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Author's Chapter Notes:

¿Qué tal están? A meros 7 días del capítulo anterior aparece el siguiente, un tiempo un poco más satisfactorio para mí que el último.


Antes de empezar, quiero agradecer a Kaminayh quien siempre comenta y me da muchos ánimos para escribir el capítulo próximo, es una sensación indescriptible saber que hay gente ahí afuera que quiere leer lo que escribes, ¡Muchísimas gracias!


De plano me disculpo, nunca he estado en una relación de este tipo, en otras palabras, no he experimentado esa clase de amor, por lo que no sé si estoy siendo realista con la relación amorosa de Danny y Mónica, digamos que esto es mi propia visualización de una pareja ideal, perdón si puede llegar a parecer poco realista.


Tipo de capítulo: -Historia-



El mundo de los sueños, un lugar sagrado para nosotros como individuos, un espacio de nuestra imaginación en el que todo es posible, desde nuestros más profundos anhelos hasta nuestras más exaltadas pesadillas, materializados en algo tan tangible como la piel del cuerpo propio. Es por eso que pude verla una vez más, llorando y lamentándose de sus pecados, de haber abusado de su estatus de Dios, de su infinito alcance y a la vez de su carencia de posibilidades, de la representación de su arrogancia siendo arrojada al suelo por un ser incluso más arriba de ella.

Danny… no… devuélvemelo, Danny.

N-no me importa cuántas veces tenga que tirar este mundo abajo… si él no está aquí… eso no tiene ningún sentido… aun si tengo que profanar los límites de mis poderes…

Perdóname… Danny con lágrimas en sus ojos carmesí brillantes, ella violó una de sus más importantes políticas personales, dejando este mundo desnudo ante un poder omnipotente.

***

—Pss, despierta~

Mis ojos recibieron el impacto de luz a cantaros, al escuchar una voz femenina y delicada que empujó viento directo a mi cuerpo, empecé a abrir mis ojos de un profundo azul rey lentamente. Lo primero que registré en mi visión no fue el techo de una habitación, el primer sonido que escuché no fue el cantar matutino de los pájaros que tenían por ocupación despertar a muchas personas, en su lugar, al abrir los ojos vi una figura de incalculable tamaño a un metro de mí.

—Buenos días —una sonrisa tonta se trazó en su rostro.

—¿M-Mónica…?

Lentamente, los recuerdos acerca de lo acontecido el día anterior empezaron a arrastrarse dentro de mi cabeza. Aun somnoliento, me permití abrir los ojos lo más que pude.

—A-ah ¡B-buenos días!

—¿Y eso qué es? ¿Te despertaste nervioso?

Después de que leyeran mi lenguaje corporal, procuré sentarme en el piso móvil y carnoso en el que me encontraba, la palma de una mano en la que podría incluso correr.

—No es eso… si no que me desperté algo desorientado, no recordaba que me había ido a dormir de este tamaño, incluso que tu rostro fuera lo primero que viera al despertar me impactó un poco.

Su sonrisa desapareció en cuestión de segundos, dándome un vistazo con una cara ahora llena de inseguridad, ella habló.

—¿Te… te disgusté?

Escuchando sus nerviosas palabras, sentí unas ganas de reírme que serían capaces de garantizarme un viaje de dolor sin retorno a las profundidades de las retorcidas maquinaciones de Mónica para tratar con pequeños insolentes e insignificantes humanos, ambivalentemente, un sentimiento de calidez me llenó por dentro, haciendo que las palabras brotaran solas.

—Para nada —negué con la cabeza—. De hecho, me encantó que hubieras sido lo primero que vi hoy… eso me dice que será un buen día.

Rápidamente, su anterior expresión triste se enrojeció y se volvió en una de nervios sin nada de esa deprimente atmósfera.

—Maldición… te estás volviendo en un monstruo peor que yo poco a poco... —Ella apartó la vista de mi por primera vez desde que desperté sin mover su mano.

—Ah… lo siento —me rasqué el cuello buscando las palabras correctas—. Es sólo que quise decir lo que sentía aunque pudiera ser algo embarazoso, es todo.

Mientras me recuperaba de la ligera vergüenza que me causó decir eso, mi suelo se movió raudo, aun así no fui derribado esta vez, cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, ya estaba contra una esponjosa y ridículamente suave pared rosada y húmeda, sentí una ligera succión venir de ella chupando mi cara y mi cuerpo, tan rápido como se movió la mano sobre la que estoy, volvió a su lugar previo.

—Así estamos a mano.

Dándome cuenta de lo que acababa de pasar, no pude evitar calentarme un poco, no sólo mi rostro, si no mi cuerpo en general, recordando lo que paso ayer y lo que hicieron conmigo esos labios, creo que fue una reacción natural.

—Oooh, con que a esta parte de aquí le gusta ¿Eh?

—¡C-cállate! Me acabo de despertar…

—Jejeje, hmmm no Mónica, contrólate, ahora no —hablando para sí misma, se palmeó las mejillas—. ¿Tienes hambre?

Hasta el momento de ahora estuve distraído totalmente con su rostro, pero cuando me preguntó eso, pude sentir casi como si mi estómago hubiera despertado por esas palabras haciendo un leve rugido, con esto, asentí con la cabeza en respuesta.

