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─Vamos dormilón, es hora de despertar~

Del silencio, repentinamente nació un sonido dulce y agradable con el que muchas personas ansiarían despertar; las cuerdas vocales de una joven chica enamorada que se esforzaba en ayudar a su pareja a despertar.

─Dame unos… ¿Tres minutos…?

La voz letárgica del joven de cabello negro hizo su mejor esfuerzo para pronunciarse sobre las sabanas que le cubrían el rostro, apenas siendo escuchadas a través de su grueso y cómodo cobijo.

─Pero dijiste eso hace diez minutos, Danny…

─Entonces dos…

No todos son buenos despertándose por la mañana y curiosamente, Danny no era una de estas personas malas con las mañanas, de hecho, él solía ser alguien madrugador y, en la mayoría de ocasiones, no sería el tipo de estudiante que llegue tarde a clases por no prestarle atención a su precisa alarma biológica… sin embargo…

─Te has vuelto un vago… ¡Nadie va a estar menos cansado por dormir dos minutos de más!

Quizás por el confort que le traía y la paz que le daba vivir con Mónica, Danny comenzó a esperar que fuera la “ejemplar estudiante” quien le sirviera de despertador, fue así como poco a poco fue sumando replicas de cinco minutos a su repertorio de excusas por cada día que le tocaba a Mónica despertarlo.

─Quizás tenga que trabajar en volver a madrugar… pero por ahora… usa tus poderes para detener el tiempo por una o dos horas… sabes que puedes hacerlo.

Esta vez con un tono ligeramente más fuerte, Danny dio una respuesta bastante elaborada para alguien que estaba dormitando, incluso poniendo de por medio los poderes de su novia.

─Me estás obligando a tomar medidas drásticas… ¿Recuerdas cuando vaciaste aquel balde de agua con hielo sobre mí para que despertara?

Pero esta vez no hubo respuesta, muy probablemente porque ella estaba siendo ignorada; perpetuar el intercambio con alguien que estaba intentando despertarlo no tenía sentido e incluso iría contra el propósito de excusarse para seguir durmiendo… o quizás eso fue lo que pasó por la cabeza de Danny.

─Veo que quieres hacer las cosas de la manera difícil eh… ─De manera macabra, los labios de Mónica esbozaron una sonrisa que por sí sola lleno sus labios de veneno.

Incluso para personas determinadas a seguir durmiendo, había ciertas cosas que tiraban de una palanca… o que pasaban un “switch” de alerta, fue entonces cuando Danny sintió que debió haberse levantado sin oponer resistencia, aunque quizás ya era algo tarde…

─E-está bien, ya me levan…¿to?

Un ligero pánico le inundó el estómago al chico cuando a regañadientes se quitó la cobertura calentita de encima para encontrarse… con una habitación vacía.

─¿Mónica? ¿Dónde estás?

Pero al igual que hizo él hace un momento, su pregunta fue ignorada completamente, dejándolo a solas junto a silencio y ansiedad… glaciales.

Pero no transcurrió mucho tiempo hasta que él averiguara qué estaba pasando por la mente de la chica, cuando una voz increíblemente familiar hizo retumbar la casa entera… y probablemente, incluso más que eso.

─¿Quizás así pueda levantarse…?

La voz femenina viajó con tanta violencia a través de todo el país, y quizás del mundo, que la tierra vibró con vigor, árboles cayeron y edificios enteros colapsaron ante la fuerza emitida por cuerdas vocales singularmente más grande que cualquier estructura jamás hecha por la raza humana.

Danny sabía muy bien qué estaba ocurriendo y cuál era el motivo de aquellos sobrecogedores terremotos que azotaron la totalidad del país nipón como si todo en él fuera de gelatina, porque para ella, todo lo que la rodeaba era incluso menos que gelatina.

Entre los fuertes temblores que lo sacaron de su somnoliento estado de ánimo, Danny logró salir de la casa, no sin un par de tropezones y caídas de por medio, muebles volcándose y cristales rompiéndose.

Al ver al cielo, muy por encima de su cabeza y de cualquiera de las estructuras más altas de la región, e incluso del mundo, se cernía una vista espantosa para la mayoría… quizás algo acogedora para él mismo, porque ni siquiera con tal escala él fue capaz de sentirse realmente aterrorizado más allá de un grácil revoloteo de mariposas en su estómago, una tenue ansiedad que no respondía al miedo a la muerte, si no a la expectativa.

