La bruja del café by Mish
Summary:

¿Quieres un café o un panecillo a altas horas de la noche? ¿te gustan los ambientes rosados, esponjosos y cómodos? ¿Ser atendidos por lindas maids? 


¿Porque no vienes a Lily's caffe? dónde beber y comer se encuentra con la comodidad.


Inocente, timida y servicial a primera vista, Lily es una chica de apariencia frágil, compacta y joven, dueña de su propio café dónde sirve pastelillos, helados, malteadas todo tipo de dulces y claro, el café más rico del pueblo, pero que la fachada relajada y confortable no te engañe pues es una sádica y cruel bruja que ha vivido cientos de años y que gusta de drenar a sus víctimas de su tamaño y jugar con sus pequeñas vidas hasta consumir también su fuerza vital.


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Categories: Giantess, Crush, Entrapment, Footwear, Legwear, Mouth Play, Violent, Vore Characters: None
Growth: None
Shrink: Doll (12 in. to 6 in.), Lilliputian (6 in. to 3 in.), Micro (1 in. to 1/2 in.), Nano (1/2 in. to 2.5 nanometers)
Size Roles: F/f, F/m, FF/f, FF/m
Warnings: Following story may contain inappropriate material for certain audiences
Challenges: None
Series: None
Chapters: 14 Completed: Yes Word count: 28792 Read: 4893 Published: July 21 2023 Updated: August 22 2023

1. Servicio nocturno by Mish

2. Servicio nocturno parte 2 by Mish

3. Peligro en cada esquina by Mish

4. Las pestes salen durante la noche by Mish

5. La hora del desayuno by Mish

6. Control de plagas by Mish

7. El territorio de una bruja by Mish

8. Consecuencias by Mish

9. Decisiones by Mish

10. Preparación by Mish

11. Ejecución by Mish

12. Sacrificio y cosecha by Mish

13. Incluso las brujas poderosas necesitan pasatiempos (parte 1) by Mish

14. Hasta las brujas poderosas necesitan pasatiempos (Final) by Mish

Servicio nocturno by Mish
Author's Notes:


10 pm, la hora de cerrar había pasado por mucho, pero dentro aún se puede ver un poco de actividad. Lily ya había enviado a sus dos empleadas y sólo estaba ella, junto a los dos últimos clientes de la noche, James de 17 rubio y una complexión relativamente delgada y Frank, su mejor amigo, castaño, de estatura y edad similar pero un poco más llenito. no se podría decir que son peligrosos, pero sí que son considerados un par de chicos problema con fama de ser ruidosos, maleducados y una molestia en general para todos en el pueblo. 


-adolescentes.-


Refunfuñó por lo bajo en lo que terminaba de pasar un paño sobre el mostrador y dejarlo lo más limpio posible para mañana, además de servir como indirecta a los jóvenes para que se fueran. lamentablemente no parecían entenderlas, o más bien se hacían los desentendidos.


A pesar de su posición y trabajo, Lily tiene fama de evitar las confrontaciones, pero vez en cuándo se arma de valor para hacerse escuchar, por lo que tímida y todo; terminó por acercarse al ruidoso par. 


-disculpen, necesito ir a la trastienda un momento para terminar de cerrar, si necesitan una última cosa sólo toquen la campana y vendré rápido ¿de acuerdo?- 


Comentó en compañía de mímica corporal simulando correr, incómodo para ella y para quien la viera y por supuesto los chicos no perdieron oportunidad de burlarse en cuanto desapareció tras la puerta al fondo.


-es tan ñoña y rara.- dijo James en tono bajo aún riendo.


-ya se ¿y que onda con su voz? parece una niña.- Frank concordó terminando su helado para revisar el celular.-carajo, si llego tarde otra vez mi mamá me va a matar.- agregó. 


Dicho eso, ambos tomaron sus cosas y el castaño se acercó al mostrador con la intención de llamar a la barista y pagar lo extra que pidieron, pero James lo detuvo antes de golpear la campanilla.


-mira.- susurró señalando a la caja registradora y haciéndole notar a su amigo que Lily no la había cerrado bien. 


Le hizo una señal con la mirada; "hay que tomarlo." fue lo que quiso transmitir. Frank trató de refutar al verlo estirar la mano y tomar unos billetes salidos, pero fue muy lento. james siendo un jugador de basketball es del tipo atlético, además de saber cómo moverse en periodos cortos de tiempo y así, con un movimiento fluido, cómo si le estuviera robando el balón a un contrincante durante un partido; tomó el papel dinero con facilidad y rápidamente se giró en silencio para dirigirse a la salida.