—Entonces vayamos a desayunar, esta vez prepararé algo yo.

... 

Al llegar a la sala de estar, Mónica me colocó con cuidado sobre el tope de la sección de la cocina y empezó a sacar cosas de cajones y el refrigerador, extrayendo algunos huevos pude deducir que curso de acción iba a llevar en la cocina.

—¿Tamagoyaki? —Pregunté casi seguro del a respuesta.

—Así es —respondió sin interrumpir lo que hacía.

El tiempo transcurrió con normalidad mientras la vi cocinar y pude percatarme de algo; a pesar de llenarse la boca diciendo que casi nunca cocina, se movió con bastante maestría manipulando los utensilios y los ingredientes, aunque hacer tamagoyaki no es algo que requiera el mayor esfuerzo de prácticamente nadie, lo sentí extraño de alguna manera.

Después de que terminara de cocinar, ella sostuvo un plato con el contenido en su mano mientras me dejó subirme a la otra.

—Creo que poco a poco me voy acostumbrando a ser trasladado así.

—Así que ya estás sucumbiendo ante la idea de ser mi mascota…

—Mmm… no lo sé, probablemente.

No me sentí con las ganas de replicarle eso, sí, es verdad que me considero un humano con derechos y libertad, pero tomando en cuenta los eventos de ayer, en algún lugar de mi mente empezó a surgir de manera casi imperceptible la idea de que pertenecerle no sería tan malo.

—¿Lo estás pensando? —Cambió su expresión a una más seria.

—Quizás… no lo sé en realidad.

—Oye… ¿Estás perdiendo el sentido de la normalidad? Mejor te devuelvo a tu tamaño rápido.

—¿Eh?

Antes de darme cuenta, estaba sentado en el sofá con mis 179 centímetros de vuelta, examiné mis manos y el resto de mi cuerpo cubierto por el uniforme escolar, habiéndome acostumbrado a mi tamaño anterior ya se siente extraño volver a verlo todo de tamaño normal.

—Estaba pensando… —Mónica colocó el plato con tamagoyaki sobre la mesa y se dirigió a la cocina a preparar otro—. ¿Quieres tener una cita hoy?

Aun ensimismado observando mis manos, brazos y piernas, esas palabras se registraron tardíamente en mi cabeza.

—¿Una cita?

***

A las 2 en punto de la tarde, ambos salimos juntos de su casa. Por un lado, Mónica llevaba una blusa manga corta blanca con cuello en C, algo bastante casual, la misma se convertía en una blusa de tirantes rosa oscuro, casi rojo y terminaba como una falda antigua, un tanto holgada con un lazo azul justo en el medio de sus pechos pero justo al final de los mismos, esto a conjunto con un short azul acompañado de unas sandalias de tacón blancas que dejaban ver sus uñas rosadas bien cuidadas al igual que las de sus manos y la hicieron un poco más alta que yo. Finalmente, una cadena plateada reluciente sostenía un pequeño cristal redondo de absurda procedencia descansando sobre la tela que cubría sus pechos y un pequeño bolso rosado colgando de su brazo izquierdo, una perfecta combinación de prendas y colores pastel para estos días primaverales que a la par de estéticas, se veían bastante cómodas. Tristemente, a su lado yo portaba el simple y aburrido uniforme de siempre, intenté de pedirle que hiciera aparecer algo para mí pero dijo que tenía una idea mejor, por lo que salimos así.

Siendo sincero, verla así hizo que mi corazón diera un salto tremendo, al estar acostumbrado a su usual uniforme de blazer, camisa y falda con medias largas, un look diferente la hizo verse realmente fresca, sin darme cuenta estuve observándola un buen rato mientras ella cerraba la puerta con llave; al pasar el seguro, se encaminó en su rumbo pero se detuvo al percatarse de mi mirada fija.

—¿Ocurre algo?

—¿Te maquillaste?

Aunque estaba consciente de lo que hizo exactamente, lo pregunté porque no podía creer que la figura humana frente a mí hubiera alcanzado tal nivel sin hacer demasiados arreglos en su cara.

—Sólo mi labial de siempre y un poco de sombreado, ¿Me veo rara?

—¿L-la única diferencia fue el sombreado? No es que te veas rara… es sólo que… ¿Cómo lo digo? —Acaricié mi mejilla con un dedo reflexivamente—. No estoy acostumbrado a verte fuera de tu uniforme… sólo te había visto en pijama ayer y… bueno… te ves hermosa así… ¡C-claro que no digo que no te veas hermosa siempre! —Empecé a mover mis manos de lado a lado defensivamente—. ¡A lo que me refiero es que es una sensación refrescante verte en algo diferente, es una belleza distinta! ¡Y es injusto que alcances tal perfil con sólo algo de labial y sombreado!

Quedando en silencio, vi que la expresión de Mónica se tornó en perplejidad por un momento y luego empezó a reír, rompiendo el ambiente con sus mejillas rojas.

—Jajajaja y-ya basta, ¡Me haces tener que decidirme entre burlarme y avergonzarme! Jajajajajajaja

Sintiéndome ridículo, bajé la cabeza sintiendo mi cara muy caliente.

