Siento… Me quedé dormida… Perdón…

- Ok, menos mal no demorase más, siéntate.

- Si maestra.

Todos los asientos estaban ocupados, todos menos el mío. Siempre fui muy tímido, no tenía amigos, y por mi forma de ser nadie quería acercarse a Marcos Vaugh. Heather se sentó a mi lado, me saludó y se puso a escuchar música durante el viaje. Aquel saludo era lo más que habíamos hablado en el semestre, y eso me llenó el corazón de dicha. Sobra decir que he estado enamorado de Heather Wilson desde el segundo, eso son como 8 años hasta ahora. En el curso casi todos tenemos 16, y literalmente llevo la mitad de mi vida enamorado de esta chica, a pesar de que hemos hablado pocas veces. Yo no era el único, muchos otros chicos de este y otros cursos también se sentían atraídos por ella, tenía el pelo castaño oscuro, muy largo, un rostro sin igual y una enorme sonrisa, oh Diosa, amaba verla sonreír. Era alta, de 1,75 más o menos, con unas piernas largas y torneadas y unos pechos ni muy grandes ni muy pequeños, eran perfectos como ella. Durante estos años me ha tocado estar con ella por trabajos de grupo y eventos de la escuela, y aunque parezca raro, no solo me gusta por su físico extraordinario, ella es muy amable, divertida y cooperativa, y eso me encanta, es muy dulce. Mucha gente se le ha declarado en la escuela y siempre ha rechazado a todos, por eso decidí que yo también lo haría, pero no como todos los demás, aprovecharía esta salida de excursión a Nueva York, y en la punta de la estatua de la libertad, será un momento tan especial que no creo que me rechace como todos. Aparte lo he practicado y creo que ya estoy listo.

Cuando llegamos a la estatua vimos que había varios manifestantes cerca de la zona, protestaban por algo de igualdad salarial o algo así, la verdad no les presté tanta atención ya que estaba repasando las palabras de mi declaración en mi cabeza, aparte de que no estaban armando tanto alboroto, aun. Subimos por la estatua, la maestra nos decía que era algo como un regalo de los franceses o algo así, la verdad no presté atención a pesar de que era materia del examen final, tenía que concentrarme. Al fin llegamos a la cima de la antorcha y la profesora nos dio unos 20 minutos de descanso antes de volver y seguir recorriendo la ciudad, yo vi a Heather viendo la ciudad desde el borde del barandal y me acerqué a ella muy nervioso, a pesar de todo aún no estaba listo para decirle lo que sentía, pero esta era mi única oportunidad y no la iba a desperdiciar.

- Hola Heather…

- Ah, hora Marcos, ¿qué pasa?

- Bueno, ehhh… No es linda la ciudad.

- Mucho, se ve casi todo desde aquí.

- Si… ¿Sabes que sería lindo?

- ¿Qué cosa?

- Ver la puesta de sol, como la luz desaparece sobre el mar, dejando la ciudad sólo iluminada por las luces de la gente. Eso sería maravilloso.

- Pues sí, eso creo, me gustaría verla pero nos vamos a las 5, no creo que alcancemos.

- No, pero seguramente sería hermoso… Heather, ¿puedo preguntarte algo?

- Claro Marcos, dime.

- Bueno, he pensado en cómo decirte esto, así que aquí voy… Me gustas mucho, desde hace mucho tiempo, nunca he tenido el valor de decírtelo, pero ahora que estamos aquí, en la altura, con esta hermosa vista, tomé valor y te lo digo ahora. En serio me gustas mucho Heather. No te pido que seas mi novia, pero al menos te pido que me concedas salir contigo un día de estos ¿qué dices?

- Bueno… Je, me tomas por sorpresa Marcos, sí, yo sabía que algo te traías conmigo, pero pensé que nunca serías capaz de decírmelo.

- ¿T-T-Tu lo sabías?

- No con seguridad, pero era obvio, la forma con la que siempre me ves lo dice todo.

- Y… ¿Qué dices?

- No lo sé… Creo que sabes que yo nunca he querido estar en una relación… Pero tú eres diferente, creo que eres tierno y podríamos llegar a más.

- ¿L-Lo dices en serio? ¡Genial!

- Pues sí, aunque debes saber que he rechazado a muchos que se me han declaro antes, dime ¿por qué tú serías mejor que ellos?

- Bueno, te respetaría, yo te amaría, haría lo que me dijeras y nunca llegaría a molestarte, se dónde están los límites.

- Ya veo… ¿Harías lo que sea por mí?

- Lo que sea, cuenta con ello.

- Mmmm… Entonces demuéstralo, ven conmigo. –Ella se fue y desde luego la seguí, hasta que llegó a la puerta del baño de mujeres de la estatua. –Ok, ahora entra conmigo.

Yo obedecí, no me importaba que fuera el baño de mujeres, estaba progresando con ella y no me echaría atrás solo por eso.

- Date la vuelta.

Yo obedecí, por el sonido parecía que ella estaba cerrando la puerta, pero demoró un poco más de lo usual en hacerlo. A pesar de todo íbamos muy rápido, pero no importaba, sólo me centraría en sus palabras de ahora en adelante.

- Muy bien, te diré algo Marcos, de los pocos chicos que he aceptado, ninguno quiso pasar por la puerta del baño, pero tú sí, eso te da más puntos. Pero no te creas que por eso seré más suave contigo. Si quieres llegar a ser mi novio, primero tienes que empezar por lo más bajo. ¡De rodillas!

Yo obedecí sin rechistar.

- Muy bien… Eres natural en esto… -Dijo Heather yendo a sentarse en la taza del baño y desabrochando sus zapatos de escuela. –Pero aun debes demostrar más, arrástrate ante mí y quítame los zapatos con la boca, como un perro.

Eso ya era otro nivel, por un momento empecé a dudar, pero luego me repetí que no echaría a la basura todo lo que había conseguido con Heather por algo así, si le gustaba jugar así, yo le seguiría el juego. Me puse en 4 y me arrastré hasta sus zapatos, y acercando mi boca a ellos los levanté y los dejé a un lado, cuando salió un olor terrible.

- ¿Lo sientes? Perdí el autobús esta mañana y tuve que correr 2 kilómetros hasta la escuela, si yo ya estaba sudando mis pies están empapados, ahora huélelos, esclavo… ¿Qué pasa, no te gusta el olor?

- … ¡No!... Si me gusta… Me encanta, Heather.

- ¿Cómo me llamaste?

- …Me encanta… Ama. –Entendí la indirecta.

- Me alegro, y también me alegro porque estás entendiendo cuál es tu lugar en la vida. Bueno, si tanto te encanta el olor de mis pies, suplícame para que te del honor de olerlos.

- ¡Oh ama, por favor, le suplico que me deje oler sus perfectos pies!

- ¡JAJAJA! Tú en serio estás loco por mí, Marcos. Adelante.

Yo empecé a oler sus pies, olían terrible y muy fuerte, sin mencionar que al acercar mi nariz a ellos pude sentir todo el sudor acumulado, pero no importaba. Estaba muy cerca de Heather y no me iba a echar para atrás.

- Ahora quítame las medias con la boca, esclavo.

Eso hice, con mis dientes mordí la punta de cada media y la jalé hasta sacarla. Pude ver que Heather se estaba sacando la falda, pero me indicó que no viera, así que cerré los ojos. Traté de sentir su otro pie con la boca y empecé a jalar su otra media. Mientras tiraba con mis dientes empecé a sentirme extraño, y aunque tenía los ojos cerrados sentía que el baño se estaba iluminando más en ese momento, y la media se hacía mucho más pesada en mi boca. Me costó muchísimo pero al fin sentí como salía de su pie, y aquel impulso me hizo caer de espaldas.

- Ok, ya puedes abrir los ojos.

Al abrirlos vi algo que nunca pensé ver en mi vida, estaba en medio del baño, rodeado por mi ropa y parte de la de Heather, y ella era ENORME. Era como ver la estatua de la libertad (irónicamente), y no pude evitar gritar en el momento, y volver a caer de espaldas, no solo por eso, sino porque ahora Heather estaba casi desnuda, con sólo unas bragas puestas, algo abultadas.

- ¡JAJAJAJA! No me digas que te asustaste.

- Bueno sí… ¡Sólo mírate, eres enorme!

- ¿Acaso tu inteligencia también se redujo? Yo no crecí, tú te encogiste. –Eso tenía más sentido visto y considerando la situación.

- Ya veo… Entonces, ¿tú eres bruja?

- ¡Pues sí, pero SHHHH! Nadie puede saberlo, y bueno, tampoco es que puedas decirle a nadie.

- ¿A qué te refieres?

- No sólo te encogí, puse un seguro mágico a la puerta, si en los próximos… 15 minutos, desde ahora, alguien quisiera entrar, simplemente pasaría de largo, olvidando a que vino. Así que en lo que dure el hechizo puedo hacer contigo lo que quiera.

- ¿Me vas a lastimar?

- No si no me obligas.

Acto seguido levantó su enorme pié sobre mí y lo estrelló contra el suelo, por un segundo pensé que se sería mi fin, pero ella sólo estrelló su latón, dejando espacio entre el piso del baño y su suela, el suficiente como para que yo no fuera aplastado.

- Ahora lame mi pie, demuestra que de ese tamaño sirves para algo.

Y así lo hice, Por un lado seguía aterrado por haberme encogido, pero por el otro mi amor por Heather no se había encogido conmigo, así que lamí sus suelas, bebiendo las gotas de sudor del tamaño de manzanas que le chorreaban. Yo medía unos 5 centímetros, y estuve unos 2 o 3 minutos en eso, hasta que vi por el rabillo de ojo que las bragas de Heather caían al suelo, ella ya estaba desnuda, y quería jugar de otra manera. Me excité al pensar en lo que podría hacerme, beber de sus tetas, aplastarme entre ellas, o mejor, meterme dentro de su vagina, para al fin poder perder la virginidad con el amor de mi vida, pero todo eso se esfumó cuando ella movió su pie y me dejó ver algo que nunca olvidaría, vi su… Pene.

- ¡JAJAJAJA! ¡SÓLO MIRA TÚ CARA! Pero es obvio, no te lo esperabas.

- P-P-Pero… ¿Cómo…?

- Ah... Cuento corto, yo si soy mujer, nací como mujer, por eso es que puedo ser maga, pero hace un par de años me hice algunas… Modificaciones.

- ¡MODIFICACIONES!

- Pues sí, así me gusta más, puedo orinar de pie y no me sangra, ven, míralo más de cerca.

Ella me tomó entre sus dedos y rápidamente me dejó caer en el borde de la tapa del baño donde estaba sentada, entre sus piernas y frente a su pene, qué después de todo este rato ya estaba erecto.

- Listo, ¿qué opinas?

- ¡ES ENORME!

- Sí, pero espera. –Ella agitó su mano y conjuró un hechizo, y supe de inmediato que pera ya que volví a encogerme, como a la quinta parte de lo que tenía antes, ahora medía sólo un centímetro, y su pene parecía ser más grande que el autobús al cual nos subimos en la mañana.

- Ok, perfecto, ahora sí dime qué opinas.

- ¡AHHHHHH! ¡AHORA SÍ QUE ES ENORME!

- Enorme, gigante, monumental, titánico, eso ya lo sé, ¿pero te gusta?

- ¡¿Cómo?!

- Si mi pene te gusta, esclavo.

- Bueno…

- ¿Qué, acaso no te gusta, no lo amas? Dijiste que me respetarías, que me amarías, qué harías lo que te dijera que nunca llegarías a molestarte, ¡¿ACASO ME MENTISTE?!

- ¿CÓMO? ¡NO! ¡LO DIJE EN SERIO, YO TE AMO HEATHER!

- ¡AHORA ES DIOSA! ¡Y si en serio me amas, demuéstralo, chupa mi pene, anda! –Me quedé de piedra, ahora sí que no sabía qué hacer, yo en serio la amaba con todo mí ser, pero esto era algo que no me esperaba, era una trampa, me trajo aquí y luego de todo lo que hice, pasa esto. – ¡HAZLO AHORA O NUNCA MÁS VOLVERÁS A VERME!

Su amenaza entró fuerte y claro en mi cabeza, todo esto era algo surreal, pero ella lo dijo, yo prometí hacer lo que sea, y eso haría. Caminé hasta su glande y me acerqué lentamente, hasta que le di una ligera lamida, luego otra, y de pronto creció un poco empujándome hacia atrás.

- Ahhhhh~ Así es, esclavo, sigue así.

Yo me levanté y, dejando mi mente en blanco, seguí lamiendo. Me aferré a su glande con las manos para no volver a caer y seguí lamiéndolo. No me esperaba tener que hacer esto nunca, pero tampoco lo hice con lo de lamer sus pies, así que simplemente seguí lamiendo, así por otros 2 minutos. Pensé que lo estaba haciendo bien, pero Heather rompió el silencio para demostrarme que me equivocaba.

- ¿En serio lo estás intentando? Qué patético, creo que necesitarás ayuda para eso.

Ella me tomó en su palma y me acercó al borde de su pene, y empezó a masturbarse conmigo en medio. La fricción era demasiada y llegaba a lastimarme, sin mencionar que cada vez pasaba más rápido. Yo gritaba pero eso no importaba, es más creo que Heather oyó mis gritos, ya que cada vez que gritaba ella aumentaba la velocidad. El placer que ella sentía era equivalente al dolor que yo sentía, hasta que de pronto su pene empezó a palpitar, creo que estaba por correrse, y justo antes de eso ella puso su mano en frente del glande, cerrándola y por ende dejándome ahí dentro, estaba aTRAPado. Finalmente sucedió, la ola gigante de semen salió disparada de la punta de su enorme pene, y fue a parar directamente a mi cuerpo, ahogándome en sus fluidos. Sentía que moría, pero unos segundos después Heather abrió la mano y me tomó entre su dedo pulgar e índice, llevándome frente a su cara. Yo estaba pegado en medio de un hilo grueso de su fluido seminal, era como un insecto en una telaraña viscosa y húmeda, y ella no pudo evitar reírse.

- ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! MÍRATE, TODO PEGADO EN MI SEMEN, SIN PODER MOVERTE, JAJAJA, ERES TAN PATÉTICO.

- Por favor… Heather… Ayúdame.

- ¡ES DIOSA! Parece que no lo entiendes, y aparte no me hiciste disfrutar tanto como esperaba, casi todo lo hice yo, así que hasta aquí llegamos pequeño esclavo.

Entonces ella abrió la boca y lentamente acercó sus dedos pegajosos a ella, conmigo aun pegado entre ello. ¡Me iba a comer! Yo no paré de gritar ni por un segundo, pero de nada sirvió, ella  simplemente me metió en su boca y sacó sus dedos, dejándome dentro. Empezó a jugar conmigo con su lengua, tocando mi pene erecto con la punta cada vez que podía, no me juzguen, aunque estaba aterrado, todo lo que había pasado con Heather desde que entramos al baño me puso duro como piedra, y cuando estaba a punto de tragarme, solté todo lo que tenía adentro sobre su lengua. Ella desde luego no lo pasó por alto, y luego de haber perdido todas mis esperanzas su boca se abrió y me sacó con esos mismos 2 dedos que me metieron aquí, aunque ahora estaban secos. Al salir vi que su pene también lo estaba, ya se había limpiado, pero ella aún estaba muy excitada.