-¡hey! espe-- el castaño trató de estirar la mano para sujetarlo sin hacer demasiado ruido para no alertar a la dueña pero en un parpadeo...james ahora se encontraba muy, pero muy lejos y no era la distancia normal desde su posición a la entrada del establecimiento, era más bien a distancia de dos, quizá tres calles. 


Frank parpadeó en confusión pues no recuerda que hayan salido del café en ningún momento y lo más raro de todo es que alrededor no podía ver la calle a la que tan familiarizado está, de hecho, el lugar le resulta familiar, pero a la vez alienígena y extraño a sus ojos. 


James parece haberlo notado también pues no tardó en detenerse a examinar sus alrededores y volver con su amigo. 


-hey soy yo o...- 


El más gordito no dijo nada, pero asintió pues había caído en cuenta, el piso, blanco con líneas negras formando secciones simétricas eran los mosaicos estampados del piso cerámico del local, las estructuras alienígenas que rivalizan con los altos edificios de las ciudades son las sillas y mesas dónde habían estado sentados por horas, aquél muro enorme, alto, que se extiende por decenas, quizá centenares de metros a lo largo y alto era el mismo mostrador que acababan de ver. 


No han salido del café, siguen ahí solo que, de alguna manera, por alguna razón ahora son diminutos. 


-Esto es una locura ¡Uno no se encoge! ¡Es imposible!-


James, quién usualmente es el chico cool, valiente, ahora se nota claramente asustado e incrédulo ante lo que les ha pasado. 


-Debe ser un maldito sueño.- Agregó.


Frank, por otro lado, está más tranquilo en comparación, asustado e incrédulo por igual, pero trata de mantener la calma. 


-Creo que deberíamos buscar ayuda...-


-No jodas ¿Lo crees?-


James enserio estaba perdiendo la cabeza y Frank lo entiende pues no es para menos, en su vida jamás imaginó que se encontraría en una situación dónde mediría lo mismo que un insecto. 


El joven pensó y en un momento de ilumina, recordó su teléfono celular el cuál sacó con rapidez y alivio para mostrárselo a su amigo el cuál también se tranquilizó al revisar en sus bolsillos, no sólo sus ropas, todo lo que traían en ese momento se encogió con ellos. Todo excepto una cosa, pero entre la sorpresa y pánico, James no se ha dado cuenta de que el dinero que tomó ya no está en sus manos.


Lamentablemente esa alegría no duró mucho pues luego de un par de intentos, ambos se dieron cuenta de que no podían hacer llamadas a pesar de tener señal tanto telefónica como datos. 


-Puta madre ¿Ahora que?- James no tardó en volver a su estado de pánico. 


-Aún podemos buscar ayuda.- Sugirió Frank, pero ésto parece haber molestado al ya tenso rubio. 


-Miranos cabron, somos pequeños! Quizá del tamaño de insectos o qué sé yo ¿Cuánto tiempo crees que nos va a tomar salir de aquí y llegar a casa?-


"Días, quizá semanas" Pensó el castaño, pero no es a lo que se refería. 


-No tarado ¡Lily! ¡La dueña!- Exclamó y apuntó detrás, en dirección a la trastienda dónde Lily había ido ya hace minutos, claro eso asumiendo que solo ellos dos fueron los afectados de lo que sea que les ha pasado. Era un riesgo, pero la mejor opción que tenían al momento y después de pensarlo un poco, James aceptó. 


Al principio creyeron que no tardarían en llegar ya que, técnicamente no están lejos, es decir, aún están dentro de la tienda y el local no es más grande que una casa promedió, sin embargo no parecían entender, lo enorme que es el mundo actual para ellos y como su escala actual afecta sus interacciones con éste.


10 minutos tardaron en llegar a la base del mostrador, distancia que habían cubierto en solo unos cuantos pasos antes, ahora era toda una caminata. 


-No creí que nos fuera a tomar tanto.- comentó Francisco.


-¿Y qué pasa si se va antes de que la alcancemos?- Agregó James. 


Es una posibilidad, ya había mencionado el cierre de caja y que estaba arreglando cosas atrás para el día siguiente, no sabe qué tanto espacio hay entre la puerta y la ubicación de la azabache pero, considerando el tiempo que les ha tomado recorrer tan poca distancia...es casi imposible que lleguen a ella antes de que se vaya. 


