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Author's Chapter Notes:

…ste capítulo y los siguientes dos están escritos desde la perspectiva de las víctimas al estilo "found footage." Lo hice porque la idea me pareció interesante, pero si pueden dejen sus opiniones porfavor.

La imágen apareció de pronto, en ella se puede ver a un joven, no más de veinte años reflejado en el gran e

espejo del baño. Vestido una camisa negra de botones, una corbata de moño, con unos pantaloncillos cortos con un patrón de cuadros horrible, el ya muy viejo estereotipo de "nerd" norteamericano con todo y anteojos gruesos, mismos que mueven la imágen conforme está tratando de acomodarlos.


—¿Así quedó?— 


Inquirió a nadie en particular para luego tomar su celular y checar lo que uno asume es la aplicación que controla la cámara que está grabando. 


—Hola amiguitos, mi nombre es O H M ¡Es 31 de octubre y hoy! Vamos. A una casa de sustos.—


Su forma de hablar es clara, enérgica y muy expresiva, claramente un youtuber que se dedica a hacer blogs, aunque no uno bueno ni experimentado por la manera tan poco natural con la que se expresa. 


—No...no está bien...— Aclaró su garganta y se preparó para intentarlo una vez más. —Bienvenidos a la noche má-— 


[fireworks] de Katy Perry suena al tiempo en que la pantalla de su celular se enciende y le corta la inspiración.


Suspiró, pero aún así tomó la llamada. 


— Diga.— No se alcanza a distinguir la otra voz más allá de unos balbuceos sin sentido. —Sí ya estoy listo, ya voy.—


Dicho aquello, el muchacho se apuró, tomó sus llaves de la cómoda del baño dónde tiene un panfleto.


El diseño es simple, una flor, un lirio rosado junto a una taza de café humeante, un par de calabazas con dientes filosos al pie del papel:


Lιly'n9; n9;poopy l5;oυn9;e.


"¡Ven al laberinto de sustos de Lily! 

¡Dulces, decoraciones adorables y sustos! 


Pero no se dejen engañar, quizá no salgan con vida. Han sido advertidos." 


La cámara dejó de grabar al momento que salió de casa y comenzó de nuevo, ahora con él y su grupo de amigos en fila, ya muy cerca de la entrada. El lugar no parece ser la ubicación normal del café, sino algo más urbano, un callejón con paredes de ladrillo que da a una puerta de metal.


Un almacén rentado o algo similar.


—Hey Diego ¿Y de que se supone es el tema? ¿Científicos?—


Preguntó una voz femenina. 


En el cuadro se ven dos chicos y dos chicas, una de las cuáles tiene los brazos entrelazados con un pelirrojo que va vestido del Drácula clásico y la otra de una dama de la época, víctima suya, ella fue quién preguntó. 


—Ahhhh déjame ver el...arg, dejé el panfleto en casa.—


Dijo el camarógrafo, Diego, el YouTuber local que intenta volverse viral blogueando cosas en su pequeño y apartado pueblo. 


—Yo traje uno.— Dijo la segunda fémina, quién viste un traje de porrista y está abrazada del ya mencionado. 


Sacó el papel de su bolso, miró un momento, buscando algo de información. 


—"Bienvenidos al experimento, dónde la Dra.Tulip, una científica que alguna vez fue muy respetada en el campo los ha encogido y ahora como parte de su experimento los ha metido en su laberinto dónde pone a prueba sus capacidades físicas y mentales. Resuelvan los acertijos, escapen de la doctora y sus asistentes y llegarán a la salida con vida, fallen y su muerte no será nada agradable."—


Narró con un tono de voz profundo y exagerado, medio burlándose de la atracción.


—¿Cómo esa película vieja? Querida encogí a los niños o algo así.—


Habló el otro chico, viste de Superman y claramente le queda el papel pues es un mastodonte de persona, rubio, alto por sobre todos los demás, relativamente atractivo y musculoso.


—Supongo... sí.—


Dijo Diego.


—Es también un fetiche ¿No?— Preguntó el Drácula.


—Hey... sí, eso que te gustaba Diego, lo de ser súper pequeñito y que abusen de ti.—


Aunque no se puede ver, la mención claramente lo tomó desprevenido e incómodo un poco. Por suerte para él, su novia entró en su defensa.


—Las cosas pequeñas son lindas, yo con gusto lo llevaría en mi bolso y quizá me desestrese cada que lo necesite.~—


La damisela rodó los ojos, su plan había fracasado.


—Bueno, yo sé en dónde me gustaría estar fuese así de pequeño.—


Dijo el pelirrojo, tirando una mirada al otro varón, específicamente a su entrepierna. Su novia se dio cuenta de eso y le dió un golpecito.


—¡Oliver!—


Reclamó en broma.


—¿Qué? ¿Te imaginas lo grande que sería?—


La castaña levantó la mirada un momento.