- ¿Sabes qué, Marcos? Yo iba a comerte, pero al parecer todo esto al final si te gusta, creo que no eres un desperdicio absoluto.

- ¿L-Lo dices e serio H…? ¡Diosa!

- Pues sí, creo que tú eres el indicado, estaremos juntos por siempre…

- ¡¡¡SÍ!!!

- …Porque tú vas a ser mi Esclavo del Pene.

- ¡¡¡SÍ!!!... Espera, ¡¿Cómo?!

De pronto ella me acercó a su pene, quedé colgando justo frente a su glande, ella movió la mano para quemar mi ropa hasta que desapareciera y con 2 dedos abrió su uretra.

- ¡Sí, pasarás el resto de tu vida dentro de mi pene, y tu única razón de existir será darle placer a tu amada Diosa! ¡Y no te preocupes por la comida hay mucho de comer y/o beber más abajo! ¡JAJAJAJA!

- ¡No puedes hacer esto!

- Em… ¡Sí puedo! Nadie nos vio entrar aquí juntos, cuando desaparezcas pensarán que te perdiste en medio de los disturbios de ahí abajo, lo que da la excusa perfecta. Y aunque eso no hubiera pasado. ¡Nadie va a buscarte en el pene de una chica! ¡Vamos, piensa!

- Entonces, ¿estoy condenado?

- Claro que no, tú fuiste el que vino a mí, tú fuiste el que me dijo que me amaba, así que sé que en el fondo tú quieres seguir con esto, hacerlo por mí.

- Bueno… Sí, ¿pero y mi vida?

- ¿Cuál vida? No tienes amigos, por lo que de las veces que hemos hablado en tu casa tampoco te va mejor, y tu única meta en la vida era estar conmigo. Así que dime marcos, ¿en serio quieres pasar el resto de tu vida a mi lado?

Ella tenía razón, no tenía amigos, le dije hace tiempo que en mi casa siempre me trataban mal, y sí, yo la amaba profundamente. En lo triste que era mi vida, ella era la única luz de alegría que tenía. ¿Qué importa si es así como tiene que ser?

- Tienes razón, si quiero, quiero hacerlo, quiero estar contigo para siempre, Diosa.

- Entonces suéltate, yo no te forzaré, demuestra que me amas, pequeño Marcos.

Finalmente lo hice, me solté y caí dentro de su uretra, lo último que vi fue su cara, viendo a lo lejos.

- Hiciste bien Marcos. No creo que vayas a salir en mucho tiempo, si es que algún día te dejo salir. Lo único que tienes que hacer es retorcerte ahí dentro cuando yo te lo ordene o cuando te empuje hacia donde estás ahora con mi pene, de lo contrario te quedarás quieto, y descuida, cuando me corra tu no vas a poder salir, ¿entendiste?

- Si lo hice Diosa, vivo para complacerla.

- Me alegra que al fin aceptaras tu destino, y aún nos quedan unos minutos, haz tu trabajo, Esclavo del Pene.

Dicho eso Heather soltó su pene y cerró su uretra, dejándome en la oscuridad. Yo felizmente empecé a retorcerme para darle placer, y al oír sus gemidos supe que era mucho mejor en esto que lamiendo, ella en serio lo disfrutaba, y que demonios, yo también, ya que al fin estaba con el amor de mi vida. Varios minutos después ella se corrió de nuevo, y en efecto yo no salí disparado, tal como dijo. Será por su magia o yo que sé, lo único que quería era hacerla feliz. Luego de eso ya se estaba acabando el tiempo, al parecer ella se volvió a poner la ropa y salió del baño, mientras yo era arrastrado a uno de sus testículos, donde pasaría la mayor parte de mi vida de ahora en adelante. Oía lo que pasaba en el mundo exterior con algo de claridad, los estudiantes seguían haciendo sus cosas, y al rato la profesora regresó sólo para enterarse que yo no estaba. La mayoría de alumnos estaban en la marcha viendo todo el caos, por lo que la profesora fue a buscarme allí. Las horas pasaron, todos almorzaron y ya como a las 7 la profesora dijo que en un rato más todos los alumnos se irían a casa en el bus, mientras que ella se quedaría aquí para encontrarme, cosa que desde luego nunca pasó. Nadie me encontró nunca, ya que nadie sospechó de Heather, ella tenía razón, pero eso ya no me importaba más, mi vida era mejor que nunca, y aunque fuera su esclavo de Pene, estaría con ella por siempre, así que sería feliz todos los días por el resto de mi vida. Por su parte mi Diosa Heather subió a la antorcha de la estatua de la libertad nuevamente, y cuando vio que estaba sola dijo en voz baja algo que me conmovió enormemente.

- Tenías razón, esclavo. La puesta de sol sí que es maravillosa.

Club by GeaGts
Author's Notes:

Escrita por Owenz

Viernes por la noche, muy pronto será mi hora para salir del trabajo. Mi nombre es Alex y a pesar de tener 25 años, mi vida es muy tranquila a diferencia de las demás personas de mi edad. No suelo asistir mucho a fiestas, o convivir con mis compañeros fuera del ámbito de trabajo.

La alarma sonó, salí de la oficina y me dirigí a la parada de autobús. Mientras caminaba, revisaba en mi celular que película podía ver esta noche hasta que una voz me llamo desde atrás.

— ¡Alex! Buenas noches — voltee a mirar, era mi jefe, el señor Alberto.

— Buenas noches jefe — salude cordialmente —. ¿Por qué salió tarde esta vez? — era raro, él siempre es el primero en salir.

— Demasiado papeleo por ordenar Alex — contesto con pequeñas sonrisas de alivio —. Pero ya terminé, así que iré a divertirme un poco.

— Me parece increíble señor Alberto.

— Llámame solo Alberto — ambos llegamos hasta la parada de autobús —. ¿Y tú como planeas pasar tu tarde Alex?  

— No tengo nada preparado, iré a mi casa a descansar y ver un par de películas — fue un día muy atareado para mí también, así que solo quería descansar. 

— ¡Eso no puede ser posible Alex! — el jefe grito y me abrazo sujetándome del hombro, sacudiéndome un poco —. Eres muy joven para solo salir a trabajar, debes de disfrutar el mundo, de las cosas, de las maravillas de un viernes por la noche.

— Me agradaría poder salir, pero no tengo ningún lugar a donde querer ir — era verdad, ya que no salía mucho, no tenía muchos lugares donde poder pasar el rato.

— No se hable más — contesto muy alegre Alberto —. Hoy vendrás conmigo y te enseñare un buen lugar donde podrás pasar grandes momentos.

— Agradezco mucho su invitación seño… — Alberto me volvió a sacudir, interrumpiéndome.

— No aceptare un no por respuesta. Vamos… — el autobús arribo, y con una fuerte palmada en mi hombro me empujó —. No tienes porque preocúpate, yo invito.

Ambos entramos al autobús y este se puso en marcha.  Mientras viajábamos, el jefe me dijo un par de cosas del lugar a donde nos dirigíamos.

— Bien Alex, el lugar a donde vamos es un Club… el “Sacred Dreams Club”.

— ¿Sacred Dreams Club…?

—Así es. Es un club poco conocido con mecánicas… un poco… “especiales”. Solo pueden entrar personas que son miembros, por supuesto, yo soy un integrante, uno muy distinguido.

— Yo no soy parte del club ¿No será un problema? — la explicación del jefe sobre el club me resultaba un poco confusa.

— Descuida, como miembro distinguido puedo llevar a un invitado — Alberto me dio un boleto —. Con este boleto te dejaran pasar sin ningún problema. Ahora, una vez que lleguemos, te seguiré explicando el resto.

Tardamos media hora en llegar y caminamos un par de calles hasta que al final del todo, muy bien oculta, se encontraba una mansión que abarcaba toda una calle entera. Era increíble, lucia como un lugar bastante refinado. 

Alberto mostro su tarjeta del club y yo entregue mi boleto de invitado. Los guardias se aseguraron de que todo estaba en orden y nos dejaron pasar.  Se abrió la puerta y entramos a una pequeña sala.

— ¿Vez los casilleros de ahí? — voltee a mirar. Toda la pared estaba cubierta por pequeños casilleros rectangulares —. Ahí puedes dejar todas tus cosas Alex.

— ¡Claro! — conteste, mientras me quitaba mi mochila del trabajo.

— Alex… hay una cosa que tengo que decirte antes de entrar — cerré mi casillero y puse atención a sus palabras —. A los miembros distinguidos de este club y sus acompañantes les brindan una experiencia… diferente, así que, sin importar que pase, guarda la calma y disfruta la noche — el jefe volteo a mirarme con una sonrisa.

—Ok… — eso me causaba más intriga de este lugar.

Ya estábamos listos, frente a nosotros se abrió una puerta de dos hojas, desvelando el interior de la mansión. El lugar era increíblemente grande, tan espacioso que tenía diferentes lugares como un bar, sala de juegos, piscina, jardines, canchas de tenis y varias habitaciones en la primera y segunda planta. Todo era fascínate, pero, los que más destacaba era la cantidad de mujeres que estaban en cada pasillo de la mansión. Mujeres jóvenes de diferentes edades. Vestidas de sirvientas (de forma muy provocativa) atendían a todos los clientes que estaban en las mesas.  Alberto mostro de nuevo su tarjeta y una de las sirvientas nos guio hasta un par de asientos. Tomamos lugar y la señorita nos dios un par de Tablets y se retiró.

— Muy bien, es momento de elegir quien nos acompañara esta noche — Alberto dio un par de toques a la pantalla y esta se encendió.

— De acuerdo… supongo que… — en cuanto toque la pantalla esta también se prendió y desplego un menú.

En el menú, solo había fotos de varias chicas, todas eran muy hermosas y con nombres extravagantes como Amane, Mio, Reika, Mian… Todas tenían nombres muy particulares.

Toque una de las fotos y la pantalla desplego el perfil con los datos de la chica de la imagen. Estatura, edad, gustos, personalidad, era como un CV para que pudieras escoger a la chica que más se ajustara a tu personalidad. Pasé las fotos de una en una, hasta que encontré a alguien que me llamo la atención. 

  —¡Listo! — dijo Alberto mientras me daba una fuerte palmada en la espalda.  Me tomo por sorpresa y tire accidentalmente la Tablet —. Perdón Alex, pensé que ya habías escogido con quien pasar el rato.

— Descuida Alberto, creo que… — al levantar la Tablet, me di cuenta de que ya había seleccionado a alguien, pero no era a quien yo quería.

— Veamos a quien escogiste — Alberto tomo la Tablet y miro —. ¿Rui? — el jefe leyó el perfil de la chica y me miro con una sonrisa burlona —. Alex… no sabía que te gustaban las mayores.

—¡¿Qué…?! — tome la Tablet y mire —. Creo que al momento de tirar la Tablet se escogió por error, ¿no puedo hacer un cambio?

— No seas modesto Alex, entiendo que te gusten las mujeres como Rui, yo soy más de… otro tipo.

Alberto rio después de eso y yo comencé a leer el perfil de Rui.

 

RUI.

o   Edad: 27 años.

o   Estatura: 1.70 m.

o   Personalidad: Tranquila, maternal y gentil.

o   Gustos: Siente un amor inexplicable por cualquier postre (especialmente por el pastel de fresas), gusta de leer diferentes libros (la ciencia ficción es su género de más agrado) y disfruta de poder hacer papiroflexia para diferentes eventos de gala.

o   Cumpleaños: 3 de diciembre.

o   Apodo: Aun sin definir.

¡Mucho gusto! Te agradezco infinitamente que pasaras por mi perfil y me seleccionaras como tu acompañante para esta mágica noche. Pasaremos grandes ratos juntos y viviremos pequeños momentos que jamás olvidaremos.

Muy pronto nos veremos.

Atte. Riu. 

 

Termine de leer y no se escuchaba nada mal el perfil de Riu, así que termine por no cambiarlo y continúe mirando los otros perfiles. Miré por el rabillo del ojo a la persona quien escogió Alberto y apenas pude distinguir su nombre. Setsu, ese era el nombre de su acompañante.

Tomé mi Tablet y comencé a buscar el perfil de la chica hasta que lo encontré. A diferencia de Riu, ella tenía bastantes reseñas, en su mayoría positivas, todos la amaban y parecía que ella disfrutaba de ello. Después de leer los comentarios, mire su perfil.  

 

SETSU.

o   Edad: 21 años.

o   Estatura: 1.61 m.

o   Personalidad: Infantil, juguetona e imperativa.

o   Gustos: Setsu tiene una gran pasión por cantar y jugar con sus invitados. Ella misma (y varios de sus acompañantes) se considera como una gran diva del Sacred Dreams Club. Le agrada viajar por diferentes lugares y divertirse con cualquier persona que tenga en sus manos.      

o   Cumpleaños: 14 de mayo.

o   Apodo: Diva

¡Hola pequeñín! Gracias por dejarme jugar de nuevo contigo y ser parte de uno de mis admiradores… ¡¿No nos conocemos?! ¡Que esperas! Siempre estoy disponible para pasar el momento con cualquiera que disfrute de mi juguetona personalidad.

En mis manos la diversión comienza.

Atte. Setsu

 

Me resulto un poco gracioso saber que el jefe Alberto tuviera un gusto tan alegre al momento de escoger la compañía de una chica. Seguí leyendo el perfil de varias chicas hasta que dos sirvientas nos sirvieron una bebida.

— Bueno Alex — Alberto tomo su copa y la alzo —. Brindemos por esta gran noche.

— Claro… — tome mi copa y brindamos juntos. Le di un ligero trago, pero Alberto uso sus manos para indicarme que me tomara todo el contenido del vaso de un solo golpe.

Era la primera copa, así que no había nada que temer. Terminamos nuestra bebida y poco después, repentinamente, me sentí como si recibiera un golpe en todo el cuerpo. Era un malestar que comenzó a apoderarse de mi vista, robándose rápidamente mi fuerza hasta que caí inconsciente al sofá.  

— No te preocupes Alex… todo… saldrá bien… — fue lo último que escuche antes de que ambos cayéramos inconscientes.

#

Desperté lentamente, mi visión era borrosa y se movía de un lado otro. Intente moverme un poco, pero algo me lo impedía. Apenas me estaba recuperando cuando de pronto todo se estremeció a mi alrededor.   

— Mi pequeño fan esta despierto — escuche la voz de Setsu a lo lejos.

En cuanto la escuche, sabía muy bien que era lo que estaba pasando. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y al poco tiempo, recupere todos mis sentidos. Estaba completamente desnudo, atado a lo que parecía ser un poste de madera y de cabeza. Este era uno de los juegos que Setsu más le gustaba jugar. Me moví un poco para acomodarme, pero rápidamente un fuerza increíble me elevo al aire.

Era como estar montado en una montaña rusa, apenas podía ver que estaba pasando. La velocidad fue disminuyendo hasta que termine frente a un enorme par de labios.