-¿Y si esperamos a que regrese aquí? Digo todavía estábamos aquí, seguro va a regresar para querer cobrar y cerrar bien todo ¿No?-


El comentario le tomó por sorpresa a Frank, James no es un idiota, pero nunca lo había escuchado decir algo tan...racional.


-Eres un genio.-


End Notes:

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Servicio nocturno parte 2 by Mish

El par caminó al altísimo muro del mueble para posicionarse al lado de éste y en un espacio dónde consideraron sería el mejor lugar para ser vistos. 


El plan parecía infalible aún considerando que ambos visten de ropa colorida y el piso del local es color blanco, claro que hay unas variables a tomar en cuenta como la iluminación, el hecho de que las personas no suelen estar atentas al suelo todo el tiempo y más importante, la vista de Lily quien utiliza anteojos, pero la esperanza queda pues su trabajo le exige atención a sus alrededores.


- Estaría más tranquilo con algo reflejante, crees que podamos encontrar...- 


Unas repentinas vibraciones captaron la atención de ambos, aún no podían ver nada, pero instintivamente supieron que era algo enorme, cómo cuándo están en la calle y un camión de carga está avanzando en su dirección o más bien un tren enorme se acerca, pero aún más intenso.


La mirada de ambos fue directo a la puerta en anticipación y la ansiedad comenzó a invadirlos, sus piernas temblaron con suavidad y entonces, apareció. Primero un tenis, o bueno, la punta de una zapatilla deportiva y cómoda de color blanco con suelas de goma, desde ahí pudieron notar lo enorme del calzado, después apareció el otro pie, mostrando la forma completa del mismo, absudarmente grande, uno, no, posiblemente del mismo alto de un edificio de tres pisos y tan largo que bien podría cubrir dos, quizá tres calles. Pero lo que realmente hizo que el miedo se consolidara fue aquello o mejor dicho quién está conectada a los zapatos.


Lily atravesó el umbral de la puerta y comprensiblemente, su sola presencia dejó congelados a los ahora diminutos adolescentes, pues sus mentes no son capaces de entender la existencia de alguien tan masiva y gigantesca más allá de cualquier cosa (viviente) que han visto en su pequeño pueblo, de compararla con algo podría decirse que es tan grande como una montaña. 


-¿HOLA?- Su voz, estruendosa y fuerte les sacó del trance cementado en terror, ambos cubrieron sus oídos pero aún la pueden sentir en sus huesos. -NO HAY NADIE...NGH, SE FUERON SIN PAGAR.- Continúo la gigante, su tono de molestia quizá pasó desapercibido para los pequeños en el suelo que apenas podían resistir la potencia de su voz.


Un par de pasos más de su parte y los instintos de supervivencia del par se activaron. 


Las notables vibraciones de antes fueron reemplazadas con terremotos capaces de sacudir calles y casas enteras. Ambos se apartaron de inmediato teniendo ser aplastados, sin embargo el tenis cambió de dirección mucho antes de siquiera acercarse a ellos. 


Lily ahora está en la caja registradora.


-¿Estás seguro de esto?- Preguntó James quién notó el miedo en su amigo el cuál ahora tirita sin control al igual que él. 


-No. Pero es ésto o arriesgarnos a qué nos coma un insecto allá afuera.-


La presencia de la contraría fue un buen despertar, pues demostró lo insignificantes que son ya que Lily realmente es bajita, 1.55 m quizá 1.60 a lo mucho lo que significa, que ellos no deben medir más de 2 cm. 


Incluso una hormiga podría matarlos sin problema alguno.


Frank sacudió la cabeza para sacar la inseguridad y hacerse de valor, miró a su amigo a los ojos. 


Ambos se pusieron de acuerdo e inmediatamente se acercaron un poco más, manteniendo una distancia que consideraron segura y comenzaron a saltar desde esa posición sacudiendo brazos y piernas como locos.


-¡AQUÍ ABAJO!


- EN EL SUELO


-MIRA AL SUELO MALDITA RARA.


Intercalaron distintos gritos, pedidos y algunos insultos generados por la frustración, pero nada parecía funcionar. 


Frank cayó derrotado en sus rodillas, sus manos apoyadas en el suelo.


-Es imposible...somos muy pequeños es cómo tratar de gritarle a alguien que está en el techo de un edificio.-


Ésto enfureció a James, quién pegó carrera en dirección a la zapatilla gigante. 


