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Story Notes:

Es mi primer incurcion como escritor, despues de mucho años leyendo la pagina en ingles, me parecio lo correcto subir mi propia historia en español, ya que veo que no hay muchas. Esta es mi vercion de un tema recurrente en la pagina. Algo improtante que mencionar, es que si bien esta en español, mi historia esta predominante mente en español Rio platence, asi que quizas sea un poco dificil de entender por el lunfardo Argentino.

Author's Chapter Notes:

Este primer capítulo funciona como prologo, no hay mucho contenido de gigantes, ya que solo es la introducción a la historia. Me gustaría mucho que los usuario de hablan español, comenten y me aconsejen de cómo seguir, siempre es bueno saber que te leen para motivarse.

Hoy no es un buen día, Hace mucho calor en Buenos Aires, y estoy irritable. Son las 3 de la tarde, y estoy solo en casa, mi novia no llega hasta las 5, lo que significa que no tengo mucho por hacer.

        Perdón, olvide presentarme, mi nombre es Maximiliano Rodríguez, y ustedes se preguntaran, porque soy tan dependiente de mi novia. Bueno más que nada porque en este momento, estoy parado sobre la mesa de luz de su pieza y no me puedo bajar. Es así, exactamente como se lo están imaginando…soy pequeño, muy pequeño mido aproximadamente 2,5 cm de altura.

        Estoy seguro de que ahora, otra pregunta invade su mente, como es que me volví tan chiquito, como fue que termine durmiendo, sobre la mesa de luz de mi novia, usando un pedazo de una de sus toallitas femeninas, como colchón, y teniendo de sabana, una enorme tanga usada y transpirada.

        Bueno no siempre fue así, hasta hace 5 meses, era un hombre de 23 años normal, media 1,81 m, trabajaba y vivía solo, pero todo cambio con el accidente. Así es sufrí un accidente, por arriesgarme a salvar, a la mujer que amo y me condene a esta absurda existencia.

        Pero para que entiendan mejor mi experiencia, lo ideal va a ser que empiece por el principio.

 

*Hace 5 meses*

 

Era un día de primavera hermoso, y yo me sentía bien, había salido de trabajar temprano, y me dirigía a encontrarme con una amiga. En realidad, la había citado, para confesarle mi amor, si así de ñoño como suena.

Órnela era para mí la mujer más hermosa del mundo, era petisa con una onda pin up rockera, media 1,57m, tenía el pelo negro con el flequillo en v, que hacia contraste con tu piel blanca, una nariz respingada muy tierna, unos ojos marrones claros que derretirían a cualquiera, y unos labios carnosos acompañados de la sonrisa mas picara que yo haya visto.  Su cuerpo estaba lleno de curvas, tenía unas tetas bastante generosas para su estatura, y el culo más redondo, parado y hermoso que yo haya tenido el gusto de ver y de tocar, en una de nuestras tantas borracheras.

Órnela y yo éramos del palo de punk en nuestra adolescencia, así nos conocimos, yendo a recitales de flema y 2 minutos, y una noche entre tanta birra y punk rock, me enamore de ella. A pesar de lo que muchos digan, lo que más me atrae de ella es su personalidad, desinhibida, que siempre va al frente, y que siempre dice las cosas en la cara, especialmente cuando toma. Para la mayoría de las personas, ella tiene un carácter demasiado fuerte, y una debilidad exagerada por la cerveza, pero cuando uno la llega a conocer y entrar en confianza, Órnela muestra su lado más tierno y maternal.

Pareciera que declarársele a una amiga, es un locura, pero este era el momento perfecto para hacerlo, Órnela hace 3 meses había terminado un noviazgo de 4 años,  con su ex “el tanque”.

El tanque era el baterista de una banda, que solíamos ir a ver con ella, era un buen pibe, cariñoso, inteligente trabajador, en conclusión buena persona, pero a mí me caía muy mal por obvias razones.

        Cuando llegue a la plaza, la vi ahí parada, sola escuchando música, con una lata de cerveza en la mano. Estaba hermosa, tenía un pantalón chupín, bien apretado, que le marcaba bien el culo, una remera de flema, con las mangas cortadas que dejaba ver por los costados, su corpiño, rojo, en los pies llevaba unos borcegos negros, onda skinhead.

Al verme, se dirigió hacia mí, y me atrapo en un fuerte abrazo.

-¿Cómo andas Maxi? ¡Hacia mil que no te veía!

-Bien Orne ¿Y vos? ¡Te viniste re perra hoy!

Ella sonrió y me paso la lata de cerveza.

-Bien recién salgo de laburar. Vení vamos a sentarnos en uno de esos banquitos- me tomo del brazo, y me llevo hasta uno.

Mi idea era confesarme, en un lugar tranquilo, así que le dije de juntarnos, en la plaza Armenia, que quedaba cerca de un gran complejo de la empresa de tecnología Johansson. El lugar era una especie de fábrica, así que no habría mucha gente por ahí.

Por suerte, elegí bien el lugar estábamos prácticamente solos, salvo por algunas personas, haciendo ejercicio a lo lejos.

Charlamos de todo un poco, hablamos de cosas triviales de la vida, mientras tomábamos varias cervezas, que ella fue sacando de su mochila. Hasta que la conversación llego al punto al que yo quería que llegue. La mire a los ojos, le saque la cerveza de las manos, la apoye en el piso, y mirándola fijo a los ojos le dije:

-Órnela te amo, estoy enamorado de vos, hace mucho tiempo. Recién ahora me atrevo a decírtelo, pero creo que vamos a ser muy felices juntos.

Su cara era un poema, primero puso cara de sorpresa,   que después muto en una nerviosa sonrisa, la cual se desvaneció rápidamente, para dar paso a una expresión de confusión e incertidumbre.

Yo no podía dejar que dudara, y ahí nomas le comí la boca de un beso. Fue un beso largo y tierno, nuestras lenguas se enredaron apasionadamente. Suavemente la solté para que digiera algo.

-Maxi, yo…-ella dijo-Yo…

De repente, una fuerte explosión, nos saco de onda. Algo había volado varias ventanas, del edificio Johansson. Desde el quinto piso, no dejaba de brillar un enceguecedor, fulgor blanco, el cual despedía rayos azules hacia todos lados.

Cuando los rayos empezaron a caer cerca de la plaza donde estamos nosotros, se rompió mi trance de shock. Sin pensarlo dos veces, agarre a Órnela de la mano, e intente sacarla de ahí. Pero entonces ella se suelta y se aleja de mí diciendo:

-       ¡Pará estamos dejando la birra!

        Ahí fue el momento en el que mi vida, cambio para siempre, todo porque ella no quiso desperdiciar media cerveza.

        Uno de los rayos azules, cayó muy cerca de Órnela haciendo explotar el suelo, sin pensarlo yo, corrí, la abrace y puse el edificio Johansson a mis espaldas.

        Ahí lo sentí, una luz azul cubrió mi visión, y mi cuerpo sintió un dolor inimaginable para mí hasta ese momento,  pero solo duro una fracción de segundo.

Cuando me di cuenta, estaba cayendo semi inconsciente, de una enorme altura. Al final, un golpe contra el suelo, y todo se volvió negro.

 

Chapter End Notes:

Espero sus comentarios, voy a tratar de subir 1 capitulo por semana.

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