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Author's Chapter Notes:

Este es el ultimo capitulo que había avanzado desde hace varios meses antes de atreverme a publicar la historia. También es el ultimo capitulo sin ningún tipo de contenido GTS. Espero que al menos os estén gustando los personajes y el "misterio".

2:55 p.m.

Por enésima vez reviso mi reloj de pulsera. Faltan 5 minutos para que suene la campana que señala el fin de otro intragable día lectivo. La señorita Vega, profesora de artes, aun expone el tedioso tema de la arquitectura barroca.

Empiezo a escuchar los murmullos de mis compañeros, acompañados de cremalleras abriéndose y cerrándose. No me equivoco si digo que todos se mueren por salir de aquí lo antes posible.

Sin embargo no me invade la misma emoción que al resto de la clase. Quede con Julia para vernos a la salida y caminar el trayecto que conecta el colegio con el abarrotado centro de la ciudad. La perspectiva de estar a solas con aquella hermosa chica, su aparente interés e insistencia en acercarse a mí, debería emocionarme enormemente.

 Pero no es así. Todo lo contrario…

A pesar de no resultar del todo lógico, mi subconsciente ha logrado  crear en mí la firme creencia de que Julia se encuentra directamente ligada con los extraños sucesos que he sufrido estas dos últimas semanas. Con ella y con la clase de matemáticas.

En apoyo a mis conclusiones, he de decir que nada fuera de lo común ha sucedido el resto de las lecciones. No me ha invadido ningún sueño irresistible, el dolor de cabeza también se ha mantenido al margen desde el martes y no he sufrido más preocupantes lapsos de memoria. No es solo mi mente la que tiene estas sospechas, por alguna razón una “corazonada” me intima a la misma deducción…

El estruendoso sonido de la campana me saca de mis pensamientos. Mientras guardo el cuaderno (sobre el cual solo me digne a anotar la fecha) en mi mochila, Dani se me acerca por detrás y me toma por los hombros; a lo cual respondo con un fuerte respingo.

-“Oye tranquilo ¿Qué te tiene tan nervioso?”

-“Para serte sincero, no tengo ni idea”. Aunque es uno mis mejores amigos, preferiría morir antes de confesarle a alguien todo lo que he pensado y experimentado durante estos días.

-“Vale… ¿Te vienes con nosotros a casa de Leo?”

-“No puedo, quede con Julia para acompañarla a la salida”. En cuanto esas palabras salen de mi boca empiezo a arrepentirme.

Con una sonrisa en parte burlona y en parte picara Dani me propina un codazo en el pecho.

–“Así que ya no tienes tiempo para nosotros por andar con una chica ¿eh? Ya decía yo que eso de que ambos se enfermaran por un solo día y regresaran hoy al colegio como si nada no era ninguna casualidad…”

-“¿Julia faltó ayer?” pregunto sin pensarlo.

 “Ya ves. Una chica de noveno que os vio juntos el martes a la salida juraba que vio como entrabais en un lujoso motel del centro.”

-“¡Bah! Nada de eso, solo la acompañe porque ambos teníamos que seguir la misma ruta. En cuanto llegue a la intersección de mi casa me dirigí allí directamente.”

-“No te enojes hombre, solo te estaba molestando. Aunque si fuese tu no perdería la oportunidad de intentar ligarme a ese bombón. Claro, con tu cara eso puede resultar algo difícil…”

Esta vez soy yo quien le da un puñetazo en el pecho.

–“Me las piro.”

Tomo mis cosas y me apresuro hacia la salida.

-“No te rayes, solo era otro chiste. Pero recuerda ¡bros before hoes!” Esto último lo grita, y llego a escuchar una forzada risotada.

Ignoro a mi amigo.

Ni siquiera sé por qué estoy molesto. No es raro que bromeemos así en nuestro grupo; en verdad Daniel no dijo nada particularmente ofensivo. Supongo que los eventos de esta semana me han vuelto un tanto irritable.

Camino hacia la salida sur de la institución, la única que conecta con mi ruta usual a casa.

-“¡Ed! ¡Espérame!”

Esta vez me llama una voz femenina. El encuentro con Dani me hizo olvidar el porqué de mi nerviosismo inicial. Me giro sobre los talones para ver a la pequeña Julia trotando (adorablemente) hacia mí.

-“¿Pensabas irte sin mí? ¿Qué ya no te caigo bien?”

Aunque hace las preguntas con una pequeña sonrisa en sus labios, creo que desea una respuesta honesta.

-“Claro que me caes bien. Es solo que… estaba pensando en otras cosas y me distraje.”

Si no puedo revelarle nada a mis íntimos amigos,  mis deseos de compartir el más mínimo detalle de mis pervertidas visiones con esta adorable chica se reducen a valores negativos.

 -“Dímelo a mí…”

Nos enfrascamos en una agradable pero superficial conversación. Pasados un par de minutos recuerdo lo que me dijo Daniel; Julia también falto el día de ayer.  La curiosidad me gana, y casi sin quererlo le pregunto:

-“¿Es cierto que ayer no viniste a clases?”