— Cierra los ojos Alberto — dijeron los enormes labios y yo obedecí.

Mi cuerpo estaba temblando hasta que algo húmedo comenzó a acariciar mi desnudo cuerpo. Era increíble, la rugosa textura que acariciaba mis piernas, mi vientre y mi pecho. La cálida sensación que dejaba tras cada caricia. Mi pene no tardó en reaccionar.

— Jijiji… Veo que estas muy alegre de verme pequeñín — dijo con tono burlón Setsu —. Pero no quiero que esto termine rápido, así que ya puedes abrir los ojos. 

No era una sorpresa para mí lo que vería a continuación, pues al ser un miembro distinguido del Sacred Dreams Club, sabía de antemano lo que estaba pasando. Abrí los ojos y ahí se encontraba… Alegre, sonriente y… grande, tan grande como un edificio.

Tal vez suene extraño, pero el Sacred Dreams Club tenía una mecánica algo particular para sus miembros más distinguidos… ¿Cuál es la mecánica? Bueno… El Sacred Dreams Club tenía un servicio de chicas a las cuales tu podías acceder, solo que… con el gran atractivo de que ellas te encogían para que pudieran darte el mayor de los placeres.    

Con lo anterior dicho, ahora podrían darse una pequeña idea de lo que estaba pasando. Setsu no había crecido, ella me había encogido y ahora mismo, estaba atado (completamente desnudo) a un palito de paleta.

Setsu era una mujer joven, de apenas 21 años. Su cabello es lacio, de color castaño claro/rubio el cual le llega casi hasta los hombros y recoge en una sola cola de caballo. Sus ojos son de color marrón, su piel, clara. Su pequeña estatura, sumada a su pequeño busto y actitud malcriada y berrinchuda la hacía ver tan infantil que rápidamente se volvió popular entre todas las chicas.     

— Eres mi postre favorito Alberto, pero… — tomo un frasco de pudin y lo agito suavemente —. Sabrás mejor si te unto mi postre favorito.

Desde que descubrí este club, se ha vuelto toda una adicción venir aquí para ser encogido y que esta bellas sirvientas me traten como ellas quieran.

Setsu me dio un beso que cubrió todo mi cuerpo y al mismo tiempo, sutilmente, saco su lengua para darle una ligera lamida a mi miembro erecto con la húmeda punta de su lengua. Inclino el palito de paleta donde estaba amarrado y suavemente comenzó a sumergirme en aquel dulce postre de nata.

Aguante la respiración hasta que Setsu me saco y me miro pícaramente mientras se lamia los labios.

— Hoy tenía muchas ganas de saborear a un hombrecillo jijiji — tomo una bolsa y comenzó a rosearme con chispas de chocolate.  

Setsu abrió la boca y sin mucha prisa, me acercaba a su interior. Mientas su boca estaba abierta, la punta de su lengua se movía por el borde de sus labios. Un fuerte aroma a menta golpeo mi sentido del olfato y refresco todo mi cuerpo cubierto de pudin. 

Ya estaba dentro, los labios se cerraron y su lengua comenzó su travieso ataque. Limpio todo mi pecho de una sola lamida, pasando en círculos y otras veces, empezando desde abajo, acariciando mi pene con la rugosa textura de su lengua hasta llegar a mi rostro. Sus lamidas eran exquisitas, estimulantes que aceleraban mi corazón, que me hacía tener espasmos de placer. Su lengua batía en mi pequeño cuerpo la mezcla del pudin con su saliva, una mezcla que probaba con gusto cada vez que su lengua alagaba mi boca. Todo él interior se contrajo, y como si fuera una paleta, me saco de su boca.

— Sabes tan bien Alberto — dijo Setsu, mientras volteaba el palito de paleta —. La noche es joven y quiero divertirme todo lo que pueda contigo.

Las cuerdas que me ataban se soltaron y me libere para caer en la palma de su mano.

— ¡¿Qué quieres jugar ahora?! — pregunto infantilmente mientras daba pequeños brincos.

— No lo sé Setsu, creo que esta vez no tengo muchas ganas de jugar — dije de manera sarcástica.

— Que… — replico berrinchudamente —. No es justo si yo solo me divierto.

— Bueno, que tal si… — Setsu no me dejo terminar, pues me arrojo a la cama que estaba en el cuarto.

Por suerte para todos los clientes encogidos, la pócima de encogimiento cuenta también con diferentes pócimas de resistencia, evitando posibles accidentes y permitiendo a las chicas mayor libertad al momento de atendernos.

Me lanzo con tanta fuerza que apenas pude rodar para saber que pasaba. Una enorme sombra cubrió todo mi alrededor y mi vista se nublo con la imponente figura de sus dos glúteos bajando hacia mí. Setsu no dejo que la fada de su vestido de sirvienta se interpusiera en su camino, así que la levanto para que sus posaderas relucieran y la blanca tela de sus pantys me abrigara.

Su cuerpo entero callo sobre mí y yo quede atrapado justamente entre la tela y su suave piel. Sus dos glúteos eran blandos y moderadamente calientes. No sabía si esto era un castigo o alguna clase de recompensa, pero… no perdería la idea de disfrutar esta abrazadora sensación.

Setsu comenzó a frotar su posaderas por todas partes. Se levanto un poco de la cama para acomodarse y aplastarme con su nalga derecha, después de un rato, se movía y hacia lo mismo con la izquierda, hasta que finalmente, me dejaba justo en medio para soltarse un gas que cortaba toda mi respiración. No era una bomba de azufre lo que Setsu me dio, pero tampoco era tan agradable como un campo de rosas.

— Muy bien Alberto — dijo Setsu mientras se levantaba —. ¿Ya has cambiado de opinión? — pregunto con las manos detrás de la espalda mientras se contoneaba.

— Claro… — dije, mientras tosía y recuperaba el aliento —. No tenías por qué sentarte sobre mi… Yo solo estaba mintiendo… en verdad quiero que juegues conmigo.

— Eres muy malo. No creo que sea necesario castigarte de nuevo — me tomo en sus manos y me saco la lengua —. Ahora… ¿Qué podemos jugar ahora?

— Setsu, es una pequeña opinión, pero… Quisiera repetir lo que hicimos en mi última visita — Setsu me miro pícaramente —¿Podemos…?

— Por eso eres mi fan favorito Alberto — Setsu deposito un beso sobre mi —. Sabes cómo hacer las noches divertidas para mí.

Ambos sonreímos y Setsu preparo todo. Ella tomo una maleta, la cual contenía diferentes juguetes sexuales, solo que estos estaban adaptados para gente tan pequeña como yo. Saco un dildo el cual se podía abrir por la mitad. Tenía un compartimiento donde ella me coloco y aseguro con mucho cuidado, cuando todo parecía estar listo, retiro la parte superior y mi cabeza se asomó como un pequeño grano. Presiono un botón del juguete y lentamente, comencé a emerger hasta que la mitad de mi cuerpo estaba libre.

— Esta vez quiero que me hagas sentir mejor que la última vez, por eso no atare tus brazos — Setsu me guiño el ojo —. ¿Estas listo?

— Claro — conteste lleno de emoción.

Setsu se quitó los zapatos y subió a la cama, me dejo en la meza de a un lado para así poderse quitar las pantys y en cuanto estaba lista me volvió a tomar. Me coloco justo en medio y abrió sus piernas para mostrarme en todo su esplendor su delicado sexo.

Sus labios eran rosados y ligeramente estaban lubricados. Ella no tenía prisa, e incluso, disfrutaba de verme completamente impaciente por entrar.

Fue tan lento que mi corazón quería salirse de mi pecho. Latía con tanta fuerza hasta que mi rostro toco sus húmedos labios y paulatinamente, sus paredes comenzaban a abrigar mi cuerpo entero. Su interior se contraía levemente y sus fluidos comenzaban a ganar terreno.

Me mantuvo dentro un par de segundo hasta que ella comenzó a moverme de manera pausada. Sin tener que sacarme de su vagina, desplazaba el dildo de arriba abajo, dándole cierta inclinación para que mi cuerpo pudiera recorrer cada parte de su húmedo interior.

— Alberto — apenas pude escucharla —. No te veo trabajar niño malo.

Estaba tan excitado que había olvidado por completo la razón de que no me atara. Extendí mis brazos y comencé a frotar sus carnosas paredes. Eran lizas y sumamente resbaladizas. Sus movimientos combinados con los míos, nos ofrecía una experiencia llena de placer a partes iguales.

Sus fluidos comenzaron a brotar, la temperatura aumentaba progresivamente, sus paredes se dilataban y todo su cuerpo se convulsionaba de satisfacción. Yo no podía evitar saborear el sabor de su vagina, de restregar mi rostro por cada rincón en el que me movía y darle ligeros mordisco a la húmeda carne de su sexo.

— Eres… magnifico… pero, subamos la… intensidad — dijo mientras desesperadamente trataba de ubicar algo.

El éxtasis no dejaba que pensara bien y con un poco de esfuerzo encontró un botón que rápidamente pulso.

— ¡Cariño…! — grito en cuanto el dildo comenzó a vibrar.

No creí que este juguete tenía esta función, pero resulto ser todo lo contrario. Con mi pequeño tamaño, yo me movía violentamente y Setsu tomo diferentes poses para que el placer no bajara de intensidad.

Las contracciones en su interior aumentaron de ritmo hasta que un mar de fluidos blancos emergió de golpe, inundando todo el interior y ahogándome en segundos. Setsu me retiro en cuanto el clímax había acabado.

Mientras su vagina no dejaba de secretar aquel lechoso liquido yo juntaba todo lo que podía para después beberlo. A su corta edad, Setsu tenía un experiencia aterradora al tratar con pequeños como yo.

— Fue increíble — dije mientras seguía saboreando el acuoso sabor de su vagina.

— Tu también fuiste increíble. Grande sugerencia el continuar — Setsu acerco su dedo y presiono un botón. El dildo se abrió y caí en las sabanas —. Ahora… antes de que te de una recompensa… ¿No quieres tomar un baño?

— ¡Claro! — me levante enseguida y ella me tomo en su mano.

Ambos fuimos al baño y por increíble que parezca, Setsu no jugo conmigo. Ella se metió a la regadera y me dejo en una pequeña sala de baño adaptada para los clientes reducidos. No fue algo que me molestara, pero me aprecio extraño después de lo ocurrido.

Este club era completamente controlado por brujas y su servicio es extraordinario, pues como ya habrán visto, no solo se aseguraban de la integridad de sus clientes, sino que también tenían diferentes herramientas adaptadas para nosotros. ¿Cómo la estará pasando Alex? Me pregunte antes de ver como el delgado cuerpo de Setsu salía de la regadera y se cubría con un par de toallas.

— Perdona que no jugara contigo Alberto, pero… Necesito que estés limpiecito para mi siguiente juego — introdujo su mano en la pequeña sala de baño y me saco de ahí.

—  Esta bien — apenas había terminado de bañarme —. ¿Qué vamos a hacer ahora?

— Nada importante pequeñín, solo terminare de comer mi pudin jijiji.

Salimos del baño y regresamos a la pequeña sala donde se encontraba su postre. Ella tomo asiento, pero permanecí en su puño.

— Este pudin sabrá mejor con un poco de crema — Setsu me comenzó a maniobrarme en su mano, y con una habilidad increíble, se las arregló para que mi pene saliera de entre su dedo de en medio y el anular.

Lo comenzó a acariciar y en segundos, el calor de la yema de su dedo lo hizo reaccionar de inmediatamente.

— Se-Se-Setsu yo… — cubrió mi boca con su pulgar.

— Silencio pequeño, quiero un poco de crema en mi postre — sus caricias aumentaron de ritmo.

Deje de pensar y me deje llevar por sus mimos hasta que mi miembro ya no lo soporto más y soltó una pequeña ráfaga de semen en el pudin.

— Perfecto — dijo mientras cuchareaba su postre —. ¡Buen provecho!

Provo su postre y comenzó a saborearlo con diferentes sonidos de disfrute, los cuales soltaba mientras sonreía.

— Sabe increíble, pero… — dejo su cuchara de lado y de la maleta de hace un momento, saco un talismán —. Mi pudin sabrá mejor si pruebo el caramelo entero…

Ella me apunto con el talismán y en solo un momento había menguado más, probablemente ahora solo media 2cm. Parecía contenta de que funcionara, así que extendió su mano y lo inclino para que yo callera en lo que, para mí, era una piscina entera de pudin.

Esto era completamente nuevo, Setsu estaba a punto de devorarme. No sabía cómo reaccionar, estaba sorprendido hasta que vi como la cuchara bajo y me atrapo de un solo movimiento.

No tenía miedo, sino todo lo contrario, estaba completamente emocionado. Ella abrió su boca, dejándome ver su brillante lengua, sus poderosos dientes y su rozada garganta, la cual, era la simple entrada a ese oscuro y fondo abismo llamado esófago.

Entre a su boca y la cuchara comenzó a deslizarse entre sus labios hasta que desapareció, dejándome a solas con la enorme lengua de Setsu. Ella movió su lengua de forma violenta, su saliva disolvía la nata y podía escuchar como ella soltaba ligeros gemidos cada vez que me encontraba en alguna parte de su boca.

Su lengua se replegó y ocurrió una fuerte succión. Resbalé y cerré mis ojos mientras podía sentir como era presionado por todos lados. Resbale por su esófago, deslizándome como si estuviera en un tobogán, solo que en cámara lenta. Su interior era bastante cálido, viscoso y ondulante. Era increíble, algo impensable, pero a la vez excitante. Seguí bajando hasta que caí dentro de su estómago.

Era una piscina de jugos gástricos, saliva y postres que con anterioridad ella había comido y ahora mismo, estaban siendo diluidos. No sabía que más podía hacer… Escalar por las paredes de su estómago era imposible, el ácido estomacal pronto me causaría daño y si eso no fuera suficiente, solo era cuestión de tiempo antes de que los alimentos (y yo) fuéramos digeridos.

Subí a una pequeña masa de comida y me recosté. A pesar de mi situación, disfrutaba escuchar sus latidos, oler el aroma a chocolate y pastel disuelto por el azufre de sus jugos gástricos. No tenía nada más que hacer, solo cerré mis ojos y esperé un par de minutos lo inevitable hasta que pude sentir una fuerza extraña recorrer todo mi cuerpo.

La oscuridad desapareció y en instantes, el panorama de su estómago cambio al de la habitación. Me levante completamente confundido.

— ¡¿Qué fue lo que paso?!

— Nada pequeñín — respondió Setsu, quien se estaba poniendo de nuevo su traje de sirvienta —. No podía dejar que algo malo te pasara, así que antes de comerte… Puse un hechizo de teletransportación. Así podría saborearte por completo con la garantía de que no te digiriera. 

Setsu lo había pensado muy bien ¡Era fantástica! Después de aquella nueva experiencia, seguimos platicando un momento.

— Así que trajiste a un acompañante — pregunto Setsu, mientras jugaba con mi pene on su dedo pulgar e índice.

— Así es… ¿Me pregunto cómo le fue a Alex?