—Pero aun así… —Colocó su mano bajo mi barbilla, levantándola suavemente—. Es lo más lindo que me han dicho.

Sus labios rosados formando una sensual sonrisa y ojos rojos perforantes calaron a través de la carne y sangre, como si estuvieran viendo directo a mi corazón, en un momento de tensión esperé que cualquier cosa pudiera pasar, sin embargo ella soltó mi cabeza y tomó mi brazo izquierdo, abrazándolo y apretándolo contra su abundante escote, la sangre no me dio cuartel, apresurándose a manchar internamente mi rostro del color rojizo brillante una vez más, aunque agradezco que fueran en esa dirección y no en la opuesta.

—¡Ahora sí parece una cita!

—¿Y por qué demonios soy yo el que lleva el uniforme?

—Es un secreto por lo que aún no puedo decirlo, ¡Pero te prometo que te divertirás!

—Uff —dejé escapar un pesado suspiro—. Está bien… estoy en tus manos.

—¡Vamos!

Señalando enérgicamente hacia adelante con su brazo libre, empezamos a caminar juntos mientras ella sostenía mi brazo con fuerza, a decir verdad, no sé si desde su perspectiva lo vería masculino de mi parte o siquiera me vería a mi como una figura masculina que la pudiera proteger cuando nuestra relación en cuanto a poder, estaba definida unilateralmente con ella haciendo todo el peso en la balanza y dejándome a mí hasta arriba, como comparando una tonelada de plomo contra una pluma. Rompiendo la atmosfera silenciosa y un poco incómoda, ella habló mientras caminábamos.

—Sabes artes marciales, ¿No es así?

—¿Hm? Claro.

—¿Qué tanto?

—Mmm… veamos… estuve tres años en eso cuando era niño, aprendí lo suficiente como para defenderme de golpes y armas blancas, también aprendí a desarmar velozmente a alguien con un arma de fuego pero nos dijeron muchas veces que no lo intentáramos porque era realmente peligro- —dándome cuenta de mi descortesía por empezar a hablar conmigo mismo frente a ella, detuve mi tren de pensamiento que se materializó en palabras—. Lo siento, me dejé llevar.

—No, está bien —cerró los ojos mientras negó con la cabeza brevemente—. Tú sabes mucho de defensa personal —siguió hablando mientras caminábamos—. Así que estoy segura de que puedes defenderme, me haces sentir segura, Danny.

Viendo el significado tras esas palabras, por tercera vez consecutiva mi rostro se enrojeció, el curso de sangre anormal de estas reiteradas subidas de sangre a la cabeza no deben ser sanas.

—¡N-no hurgues en mi cabeza!

—Lo siento lo siento, pero no pude evitar husmear un poco cuando te sentí preocupado por algo —pausó por un momento y viendo hacia arriba, aparentemente recordó algo—. Aunque no puedo estar del todo segura que seas masculino, tu cabello es sedoso y genial pero pareces más un otaku que un chico rudo, ¿Eso era lo que pensabas cuando te lo dejaste crecer para taparte el ojo izquierdo?

—¿Soy tan transparente…? —Hice fuerza con mis músculos faciales intentando de evitar enrojecerme otra vez.

—Eso es una probabilidad jeje~. Pero la verdad es que me encanta el color y la forma de tus ojos…

Denme un respiro.

... 

Al caminar lo suficiente, los dos llegamos a un centro comercial, debido al día bastante predecible en el que lo visitamos, este lugar parecía un campo de batalla, repleto tanto de adultos como jóvenes de nuestra edad (o de mi edad y de la de Mónica), caminando incansables de un lado a otro sin parar, la gente era tanta que parecía salir hasta del piso. A pesar de que decir eso en voz alta hubiera sido grosero, es lo que aparentan las multitudes en los lugares más concurridos de Japón.

—Uooh, hay mucha gente aquí.

—Es sábado, ¿Qué esperabas? Como sea, eso no importa, vayamos directo al grano —sin soltar mi mano, ella continuó caminando después de haberse detenido un momento a examinar el lugar desde lejos.

Al acercarnos lo suficiente, empezamos a caminar al ritmo de la multitud, perdiéndonos en un rio… no, lo correcto sería un mar de personas, viera a donde viera sólo pude avistar gente y más gente, una sensación algo abrumadora para mí me subió a la garganta, intenté de opacarla centrándome en la calidez del brazo que apretaba el mío con fuerza y la suavidad de los pechos entre los que estaba. A veces en serio siento como si ella es la que me está protegiendo a mí, no puedo evitar sentirme un poco patético por eso.

Finalmente llegamos a un oasis en medio del desierto; entramos en una tienda con varios maniquís vestidos en exposición tras las vitrinas, las leds blancas del techo y los colores claros le daban una sensación de modernismo y ligero lujo a la tienda. Enseguida una chica en uniforme negro de mangas blancas con cabello negro y una cola de caballo se acercó a nosotros con una gran sonrisa.

—Bienvenidos, ¿Los puedo ayudar en algo?

