- Text Size +

2:06 a.m.

Macrofilia se refiere a la fascinación por una fantasía sexual en la cual se interactúa con un gigante. Principalmente la macrofilia suele estar relacionada con mujeres gigantes, aunque también existe la macrofilia de gigantes masculinos. En inglés, el término que se utiliza para nombrar a las mujeres gigantes o gigantas es "giantess"…

Distraídamente leo el escueto artículo de Wikipedia en mi móvil. Reflexiono respecto de todo lo visto y escuchado esta tarde; y quizá más importante, sobre la propuesta de Julia.

Tendido sobre mi cama, me resulta imposible conciliar el sueño. Quedamos en vernos mañana, o bueno debería decir hoy. Sin lugar a duda me preguntará si ya tome una decisión, si estoy dispuesto a participar en sus particulares juegos. Pienso en lo emocionada y feliz que se le veía cuando hablaba de sus fantasías.

Tú también me tienes miedo… ¿verdad?

El dolor en su voz me hizo imposible contestar a la pregunta. La idea de una adolescente con poderes en apariencia ilimitados efectivamente me resulta catastróficamente terrorífico. Sin embargo he llegado a la conclusión de que Julia no parece usar sus incompresibles habilidades para hacer daño a nadie (excluyendo sus bizarros juegos, de los cuales solo ella y yo parecemos estar conscientes). Por lo que sé he vivido una vida completamente normal, y lo mismo va para las personas que conozco.

Recuerdo la intensidad de las dos experiencias en las que, inadvertidamente para ella, participé. No se puede negar que existía algo inherentemente sensual en la forma en que la gigantesca joven dominaba, con el menor de sus esfuerzos, a toda una multitud de personas. Imágenes de sus maravillosos pies invaden rápidamente mi mente. Esto último despierta definitivamente mis partes bajas.

Quizá la castaña tiene razón, quizá me sienta atraído por tan extraños escenarios. Si no es así, no veo problema con darle una oportunidad a la adorable chica para que me “convenza”…


12:30 p.m.

Conduzco por un pintoresco bulevar en mi coche. Es relativamente antiguo, y no es extraño a los desperfectos mecánicos, pero no puedo quejarme; pocos chicos en el instituto tienen auto propio. Giro a la derecha para desembocar en una amplia calle.

La parte ricachona de la ciudad.

La aplicación en el móvil me indica que debo avanzar un par de manzanas más para alcanzar mi destino. Las ostentosas viviendas poniéndome cada vez más nervioso.

Me detengo frente a una de las espaciosas y lujosas casas. Parqueo en frente, salgo del coche y camino por el sendero que atraviesa el cuidado jardín.

Doy un largo suspiro para prepararme.

*Knock* *Knock* *Knock*

Después de unos segundos la puerta se abre para revelar a Julia. Está vestida con una larga camisa blanca, que le cubre hasta sus muslos, sobre ella una chaqueta de cuero negra; en sus piernas un par de mallas que llevan a una botas Dr. Martes, también negras, de una suela muy gruesa que le deben dar hasta unos 4 o 5 centímetros más de altura. En su cara un maquillaje sutil complementa el lustroso y ligeramente ondulado cabello, que por lo demás se encuentra suelto.

-“¡Hola!” Se inclina para saludarme con un beso en la mejilla.

Torpemente la copio para corresponderle el saludo. Su apariencia me deja completamente estupefacto. Intento rebuscar en mi memoria, pero creo que nunca había visto a Julia en algo distinto al insulso uniforme escolar. Tardo demasiado tomar el valor para decir mis siguientes palabras.

-“Hola. Te ves increíble.”

-“Gracias, tu también te ves muy bien.”

-“Pensé que podríamos ir a comer algo.” Me aparto para que vea mi auto en la entrada.

-“Suena bien, vamos.”

Me doy la vuelta para volver por donde vine.

Sin previo aviso una gigantesca mano me toma por la espalda. Los enormes dedos me empujan hacia la paciente palma, y una vez allí se sellan a mí alrededor. En cuanto estoy debidamente sujeto me alza hacia las alturas.

Atrapado observo el gran rostro de Julia, que no puede parar de reírse por mi evidente sorpresa. Su puño es lo suficientemente grande como para sostener la totalidad de mi cuerpo, pero no se acerca a las versiones de la castaña que ya había visto antes. Debe medir cerca de 20 metros, casi la misma altura que el edificio a sus espaldas.

Me coge con firmeza, pero no me produce daño o incomodidad alguna.

De hecho es agradable.

-“Pero, traje mi coche.”

-“Ya me conoces, me gusta tomar la ruta escénica.” Su sonrisa es rápidamente desplazada por una expresión de preocupación. “¿O te sientes incomodo? ¿Prefieres ir en coche? Yo no tengo ningún problema, de hecho debería agradecerte por venir hasta mi casa a…”

-”Estoy bien Julia, en serio. También me gustaría ver la ruta escénica.” La interrumpo antes de que siga disculpándose.