— ¿Sabes que chica elegio?

— ¡Si! Alex elegio a Rui — Setsu sonrió inmediatamente al escuchar el nombre —. ¿Es una buena chica?

— ¡En efecto! De hecho… Ella es primeriza y al parecer tu amigo también. ¿verdad?

— Si, Alex jamás había hecho algo de este estilo y me preocupaba que entrara en pánico — me acomode un poco el la palma de su mano.

— Rui es alguien muy gentil, de hecho, ella es maestra y me da clases de regularización — Setsu dejo de jugar —. Rui no es tan atrevida como yo, pero debido a ciertos problemas económicos que ha tenido, me pidió ayuda para poder trabajar aquí.

— Ya veo…

— Varias personas han intentado salir con ella, pero como no esta tan acostumbrada a las mecánicas del club, por vergüenza… siempre termina abandonando a sus clientes, no hace nada con ellos o simplemente decide no ir, y por supuesto, los clientes se enfurecen al tener un pésimo servicio — Setsu sonrió amablemente —. Esta noche es su última oportunidad para hacer las cosas bien, si no logra hacerle una buena compañía a tu amigo Alex… Bueno… la despedirán.

— ¡Descuida Setsu! Alex es un buen chico y te puedo asegurar que se llevara bien ambos — Setsu sonrió después de eso y decidió confiar en lo que le dije

#

— ¿Qué…? — desperté lentamente mientras trataba de ponerme de pie — ¿Qué acaba… de pasar? — mi vista era borrosa.

¿Qué fue lo último que paso? Me pregunte mientras me tallaba los ojos. Di un par de pasos, pero mis pies se hundían en el suelo. No podía recordar bien que paso después haber probado aquel trago con Alberto, pero…

— ¿Qué significa esto? — dije al recuperar mi vista — ¿Cómo…? ¿Pero…?

No sabía cómo describir lo que estaba viendo, pero… todo a mi alrededor era enorme. Me encontraba en una habitación, pero, todos los muebles eran inmensas estructuras, el lugar donde me encontraba… era una cama, pero tenía el tamaño de una cancha de futbol… no… puede que sea más grande que eso.     

— Muy bien… Tranquilízate — me dije a mi mismo mientras me sentaba en la afelpada superficie —. Tiene… Tiene que haber una explicación lógica ¿El mundo creció…? O… ¡Un sueño! ¡Sí! Tiene que ser eso — me di un par de abofeteadas, pero no parecía despertar —. Ok… esto… es muy real… Yo…

Intente encontrar una respuesta lógica a mi estado actual, pero estaba pensando tan rápido que mis ideas chocaban unas con otras. Me decidí tranquilizar hasta que la puerta de enfrente comenzó a abrirse.   

Mire con asombro su pelo rizado, color rosa claro el cual desembocaba como cascada hasta su cintura. Ojos color violeta, mirada sencilla con toques de ternura. Piel sin imperfecciones, delicada como alas de mariposa. Vestía un traje de sirvienta, que si bien, la hacía ver más provocativa, también la hacía relucir en un tímido encanto.

Mi corazón ya no sabía por qué razón latía con tanta fuerza. ¿Era por ser tan pequeño o… por ella? El sonar de sus tacones se escuchaba por toda la habitación. Nuestras miradas se cruzaron y un ligero rubor se pronunció en sus mejillas. Camine atraído a ella, nuestras miradas no se apartaron en ningún momento hasta que… paso un ligero accidente.

No me percate como, pero… ella tropezó con su propio pie. Inútilmente trato de mantener el equilibrio, pero, solo dio un par de paso torpes mientras gritaba antes de caer al suelo. Su caída hizo vibrar un poco la cama. 

— ¡Señorita…! Emm… — trate de recordar su nombre —. Eso no importa ahora — me dije a mi mismo —. ¡¿Esta bien?!

Tenía que saber cómo estaba, pero… no sería una buena idea si saltaba a esta altura. Corrí hasta un pequeño cojín y lo empujé hasta que cayó al suelo.

— Supongo que no me pasara nada — mire el cojín mientas tragaba un poco de saliva. Salte y lo que parecía un salto desde la cama, para mí, fue como un salto al precipicio.

Caí en el colchón y sin perder tiempo, corrí hasta donde ella se encontraba. Que… extraña situación, pensé mientras miraba como la mujer se quejaba levemente.

— ¡Señorita! ¡¿Esta bien?! ¿Cómo…? ¡¿Cómo se encuentra?! 

— Estoy bien… pero… — ella se levantó sin apartarse del suelo. Un par de gotas rojo escarlata cayeron al suelo —. Esta era… era… mi… — cubrió con sus manos su nariz —. Yo… te-ten-go… — su voz comenzó a quebrarse.

Sus lágrimas bajaron, recorriendo sus manos y descolorando la sangre que caía al suelo. No había forma de que pudiera ayudara. La sangre se detuvo un par de segundos después, pero ella no apartaba las manos de su rostro.  

— ¿Señorita…? — ella bajo la mirada —. No puedo… hacer mucho con este, pequeño tamaño, pero… ¿me puede acercar a su rostro?

— Pero… te voy a ensuciar.

— Creo que eso no importa mucho ahora, así que, ¿puede ayudarme a ayudarla?

Ella aparto una de sus manos y me atrapo cuidando de no mancharme mucho con su sangre. Extendió su mano y mientras me acercaba a su rostro, yo me quite el saco que llevaba puesto.

— Se que no es de mucha ayuda, pero…— delicadamente comencé a limpiar la sangre que tenía en su rostro —. Espero que no le moleste.

Ella no contesto, solo miraba atenta como limpiaba su nariz, debajo de ella, e incluso… un poco sus labios. Mi saco se empapo por completo y las mangas de mi camisa se mancharon levemente con la sangre que aun bajaba.

— Bueno… Fue… Fue un fuerte golpe el que se dio — dije con una leve sonrisa.

— Lo lamento… No quería que pasara esto — tímidamente hablo.   

— No hay porque disculparse, lo impórtate es que no fue nada grave — parecía que ya estaba mejor, así que me aparte de su rostro —. ¿Se encuentra bien?

— Me duele la nariz — dijo como si fuera una pequeña niña.

— Me gustaría ser de más ayuda, pero… — extendí mis brazos —. Parece que ahora mido 6cm… — ella me regalo una ligera sonrisa — ¿Me puede explicar que está pasando? 

— Claro… — ella se puso de pie y camino hasta uno de los sofás. Tomo asiento y me coloco a un lado de ella —. Mi nombre es Rui… o… ese es el nombre que me pusieron en este club y lo que te paso es lo siguiente…

Fue una larga platica que… entre más me explicaba Rui lo que pasaba, creía aún más que todo esto era un enorme sueño (literalmente). Brujas, servicio de encogimiento, acompañantes para noches “especiales”, este club, era… era una total locura ¿Por qué Alberto pensó que me gustaría algo de este estilo?

— Entonces… El mundo no creció, yo me encogí — Rui acento con la cabeza —. ¡Bien! Este club encoge personas de manera segura para que puedan pasar un rato con las chicas… ¿Verdad? — Ella volvió a mover su cabeza —. ¡Excelente!  Y tú trabajo es… ¿Hacerme… sentir bien…? — Rui bajo la mirada, pero su vergüenza se plasmó en un fuerte rubor que cubrió casi todo su rostro.

Esto es en enserio ¿Por qué Alberto pensó que…? Claramente puedo ver que Rui no está acostumbrada a esto. Tome asiento para pensar claramente.

— Esta era mi última oportunidad… — dijo Rui después de un rato. 

— ¿A qué te refieres?

— Yo… No puedo hacer el mismo trabajo como… como… lo hacen las otras chicas — Rui junto sus piernas y comenzó a jugar con sus pulgares. 

— Si no te agrada esto… ¿Por qué decidiste trabajar aquí?

— Soy maestra de universidad, pero… hace poco tuve un fuerte problema económico que… me llevo casi hasta la banca rota — ella alzo la mira —. Tenía que conseguir dinero rápidamente y una de mis alumnas… se enteró de mi problema, y me ayudo a conseguir este empleo.  No parecía ser posible todo lo que me conto, pero… cuando me trajo aquí y vi como encogían a varios hombre y mujeres yo… — Rui volteo a mirarme — Llevo casi un mes trabajando aquí pero no puedo acostumbrarme… La dueña del club ha sido muy amable conmigo.

 — Es amable por qué…  ¿te dejo trabajar aquí?

— Soy tan mala en este trabajo que… Suelo dejar abandonadas a las personas que me solicitan, pero… a pesar de eso, la dueña me ha pagado como si hubiera hecho un buen trabajo — Rui sonrió cálidamente —. Pero no siempre seria de esa forma, así que, esta tarde ella me dijo que… hoy seria mi ultima oportunidad para demostrarle que podía hacer bien mis deberes… De lo contrario me pediría que me retirara — su sonrisa se volvió una expresión de decepción —. “No quiero que trabajes en algo que no te agrada querida” eso fue lo que me dijo…

— Veo que la dueña del club se preocupa por ti 

— Así es. He intentado todo para mejorar, incluso mi alumna me ayudo a hacer mi perfil de búsqueda, pero… simplemente no puedo hacerlo. No soy tan atrevida como las demás.

Era claro que ella no quería hacer esto, pero la situación en la que se encontraba no le dejaba mas opción.

— Trabajo casi todo el día y en las noches vengo al club. Tengo tan poco tiempo que no comí nada. No suelo usar este tipo de zapatos — ella movió sus pies, enseñándome sus zapatos de tacón —.  Se supone que tengo que darte una agradable compañía, pero solo estoy aquí… hablándote de mis problemas… Si quieres quejarte de mí servicio… puedes hacerlo sin ningún problema — ella volteo a mirarme. 

— ¿Y porque lo haría? — dije sonriente —. Yo… nunca he estado en una situación como la tuya, pero… Si me permites decirlo… Me preocupa un poco que te esfuerces demasiado — me puse pie y caminé a ella —. Si, un extraño se preocupa por ti — dije sonriente, lo cual, también le hizo sonreír —. Debes de estar muy cansada… Así que… No te pediré hacer algo que te incomode, pero… Permite ayudarte a relajarte Rui.

— Se supone que ese es mi trabajo — ella no pudo evitar avergonzarse por eso.

— Lo sé, pero… — deje de caminar al estar cerca de ella —. Yo quiero pasar mi noche de esta forma… ¿Aceptas?

— … Esta… Esta bien.

Ambos sonreímos después de eso. La verdad es que no tenia mucha idea de cómo ayudarla a relajarse, pero con lo que me había contado, podía trazar un ligero plan. Pedimos servicio a la habitación y nos trajeron comida, bebidas, y varias cosas que yo supuse que me ayudarían.

— ¡Muy bien! Que te parece si te acuestas.

— OK… — contesto con voz susurrante.

Yo estaba de pie en la cama, esperándola. El accidente que tuvo hace un momento, me saco de mi trance, y ahora, que estaba mas de cerca, no podía dejar de pensar en que… era alguien muy bonita. Su piel parecía estar hecha de copos de algodón, sus torneadas piernas, brillan por la fina tela oscura de sus medias. Sus pechos, grandes montañas, frutas maduras repletas de dulzura. Labios de ternura, mirada que calma, cuerpo de perfectas curvas y trazos que se ajustan de manera sosiega.

— Ahora ponte cómoda — subió a la cama y se acomodo justo en medio —. Si me permites… — la almohada pesaba un poco, pero logre acercarla. Rui alzo la cabeza y yo acomode al almohada. 

— Gracias… Yo… ¿Cómo te llamas? — pregunto tímidamente.

— Alex — respondí mientras alaciaba su perfumado cabello.

Baje de las almohadas y tome un par de toallas que, previamente, pedí que redujeran de tamaño.

— Ahora voy a subir a tu estomago — trepe por un costado, sujetándome de los pocos dobladillos de su ropa y caminé hasta su vientre —. Listo… Ahora, pon tus dos manos — ella acerco amabas manos y detalladamente comencé a atenderlas.

Sus manos eran cálidas, como si estuvieran hechas de primaveras y existencia de jazmines. Limpiaba al mismo tiempo que las masajeaba con fuerza. La sangre comenzó a desaparecer de su nívea piel y pulí sus uñas hasta que pude ver mi reflejo con claridad.

— Tus manos son muy delicadas — comente mientras seguía mi trabajo.

— Mu-mu-muchas gra-gracias — Rui contesto torpemente.

— ¡Bien! Ahora te quitare tus zapatos — baje de su estómago con un salto y camine hasta sus pies.

Eran enormes, mi estatura era la mitad de sus pies. Desprendí su calzado lentamente hasta que una pequeña ola de humedad se liberó. La marca de su pie estaba en toda la suela de su tacón, la tela brillaba con más intensidad por su sudor. Mire asombrando, retacando mis pulmones con el húmedo aroma de sus sedosas plantas.

— Me costara un poco de trabajo, pero… ¿Puedo quitarte tus medias?

— Yo… Bu-bu-bueno… No sé qué decir… — mi pregunta la tomo por sorpresa.

— Rui… — ella se calmo un poco para ponerme atención —. Si te incomoda que te quiete las medias, yo… no te obligare a hacerlo — dije con una gran sonrisa.

—…

Supongo que más de alguno piensa que hay motivos ocultos tras mi propuesta, pero… no, solo quería verla feliz… ¿Que por qué? Bueno… Era esa sencillez en su persona, la timidez en sus palabas y la torpeza en sus acciones. Era alguien gentil que pasaba un mal rato. Rui me miro cándidamente.

—Esta bien… — me regalo una mimosa sonrisa. 

— De acuerdo — camine hasta su falda y la levante un poco.

Rui estaba usando un ligero de encaje, así que tenia que subir a sus piernas para desabrochar las correas que sostenían sus medias. Me limite a mirar mas a detalle y deje que un poco de mi pervertida imaginación, recreara su bonito cuerpo con aquella provocativa ropa interior.

Desabroche la primera correa y Rui ahogo un ligero gemido en sus manos. Salte a su pierna derecha y libere la otra media. Bajé deslizándome por su pierna izquierda y comencé a desvelar la delicadeza de su torneada figura.

Su piel era tan fina, que no me costó mucho trabajo recorrer la media hasta sus tobillos. Su muslos eran sublimes, como si fueran hechos de pétalos de gardenia y rellenos de placer. Sus pantorrillas, suaves colinas de terciopelo. Su aroma… notas mimosas, una esencia que me invitaba a un mágico viaje.

— Levanta un poco tu pie — Rui lo levanto y pase la media por debajo de su talón —. Bien, puedes bajarlo.  

Deslice la media hasta que finalmente ambos pies estaban descubiertos, dejándome ver el cálido rubor de la mañana en sus dedos, en la horilla de sus plantas y la carne que hacia debajo de sus dedos.

— Son hermosos…

— ¿Qué…? — pregunto avergonzada Rui.

— Tus pies… son lindos — toque el húmedo talón de su pie izquierdo —. Son tan suaves, tan delicados… — me estaban hipnotizando y Rui cada vez ocultaba mas su rostro —. ¿Estas cansada verdad?