-Si no nos escucha desde aquí, lo único que tenemos que hacer es subir ¿No?- 


-¿Qué? ¡No! No seas idiota Ni tú puedes escalar tanto-


Trató de ir detrás suyo pero entre el temblar de sus piernas y la relativamente mala condición física, no pudo alcanzarlo y aquel ya había comenzado su ascenso por la agujeta más cercana al suelo.


Cuándo llegó a la base de la suela, James ya estaba sobre el tenis, en el empeine dónde se amarran las agujetas. 


- Hey...ten cuidado por favor, caer desde ahí te puede matar.-


Advirtió pero James no respondió al momento ya que está demasiado concentrado en subir, cuidando mucho donde se sujeta y dónde pone los pies, quizá es un impulsivo y algo tonto, pero el blondo sabe lo que hace.


Eventualmente llegó a la cima (del tenis) en la parte dónde el calzado se une con el tobillo y empieza la pierna, que en éste caso está vestida con unas mallas de color negro. 


-¡Creo que soy la primera persona en escalar un tenis!- Festejó, cometiendo el error de pararse en el borde de la boca del mencionado. 


-No hagas es--


-¿HMMM? ¿QUÉ HACES AHÍ?-


De nuevo la ensordecedora voz de los cielos los aturdió, aunque por un momento tuvieron esperanza ¿Los vió? ¿Sintió la minúscula mano de James tocando su tobillo? 


Frank levantó la mirada, sólo para encontrarse con la verdadera desesperación cuándo sobré él, lo que vió no fue el rostro de Lily mirando en su dirección, sinó la suela del tenis que, con un simple cambio de posición se había postrado sobre él.


El pobre bastardo no tuvo tiempo de gritar, la suela bajó demasiado rápido y su vida se extinguió en un instante.


Resulta que aquello que llamó su atención no fue el par que estaba a sus pies, sinó los billetes y monedas que James había intentado robar, los mismos que soltó en algún momento cuándo se encogieron. 


Lily se puso en cuclillas para tomarlos. 


Por otro lado, para James aquélla corta caminata pareció durar una eternidad, pero aún así aguantó, sosteniéndose de las mallas con toda su fuerza hasta que por fin se detuvo. -Carajo... ¿Estás bien?- Gritó una vez la gigante dejó de moverse, mas no recibió respuesta inmediata. -¿Francisco?- Le llamó otra vez, ahora más alarmado al punto en que acabó por aflojar su agarre para así moverse sobre el borde del zapato y buscar al castaño.


Su mirada cambió de posición, tratando de seguir la dirección por la que Lily caminó. Su corazón se hundió al notar un patrón de manchas rojas en el trayecto, éstas iban en retroceso, incrementandose en intensidad y cantidad, llevando directo a una mucho más grande. 


Dónde Frank fue aplastado como un insecto. 


-Maldita... ¡perra sobre crecida!- Perdió el sentido de la auto preservación y la furia tomó el control, comenzó a golpear, rasguñar, e incluso trató de morderla en un intento de vengarse, pero aún con la adrenalina, la desesperación, su enojo y usando toda su fuerza al punto de romper sangrar desde los nudillos y perder sus uñas; sus esfuerzos resultaron inútiles. 


Ni siquiera le hizo un rasguño a la delicada tela elástica y el único daño era el de las manchas de su propia sangre. Y la humillación no terminó ahí.


Con el dinero en mano, la gigante ya no tenía razón de estar ahí por lo que se reincorporó al momento, causando una violenta y rápida sacudida que tomó por sorpresa al furioso y distraído pequeño quien al no estar firmemente sujeto; inevitablemente perdió el balance y en un intento por sostenerse de la oscura prenda se impulsó hacía delante para sostenerse, sin embargo no pudo debido a que su propia sangre humedeció y lubrico la tela. 


Su mano no pudo ganar nada de tracción para agarrarse y resbaló, cayendo así en la grieta que se forma entre el pie y el tenis efectivamente desapareciendo en la sudada oscuridad del abismal espacio que sólo abarca un tenis de talla 5 para mujer.


La azabache volvió al mostrador, dónde abrió la caja de seguridad y añadió el dinero que se encontró junto a dos frascos compactos dónde puede apreciarse un extraño y brumoso brillo. 


-Listo, ahora estás donde debes.-


Canturreó alegre para luego cerrar la caja, guardarla, apagar lo restante en el café y terminar por cerrar la puerta principal, dónde sintió un leve cosquilleo en su pie derecho.