Dos pilares inclinados que se extendían por incontables kilómetros, dejando la altura en la que habitan las nubes como un juego de niños en comparación, nacidos de un par de colosales zapatos marrones iguales a los que usan los estudiantes de su propia escuela.

Los pilares negros, sin embargo, conducían a un techo de carne muy por encima de cualquier ser humano, un techo de carne que podría ser catalogado como “los muslos más grandes que la humanidad haya visto nunca.”

La responsable de esos muslos y las bragas rayadas expuestas a toda la población, no era nadie más que la chica que momentos antes había intentado, de manera infructífera, sacar de la cama a Danny.

Pero muy contrario al terror por susodicha chica de desproporcionadas medidas, en el interior del chico se empezó a cocer un veneno a fuego lento, un sentimiento no muy usualmente nacido de su corazón; los celos… ¿Celos? Celos de cualquier otra persona que pudiera alzar la vista para hallarse a sí mismos viendo tal espectáculo.

Aun así, era difícil para él acumular mucho de eso, cuando más allá de las piernas recubiertas por una delgada (aunque a su escala, increíblemente gruesa) capa de medias, pudo apreciar un sonriente rostro lo suficientemente lindo como para congelar el calor surgido del posesivo y envidioso pecado capital.

─Creo que era… ¡Aquí mismo!

Sacándolo de sus cavilaciones, una mano que, abierta, probablemente sería capaz de cubrir la mayor parte de la tierra del sol naciente, se movió justamente sobre su cabeza y escondió la tierra bajo una prominente sombra. Antes de tener dudas acerca de qué era lo que ella estaba intentando, la chica sacó su dedo índice como si lo estuviera apuntando directamente hacia él… o como mínimo, a la prefectura en la que estaba.

─Mónica… no puedes estar hablando en serio…

Casi como si estuviera respondiendo a su queja, Mónica felizmente habló.

─Es hora de despertar, cariño~

El dedo comenzó a bajar, volviendo la sombra más fría y oscura. La presión ejercida por su rápida bajada fue prontamente sentida y todo eso en unos pocos segundos, ocasionado por una chica de cabello rosado con el uniforme de la escuela a la que Danny asistía, sin mencionar que el cataclismo era solo una de las bromas de su extremadamente cariñosa pareja.

Y quizás en silencio… o tal vez acompañado de un sonido tan fuerte que ensordecería a cualquiera, la yema del dedo aterrizó exactamente sobre su cabeza, obliterando a cualquier otra cosa en las inmediaciones, fueran montañas, estructuras o personas.


 

Y sin dolor alguno, negrura cubrió la visión de Danny por un breve instante antes de sentir un leve mareo bastante típico en su vida últimamente.

***

─Vamos dormilón, es hora de despertar~

─E-está bien, ya me levantó.

A diferencia de la primera vez, Danny se quitó las sabanas de encima presto para ver a la chica que anteriormente anunciaba el fin del mundo… junto a su cama, sonriéndole.

─Buenos días, Danny.

─Sabes… hacer una catástrofe de esa magnitud solo para hacer que me levante de la cama es un poco extremo… ─Dijo, haciendo notorio el sarcasmo en esa última parte.

─¿De qué hablas? ─Con una sonrisa malvada, Mónica fingió ignorancia─. Mis poderes te están ocasionando sueños extraños recientemente…

─Claro…

Pero no hace falta ser un genio para leer esa sonrisa maliciosa, la casi-omnipotente chica tuvo una mañana tan divertida, a su propia manera, que no pudo borrar la sonrisa que la delataba.

Y quizás para bien, Danny prefirió recuperar su vieja costumbre de levantarse por sí mismo, “no es como que quiera que el mundo se acabe por cada día que se me peguen las sabanas” pensó. Los poderes de Mónica fueron tan geniales una vez más, que, sin siquiera manipular la mente de Danny, pudieron darle una fuerte resolución.

Chapter End Notes:

Pueden encontrarme en Discord como Exosaur#7911 y/o en Twitter como @ExosaurX donde haré una actualización cada vez que suba un capítulo nuevo para que no se lo pierdan. Si gustan de mis historias, ¡No olviden dejar una reseña!

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