—Si, bueno... supongo que no te culpo.— 


Agregó. 


—Hay suficiente para ambos.—


—Woa, woa, tranquilo, guarda ese titán verga antes de que nos aplaste.—


El comentario, más allá de ser tomado como acoso o sexista, fue recibido como una broma. Son amigos cercanos después de todo y se sienten en comodidad con ese tipo de humor y comenzaron a reír, pero la conversación se ahogó al fondo cuándo la porrista se pegó demasiado y tapó el micrófono.


—Tranquilo, en serio creo que es curioso.—


Lo que normalmente sería un susurró fue captado por el micrófono, seguido de un "Te amo." Y un claro beso. 


Lo siguiente fueron sonidos de tela y demás golpeando el micrófono, creando una cacofonía y obstrucción de la imágen con el cabello rubio de la porrista. Escena qué, afortunadamente no duró mucho.


Se apartaron cuándo una sexta voz se escuchó.


—Bienvenidos, la doctora está lista para recibirlos, pueden pasar con su asistente y tomará sus datos.—


Les llamó una figura femenina, delgada, vestida con mallas negras, tacones del mismo color, una falda y chaqueta grises que delinean su cuerpo a perfección, anteojos delgados enmarcan su rostro junto con un par de mechones de cabello que cuelgan a los lados de su cabeza.


Colocó una paleta en sus labios y volvió a su puesto.


Los recurrentes la reconocen como Jaime, una de las meseras del café, aunque ahora mismo porta un gafete que dice [Dayane]


—Oh ah...g-gracias.—


—Al fiiiiiiiiiin.— Exclamó el pelirrojo quien pronto lideró al grupo a la entrada.


Cruzaron las puertas dobles del edificio y siguieron el pasillo hasta llegar a una habitación amplía, enorme a decir verdad pues fácilmente cabrían unas 50, hasta 60 personas. El lugar es completamente blanco y vacío, con excepción de la entrada por dónde llegaron y otra puerta al lado opuesto, donde otra chica los espera.


Esta viste con una bata cómicamente dos tallas más grandes que ella, lentes redondos y gruesos, su cabello rosado está atado en un chongo alborotado. Un giro completamente opuesto a lo que suele usar Jodie normalmente. 


— ¿Supongo que son los siguientes voluntarios? ¿Traen sus hojas de descargo de responsabilidad?—


Todos se giraron a ver a Diego, quién torpemente sacó una carpeta de su mochila donde carga con algunas cosas de grabación.


—Aquí tiene.—


—¿Todos anotaron sus nombres y firmas?—


Preguntó en un tono jovial y con una sonrisa para luego mirar el documento.


—Diego, Janeth, Vanessa, Oliver y...Jaun?—


Enunció los nombres, a lo que  todos asintieron al escuchar los propios. La chica no da un aura aterradora como el resto de la habitación, pero se acerca.


—Perfecto, pueden entrar.— Los guió a la puerta, la cuál, curiosamente no era real, sino un trozo grande de cartón que deslizó antes de dejarlos pasar. —Y recuerden, tengan mucho cuidado, el gran mundo es muy peligroso para los pequeñitos~—


Y "cerró" la puerta, dejando al grupo en un pasillo con tres caminos a elegir, izquierda, derecha y frente. El lugar está muy bien iluminado, las paredes son anormalmente altas y con una extraña neblina que oculta el techo, además de cualquier cosa que podría ser la fuente de aquella luz.


—Bueno, hasta ahí quedó la inmersión ¿No se supone que estaríamos aquí contra nuestra voluntad?— 


Oliver reclamó en broma, dejando en claro que es el payaso del grupo. 


—Shhh, no te quejes, son cosas legales después de todo.— Regaño la dama castaña.


—Janeth tiene razón, no creo que una pequeña cafetería pueda darse el lujo de recibir demandas.— Dijo la rubia.


—Pero vamos ¿Que tan malo puede ser? Imagino que gastaron todo el presupuesto en rentar esté lugar.— Comentó Diego.


Y a primera vista no parecía estar equivocado, además de los detalles ya mencionados, ciertamente el lugar no parecía la gran cosa, las paredes son blancas, vacías hasta donde se alcanza a ver entre los tres caminos que hay a elegir izquierda, derecha y al frente. 


—Bueeeeeno, cómo sea, quizá se pone mejor más adelante, hay que elegir por dónde ir antes de empezar a criticar.— Vanessa parece 


El plan era entrar, reírse de los malos efectos, luego pasarían a la licorería y de ahí terminarían bebiendo en el mirador a las afueras del pueblo. Suponía ser una noche de diversión y lo sería, al menos para Lily, quién actualmente está observando a los visitantes desde una habitación oscura, sólo iluminada por una tenue luz que viene desde abajo. 


Chapter End Notes:

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