—Estoy buscando ropa para mi novio~

Mónica escupió esas palabras sin que le quedara nada por dentro, no pude evitar ponerme rojo como un tomate (una vez más) y verla con los ojos bien abiertos.

—¡M-Mónica!

—¿Te has vuelto más tímido o algo? Somos novios después de todo, no hay de que avergonzarse.

La seguridad en sus palabras fue reconfortante hasta cierto punto, pero me hicieron sentirme estúpido y pueril, ¿Acaso soy un niño para estarme avergonzando de este tipo de cosas?

—Ejem —me aclaré la garganta tosiendo un par de veces—. Tienes razón, lo siento.

—No se preocupe, es normal que las parejas jóvenes se avergüencen de cosas como estas, en especial si son primerizos, pero verá como con el tiempo se va acostumbrando a esto.

La inesperada intervención de la empleada de bonitas facciones me hizo sentir extrañamente confortado, rascándome la nuca bajé la vista un momento, después de todo ella dio en el blanco al llamarnos “primerizos”.

—Sí, supongo que es así, muchas gracias.

—No hay de qué, por alguna razón esta boutique es popular entre los jóvenes de hoy, solemos ver una amplia gama de chicos y chicas entrar por esa puerta, ya sean parejas novatas o experimentadas, todos tienen un aura que los hace más fácil de identificar, cuando los vi entrar se sintió casi como “oh, ellos definitivamente empezaron a salir hace menos de una semana”… —Dándose un momento, colocó su mano cubierta por un guante blanco sobre su boca—. D-disculpen mi atrevimiento, no quería…

Al escuchar la palabra “boutique” mis neuronas hicieron un corto circuito y empecé a gritarle a Mónica desde mi cabeza con todo lo que tenía, esperando a que ella pudiera escucharme a pesar de que le había dicho que no hurgara en mi cabeza anteriormente.

—¡ESTE ES UN LUGAR CARO, MÓNICA, VAMONOS DE AQUÍ, NO TENGO TANTO DINERO!

Ella giró su cabeza hacia mí desviando su atención de la aun nerviosa empleada y sonriéndome cálidamente usó su usual expresión de “todo va a estar bien”.

—No se preocupe, no nos insultó ni nada, es un hecho que somos nuevos en esto, a pesar de tener 17 años nunca habíamos tenido una pareja.

—Aun así señorita, la veo muy llena de confianza y seguridad propia para que sea su primera vez, se ve bastante madura para su edad.

—Eso seguramente se deba a mi crianza; de cualquier manera, dejando eso de lado…

—Cierto, la ropa —la chica de unos 28 años me observó de pies a cabeza, haciéndome sentir un poco incómodo—. ¿Qué tipo de ropa le gusta? Por su peinado y apariencia deduzco que prefiere conjuntos monocromos de colores oscuros, ¿Me equivoco?

La incomodidad de hace un momento se vio reemplazada por una gran impresión, habiéndome dado un ligero vistazo y después de sólo unos pocos segundos de contacto, ella pudo deducir que tipo de ropa suelo vestir, habiendo dado en el clavo.

—Efectivamente, prefiero llevar camisas desabotonadas con guardacamisas abajo y aunque mi color de vestir preferido es el negro, no tengo problema en otros colores oscuros. Pero… ¿En serio soy tan fácil de leer?

—Negro eh… No tiene que preocuparse por eso, los jóvenes últimamente prefieren conjuntos minimalistas, en el caso de no ser el negro, irían por colores pastel, esos en particular suelen ser bastante populares en primavera, especialmente entre las chicas. De cualquier manera, sígame.

La habilidad de alto nivel de la mujer me dejó bastante impresionado, cuando ella empezó a caminar en cierta dirección, le lancé una mirada perforante a Mónica, sintiendo como si mi cartera estuviera gritando por el sólo hecho de estar en este lugar, sin mucha dilación seguí a quien nos estaba atendiendo.

—En esta sección conseguirá ropa que probablemente le gustará, si no se logra decidir, puede hablar conmigo y lo ayudaré en lo que pueda.

—Muchas gracias —me incliné levemente y empecé a examinar todas las prendas en exposición—. Wow… hay mucha ropa aquí...

Viendo la enorme diversidad de formas y colores de marcas reconocidas, me sentí un poco agobiado, esto es algo que yo nunca podría permitirme pagar, pero por algún motivo estoy aquí. En algún punto perdí a Mónica de vista, pero antes de que pudiera preocuparme por buscarla, ella salió de entre algunos estantes llenos de ropa corriendo hacia mí.

—¡Te conseguí esto! ¡Estoy segura de que te encantará!

Cuando vi a lo que se refería, mi corazón dio un vuelco por las prendas que llevaba consigo.

—E-e-e-e... —No pude articular una sola palabra correctamente.

—No te preocupes, me aseguré de elegir algo de buena calidad, sé que te quedará genial

¡ESE NO ES EL PROBLEMA!

—M-Mónica…

Interrumpiendo mi queja en proceso, la dependienta del lugar vino apresuradamente a nosotros, abriendo los ojos de par en par cuando vio las prendas que traía Mónica en una pequeña cesta de plástico.

—¡Vaya! Usted tiene un excelente gusto, creo que no pudiera haber elegido algo mejor.