— Yo… me duelen un poco mis pies… por los… tacones — todos sus dedos de movieron.

— Puedo notarlo — ¿sería un ofensa si depositara un par de besos en sus pies? —. ¿Queres que te dé un masaje? — me sentía en la obligación de hacerlo.

— Bueno… has sido muy amable Alex… no quisiera que… que te esforzaras mas por mi — Rui puso un pie sobre el otro y comenzó a jugar con ellos —. Pero… si… si no te molesta… 

— Sera todo un honor Rui — mis palabras eran muy fuertes a pesar de mi tamaño.

Mi masaje empezó en su talones. Mis manos recorrían su agradable piel. Sentía su calor, me conmovía su femenina fragancia. Las plantas de sus pies no conocían la palabra imperfección. Movía mis manos en círculos, empezando de pie y terminando de rodillas mientras ella, soltaba pequeñas risitas cada vez que yo le ocasionaba cosquillas.

Apile un par de toallas para continuar con la parte superior de la planta de sus pies. Mis manos se hundían levemente en la suavidad de su carne, mi alrededor se llenó de armonía, descubriendo la fragancia pura que se ocultaba bajo sus rosados dedos. ¿Cuánto tiempo podía soportarlo? Sus pies me volvían loco. Quería ser su esclavo y hacer esto el resto de mi vida.

Subí a sus dedos y presencié la perfección de su pedicura. Observe sus dedos sin poder creer lo tierno que lucían.  

— Yo… no suelo hacerme pedicura, pero… — su timidez era algo increíble —. Cuando comencé a trabajar, me arreglaron de pies a cabeza — comenzó a mover sus dedos y yo me sujeté a su dedo pulgar para no caer — ¿Cómo se ven?

— Se ven… — no lo intentes, pensé — Yo… — miré mi reflejo a través de su rosada uña —. Te molesta si… — en verdad necesitaba hacerlo — te contesto de una manera diferente…

— No…

— Tus pies son hermosos… — sin perder tiempo, comencé a besar cada parte que podía alcanzar.

Rui suspiro sutilmente al sentir mi labios en su piel y yo, me estaba dejando embriagar por su sabor. Era lujo y exclusividad, un golpe para todos mis sentidos. Su sabor era magistral. Su sudor recorría mis labios, derritiéndose como mantequilla y expandiéndose por todo mi paladar y en cada una de mis papilas gustativas.

Mis besos dejaron de ser suficientes y mi lengua se extendió por cada uno de sus dedos. Era un sabor relajante, que aumentaba con fuerza al pasar entre sus dedos. Su tenue aroma, su ligero toque salado y docilidad, era el perfecto balance de sabor y placer.

Rui era un sueño, un mundo mágico inexplorado, donde yo, como pequeño aventurero, lo descubrió por accidente. Sus piernas, sus pies, eran un paseo por la nubes, un poema lleno de calidez y sensualidad. Termine por limpiar todos los dedos de su pie izquierdo.

— Lo siento… — mire a Rui algo avergonzado.

— Falta uno… — Rui acerco su pie derecho —. Besa mi otro pie… — me tomo de la cintura, atrapándome entre su dedo gordo y el siguiente.

— Con mucho gusto — le di un pequeño beso a su uña y comencé de nuevo.

Después de limpiar sus pies, la alimente, la escuche, la acepte, la consentí con tanto esfuerzo que parecía su pequeño esclavo y ella, mi hermosa diosa. El tiempo paso fugazmente hasta que ambos decidimos dormir.

— Gracias Alex, me encuentro muy bien gracias a ti — me tomo en su mano derecha —. Creo que dormiré un momento.

— Claro Rui… yo seguiré consintiéndote.

— Claro que no Alex — dijo cantarinamente —. Seria muy injusto si solo yo descanso. Ambos dormiremos, así que… — con su mano izquierda tomo una de sus medias y comenzó a cubijarme —. ¿Está bien si… te cubijo con mi media?

— Por supuesto.    

Me envolvió pulcramente y me recostó en su vientre, para después, poner sus dos manos sobre mí. El calor de su cuerpo y el aroma de sus medias me relajaron hasta que ambos caímos profundamente dormidos. 

#

— Por dios Alex… ¿te encuentras bien? — Alberto se alarmo al ver mi camisa con varios puntos de sangre.

— Descuida Alberto… Fue un ligero accidente, pero… Me encuentro bastante bien — di un ligero brinco sin despegar mis pies del piso.

 Ambos habíamos recuperado nuestro tamaño y estábamos recogiendo nuestras cosas de los casilleros. Fue una noche bastante especial y… creo que me sentía un poco triste.

Rui y yo dormimos hasta que el tiempo acabo. Me despedí de ella y me entrego a una de las demás sirvientas para que me devolvieran a mi tamaño original. Me encontraba algo triste por saber que no volvería a verla sin la ayuda de Alberto, y desgraciadamente… no se me ocurrió pedirle su número. 

— ¿Estás seguro? — Alberto no parecía creerme —. Creo que fue una mala idea traerte aquí Alex.

— No lo creo señor Alberto… Me divertí mucho esta noche — extendí mi mano — ¡Muchas gracias!

Alberto sonrió después de eso y estrechamos las manos hasta que las puertas de la mansión se abrieron.

— No puede ser… — soltó mi mano y se paró firmemente.

— ¿Pasa algo Alberto? — pregunte, mientras volteaba para saber que lo impresionaba.

De la puerta, salió una dama que vestía un gran vestido de noche. Su cabello era negro como el carbón, su piel de porcelana, ojos zarcos y una mirada intimidante.

— Buen día caballeros — saludo cordialmente.

— ¿Quién es ella? — le pregunte a Alberto.

— Muestra más respeto Alex… Ella es la dueña del club — mis sentidos se pusieron en alerta máxima y rápidamente le pedí perdón.   

— No tienes por qué disculparte joven — respondió con un pequeña sonrisa —. Me llamo Carson y soy la dueña del Sacred Dreams Club — ella volteo a ver a Alberto —. Alberto… quiero hablar un momento con el chico, ¿puedes salir un momento?

Alberto acento con la cabeza y salió de la pequeña sala. ¿Estaba en problemas? ¿Acaso fui muy atrevido con Rui?

— Tu nombre es Alex, ¿verdad?

— Así es… este… ¿Estoy en problemas? — pregunte algo temeroso.

— ¡¿Qué…?! ¡Claro que no! — contestó mientras se reía de mi pregunta —. Solo vengo a darte las gracias por tratar tan bien a Rui — su rostro se volvió cálido —. Fue muy lindo de tu parte consentirla y tratarla con mucho cuidado — Carson me miro pícaramente.

— Bueno… yo… ¿Usted vio todo lo que paso? — esto me resultaba vergonzoso.  

— Sí — me resultaba increíble la tranquilidad en sus palabras —. Cuido muy bien a mis clientes como a las chicas que trabajan para mí. Rui es alguien muy tranquila y… Creo que me excedí al decirle que esta noche seria su última oportunidad.

— Ella estaba bastante nerviosa y por ello tuvo un pequeño accidente — volví a recordar cuando se tropezó —. Yo… Pase una gran noche a su lado y… Espero que no la despida por dejarse consentir por mí.

— Claro que no Alex — Carson chasqueo los dedos —. No tenía pensado despedirla, pero… tampoco la podía obligar a hacer cosas que a ella le incomodaran… por supuesto… eso pensé hasta que los vi.

— ¿A qué se refiere? — dos sirvientas entraron y le dieron una pequeña caja de madera a Carson, después se retiraron.

— Ella seguirá trabajando aquí, pero… de una forma más especial. Cuando te vi consentirla, me disté una gran idea. El servicio hasta ahora se enfocaba en servir a los reducidos, pero… creo que también podía funcionar en revesa… Las personas reducidas también pueden encontrar placer en servir a mis damas como si fueran diosas.

— Eso significa que Rui…

— Así es… ella no consentirá a nadie, las personas la consentirán a ella — Carson abrió la caja —. O… debería de decir… Le servirás a ella.

— ¿Qué…?

— Al parecer ella se encariño contigo y… — solo un par de risitas burlonas — quiere que solo tú la consientas — dio un fuerte suspiro antes de sonreír —. No estás obligado a hacerlo Alex, y que no aceptes, no será motivo para que la despida, pero… — de la caja saco una tarjeta, la misma tarjeta que tenía Alberto de miembro distinguido —. Sería muy lindo de tu parte si la acompañas en estos momentos tan difíciles.

Carson extendió su brazo y me ofreció la tarjeta. Mire la tarjeta pensando en lo que me esperaría si aceptara.

— Ayudo a todo aquel que lo necesita y Rui… no es la primera en recibir mi apoyo — mire a Carson —. ¿Aceptas?

—… ¡Claro! — tome la tarjeta y mi nombre comenzó a gravarse en ella.

— ¡Perfecto! — Carson junto ambas manos —. Siéntete libre de venir a verla cuando quieras. Asegúrate de tratarla bien o… — el tono de su voz se volvió burlón —. Consiéntela tan bien como esta noche…

Sus palabras me llenaban de vergüenza. ¿En verdad ella vio todo lo que hice por Rui?

— Bien… Muchas gracias Alex, dentro de poco implementare el servicio de adoración — dio media vuelta y entro de nuevo a la mansión —. Espero verte pronto… — las puertas se cerraron.  

Tome mis cosas y salir con demasiadas dudas. ¿Rui en verdad le agrado lo que hice? ¿Solo yo podía consentirla? ¿Podía verdad cuando quisiera? No quería volver a saturarme con tantas preguntas, así que deje de pensar.

Salí a la calle, al parecer Alberto ya se había marchado. Mire atrás, observando como el sol de la mañana iluminaba la enorme mansión.

— Así que… ¿Solo yo puedo consentirla? — reí después de decir eso. Me marche muy contento, esperando a que fuera el siguiente viernes por la noche.

Confesión de una Ladrona by GeaGts
Author's Notes:

Escrita por Astraea-R

            “Bien, uh… no sé si debería estar haciendo esto, pero debido a la situación no me quedan muchas opciones. Seguro en este momento hay varias brujas buscándome ¿O tal vez la propia diosa Rachel decida intervenir en este asunto? No lo sé y tampoco que será de mí después de esto. Al final se enterarán de todas formas, así que prefiero ser yo quien cuente lo que pasó.

            Mi nombre es Elizabeth Taylor y… esta es mi confesión. Soy la responsable del incidente que ocurrió en la universidad local, lo que incluye la desaparición de gran parte del personal, a los estudiantes misteriosamente encogidos… y también a la profesora gigante…

            ¿Quién soy exactamente? Hasta hace unas horas una simple estudiante que apenas destacaba entre los demás, con el profundo deseo de ser la más popular de la clase. Lo sé, sueno algo vanidosa… pero después de pasar años bajo la sombra de los demás, simplemente quería destacar un poco ¿De acuerdo? Ya saben, ser por una vez el centro de atención, aquella a la que todos los chicos desean y todas las chicas envidian. Físicamente no tengo nada que me haga destacar y la diosa no me concedió la gracia de tener magia. Si tan solo fuera una bruja las cosas serían más fáciles en mi vida…

            Ok, me estoy desviando de lo importante, seguro todos quieren que vaya directo al grano.

            Todo empezó el día que descubrí a Regina encogiendo a un chico. Ella era solo una compañera de clase, claramente extranjera por las facciones de su rostro, y aunque jamás hablamos mucho… ese día me enteré accidentalmente de que es una bruja. Al terminar una aburrida clase de historia, la vi salir junto a un chico y dirigirse a un salón vacío, lejos de la vista de todos los demás. Claro, no sería raro. Ya saben, a veces algunos aprovechan para tener un poco de acción, y ni si quiera me hubiera acercado de no ser porque vi un destello azul salir de la habitación.

            Me asomé por la puerta, tratando de que no me escucharan. Y fue entonces que los vi. Ante mis propios ojos, Regina había encogido al chico hasta que apenas medía unos centímetros. Cabía perfectamente en su mano, y ella se divertía torturándolo levemente con sus pies. Con ese tamaño, podría haberlo lastimado mientras lo pisaba o si apretaba demasiado fuerte con sus dedos su diminuto cuerpo. Pero de alguna forma, él parecía estarlo disfrutando. La llamaba “mi diosa” mientras lamía con gran deleite sus pies, limpiando todo su sudor tal y como ella le había ordenado. Y Regina reía, burlándose del pobre trabajo que hacía y amenazándolo constantemente con aplastarlo.

            Huh… debo admitir que esa escena logró calentarme un poco… ¿Quién no querría tener a un pequeño esclavo para cumplir todos sus deseos?

            Así que pensé… Regina es una bruja… y una bruja debe tener un libro de hechizos ¿Cierto? ¿Y si encontraba algo que me sirviera? Si de alguna forma pudiera volverme más hermosa… lo suficiente para que los chicos se fijaran en mí… ¿O quizás aquel hechizo de encogimiento? ¡Podría tener todo lo que quisiera y nadie podría detenerme! ¡El sueño de mi vida hecho realidad!

            Así que en los días siguientes seguí a Regina sin que se diera cuenta, algo que no fue fácil. Pasaron muchas cosas, pero en resumen, al final lo encontré en su mochila. El libro de magia que había estado buscando, y lo tomé mientras ella estaba distraída… fue demasiado fácil ahora que lo pienso…

            Claro, hubo muchas cosas que no entendía. Hechizos, ingredientes, algunas advertencias muy raras, pero pude reconocer algunos fragmentos que recordaba del Libro de Rachel. Entre los hechizos que encontré había algo que sonaba como “alteración corporal”. ¡Era perfecto! Podía darme el cuerpo de una supermodelo en cuestión de segundos, incluso volverme más alta, algo que había deseado durante mucho tiempo. Así que seguí todas las instrucciones en el libro y traté de lanzar el hechizo…

            Y nada ocurrió

            Lo intenté una y otra vez sin ningún resultado. Probé frente al espejo del baño, leí las palabras en voz alta, lo que me hizo ver bastante tonta, e incluso estuve tentada a buscar un tutorial en YouTube, algo que hubiera sido muy estúpido. Frustrada, fui a la cafetería para pensar mejor las cosas. Decidí que, tal vez esa clase de hechizo fuera demasiado avanzado, así que probé con algo que parecía más sencillo.

            “Alteración de tamaño” tal y como había hecho Regina. Había un chico sentado en una mesa cercana. No había demasiadas personas en la cafetería y pensé que él sería el objetivo perfecto. Y cuando nadie estaba mirando, decidí intentarlo.

            Ok, no soy una bruja. No tengo magia y no sé exactamente cuáles son las normas de todo esto, pero de alguna forma lo logré. Una brillante luz surgió de mis manos y se extendió por todo el lugar. Y el chico frente a mí se encogió inmediatamente…

            Pero él no fue el único…

            Pronto me di cuenta de que todos los que estaban en la cafetería se habían encogido, y al acercarme a las ventanas, vi que el hechizo se extendía por toda la universidad.