Mi pregunta parece contrariarla un poco. Su semblante se oscurece ligeramente.

“Esto… si…”.

Arrastra un poco sus palabras, como si quisiera decir algo más. Pero se queda callada.

-“Lo siento, no quería ser entrometido. Es solo que ayer tampoco pude venir, y me resulto algo curioso. Espero que no te hayas contagiado de mí el martes.”

Esto último es tanto un intento de aligerar la charla, como una invitación a salir del tema de su ausencia. Parece funcionar, pues Julia me pregunta:

-“¿Enfermaste?”

El resto de la caminata nos dedicamos a hablar sobre mi extrañamente breve malestar y las consecuencias de faltar a clase con los exámenes finales tan cerca.

-“Bueno, adiós.”

-“Espera, hay algo que quería decirte.”

Lo sabía, probablemente ni si quiera necesitaba venir al centro. Instintivamente observo sus manos, las uñas aun brillosas y con aquellos detalles morados.

-“Claro, puedes decirme lo que quieras.”

Aunque intento parecer tranquilo mi corazón empieza a palpitar fuertemente.

-“Ummm… dejaste esto cuando viniste a hablar conmigo en el almuerzo. Quizá se cayó de tu mochila.”

Saca una de mis gomas de borrar del pequeño bolsillo que tiene la camisa de nuestro uniforme escolar.

-“Oh, gracias.” No sé qué esperaba, pero definitivamente no era esto.

-“No hay de que, gracias a ti por acompañarme. Nos vemos mañana en clase de matemáticas.”

Esas últimas palabras me producen un nuevo hueco en el estómago.


12:58 p.m.

En un par de minutos la campana sonara y nos dirigiremos a la última clase del viernes: matemáticas. La interacción con Julia de ayer salió bastante bien, no hubo incidentes ni dolores de cabeza.

Resulta extraño. Cuando me dio el borrador note cierta indecisión en su rostro. Como si eso no fuera lo único que deseaba compartir conmigo. Decidí no insistir en caso de que fuesen imaginaciones mías (lo más probable). Además, lo último que necesito es volver a comportarme en forma extraña frente la castaña.

Si, era mejor dejarlo ir…

En todo caso la perspectiva de dos horas de matemáticas y pre cálculo no es lo más alentador que digamos. Guardo mis útiles en cuanto suena la campana, y me uno a Andrew y Dani, con quienes comparto este curso, para encaminarnos al aula 301.

Mientras recorremos los abarrotados pasillos y subimos los tramos de escalera para alcanzar el último piso del edificio, charlamos despreocupadamente del trabajo de biología que se nos acababa de asignar.

-“Y dinos ¿qué paso con Julia? ¿Otra vez fueron al “centro”?”. Dani hace el ademan de comillas y mis dos amigos proceden a reírse tontamente.

-“No sé qué piensas que hacemos, pero como te dije ayer, solo la acompaño a la salida porque compartimos ruta. Ella va a la ciudad y yo a mi casa. Es todo.”

-“No tienes por qué ponerte defensivo. Julia es un pibón, yo también me la intentaría ligar si no estuviera con Ana.” Complementa Andy.

-“No me la estoy ligando. Ni siquiera me parece guapa.” Una de esas dos afirmaciones es falsa. “Además, pensé que Ana y tu habían cortado el mes pasado.”

-“Ya. Es complicado…” Andy se frota la cabeza y narra cómo se reconcilio con su chica luego de que esta última le compartiera su  cuenta de Netflix.

Nos encontramos con Leo a las afueras del aula mientras seguimos charlando de amores y desamores. Intento seguir la conversación riéndome en los momentos justos y asintiendo cuando creo que es adecuado. Sin embargo, mi mente está en un lugar completamente distinto.

Tan disimuladamente como puedo escaneo el pasillo. Odio admitirlo, pero busco aquel cabello castaño y liso. Julia y yo solo compartimos matemáticas hoy, con lo cual no la he visto en todo el día.

Diviso a Laura en un círculo con Mariana, Amanda y Marta. Junto a los casilleros, tan aislada como siempre, se encuentra Stephanie ojeando el libro de biología. Probablemente trabajando la tarea que se nos asignó apenas hace unos minutos.

Marco, Julián, Steven, Valeria, Beatriz, Miguel, etcétera. Todos mis compañeros parecen estar presentes a excepción de Julia.

El espigado y flacucho cuerpo de Lawrence se escabulle entre la multitud de estudiantes hasta alcanzar la puerta del aula. Al abrir todos lo seguimos al interior, procurando que el inminente fin de semana nos ayude a sobrellevar la tediosa lección.

En cuanto tomo asiento y me dispongo a sacar mi libro y cuaderno, noto la presencia de alguien en el pupitre de enfrente.

Julia se encuentra su lugar.  

Chapter End Notes:

Espero que mi estilo de escritura no varié mucho ahora que estoy retomando la historia. A partir de aquí las actualizaciones y nuevos capítulos seran menos frecuentes, pues tengo que escribirlos desde cero. Como siempre se agradece cualquier comentario o alientos a seguir con la historia jeje.


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