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El par caminó al altísimo muro del mueble para posicionarse al lado de éste y en un espacio dónde consideraron sería el mejor lugar para ser vistos. 


El plan parecía infalible aún considerando que ambos visten de ropa colorida y el piso del local es color blanco, claro que hay unas variables a tomar en cuenta como la iluminación, el hecho de que las personas no suelen estar atentas al suelo todo el tiempo y más importante, la vista de Lily quien utiliza anteojos, pero la esperanza queda pues su trabajo le exige atención a sus alrededores.


- Estaría más tranquilo con algo reflejante, crees que podamos encontrar...- 


Unas repentinas vibraciones captaron la atención de ambos, aún no podían ver nada, pero instintivamente supieron que era algo enorme, cómo cuándo están en la calle y un camión de carga está avanzando en su dirección o más bien un tren enorme se acerca, pero aún más intenso.


La mirada de ambos fue directo a la puerta en anticipación y la ansiedad comenzó a invadirlos, sus piernas temblaron con suavidad y entonces, apareció. Primero un tenis, o bueno, la punta de una zapatilla deportiva y cómoda de color blanco con suelas de goma, desde ahí pudieron notar lo enorme del calzado, después apareció el otro pie, mostrando la forma completa del mismo, absudarmente grande, uno, no, posiblemente del mismo alto de un edificio de tres pisos y tan largo que bien podría cubrir dos, quizá tres calles. Pero lo que realmente hizo que el miedo se consolidara fue aquello o mejor dicho quién está conectada a los zapatos.


Lily atravesó el umbral de la puerta y comprensiblemente, su sola presencia dejó congelados a los ahora diminutos adolescentes, pues sus mentes no son capaces de entender la existencia de alguien tan masiva y gigantesca más allá de cualquier cosa (viviente) que han visto en su pequeño pueblo, de compararla con algo podría decirse que es tan grande como una montaña. 


-¿HOLA?- Su voz, estruendosa y fuerte les sacó del trance cementado en terror, ambos cubrieron sus oídos pero aún la pueden sentir en sus huesos. -NO HAY NADIE...NGH, SE FUERON SIN PAGAR.- Continúo la gigante, su tono de molestia quizá pasó desapercibido para los pequeños en el suelo que apenas podían resistir la potencia de su voz.


Un par de pasos más de su parte y los instintos de supervivencia del par se activaron. 


Las notables vibraciones de antes fueron reemplazadas con terremotos capaces de sacudir calles y casas enteras. Ambos se apartaron de inmediato teniendo ser aplastados, sin embargo el tenis cambió de dirección mucho antes de siquiera acercarse a ellos. 


Lily ahora está en la caja registradora.


-¿Estás seguro de esto?- Preguntó James quién notó el miedo en su amigo el cuál ahora tirita sin control al igual que él. 


-No. Pero es ésto o arriesgarnos a qué nos coma un insecto allá afuera.-


La presencia de la contraría fue un buen despertar, pues demostró lo insignificantes que son ya que Lily realmente es bajita, 1.55 m quizá 1.60 a lo mucho lo que significa, que ellos no deben medir más de 2 cm. 


Incluso una hormiga podría matarlos sin problema alguno.


Frank sacudió la cabeza para sacar la inseguridad y hacerse de valor, miró a su amigo a los ojos. 


Ambos se pusieron de acuerdo e inmediatamente se acercaron un poco más, manteniendo una distancia que consideraron segura y comenzaron a saltar desde esa posición sacudiendo brazos y piernas como locos.


-¡AQUÍ ABAJO!


- EN EL SUELO


-MIRA AL SUELO MALDITA RARA.


Intercalaron distintos gritos, pedidos y algunos insultos generados por la frustración, pero nada parecía funcionar. 


Frank cayó derrotado en sus rodillas, sus manos apoyadas en el suelo.


-Es imposible...somos muy pequeños es cómo tratar de gritarle a alguien que está en el techo de un edificio.-


Ésto enfureció a James, quién pegó carrera en dirección a la zapatilla gigante. 


-Si no nos escucha desde aquí, lo único que tenemos que hacer es subir ¿No?- 


-¿Qué? ¡No! No seas idiota Ni tú puedes escalar tanto-


Trató de ir detrás suyo pero entre el temblar de sus piernas y la relativamente mala condición física, no pudo alcanzarlo y aquel ya había comenzado su ascenso por la agujeta más cercana al suelo.


Cuándo llegó a la base de la suela, James ya estaba sobre el tenis, en el empeine dónde se amarran las agujetas. 


- Hey...ten cuidado por favor, caer desde ahí te puede matar.-


Advirtió pero James no respondió al momento ya que está demasiado concentrado en subir, cuidando mucho donde se sujeta y dónde pone los pies, quizá es un impulsivo y algo tonto, pero el blondo sabe lo que hace.