—Jeje, no sea tan modesta, trabaja aquí, yo sólo me base en mi sentido de la moda y lo que pensé que le gustaría a él, llevo conociéndolo algún tiempo.

Mientras esas dos parloteaban, mi mundo estaba dando vueltas, sin apartar la vista de la canasta me empecé a marear.

—Ve a probártelo.

Mónica me entregó la cesta mientras yo todavía estaba perplejo, procesándolo todo a velocidad de tortuga, asentí débilmente con la cabeza y entré al probador cubierto por una cortina negra. Al empezar a hurgar entre la cesta mi corazón daba más y más vuelcos observando lo que ella había elegido para mí, no tuve otra opción que empezar a desprenderme de mi cómodo y normal uniforme para vestirme con las selectas ropas de lujo. Al terminar, me vi en el espejo.

Una guardacamisa negra de mangas largas pegada contra mi torso ligeramente flacuchento, encima de ella, un saco del mismo color algo largo, llegando un poco más debajo de la cadera, el pantalón totalmente negro y arrugado que era sujetado perfectamente en su cadena por una correa, mi piel estaba cubierta hasta mis zapatos, negros, pulcros y brillantes con unos pequeños cordones que lo ajustaban y terminaban como punto en pico. Los pelos en mi piel se erizaron al verme de pies a cabeza, ¿Por disgusto? ¿Por impresión?

¡PORQUE ME ENCANTA!

¡PERO DEFINITIVAMENTE NO ES NADA CASUAL!

—Necesito quitarme esto, me pondré mi unifor… ¿¡EH!?

Al apartar mi vista del espejo y dirigirme a la cesta donde había dejado mi uniforme, esta ya no estaba, busqué y busqué en todo el vestidor pero no la encontré en ninguna parte. Esto sólo puede ser obra de…

—¿Estás listo? —Ella habló de manera entusiasta.

—D-DEVUELVEME MI UNIFORM-

La cortina se abrió, del otro lado, Mónica y la dependienta me veían con expresiones de perplejidad en sus rostros. Pude sentir sus miradas, incapaces de dejar ni un solo rincón de mi cuerpo inexplorado, eso en serio empezó a incomodarme al cabo de unos segundos.

—…¿Qué pasa…?

Ambas alzaron sus brazos hacia mí y levantaron sus pulgares con sonrisas y cerrando un ojo.

—¡Danny, te ves perfecto!

—Señorita, ¡Tiene mucha suerte!

¿¡ESOS FUERON CUMPLIDOS!?

Creo que nunca en mi vida me había sentido tan incómodo.

—Mónica… por favor… mi uniforme… ¿Esto no es demasiado llamativo?

—Hoy en día hay muchos jóvenes con ropajes verdaderamente extravagantes caminando por las calles de Japón en total normalidad, sin contar a los chicos que hacen cosplay, ¡Todo estará bien!

¡Oye! ¡Eso es un buen consuelo, sólo estás omitiendo un pequeño detalle! ¡NO ESTAMOS EN AKIBA, PARECE QUE VOY A UNA FIESTA DE GENTE ADINERADA!

—Por cierto, señorita —la empleada se giró, susurrándole algo a Mónica a un tono de voz lo suficiente alto como para no ser nada discreto—. … Los dos pares de guantes, el lazo de cuello, la corbata, y el chaleco, ¿Está todo? —Se asomó en la cartera rosa, hurgando en ella.

—¡Sí sí, me aseguré de eso, muchísimas gracias! Te pasaré una foto.

Ambas se tomaron de las manos y dieron unos saltitos cerrando los ojos con sonrisas bien marcadas, ¿Guantes? ¿Corbata? ¿Un chaleco? ¿Qué demonios es un lazo de cuello? ¡¿QUÉ ESTÁN PLANEANDO?! Y más importante aún, ¿Cuándo se volvieron tan cercanas como para compartir números?

—Ejem —aclarándose la garganta, la animada mujer se aliso su uniforme con la mano y recuperando su temple y seriedad anterior, entró en el personaje de empleada de boutique—. Por aquí por favor.

Si las miradas mataran, la mía hubiera asesinado a la chica peli-rosa varias veces, ambos caminamos detrás de ella hasta llegar a la caja.

—Aquí está —revisando en su cartera, sacó una tarjeta y se la entregó a la mujer.

Decidí alejarme un poco mientras Mónica pagaba, yo definitivamente no quería escuchar el precio de todo eso, no ahora. Unos momentos después, ella me hizo algunas señas con las manos indicándome que estábamos listos para irnos. Al despedirme de la dependienta con una sonrisa más falsa que un billete de 4 yenes, los dos cruzamos la salida, pero entonces me di cuenta de algo.

—Eh… ¿La ropa no lleva unos aparatos que la harían sonar en la salida?

—No te preocupes, se los quité hace un momento.

Suspiré, sin acostumbrarme del todo a sus poderes, a veces me tomaban con la guardia baja en cosas cotidianas como esta.

—Te pagaré… lo prometo.

—Ni siquiera escuchaste el precio, ¿Cómo lo harás?

—Dímelo luego, todavía no quiero saberlo.