            Fui una idiota, lo sé ¿Por qué tuve que escoger la hora más concurrida para hacerlo? Y ahora debía lidiar con el problema del encogimiento. En todas partes, chicos y chicas se volvían pequeños por culpa de mi hechizo. Tardaba algunos minutos en hacer efecto, pero siempre terminaban teniendo el tamaño de 3 centímetros.

            Pronto empezaron a ocurrir accidentes. Muchos de los que aún no se encogía se asustaron al ver lo que ocurría, y empezaron a correr. Y pues… muchos fueron pisados ese día. De alguna forma yo era la única que conservaba mi tamaño, y en cuanto alcancé a uno de esos chicos encogidos, lo recogí entre mis manos. Oh, la sensación de tener a alguien de ese tamaño es indescriptible. Tan diminuto… tan frágil… podía decidir lo que quisiera y él no tendría más opción que hacerlo. Yo era enorme para él y nadie podía detenerme.

            Pero no soy alguien cruel ¿De acuerdo? Y decidí hacer lo correcto. Tenía que revertir el hechizo, pero antes tenía que ponerlos a salvo.

            Y… me avergüenza decir esto… pero el único lugar seguro en el que pude pensar para ponerlos fue… en mi pecho. Ok, ok, sé que ahora sueno como una pervertida, pero no es cierto… no del todo. Tampoco son demasiado grandes… pero imagino que para ellos debían ser enormes.

            Y cada vez que pienso en eso, recuerdo lo caliente que me ponía al sentir sus diminutas manos tocándome… como algunos chicos se aprovechaban de su diminuto tamaño y empezaban a masajearme. Por la diosa, eran tan estimulante… cada vez era más difícil concentrarme en lo que debía hacer y por un momento casi pierdo el control. Deseaba más que nada “jugar” de manera más íntima con algunos chicos… sentirlos en cada parte de mi cuerpo hasta llegar al clímax…

            ¿Pueden culparme? Por primera vez en mi vida tenía el control de todo. Literalmente tenía a varios chicos sobre mis tetas, acariciándome mientras trataba de salvarlos del hechizo que yo misma había lanzado.

            Antes de que ocurriera algún accidente, corrí hacia un salón vacío y pensé que lo más prudente era utilizar nuevamente el libro. Lo único que debía hacer era revertir el hechizo ¿No? Pero no pude encontrar nada parecido. Así que lo segundo que pensé es… utilicé un hechizo para encoger. Uno para crecer debería bastar ¿Cierto?

            Y pues… me equivoqué… otra vez…

            Claro, el hechizo funcionó, pero únicamente hizo crecer a algunas chicas hasta que recuperaron su tamaño normal. Y entonces empezó el verdadero caos.

            Aún quedaban muchos encogidos, entre ellos un grupo de chicas poco amigables. Ya saben, las típicas que molestan a los nerds de la clase y presumen de su belleza. Pues entre las chicas que recuperaron su tamaño normal estaba Jenny, una chica de cabello negro de la que solían burlarse. En cuanto se fijó en ellas, me ignoró por completo y las tomó entre sus manos. De alguna forma le di la oportunidad perfecta para vengarse.

            No puedo describir ni la mitad de lo que les hizo.

            Tomó a una de las chicas y la dejó caer en sus bragas. Amenazó a las otras con hacer lo mismo si no le obedecían, y obviamente ellas lo hicieron. Así que Jenny se quitó los zapatos y las obligó a lamer la suciedad de sus pies, humillándolas como ellas habían hecho cuando tenían su tamaño normal. No sé si aquel cambio tan radical en su personalidad fue culpa de mi hechizo o el poder que acababa de conseguir había liberado ese lado oculto de Jenny, pero no me quedé a averiguarlo. Salí a toda prisa antes de que ella me notara.

            Corrí por los pasillos y vi toda clase de cosas suceder a mi alrededor. Al igual que Jenny, varias chicas habían tomado la iniciativa para jugar o incluso torturar a otros estudiantes encogidos. Unas pocas parecían protegerlos, y algunas manchas de sangre en el suelo revelaba el destino que habían tenido otros tantos. Era como ver todas las fantasías de un macrófilo hechas realidad.

            Al girar un pasillo me encontré con una de mis profesoras. Se llama Evelyn, una mujer bastante joven y atractiva. Ella estaba nerviosa y no comprendía qué era lo que estaba pasando, pero al menos tenía otra vez su estatura normal. No podía explicarle que yo era la responsable de todo, así que traté de huir, pero ella puso una mano en mi hombro y entonces pasó algo muy extraño. Una luz verde surgió de mi cuerpo, la golpeó y de pronto… ella comenzó a crecer.

            Primero sus pechos se volvieron enormes, luego el resto de su cuerpo que rápidamente desgarró toda su ropa. ¡Mierda! ¡Era el primer hechizo que yo había lanzado! El que debía darme el cuerpo de una modelo ahora la afectaba a ella. Y pronto ocupaba todo el espacio disponible, mientras seguía creciendo. Golpeó el techo y pronto todo el edificio comenzó a temblar.

            Escapé lo más rápido que pude, abandonando la universidad justo a tiempo para ver cómo la ahora gigantesca profesora Evelyn atravesaba el techo. Alcanzó el tamaño de un edificio, con unas tetas tan grandes que le impedían ver el suelo y con cada paso que daba aplastaba todo bajo ella.

            Así que hui de aquel lugar a toda prisa y aquí es dónde estoy ahora. En un viejo almacén abandonado, grabando esto mientras todo el caos en el exterior continúa. Puedo ver desde mi celular las últimas noticias, dónde mencionan algo sobre una mujer gigante que se dirige a la ciudad aplastando todo a su paso.

            Y esa es mi historia… soy la responsable de todo esto. Probablemente el hechizo siga activo y extendiéndose como una plaga que pronto encogerá a todos, si es que la profesora Evelyn no los aplasta primero. Quisiera encontrar alguna forma de detenerlo, pero tengo miedo de empeorarlo todo si uso un nuevo hechizo. A estas alturas Regina debe saber lo que hice y probablemente esté buscándome para recuperar el libro. Y si eso ocurre probablemente será mi fin…”

–Oh, yo no diría eso, Ely

Al girar veo a Regina justo detrás de mí. ¿Cómo me ha encontrado? ¿Acaso ha aparecido de la nada o…? Ah, es cierto… ella es una bruja, puede hacer esa clase de cosas.

–Tú… ¿Tú puedes arreglar todo esto?

–Por supuesto. Un simple hechizo para revertir el tiempo o tal vez podría borrarles la memoria a todos. Podría hacer que pareciera un sueño para todos los demás. Y aún si todo lo demás falla, siempre puedo pedir algo de ayuda divina. En realidad, tengo muchas opciones…

Se acerca hacia mí y entonces me doy cuenta de algo. La razón por la que todo esto empezó… porqué fue demasiado fácil.

–Pensaste en todo… y… dejaste que te robara el libro…

–¡Por supuesto! ¿Una torpe chica sin magia intentando usar el libro de una bruja como yo? ¡Es lo más divertido que he visto en años!

En ese momento me siento realmente estúpida. Dejé que me engañara de una forma bastante absurda, yo nunca hice la magia, ella lo hizo todo, qué ridículo. Debí haberlo notado antes. Ahora estoy atrapada.

–En fin, creo que ya tuviste suficiente por un día. Me encargaré de arreglar esto. Pero tal vez tenga otros planes para ti, Ely

Me guiña un ojo antes de tomar su libro. Y mientras ella se prepara para lanzar un hechizo yo me quedo con la duda de cuál será mi destino después de todo este caos…

ORM - Organización de Regulación Mágica by GeaGts
Author's Notes:

Escrita por GeaGts

Primera entrada. La Gran Guerra Santa fue un evento catastrófico. Las brujas y criaturas mágicas se sublevaron, y las que no lo hicieron ayudaron a la Alianza a vencer al final, pero con muchas bajas y conclusiones a las que llegar. La principal era que este mundo, al tener más brujas en él, debía tener un mejor manejo de la magia, así se fundó la Academia Mágica de Goddesswork, muchas otras más alrededor del mundo, y desde luego la ORM. La ORM (Organización de Regulación Mágica, por sus siglas) fue creada bajo el consenso de las más grandes brujas de su tiempo, con el único fin de proteger a las brujas y a la humanidad del desastre. Con los siglos de han evitado catástrofes, guerras y todo tipo de eventos apocalípticos gracias a su intervención, millones de vidas se han salvado, la ORM era vista como una fuerza del bien por todas las brujas del mundo, hasta que ocurrieron los juicios de Salem. Era un poblado aislado, poco culto, y sus nefastas acciones contras brujas y humanas por igual hicieron que la comunidad mágica cambiara de mentalidad, ya no podrían vivir a sus anchas sabiendo que podían perecer de la misma forma, así que la gran mayoría decidió ocultarse. Desde entonces la ORM ha estado buscando a todas las brujas del mundo, trabajando hombro a hombro con los organismos de inteligencia de cientos de países, con el único propósito de perpetuar la tal anhelada paz que sus ancestros consiguieron antes de la guerra, y ojalá antes de que ocurra una catástrofe peor. En estos momentos la presencia de ORM ha alcanzado casi la misma hegemonía que en siglos pasados, con casi todas las familias mágicas registradas, y evitando muchos accidentes y crímenes mágicos antes de que ocurran. Obviamente no se puede estar en todos lados, varias brujas guardan el secreto muy bien y se dedican a encoger gente y conservarla, y aunque hemos detenido a varias, siempre habrá un margen de error, uno que esperamos acortar con el tiempo. Sobra decir que ORM se encarga sólo de asuntos mágicos, por lo que las guerras y conflictos netamente humanos no entran en su radar, por lo que si alguien piensa en echarle la culpa a la organización, o peor, a la Diosa Rachel, pues no entiende cómo funciona el mundo y debería replantearse su vida. Fuera de eso ORM si ha ayudado con algunas agentes en misiones con la CIA, el FBI, Interpol y demás, siempre y cuando sean cosas que involucren Magia o un riesgo global, como la más grande hazaña que fue impedir que una científica china liberara un virus en todo el planeta, algo que hubiera sido terrible. Y bueno, todo este discurso con respecto a la historia de ORM y sus logros fue para decir: “Es aquí donde entro yo”. Me llamo Rosalyn Drake, a la fecha de esta grabación tengo 26, soy de pelo largo color castaño y hace poco ingresé a ORM como agente. Me asignaron a una compañera, Jackie Caulder, de 37, una rubia platinada de cabello muy corto, quién fue una de las que encabezó la operación contra la científica chica. Ese fue un trabajo peligroso y casi morí varias veces, por lo mismo decidí grabar esta serie de audios, por si un día de estos no la cuento. Ahora mismo estoy llegando a mi lugar de trabajo, la sede de ORM en Denver, Colorado. Jackie me citó algo más temprano de lo habitual ya que me dijo que tenía un caso nuevo entre manos que enseñarme, seguiré con esto cuando pueda, cambio y fuera.

 

………………………………………………………………………………………………………………

 

- Drake, llegas tarde. –Dijo Jackie al verme entrar a la central.

- Bueno, me citaste antes, así que técnicamente llegué más temprano. –Dije tratando de hacerme la simpática con mi compañera, que se veía algo angustiada.

- Como sea, acércate que tengo algo que mostrarte. –Respondió ella sin cambiar la expresión en su rostro. Cuando llegué a su lado me senté y ella me enseñó el caso en su computadora, con la imagen de una mujer joven de pelo negro corto en ella.

- Así que ella es.

- Correcto, se llama Morgan Stewart, nacida en Missouri, 21-12-1987, de padres pescadores, se mudó a Rachelton hace aproximadamente 1 año luego de terminar su servicio militar y volver de medio oriente, posee habilidades de combate y estrategia avanzadas debido a su entrenamiento. Justamente desde que volvió ha habido varias desapariciones en el pueblo. Ella fue identificada en una escena del crimen por unas cámaras de seguridad y empezó su cacería por la policía local, ella un día fue a la casa de una de sus víctimas y por sus antecedentes varios agentes fueron a capturarla, pero…

Jackie hizo una pausa incómoda, y prosiguió a mostrarme una serie de fotos tomadas en dicha casa, eran los cuerpos sin vida de los oficiales de policía, sólo que estos estaban reducidos en tamaño y desperdigados por toda la sala. Este tipo de imágenes todavía me ponen mal y Jackie lo sabe, pero es parte del trabajo.

- Ya lo tengo claro, gracias.

- Algún día tienes que dejar de sentir asco por los cadáveres, Drake.

- Lo sé Caulder, pero todo a su tiempo, ahora por lo que me dices tengo la impresión de que ella los encogió con magia, eso sobrepasó a los policías y crímenes mayores nos asignó el caso a nosotras, ¿verdad?

- Precisamente, te felicito por haber sacado semejante deducción, Drake, pero no fue así.

- ¡¿Cómo?!

- La asesina usó un talismán reductor de ST Company, el mal uso de este activó la alarma y la compañía nos notificó, así que ORM tomó el caso y nos lo asignó a ambas. Para la próxima ten toda la información antes de sacar conclusiones.

- Lo haré, lo siento Caulder. –Dije algo apenada, traté de quedar bien con ella pero sólo bajé la guardia, tendré que aprender de este error luego.

- En fin, el FBI está llevando a cabo la investigación profunda, dijeron que con sus satélites están tratando de buscar a Stewart, y en la madrugada me avisaron que pronto tendrían una ubicación en tiempo real para notificarnos, y nosotras sólo tendríamos que llegar y arrestarla.

- Ya veo, pero si ella tiene un talismán reductor debería ser fácil rastrearla… A no ser que esté usando uno de los del mercado negro.

- Bingo.

- ¿Ahora sí lo hice bien?

- Sí, nosotras tenemos el talismán en nuestro poder, al parecer se deshizo de él al agotarse su magia, pero las desapariciones continúan, por lo que creemos que ella estaría vinculada con el tráfico de talismanes robados.

- Por eso te asignaron a ti este caso, es un paso más para derrotar a esa mafia.

- Exacto, y si lo conseguimos, entonces…

Jackie dejó de hablar al verse interrumpida por el tono de llamada de su teléfono, respondió rápidamente y de igual manera colgó, procediendo a entrar a su correo electrónico.

- Ya la tenemos, tenemos la ubicación.

- Pues hay que ir, ahora.

- Sí, déjame abrir el portal. –Dijo Jackie mientras empezó a conjurar el portal hasta la ubicación del correo, una feria de comida en el centro de Rachelton. –Por cierto Drake, no pienses que por no ser bruja ella es menos peligrosa, al tener esos talismanes podría encogernos y nos costaría bastante recuperar nuestra magia para regresar, un descuido y se acabó.

- Lo sé Caulder, lo aprendí en la academia.

- Bien, pues llevemos ese conocimiento a la práctica.

Jackie terminó de invocar el portal y lo atravesamos. De inmediato noté que en la feria había mucha gente y varios se sorprendieron, obviamente esto no era algo que veían todos los días, y rápidamente les mostramos nuestras placas y Jackie selló el portal. Buscamos con la mirada a la asesina y yo no tardé en verla, ella igualmente hizo contacto visual y empezó a correr. Ambas empezamos a perseguirla, conjurando hechizos para lograr atraparla y lanzándoselos, pero ella era veloz y se atravesaba con la gente, haciendo más difícil nuestra tarea, algo bastante nefasto. Entonces hice algo que se me ocurrió, una técnica que aprendí en la academia, cambié mi hechizo rápidamente y me tele transporté al frente suyo, derribándola y procediendo a retenerla.