-“Entonces abróchate el cinturón.” Empieza a dar inmensos pasos por el arreglado jardín. Las pesadas botas dejan la impresión de sus suelas en la suave tierra y césped. Cuando alcanza la acera su pie izquierdo se posiciona casualmente sobre mi coche.

*CRASH*

Sin inmutarse o dignarse a mirar hacia abajo, la belleza sigue su camino tranquilamente. Desesperado intento girarme en su puño para ver en qué estado se encuentra mi pobre vehículo. Julia lo nota y se voltea.

-“¡Vaya! ¿Quién habrá dejado ese pequeño juguete frente a mi casa?” Dice, con tono divertido.

Destruido, aplastado, irreparable; son todas palabras que me pasan por la cabeza mientras observo lo que hasta hace unos segundos era un automóvil completamente funcional. Mi automóvil…

Con la mano que no me sostiene, Julia chasquea sus dedos. Una familiar punzada en la sien me hace cerrar los ojos por un par de segundos; cuando los abro todo rastro de destrucción ha desaparecido. El jardín tan impecable como cuando arribe, y el vehículo estacionado sobre el borde de la calle, intacto.

-“Te lo dije ayer y te lo vuelvo a repetir, mientras estés conmigo ni tú, ni nadie ni nada sufrirá daños permanentes cuando me esté divirtiendo. Así que intenta relajarte ¿vale?”

La inocente entonación en sus últimas palabras casi arrebata lo impresionante a las cosas que hace. Existe cierto desenfado en su forma de hablar y actuar respecto de sus incomprensibles poderes que por alguna razón me transmite cierta confianza. Más tranquilo decido hacer caso a su consejo. Me dedico a ser un simple pasajero mientras la enorme muchacha recorre las vacías calles.

-“¿Tenias pensado algún sitio?” Me pregunta, mientras se detiene en la intersección con el bulevar.

-“Conozco este restaurante de hamburguesas cerca del centro. Las mejores hamburguesas que he comido en mi vida.” Le explico, quizá demasiado emocionado. “Odio cuando las hacen demasiado grandes, ya sabes, cuando tienes que utilizar el tenedor y cuchillo para ir haciéndola trocitos. Si quisiera comer con utensilios no iría a un lugar de hamburguesas. Pues allí las hacen perfectas, te encantará.”

-“Jajajaja. ¿Dónde está este increíble lugar?”

Desde su mano le doy direcciones como si fuera un GPS. Mientras nos desplazamos observo el surrealista escenario. Puedo ver gran parte de los vecindarios que atravesamos, muchas de las casas ni siquiera alcanzan las rodillas de Julia. Al oeste los enormes edificios y rascacielos del centro, algunos de varias veces el tamaño actual de mi compañera.

La poderosa mujer camina despreocupadamente por el medio de las vías, con la fortuna de no encontrar ningún vehículo circulando por las mismas. Por las aceras todavía hay transeúntes, sin embargo no parece inquietarles la presencia Julia.

-“¿Tú estás haciendo eso?”

-“¿Qué cosa?”

-“El que no hayan coches por las calles, que la gente parezca no darse cuenta de que una chica de 20 metros camina por el vecindario…”

-“Oh, sí. No me apetecía aplastar ni asustar a nadie. Solo quiero una apacible caminata con mi amigo.”  

Ahí está de nuevo. Dice esas cosas como si no significaran nada, como si me estuviera hablando de la cuestión más banal y mundana en el mundo.

-“¿Y por qué caminar? ¿No podías hacernos aparecer allí?”

-“Si… pero qué habría de divertido en eso. ¿No te la estás pasando bien, o es que yo no te agrado?” Hace unos sarcásticos pucheros.

-“No, no, nada de eso. Solo preguntaba.”

-”¿Qué te parece viajar en mi mano?”

-“Tengo que admitir que es bastante cómodo. Y no mentías, la vista es increíble desde aquí arriba. Puedo apreciar porque te gusta.”

-“Me alegra muchísimo que lo estés disfrutando.”

Debo haber dicho algo que esperaba o deseaba escuchar, pues habla con una felicidad que apenas puede contener.


Con sumo cuidado Julia me pone en el suelo. Mientras me estiro perezosamente, mi compañera se coloca a mi lado; de vuelta a su tamaño normal. Juntos entramos al modesto restaurante y tomamos asiento en una de las mesas con vista a la calle. Ambos ordenamos lo mismo, con mi recomendación.

-“Olvide mencionarlo, pero tienes una hermosa casa.”

-“¡Gracias! Es de mi padre… Quería volver a agradecerte por presentarte a mi casa en coche. Y siento si te asusté cuando lo aplasté, era un juego, pero creo que fui demasiado lejos.”