—Jeje —dejando escapar una corta carcajada, me dirigió la mirada—. Es un regalo Danny, no tienes que pagarme nada.

—¿Un regalo? ¿Por qué? ¡Eso debió ser muy caro!

—¿No puede regalarle una novia cosas a su chico? Ah, y no lo malinterpretes, no hago esto para que me regales cosas más adelante, no te sientas en deuda conmigo.

—Tú… eres tan…

La sensación del saco ondeando al viento que se generaba al caminar fue demasiado genial, tanto, que sentí como si mis impulsos chūni estuvieran regresando a mi cuerpo de manera agresiva, si esto hubiera ocurrido en mi segundo año de escuela media, estoy seguro de que hubiera batido el saco al viento, cubierto mi ojo izquierdo con mi mano derecha y gritado algo como “Yo, el maestro de las tinieblas, Raklix Lacnor, dominaré este mundo con el poder del ojo de dios y la espada legendaria que se hospedan en mi alma” sin preocuparme por la gente de mi alrededor… o algo así, sólo de imaginarlo siento como la piel se pone de gallina y quiero enterrar la cabeza en el piso.

—A decir verdad miento, sí necesito que me pagues esto más adelante.

—De todos modos… —dejé escapar un suspiro lleno de pesar—. Estaba buscando un trabajo de medio tiempo, no te preocupes.

—No me refería a eso, me lo pagarás de otra manera…

—¿Cómo?

—Por ahora no te diré directamente, pero te daré un adelanto, tengo un deseo que debes cumplir bajo cualquier circunstancia, sin importar lo que sea, tendrás que hacerlo aunque sea embarazoso o no te guste, ¿De acuerdo?

La certeza de sus palabras indudablemente me preocupó, pero sintiendo el lujo con el que visto ahora, no pude hacer otra cosa más que aceptar y asentir desanimado.

—Jajaja, no pongas esa cara, no es algo tan malo.

—Por cierto… ¿Y mi uniforme?

—Está en el bolso —indicó el lugar dándole unos ligeros golpecitos—.

—¿Todo eso cabe ahí?

—Lo manipulé un poco, es mucho más grande por dentro, incluso tú cabes entero, por cierto, tu bolso también está dentro.

—Vaya…

—¿Quieres ir a comer algo?

—Sí, pero… déjame pagar esta vez.

—Está bieeen.

Tomando en cuenta la facilidad con que ella fue capaz de desprenderse de una buena cantidad de dinero, sus padres deben estar en una posición económica bien acomodada, aunque eso no es un secreto para mí ya que recuerdo distintas ocasiones en las que ella ha hablado de sus trabajos y viajes, no tengo muy claro cuál es su ocupación exacta, lo que sé es que se la pasan recorriendo el mundo. Pero aunque sea así, sería terrible que ella pagara todo en una cita, no podría dormir si eso llega a pasar, por lo que desesperadamente intenté de llegar a un punto en el que pudiera pagar algo, por suerte ella accedió.

—¿Qué quisieras comer?

—Mmm, creo que en el primer restaurante familiar que veamos por ahí estará bien —ella empezó a buscar algo parecido con la vista.

Y así, luego de encontrar un local de comida rápida y reponernos con un par de hamburguesas bien resueltas con refresco de cola, partimos. Al parecer Mónica apreció el arte de este saco, dado que no volvió a pegarse a mí, si lo hiciera, perdería parte del efecto. Aunque fue cuestión de tiempo para que no resistiera y se pegara a mí una vez más, apretando mi delgado brazo izquierdo y prácticamente metiéndolo entre sus pechos, de todos modos no es algo de lo que me queje, el chūni ya pasó y se fue de mi vida.

Antes de darnos cuentas, ya eran las 6pm, entre comprar mi ropa, haber ido a comer y pasearnos de tienda en tienda viendo cosas que le parecían lindas a Mónica (y comprando ropa para ella en el proceso) transcurrieron 4 horas, el tiempo de seguro pasa volando cuando estás con la persona que te gusta.

Cuando los dos nos dispusimos a volver a casa saliendo del área del centro comercial, nos cruzamos con las dos últimas personas que quería ver en el mundo mientras vestía estos estrafalarios ropajes, Mónica alzó el brazo del que colgaba su bolso y lo sacudió de un lado a otro en forma de saludo.

—Ozuuumaaa, Kahikoooo.

Mis piernas me exigieron que huyera de ahí tan pronto escuché esos nombres, pero cuando intenté correr, casi me arranco el brazo, el agarre de la chica a mi lado fue ridículamente fuerte, tanto que no me pude mover ni un centímetro.

Tú te quedas aquí —dijo susurrando.

Mi cara se empezó a caer de la vergüenza cuando vi a esos dos acercarse desde lejos… mi vida se acabó, por algún motivo creo que sé cuáles serán las primeras palabras que dirán cuando me vean…

—Hol… wow, Danny, te ves genial.

—Wakahisa… te ves muy apuesto, ¿Vas a algún lugar especial?