- Morgan Stewart, queda bajo arresto por cargos de secuestro, homicidio y…

Antes de que siquiera pudiera tocarle un pelo, ella sacó rápidamente su talismán y yo me cubrí con un hechizo de barrera, al verlo Jackie hizo lo mismo, y Stewart aprovecho de hacer algo insólito, encoger a todas las personas cerca suyo. Hombres, mujeres y niños se vieron reducidos a unos 3 centímetros de altura, no llegándole ni a los talones. Este acto era mucho más nefasto que el anterior, casi todos en esa parte de la feria se vieron a merced de esta sádica, pero para mí sorpresa ella no los aplastó con sus grandes botas de cuero, sólo aprovechó la oportunidad para escapar. Yo traté de seguirla, pero…

- ¡Alto Drake! El código lo dice claramente, debemos…

- Lo sé, démonos prisa.

Entonces empezamos a volver a su tamaño normal a todos los reducidos, nos tomó como un minuto, varios nos agradecieron pero nosotras simplemente les hicimos un gesto amable y nos fuimos corriendo en la dirección en la que huyó la asesina, dispuestas a atraparla antes de que lastime más gente, o peor. Al poco tiempo sin verla Jackie creyó perderla, pero yo logré ver que se metió dentro de una refinería que estaba a lo lejos, se lo dije y ambas no tardamos en tele transportarnos en la entrada y seguirla. A diferencia de los portales que pueden invocarse en cualquier lugar, las apariciones de este estilo requieren ver directamente tu destino para funcionar, o por lo menos conocerlo muy bien. Notamos que Stewart empezó a subir las escaleras y nosotras volvimos a aparecer frente a ella, ahora agarrándole ambos brazos para inmovilizarla. Entonces pasó algo que ninguna de nosotras predijo, ella de sus mangas sacó 2 talismanes reductores y los activó en nuestros rostros, encogiéndonos. Puede que haya sido muy rápido, pero ambas la subestimamos en el campo de batalla, después de todo era una militar y sabía cómo recuperar el control de la situación. Tal cual como dijo Jackie, en este tamaño nuestra magia se cortó, y le tomaría un rato regresar. La chica nos vio y se rió, por lo que puso su pie sobre nosotras para intentar intimidarnos, cosa que no logró, aun en esta situación, ambas no cederíamos ante el miedo, parte esencial en nuestro entrenamiento que no íbamos a olvidar, menos en un momento tan crítico como este.

- Ah, qué aburridas son, los policías si eran entretenidos. –Dijo mientras nos levantaba frente a su rostro. –Sé que no debería añadirlas a mi colección, son muy peligrosas, así que sólo me las comeré, ojalá tengan un buen sabor para que esto valga la pena, adiós.

La mujer abrió la boca para tragarnos, y aunque había angustia en nuestros rostros, tratamos de disimularlo lo más posible. Entonces ella nos soltó, pero antes de que siquiera tocáramos su boca algo la empujó y salió volando al piso de abajo. Nosotras nos estrellamos contra el suelo pero no nos hicimos daño, nuestros uniformes nos protegían de los golpes fuertes (tal vez por eso ella simplemente no nos pisó). Jackie y yo tratamos de ver en donde cayó, pero de repente el suelo retumbó, y detrás de nosotras se alzaban unas figuras encapuchadas de distintos colores, las cuales saltaron al primer piso para perseguirla, todas menos la de la capucha blanca, la cual nos apuntó con su mano y nos lanzó un hechizo. Luego del destello notamos que recobramos nuestro tamaño normal, pero nuestra salvadora ya no estaba con nosotras, al parecer salió corriendo junto con sus aliadas a perseguir a Stewart, y nosotras no nos quedaríamos atrás. Al caminar las vimos paradas frente a mucha más gente encogida, y la misma chica que nos restauró estaba haciendo lo mismo con las víctimas, la asesina volvió a usar ese sucio truco. Mi compañera y yo nos apresuramos a hablar con ellas, y por la vestimenta yo ya sabía quiénes eran.

- ¡Qué es lo que están haciendo aquí, les dije que si las volvía a ver las arrestaría! –Gritó Jackie.

- Estábamos haciendo su trabajo, agente Caulder, perseguimos a esa asesina hasta aquí, pero encogió a toda esta gente y volvió a escapar. –Dijo la encapuchada morada. Mi compañera quiso ser violenta pero yo la detuve y empecé a hablar.

- Ustedes… ¡Son las vigías!

- En persona, no la reconozco señorita, ¿es nueva? –Preguntó la encapuchada amarilla.

- Sí, soy…

- Eso no les incumbe, tendrán que acompañarme al centro para interrogarlas.

- Lo dudo mucho, agente Caulder, no creo que esté en condiciones de arrestarnos ahora, luego de haber sido encogida. –Dijo la encapuchada negra.

- ¡Nosotras sólo queremos ayudar, acéptenlo de una vez! –Dijo la encapuchada café.

- Ya basta chicas, ya acabé de restaurar a la gente, debemos irnos. Y agente Caulder y… Chica nueva, para la próxima hay que unirnos contra el mal, no atacarnos. –Dijo la encapuchada blanca, las 5 tenían una bruma oscura que ocultaba sus rostros bajo sus capuchas y agravaba sus voces, entonces la bruja se unió de manos con sus compañeras y se tele transportaron fuera del lugar.

- Grandioso, ellas conocen esta ciudad, ahora podrían estar en cualquier parte… ¡Carajo!

- Cálmate Caulder… Ellas sólo…

- ¿Quieren ayudar? No me hagas reír, se creer héroes pero se ocultan en la oscuridad, nosotras salimos a la luz, arriesgamos nuestras vidas, y ellas no entienden eso.

- ¿Ya las conocías?

- Me topé con ellas un par de veces antes de tenerte como compañera, la blanca parece ser la única con magia, y la negra y morada son tan arrogantes, me enojan.

- Descuida, lo mejor que podemos hacer ahora es volver a la central, analizar la situación y esperar más información del FBI, vamos Jackie…

Jackie se calmó un poco y tomó mi mano.

- Soy la Agente Caulder para ti, Drake, no lo olvides.

Entonces nos transporté hasta el portal y regresamos a la oficina.

 

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#Desde Morgan:

Morgan regresó a su guarida después de aquella persecución con las agentes de ORM, esta no era otra más que una habitación decorada de forma improvisada para emular la apariencia del cuarto de una adolescente, ubicada al fondo de un almacén abandonado a las afueras de Rachelton. No había nadie en unos cuantos kilómetros, así que nadie sería capaz de verla entrar o salir, era el lugar perfecto para ocultarse, tanto a ella como a su colección. Se echó en la cama y se quitó los zapatos, dejando al descubierto sus calcetines “blancos” llenos de mugre de haber sido usados por semanas.

Había tratado de ir a buscar ropa y suministros a la casa de uno de sus juguetes, pero eso terminó en ser descubierta por la policía, y luego de matarlos decidió mantener un perfil aún más bajo. Había salido al pueblo por comida en la mañana, pero al parecer sólo con eso ya la habían identificado, los suministros escaseaban y el agua sólo la usaba para bañarse de vez en cuando, aunque eran tareas duras, lo único que le importaba era agrandar su colección, y jugar más con ella. Por lo mismo levantó el brazo derecho para alcanzar a 2 peques que estaban en la pecera al lado de su cama, y los puso frente a su cara.

- Ustedes son los afortunados, chicos. Al final no pude conseguir comida,  así que tendrán que ser ustedes los que llenen mi linda pancita, jejeje. –Dijo Morgan.

-¡E-Espera, prometiste que no nos matarías, s-somos tus juguetes! –Exclamó uno de los pequeños hombres desnudos.

- Lo sé, pero entenderás que el hambre es algo bastante poderoso, y desde que en Afganistán nos robaron los suministros prometí que nunca más pasaría hambre, así que… ¡Adiós!

Acto seguido la giganta relativa soltó a los peques en su boca. Empezó a jugar con ellos con su lengua, mientras tenía la boca abierta. Ellos trataron de escapar desesperadamente hacia la luz, pero se resbalaban constantemente por la superficie viscosa en la que se encontraban, entreteniendo a su captora en el proceso. Ella jugaba con sus presas, y cerró su boca justo cuando los pequeños estaban por escapar. Su lengua era como una boa constrictor sobre sus diminutos cuerpos, llenándolos de saliva gradualmente con cada lamida. Los pequeños gritaban desesperadamente, pero en el fondo sabían que ese era su fin…

Pero en el momento menos esperado, ella los escupió sobre su cama, y aterrizaron entre sus piernas cerca de sus rodillas. Mientras recuperaban el aliento, Morgan aprovechó de burlarse más de ellos, mientras que sus otros juguetes veían a través del cristal de la pecera aquella situación.

- Creo que no saben muy bien, por suerte aún queda un poco de comida en la “alacena”, mientras tanto ustedes pueden volver a alimentarse de uno de sus platillos favoritos. –Dijo mientras flexionaba las piernas, atrapando a sus 2 reducidos entre sus apestosos pies. –Pueden comer la mugre pegada a mis calcetines, aunque no como el otro día que era por diversión, ahora si deben tener mucha hambre, ¡Jajaja!

Morgan empezó a frotar a los pequeños entre sus pies, cubriéndolos de su apestosa esencia. Este juego seguiría así por un rato, hasta que ella se aburriera o quisiera seguir con otras mascotas. Hacer eso la mantenía en control de sus emociones, la guerra había hecho mella muy profundamente en su cerebro, ya no estaba en sus cabales, y cuando por fin regresó a América decidió llevar a cabo una idea que se le ocurrió a su compañera de pelotón, Aria, quien murió en combate. Ella le dijo que al volver se compraría uno de esos talismanes reductores y encogería su novio que la esperaba en casa para hacer “travesuras”, pero ese sueño pereció con ella, hasta que Morgan quiso llevarlo a cabo. Ella no tenía novio, así que encogió a un desconocido en un callejón y se lo llevó, el mismo que ahora estaba lamiendo sus medias apestosas en una desesperada búsqueda de comida, luego encogió al otro, un testigo de ese hecho, y no pudo parar, encogía a diestra y siniestra hasta que la policía la encontró y desató la masacre, esto alertó a ST Company y decidió no volver a hacerlo, quedarse con los que tenía, pero las ganas le ganaron y descubrió que vendían talismanes trucados en el mercado negro, libres del control de dicha compañía. Así continuó su locura reductora, pero a diferencia de los policías a sus juguetes no los mataría nunca, vio mucha muerte en medio oriente, y después de todo eras suyos, y no se desharía de ellos tan fácilmente.

“Tendré que ir al 7eleven de 24 horas por la madrugada para comprar comida, así puede que esas perras no me reconozcan tan fácilmente, y si vuelven a aparecer, tendré que usar esa granada tele transportadora para volver aquí sin me qué vean, sólo me queda una”, pensó Morgan, mientras se preparaba para un largo día de diversión con sus pequeñas mascotas en aquella habitación decorada como cuando tenía 15, la mejor época de su ahora nefasta vida.

 

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Segunda entrada. Al llegar a la central Caulder estaba furiosa, y no sé si era por fallar con la misión, por ser sobrepasada por la asesina, o por el encuentro con las Vigías. Puede que haya sido un poco de las 3, ella es conocida por ser infalible la mayor parte del tiempo, de hecho en el poco tiempo que estoy con ella siempre resolvía los casos muy rápidamente sin apenas deslices, y ser superada por una humana, por más entrenada que estuviera, debe haberla hecho sentir bastante frustrada. Lo otro no lo entiendo, digo, sé que buena parte del ORM no ve a las Vigías con buenos ojos, después de todo son un grupo de mujeres que usan magia sin permiso a lo largo de todo el país, llevan pocos años operando pero han logrado resolver varios casos poco antes de que ORM lo haya hecho, y también casos no mágicos. En lo personal encuentro su labor algo bueno, una bruja y 4 humanas (que sepamos) que combaten ladrones y criminales, pero no se toman la justicia por su propia mano, cada malhechor que han capturado ha sido dispuesto a las autoridades. Puede que sea mi juventud hablando, pero por eso mismo me uní a ORM, para ayudar a la gente y detener criminales, y aunque no sea dentro del sistema, ellas buscan lo mismo y las admiro por ello. Siempre trato de no hablar de ellas para no generar conflictos con mis compañeras, pero si iba a trabajar con Jackie tenía que entenderla, no pretendía hacerla cambiar de opinión, sólo quiero que ambas estemos en la misma sintonía. Ahora está revisando unos datos, así que en un rato hablaré con ella mientras seguimos con este caso, cambio y fuera.

 

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- Oye Caulder, ya son casi las 2 de la mañana. –Le dije a Jackie, quien inmediatamente notó mis intenciones.

- Pueden ser incluso las 5, pero no nos iremos aún de la central, el FBI estará por mandarme en cualquier momento la nueva ubicación de Stewart.

- Entonces tendré que ir a buscar más café, ¿quieres un poco?

- Ya tomé hace rato, gracias.

- De acuerdo…

Quería irme a buscar el café, pero se me ocurrió que antes le comentaría a mi compañera de una idea que tuve.

- Caulder, se me ocurrió también ir a buscar unos rastreadores de la bodega, por si la asesina se…

- ¡NO SE ESCAPARÁ DE NUEVO! –Gritó Jackie. –No dejaré que se vuelva a escapar, menos cuando ellas estaban tras su pista también.

- ¿Las Vigías? No es de mi incumbencia pero, ¿por qué las odias tanto?

- ¿Odiarlas? Odio lo que representan, le dan la ilusión a las brujas de que pueden hacer lo que quieran. Pasar por sobre nosotras, por sobre las reglas de la magia misma.

- Si, pero… Ayudan a la gente, atrapan criminales, quieren justicia, como nosotras.

- No negaré que han ayudado, pero esa no es la forma de hacerlo, si tanto quieren ayudar deberían unirse a ORM en lugar de salir a las calles vestidas de caperucitas multicolores.

- Bueno, la blanca dijo que quería ayudarnos, no estorbar.

- ¿Qué? No me digas que estás de su lado, Drake.

- Claro que no, sólo pienso que no creo que ellas sean las enemigas, nuestra enemiga está ahí afuera y se llama Morgan Stewart.

- Aun tienes mucho que aprender, novata… Mejor si tráeme otro café.

- Ok, voy…

Jackie era muy terca, pero al menos sé que piensa que hace lo correcto. Ya podremos hablar más de esto cuando la misión esté completa, y sobre eso, en lugar de buscar café fui primero a la bodega en busca de los rastreadores, aunque Jackie piense que atraparemos a Stewart en nuestro siguiente encuentro, es mejor prevenir que lamentar. Cuando estaba por cogerlos escuché un grito de mi compañera en el piso de arriba: “¡Drake, ven rápido, tenemos su ubicación!”. Yo me apresuré y agarré varios rastreadores y el pad localizador, los guardé en mi bolsillo y subí las escaleras, Jackie ya estaba conjurando el portal.