-“No te apures. Fue bastante divertido verte destruir ese vejestorio. Además, algo me decía que no lo utilizaríamos para movilizarnos…”

Charlamos mientras esperamos nuestra comida. Me entero que los padres de Julia están separados desde hace varios años. Que le fascinan el ciclismo y la natación. Que ha participado en unas cuantas competiciones e incluso ganado un par de medallas.

Yo también comparto algunos de mis gustos y detalles sobre mi vida.

-“No sé qué haré con matemáticas. Los últimos temas simplemente me resultan imposibles de aprehender. Solo espero no reprobar la asignatura.” Dice, algo apenada.

-“*Sigh* Dímelo a mí. Pero ¿no podrías usar tus poderes para… bueno, para tener notas perfectas? Es más, ni siquiera entiendo por qué sigues yendo al instituto.”

-“Nunca utilizo mis habilidades para hacer algo que me beneficie injustamente o tenga efectos permanentes sobre los demás” Adopta una expresión muy seria. “Como te dije podría hacer cualquier cosa, inclusive dominar toda la Tierra con solo proponérmelo. Pero mis aspiraciones no son esas. Nunca lo han sido.”

Habla apasionadamente, probablemente ha querido compartir esto con alguien desde hace mucho tiempo.

-“Llevo meditando varios años ¿sabes? Me ha ayudado a comprender que el espíritu humano es indomable, pero a la vez algo hermoso y digno de ser admirado; la síntesis de miles de años de evolución, o quizá la creación de un ser superior.”

Levanto una curiosa ceja.

-“Si, incluso superior a mí. Uhg, odio hablar de mi misma de esa forma."

-"Lo que intento decirte es que; por más impresionante que te resulten las cosas que puedo hacer, soy una chica normal.”

No puedo evitar dar un burlista resoplido. Cómo puede la mujer que altera la realidad a su antojo con su mera voluntad decir que es “normal”.

Me arrepiento de inmediato, pues su cara ahora refleja cierto resentimiento.

-“Lo siento, no era mi intención reírme. Es solo que, todo esto es algo difícil de entender.”

-“Disculpas aceptadas.” Me ofrece una de sus características sonrisas. “Solo piensa que no soy omnisciente, y tampoco considero tener una mente particularmente privilegiada. Tengo mis propios gustos, en ocasiones soy egoísta, como cualquier otra persona; tengo temores y deseos, uno de los cuales es vivir una vida común y corriente.”

-“¿Acaso estoy capacitada para decidir qué sea lo mejor para los demás? Esa es una pregunta que me hago constantemente, la respuesta de la cual es casi siempre negativa. Por esa razón he decidido mantener mi extraña habilidad bajo llave, como una peligrosa arma.” Concluye la castaña, manteniendo el tono serio que merece el tópico.

-“Excepto cuando quieres jugar.” Añado, con la intención de aligerar un poco la conversación e intentar indagar más en su interesante perspectiva.

-“Excepto cuando quiero jugar.” Repite, esbozando una nueva sonrisa. “Es curioso, toda esta basura filosófica que te acabo de comentar sucumbe cuando me apetece saciar mi excéntrico fetiche. Entonces no tengo ningún problema en dominar e influenciar la mente de quienes me rodean. Supongo que la libido es más poderosa que la razón.”

“Espero que no pienses mal de mí por ello, te doy mi palabra en que soy extremadamente cuidadosa.”

Me sorprende la franqueza con la que habla de estos temas. Intuyo que intenta “poner todas las cartas sobre la mesa”.

-“Hablando de lo cual ¿Pensaste en mi propuesta?”

Una de las camareras se acerca y deja la cuenta en un pequeño jarro.

-“Ya ves. He estado pensando en ello desde anoche. Prácticamente no pude dormir.” Decido ser directo. Es lo mínimo que puedo hacer luego de que Julia me haya confiado sus secretos sin mayor rodeo.

Saco mi cartera e introduzco en el recipiente el efectivo suficiente para pagar mi parte y dejar una pequeña propina. Julia hace lo propio.

-“¿Y llegaste a alguna decisión?” Antes de que pueda contestarle se apresura a agregar. “No quiero presionarte, en verdad. Puedes ser honesto conmigo, y entiendo si no es de tu agrado.”

-“Pues, la verdad es que no. Aún no lo sé. Como te dije no me parece desagradable, ni mucho menos. Simplemente creo que aún no conozco lo suficiente… ”

-“¿Me permites ayudarte? Prometo que no haremos nada extraño o invasivo.” Dice, cruzándose una equis en el pecho como lo hizo ayer.

-“De acuerdo. Y ¿Cómo planeas ayudarme?”

-“¿Sabes lo que es el roleplay?”

-“Creo que sí.”

-“Entonces cierra los ojos y sígueme el juego.”

Acostumbrado a la petición decido hacer caso sin rechistar mucho más.


Chapter End Notes:

Tuve un par de problemas que me impidieron actualizar la historia. Ademas, me resulto algo difícil escribir los diálogos. Todavía creo que son bastante mediocres, solo espero que no os saque mucho de la historia.

You must login (register) to review.