Eventualmente llegó a la cima (del tenis) en la parte dónde el calzado se une con el tobillo y empieza la pierna, que en éste caso está vestida con unas mallas de color negro. 


-¡Creo que soy la primera persona en escalar un tenis!- Festejó, cometiendo el error de pararse en el borde de la boca del mencionado. 


-No hagas es--


-¿HMMM? ¿QUÉ HACES AHÍ?-


De nuevo la ensordecedora voz de los cielos los aturdió, aunque por un momento tuvieron esperanza ¿Los vió? ¿Sintió la minúscula mano de James tocando su tobillo? 


Frank levantó la mirada, sólo para encontrarse con la verdadera desesperación cuándo sobré él, lo que vió no fue el rostro de Lily mirando en su dirección, sinó la suela del tenis que, con un simple cambio de posición se había postrado sobre él.


El pobre bastardo no tuvo tiempo de gritar, la suela bajó demasiado rápido y su vida se extinguió en un instante.


Resulta que aquello que llamó su atención no fue el par que estaba a sus pies, sinó los billetes y monedas que James había intentado robar, los mismos que soltó en algún momento cuándo se encogieron. 


Lily se puso en cuclillas para tomarlos. 


Por otro lado, para James aquélla corta caminata pareció durar una eternidad, pero aún así aguantó, sosteniéndose de las mallas con toda su fuerza hasta que por fin se detuvo. -Carajo... ¿Estás bien?- Gritó una vez la gigante dejó de moverse, mas no recibió respuesta inmediata. -¿Francisco?- Le llamó otra vez, ahora más alarmado al punto en que acabó por aflojar su agarre para así moverse sobre el borde del zapato y buscar al castaño.


Su mirada cambió de posición, tratando de seguir la dirección por la que Lily caminó. Su corazón se hundió al notar un patrón de manchas rojas en el trayecto, éstas iban en retroceso, incrementandose en intensidad y cantidad, llevando directo a una mucho más grande. 


Dónde Frank fue aplastado como un insecto. 


-Maldita... ¡perra sobre crecida!- Perdió el sentido de la auto preservación y la furia tomó el control, comenzó a golpear, rasguñar, e incluso trató de morderla en un intento de vengarse, pero aún con la adrenalina, la desesperación, su enojo y usando toda su fuerza al punto de romper sangrar desde los nudillos y perder sus uñas; sus esfuerzos resultaron inútiles. 


Ni siquiera le hizo un rasguño a la delicada tela elástica y el único daño era el de las manchas de su propia sangre. Y la humillación no terminó ahí.


Con el dinero en mano, la gigante ya no tenía razón de estar ahí por lo que se reincorporó al momento, causando una violenta y rápida sacudida que tomó por sorpresa al furioso y distraído pequeño quien al no estar firmemente sujeto; inevitablemente perdió el balance y en un intento por sostenerse de la oscura prenda se impulsó hacía delante para sostenerse, sin embargo no pudo debido a que su propia sangre humedeció y lubrico la tela. 


Su mano no pudo ganar nada de tracción para agarrarse y resbaló, cayendo así en la grieta que se forma entre el pie y el tenis efectivamente desapareciendo en la sudada oscuridad del abismal espacio que sólo abarca un tenis de talla 5 para mujer.


La azabache volvió al mostrador, dónde abrió la caja de seguridad y añadió el dinero que se encontró junto a dos frascos compactos dónde puede apreciarse un extraño y brumoso brillo. 


-Listo, ahora estás donde debes.-


Canturreó alegre para luego cerrar la caja, guardarla, apagar lo restante en el café y terminar por cerrar la puerta principal, dónde sintió un leve cosquilleo en su pie derecho.


-Oh wow, sigues con vida.- Dijo con sincera sorpresa, sinceramente dejó de monitorearlo cuándo cayó dentro de su tenis, creyendo que la presión, sumada al calor y la humedad de sus mallas sería suficiente para asfixiarlo. 


Así levantó un poco el talón, apoyando su peso sobre los dedos, lo movió en círculos unas cuantas veces, cómo si estuviese tratando de mover una piedrita molesta sin quitarse la zapatilla. La molestia al costado de su pie desapareció y pasó a sentir el diminuto cuerpo en el surco del pie y entonces; lo dejó caer de golpe.


Pisó con firmeza para así sentir el <Plop> de la insignificante vida bajo su pie, la sangre fue rápidamente absorbida por la tela y la plantilla, luego será lavada, borrando todo rastro.


- Mucho Mejor.-


Por fin iría a casa y qué mejor, sabiendo que ahora habrá dos molestías menos en el pueblo. 


Chapter End Notes:

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