- Está en un 7eleven comprando comida, estoy colocando el portal en la puerta para que no pueda escapar esta vez.

- Bien pensado, Caulder.

- Gracias, ahora vámonos.

Ambas cruzamos el umbral y vimos la escena, al notar el portal, la asesina ya había capturado a la dependiente del local y la tenía en su mano. Era muy astuta, me daba mucha rabia.

- ¡De nuevo ustedes! ¡No se acerquen o la pequeña se muere!

- ¡Ni se te ocurra, Stewart, esto es algo entre nosotras y tú, suéltala!

- Uy, que mala elección de palabras. –Dijo Morgan justo antes de soltar a la pequeña, quien ahora caía a una muerte segura. Jackie no lo dudó 2 veces y saltó para atraparla, pero la asesina sacó su talismán reductor y empezó a encoger a mi compañera frente a mí. Sin pensarlo mucho aproveché el destello y lancé varios rastreadores frente a mí por precaución, antes de activar mi hechizo de barrera. Ahora resulta que ella tenía tanto a la dependienta del local como a Jackie encogidas en su puño.

- No me sigas, o tu pequeña amiga se muere.

Mientras pensaba en que hacer ahora, la chica saltó por la ventana y empezó a correr, pero de un momento a otro empezó a temblar, mirar a los lados y, luego de arrojar algo al suelo, desapareció.

No podría creerlo, no solo escapó, sino que se llevó a Jackie con ella, y yo no pude hacer nada. Antes de seguir lamentándome por suerte ocurrió algo bueno, el pad localizador empezó a temblar, no sólo por los muchos localizadores que ahora estaban en el piso del local, sino que uno se hallaba a unos cuantos kilómetros de aquí. Stewart no había ido muy lejos, así que me apresuré a entrar de nuevo al portal, sellarlo y empezar a prepararme para ir en su recate.

 

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#Desde Morgan:

Morgan apareció en su habitación con las 2 encogidas en la mano, dejó a la cajera en la pecera de cristal y se sentó en la cama, con una enojada Jackie Caulder en su firme puño.

- Eso estuvo cerca, ¡malditas zorras, una ahora no puede comprar comida en paz! –Dijo Morgan.

- ¡Deja de tocarme, loca!

- Y de nuevo, sigues sin ser divertida.

Morgan arrojó a Jackie al otro lado de la habitación, su cuerpo retumbó sobre el frio suelo de la habitación, y cuando se dio vuelta pudo ver que su demente captora se estaba quitando la ropa. Cuando quedó solo en bragas se acercó a su diminuta enemiga y, con una sonrisa malévola en su cara, la pisó sin piedad. Si no se lo proponía no la aplastaría hasta su muerte, pero el peso fue suficiente como para sofocar a Jackie, y que hablar del olor y el sudor de su enorme pie, después de todo había caminado como una hora hasta llegar al 7eleven.

- ¿Cuándo dura el efecto de la ausencia de magia por reducción? ¿Una hora? Bueno, antes de eso ya estarás muerta… Pero no por mis pies, haré algo más divertido, ya que tú no quieres cooperar.

Morgan recogió a la agente de ORM del suelo para sacarse las bragas y colocarla dentro, empezó a manipular su ropa interior con Jackie adentro para tratar de asfixiarla. Por su lado la pequeña la pasaba muy mal, pero no que iba a quebrar. En una de esas notó que tenía algo en el hombro… ¡Era un rastreador! Agradeció que Drake no le haya hecho caso, ahora sabía que tarde o temprano vendría a buscarla, sólo esperaba a que llegara antes de que sea tarde. Por su lado Morgan habló, rompiendo la concentración de su pequeña cautiva

- Pero creo que tampoco te mataré ahogándote en mi ropa interior… Creo que ya sé qué haré, y esto no fue una pérdida de tiempo, te ayudó a acostumbrarte a mi aroma.

La asesina sacó a Jackie de sus bragas y se acostó sobre su cama, para luego sin previo aviso arrancarle la ropa a la pequeña, arrojarla a un lado y metérsela por la vagina, como un consolador humano.

- Ahhh, esto es algo que todos en mi colección pasaron, tú no formarás parte de ella, pero al menos te haré disfrutar un poco antes de que te mate, y no me importa, has interrumpido mis compras 2 veces, así que te comeré a ver si te gusta, ahhhh…

Morgan empezó a sacar y meter a Jackie en su vagina como si de un dildo se tratase, y mientras la pequeña esperaba que Rosalyn no tardara tanto, a la par de lamentarse de sus errores recientes que esperaba reparar si salía de esta, la giganta sólo disfrutaba hasta que llegara el momento.

 

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Tercera y… No, sólo tercera entrada. Jackie estaba en peligro, fue capturada por Morgan Stewart en nuestro último encuentro, este mensaje será breve porque tengo que ir ya a rescatarla, la computadora dice que en la ubicación del rastreador hay un almacén abandonado, creo que ese es el escondite que ha usado hasta ahora, y con suerte ahí también están las víctimas de sus secuestros. La vida de mi compañera está en riesgo, así que si es necesario tendré que usar fuerza letal contra la asesina. Cuando se trata de dañar humanos hay protocolos y todo, pero eso ahora no me importa, haré lo necesario para salvar la vida de Jackie y…

“¿Chica nueva?”

¿Eh? Tengo que parar, espero regresar a salvo con Jackie, cambio y fuera.

 

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Dejé de grabar cuando vi que, frente a mí, estaban las Vigías.

- ¿Ustedes? Me gustaría quedarme a charlar pero no tengo tiempo, debo irme a…

- ¿Salvas a Caulder? Lo sabemos… Nosotras llegamos tarde a la escena, vimos como Stewart corría con 2 mujeres en su puño, y logré distinguirla a ella. Por desgracia nos vio venir y usó una granada para desaparecer del lugar antes de que pudiéramos atraparla. –Dijo la vigía blanca.

- Al inspeccionar el 7eleven vimos un portal cerrándose. –Dijo la vigía morada.

- Esa era yo… Ustedes…

- Sí, queremos ayudarte a rescatar a Caulder. –Dijo la vigía amarilla.

- ¿En serio? Pero ella las odia.

- Eso no nos importa, sólo queremos hacer lo correcto, salvarla y detener a Stewart. –Dijo la vigía café.

- Escucha chica nueva, al ver tantos rastreadores en el suelo supimos que tenías que ser tú, y como te fuiste pensamos que ya sabes dónde está.

- Oigan, no les mentiré, admiro su labor, pero…

- Espera por favor. No poder ir tu sola contra Stewart, si ella vuelve a ver otro portal se alertará y lo más probable es que te encoja a ti también, tú sabes dónde está, y nosotras podemos simplemente aparecer en cualquier lugar de este pueblo, sorprenderla y atraparla. Es lo que les dije, cuando llegue el momento hay que trabajar juntas. –Dijo la vigía blanca.

- ¿Cómo sé que puedo confiar en ustedes?

Las 5 empezaron a mirarse y a susurrar, varias estaban increpando a la blanca por lo que vi, pero al final todas se calmaron y la bruja les quitó a todas la bruma, y de una en una empezaron a quitarse las capuchas, enseñándome sus caras.

- Mi nombre es Ally García.

- Kanna Ishimura.

- Yo Diane Weiss.

- Sheila Marsh, es un placer.

- Jane Jones.

- Las 5 son… Son adolescentes.

- Si, y bien preparadas, llevamos haciendo esto por años y nunca hemos revelado de esta manera nuestra identidad así, menos con una agente de ORM, pero tengo fe en ti y en el cariño que le tienes a tu compañera, por eso ten fe en nosotras, confía, tenemos a alguien a quien rescatar. –Dijo Ally.

- Y mejor que sea rápido.

- ¡JANE! –Reclamaron Sheila y Diane.

- Lo siento.

Me costaba asimilarlo, las heroínas a las que tanto admiraba eran adolescentes y necesitaban mi ayuda. Me costaba aceptarlo pero tenían razón, no podía llegar con un portal a la guarida de Stewart, y ellas se conocían esta ciudad a la perfección, el plan sonaba perfecto, y tampoco es que tuviera muchas otras opciones en este momento… Más que tener fe.

- Está bien… Está en una bodega abandonada al pie de la montaña, a 7 kilómetros de aquí, observen. Les mostré la ubicación en el PC, y Ally de inmediato identificó el lugar.

- Ya sonde es, todas, tómense las manos. –Y eso hicieron las 5, hasta que Ally me extendió la suya. –Tú también, chica nueva.

- Gracias… Y me llamo Rosalyn, Rosalyn Drake.

- Muy bien Rosalyn, vamos a salvar a tu amiga.

Luego de decir eso Ally nos tele transportó afuera de la entrada del almacén. Todas entramos pero ella se quedó afuera, al parecer estaba colocando una gran barrera sobre todo el lugar, debo admitir que para su edad maneja muy bien la magia. Con mi 9mm en una mano y mis hechizos listos en la otra empecé a caminar por el almacén junto con ellas, estaba vacío, con las ventanas quebradas y las paredes derruidas. Había unas cuantas cajas desperdigadas por el lugar y una nevera conectada a un generador en una esquina. Pronto noté que al fondo había una puerta, si nuestra asesina estaba aquí, sería en ese lugar. Nos colocamos las 6 a un lado de la puerta, y Kanna me enseñó lo que parecía ser una granada de humo, sabiendo lo que iba a hacer yo asentí y ella procedió a lanzarla rápidamente dentro del cuarto, la siguiente en entrar fue Ally, quien lanzó un hechizo que no pude detectar al momento por el humo, pero cuando Kanna agarró la granada y se disipó vi que Stewart estaba sobre su cama, completamente desnuda, y con lo que parecía ser un reducido metido dentro de su vagina, con solo las piernas de fuera.

El hechizo de Ally fue detener el tiempo, eso me sorprendió más, esos hechizos son sumamente avanzados, ni yo puedo hacerlos, así que mientras duraba empecé a inspeccionar el lugar. Noté que al lado de la cama había una pecera de cristal con un montón de reducidos y reducidas dentro, y reconocí a todos y cada uno, después de todo me la pasé todo el día viendo sus caras en las fichas policiales, eran los desaparecidos, y para mi sorpresa eran todos, no faltaba nadie, al parecer ella los conservaba como juguetes en lugar de matarlos, o juguetes sexuales, pero a quien no vi fue a Jackie, por lo que entendí dónde estaba.

Con mucho cuidado (y asco) saqué a mi compañera reducida de la vagina de la criminal, tenía una expresión de terror en su rostro, pero al menos estaba a salvo. La puse dentro de la pecera de momento y procedí a retener a Stewart, indicándole a Ally que detuviera el hechizo para que pudiera leerle sus derechos a la asesina.

- Morgan Stewart, queda bajo arresto por cargos de secuestro, homicidio, robo, obstrucción a la justicia, oponerse al arresto y meter a mi amiga en su sucia vagina, todo lo que diga puede ser utilizado en su contra en un tribunal, tiene…

Antes de que terminara esa perra me dio una patada en el estómago, rápidamente recogió un talismán del suelo para encogernos a todas, pero antes de que alguien pudiera responder, yo le disparé 2 tiros en el hombro y la espalda, lo que hizo gritar de dolor (y con gusto) y me permitió seguir.

- Tiene derecho a un abogado, si no tiene el estado le proporcionará uno. –Dije, mientras Morgan empezaba a perder el conocimiento a la par que la esposaba.

- Bien hecho, Rosalyn. –Dijo Sheila, yo le agradecí y luego de esposar a esa perra, fui a ver a Caulder en la pecera.

- ¡Jackie, ya todo terminó, la tenemos! ¡Tranquila gente, las vamos a sacar de aquí!

- Gracias por venir por mí… Rosalyn.

Eso me alegró bastante, al parecer al fin empezamos a crear un vínculo, aunque sea en estas extrañas circunstancias.

Un rato después regresamos a la central de ORM, había mucho papeleo que hacer así que llamamos a más agentes para que nos ayudaran, aunque no les mencionamos aun la colaboración de las Vigías. Ally devolvió a todos a la normalidad y yo les di ropa del almacén para que se cambiaran. También le di primeros auxilios a la inconsciente asesina para que no muriera desangrada, su destino no sería morir, sería pudrirse en una celda por el resto de sus días. Una vez que todo estuvo bajo control, las Vigías, Jackie y yo nos reunimos en la entrada de la central.

- Odio tener que decir esto pero… Gracias Vigías, y gracias Rosalyn, me salvaron la vida, les debo una.

- No nos debe nada, agente Caulder, nosotras sólo asíamos nuestro trabajo. –Dijo Ally.

- Yo también, mejor ve a descansar Jackie, yo me encargaré de cerrar el caso.

- También odio decirlo pero creo que eso haré.

- ¿Quieres que te llevemos a tu casa? –Dijo Sheila.

- Eso… Estaría bien chicas, gracias.

Entonces todas empezaron a irse, pero antes de eso Ally se volteó para decir algo.

- Gracias Rosalyn, gracias por tener fe en nosotras.

- No hay de que, gracias por ayudarme, y descuiden, su secreto está a salvo con nosotras.

- Sólo no se pasen de la raya, pequeñas súper heroínas. –Respondió Jackie, provocando una que otra risa.

Y así se fueron, a mi aun me esperaba una noche larga, pero por suerte aún tenía el café listo para tomar, y con todo ya resuelto el resto de la noche sería mucho más llevadera.

 

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Entrada #140, me alegra haber cambiado la denominación de las entradas, sino esto sería eterno. Pero en fin. Actualizo la situación de mi primer caso registrado. Los rehenes de Stewart testificaron en su contra y la jueza la condenó a 5 cadenas perpetuas, pero antes de dar ese veredicto la interrogamos para sacarle información sobre la mafia de los talismanes, y ella cantó como un canario bajo la promesa de reducir su condena, así que ahora sólo tendrá 4 ½ cadenas perpetuas, jejeje. Perdón, no es gracioso, pero luego de todo lo que hizo, creo que podemos tomarnos esas atribuciones. Como sea, hace unos días detuvimos a toda la mafia, que resultó ser un grupo de ladronas profesionales, y recuperamos parte del cargamento de talismanes robados que usaban para traficar. Todo esto fue también gracias a un poquito de ayuda secreta de las Vigías, de las cuales ya éramos compañeras no oficiales, como Batman y Gordon según Kanna, aunque no sé muy bien qué es eso. Mi relación con Jackie también ha mejorado, ahora nos llamamos por nuestros nombres y podría decirse que somos amigas, y eso me alegra bastante, ya que pensé que me costaría mucho adaptarme a ella y a ORM al inicio. De momento yo sigo resolviendo casos junto a ella, aprendiendo a ser una mejor agente, y espero que esto siga así durante muchos años, a la par de esperar que las Vigías sigan protegiendo a humanos y brujas por igual, yo tengo fe en que así será, cambio y fuera.

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