Tomoe llevaba una blusa blanca con estampado circular rosa y una chaqueta verde oscura abierta, junto a unas botas marrones y un collar azul descansando sobre sus extensivos pechos… los cuales son incluso más grandes que los de Mónica. Shirogane por su parte tiene un conjunto simple de una camisa azul clara, una guardacamisa roja abajo, unos jeans azules y unos converse rojos altos. Ambos me vieron de arriba abajo como si fuera un alíen o algo así..

—Sí sí sí, cómo sea, búrlense todo lo que… Espera, ¿Qué?

—¿Lo ves? Te había dicho que te quedaba bien, pero tú no parabas de quejarte.

—Espera… ¡¿Es en serio?!

—¿Pensaste que nos burlaríamos? Pero te ves bien, viejo, si me burlara estuviera atentando contra el buen gusto.

—¡Así es! —Tomoe asintió vigorosamente un par de veces.

—Es que no me parece muy casual en realidad, hasta tú pensaste que iba a una fiesta o un evento, Tomoe.

—Oh, es eso, ¿Están de paseo?

—Ah, de hecho estamos en medio de una cita —la chica abrazó mi brazo entre sus pechos con ambos brazos.

—Es cierto, los tortolitos necesitan un poco de tiempo… jeje —Shirogane intentó de atacar a mis puntos débiles.

—Olvídalo Shiro, ya esas cosas no sirven contra mí.

—¿Hm? ¿Ya no te avergüenza?

—Soy demasiado feliz con Mónica como para avergonzarme de cosas como esas, así que creo que ya soy inmune.

Tanto Mónica como Shirogane pusieron expresiones de perplejidad sin creerse lo que acababan de escuchar de mí

—¿Qué?

—Fufufu~ dices eso, pero hace un rato te pusiste nervioso cuando se lo dije a la dependienta…

—¡Esto y aquello son dos cosas distintas! ¡A ella ni la conozco!

Shirogane ya no estaba en la posición de burlarse, ese puesto había sido relevado.

—Mm… ahora que lo recuerdo, Tomoe, ¿Estás bien? Ayer prácticamente te fuiste corriendo por malestar —rememorando los eventos de ayer, pregunté eso.

—Oh, gracias por preocuparte Wakahisa, pero no fue nada grave, todo se resumió en algo que me cayó mal en el estómago, pero ya estoy perfectamente bien.

—Me alegro… ¿Qué hacen aquí por cierto?

Los dos se vieron por un momento, parpadeando un par de veces y regresando su vista hacia mí.

—Tomoe me llamó diciendo que hoy salía el nuevo volumen de cierta novela que está leyendo y quería compañía para ir a comprarlo, dijo que me compraría algo a cambio pero sigo esperando.

—¡No te preocupes! Eventualmente serás recompensado~

—Son las 6pm, ¿Cómo es eso posible? —Shirogane se quejó.

—De hecho, ya íbamos de camino para allá! —afirmó ella.

—Entonces creo que nos separaremos aquí, ya íbamos a casa —Mónica habló desde mi izquierda con una voz muy animada.

—Oooh, con que así es, entonces mejor no los seguiremos retrasando. ¡Cuídense! —Tomoe empezó a caminar en una dirección distinta.

—Eso es todo, bueno Danny, nos vemos el lunes en la escuela.

—Claro —asentí—. Nos vemos.

Los dos tomaron su camino y se alejaron, perdiéndose entre la multitud

—Entonces, ¿Vamos a casa?

—De acuerdo, pero pasaré dejándote por la tuya primero.

—Danny… sabes que no necesito eso…

—Déjame hacerlo, ¿Está bien?

—Ah… como quieras —ella suspiró dándose por vencida.

Sé que probablemente sea estúpido que yo quiera llevarla a su casa con la intención de protegerla de los peligros de la noche que se aproximaba, pero fue lo que se sintió más natural, nunca antes he tenido una novia, pero he visto que es una máxima a la hora de ir a una cita y que a las chicas les gusta sentirse protegidas por su novio… Aunque estoy seguro de que si alguien aquí debería ser acompañado a su casa por el otro debido a un peligro real, ese sería yo.

***

Después de caminar lo suficiente, llegamos al bloque residencial donde se encontraba su casa.

—Tengo una duda para ti…

Cortando el silencio que se construyó entre nosotros después de un pacífico paseo de vuelta, giré mi rostro para ver el suyo.

—¿Qué pasa?

—¿No usas tu poder para conseguir cosas? A lo que me refiero es… por ejemplo, el último teléfono del mercado, una ropa muy bonita que aparezca en la televisión o cosas por el estilo.

Su vista que estuvo centrada en mi rostro se apartó para ver al frente cuando dije eso.

—Admito que cuando era niña lo llegué a hacer con un par de vestidos que me parecieron lindos, pero… no es algo que me guste hacer.

—¿Por qué? ¡Tienes poder ilimitado!

—Para serte sincera, a pesar de estos grandiosos poderes… quiero vivir mi vida de la manera más normal posible.

Hubo un silencio entre ambos por un momento, pero ella continuó hablando al cabo de unos segundos.

—Puede sonar egoísta viendo que hay tantas personas en el mundo con necesidades, que yo con estas posibilidades las deje pasar y viva una vida normal, pero podrías decir que no quiero ser demasiado codiciosa y terminar sintiéndome vacía.

—¿Codiciosa?

—Sí, codiciosa, pongamos un ejemplo, Danny, si tuvieras una reserva interminable de dulces y los comieras todos los días, ¿No crees que terminarías aburriéndote del sabor que los hace especiales?

—Si lo pones así…

—Así es, una vez que empiece a hacer todo con mis poderes, cuando lo tenga todo, ¿Qué haré después de eso? Cuando tenga una gran mansión, todo el dinero del mundo, cuando sea la reina del mundo, ¿Qué haré entonces? ¿Iré a otro mundo? ¿Me volveré la reina del universo? ¿Y entonces?

—Te sentaras sobre… sobre un trono vacío.

—Veo que me entiendes, no lo uso para beneficios como ese, yo ocupo mis poderes en algunas situaciones específicas, la primera, casos en los que mi vida pueda correr riesgo, si es cierto que no puedo impedir la muerte de otras personas usando mis poderes, sí puedo garantizar mi seguridad, la segunda, cosas muy puntuales para ahorrarme tiempo, como transportar un vaso de agua que dejé en la cocina a mi mano si estoy en mi habitación… y la tercera, bueno, creo que ya sabes cuál es.

—Todo lo relacionado con tu microfilia.

—Correcto.

—Tú eres demasiado increíble, ¿Lo sabías?

—Nah, no es para tanto.

—Aunque digas eso…

Terminando nuestro intercambio, llegamos a la parte frontal de su casa.

—¿Quieres pasar un rato?

—Mónica… ambos sabemos que si pongo un pie ahí adentro, no saldré como mínimo hasta mañana.

—Heee… —Con una mirada y una sonrisa llena de culpabilidad, ella empezó a jugar con sus dedos habiéndome soltado anteriormente.

—¿Nos veremos el lunes?

—¿Qué día es mañana, Danny?

—¿Día? Uhhh —por más que intenté recordar algo… no se me ocurrió nada, lo primero y más importante que procuré rememorar fue su fecha de cumpleaños, pero eso es en otoño para empezar, así que no tiene sentido preocuparse por eso todavía, empezamos a salir hace pocos días, así que nuestro aniversario no viene al caso—. Lo siento, ¿Pasa algo importante mañana?

—Vamos… —dejando escapar un pesado suspiro, se dio una palmada en la frente—. No es nada, olvídalo.

—Lo siento… en serio.

—No tienes por qué disculparte conmigo tontito, como sea, lo dejaré en que nos vemos luego —ella abrió la reja metálica que daba a su patio con un sonido oxidado y cruzó, dándose la vuelta para cerrarla.

—Esto…

—¿Sí?

—¡Muchas gracias por la ropa, lo aprecio mucho! —Me incliné lo más que pude en señal de agradecimiento.

—Tú… ahh, fue un regalo, no me agradezcas tanto, sólo disfrútalo~

A pesar de su posición anterior, sentí su cuerpo abrazando el mío, presionando mi cabeza contra su abdomen, al erguirme de nuevo, ella estaba abrazándome.

—Fue un día genial… lo pasé muy bien contigo, yo soy la que te agradece a ti, mi amor.

Alejando mi cabeza con sus dos manos por un momento, ella acercó su rostro al mío, poniendo una expresión que denotaba pura felicidad y un momento después, plantó sus labios en los míos, dándome un beso.

Pude sentir como su lengua empujo mis labios, lo que me hizo abrirlos, ella invadió mi cavidad bucal moviéndose de un lado a otro y pegándola contra la mía, yo me dejé llevar y empecé a meter mi lengua en su boca. Juntos, nos quedamos en esa posición jugando con nuestras lenguas en medio de un beso apasionado por algunos minutos hasta que nos separamos, ella corrió hacia la reja, cerrándola con una gran sonrisa, no hubo palabras de despedida porque ese beso y su mirada fue todo lo que necesitamos para comunicarnos.

“Te amo” “Me apareceré en cualquier momento, espera por mí”.

Ella sacó mi uniforme y mi propio bolso del suyo y lo lanzó todo hacia mí, atrapándolo todo, empecé a preguntarme que tan raro se vería un chico de mi edad vestido de negro caminando con un uniforme en su manos por lo que decidí meterlo en el bolso, luego abrió la puerta y entró, cerrándola y dejándome solitario con mis pensamientos en medio de la acera, sin perder tiempo, empecé a caminar en la dirección en que se encontraba mi hogar.

Por algún motivo, la conversación que tuvimos acerca de la medida en la que usa sus poderes se sintió un poco extraña, ¿Es lógico que alguien que tiene una infinidad de posibilidades en la palma de su mano pueda desistir de eso tan fácilmente? Ella literalmente tiene el mundo en sus manos y lo trata como si fuera un monedero con unas pocas monedas dentro.

¿Qué moral y ética tan monstruosa debe haber en esa cabeza para contener un poder tan abrumador como ese?

Creo que me acostaré pensando en eso esta noche después de darme un buen baño.

 

Chapter End Notes:

Tamagoyaki: Básicamente es un plato japonés basado en huevos, pueden googlearlo si quieren recetas o imágenes.

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