-Oh wow, sigues con vida.- Dijo con sincera sorpresa, sinceramente dejó de monitorearlo cuándo cayó dentro de su tenis, creyendo que la presión, sumada al calor y la humedad de sus mallas sería suficiente para asfixiarlo. 


Así levantó un poco el talón, apoyando su peso sobre los dedos, lo movió en círculos unas cuantas veces, cómo si estuviese tratando de mover una piedrita molesta sin quitarse la zapatilla. La molestia al costado de su pie desapareció y pasó a sentir el diminuto cuerpo en el surco del pie y entonces; lo dejó caer de golpe.


Pisó con firmeza para así sentir el <Plop> de la insignificante vida bajo su pie, la sangre fue rápidamente absorbida por la tela y la plantilla, luego será lavada, borrando todo rastro.


- Mucho Mejor.-


Por fin iría a casa y qué mejor, sabiendo que ahora habrá dos molestías menos en el pueblo. 


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Peligro en cada esquina by Mish


━No puedo creer lo peligrosa que se ha vuelto la sociedad, una ya no puede caminar sin que un tipo quería arrastrarla a un callejón para hacerle quien sabe que cosas indecentes ¿Y la policía? Pff no hace nada. Esto cada vez es peor ¿No opinas lo mismo?━


Expresó en un falso tono de preocupación y miedo, mientras continúa caminando a un paso lento, siguiendo muy de cerca a la recién encogida persona, riendo con suavidad cada vez que grita cuándo su tenis aterriza cerca suyo.


El sujeto se le había insinuado con anterioridad cuándo iba cruzando por la calle y a pesar de constantes negativas, en lugar de rendirse, optó por la fuerza, lo cuál resultó en su estado actual. 


Pobre diablo, está llorando y pidiéndo clemencia, pero ésta cae a oídos sordos pues si hay algo que la bruja disfruta es jugar y torturar de esa manera.


El sujeto tropezó y justo cuándo parecía que lo iba a aplastar; Lily desvió su pie a último momento. El victimario convertido en víctima miró al lado, encontrándose con el muro blanco que son los sneakers ajenos, cambió de posición para quedar sobre su trasero y levantó la mirada. 


Ella hizo lo mismo desde las alturas sin inclinarse, tan solo observando con la cabeza parcialmente inclinada cómo si fuese un indefenso insecto a sus pies. Uno sucio, asustado y patético que apenas es tan alto cómo la sección delantera de sus tenis, probablemente mide el alto de su dedo gordo del pie.


- Diría que aquí hay al menos unas lecciones que aprender.- Comentó, se nota un tono divertido en su voz. -Aunque ahora no te servirán de mucho.-


Un pequeño charco de orina se formó frente a la entrepierna del tipo, quién en otro intento desesperado se reincorporó y pegó carrera, ésta vez en dirección a una lata abierta que se había caído del bote de basura, una grande con la boca amplia, de esas de sopa ya preparada. Aparenta ser un refugio seguro desde su perspectiva, pero a la de una persona de tamaño normal, bueno, se dió cuenta de la realidad una vez Lily colocó su pie en el costado y lentamente comenzó a aplicar presión. 


El techo, las paredes de aluminio crujieron bajo la fuerza de la gigante y pronto empezaron a ceder. El techo bajó de manera lenta, amenazando con comprimirlo entre sus frías y sucias paredes, cosa que Lily estaba haciendo a propósito, no le gusta acabar sus juegos tan rápido.


- ¡Por favor! ¡No lo volveré a hacer! Tengo...tengo familia, hijos...ten piedad.-


Ésto llamó la atención de Lily, quién de inmediato apartó su pie, colocándolo con suavidad en el suelo frente a la lata y de pronto, otro terremoto asaltó el refugio de latón cuándo éste fue levantado por los aires y eventualmente seguido de una inclinación que, en compañía de la gravedad: lo sacó directo a la mano abierta de su perseguidora.


La chica no le dió oportunidad antes de tomarlo por una pierna y dejarlo de cabeza para luego sacudirlo en esa posición. Esa simple acción le causó una variedad de dolores, de cabeza por la posición y bruscos movimientos, en su pierna al ser apretada por los dedos y por último, en el resto de su cuerpo, cuando los mencionados lo soltaron de golpe sobre la misma mano de antes.


Se quejó y entre el aturdimiento alcanzó a notar que varias de un par cosas habían caído de sus bolsillos, su celular y billetera, la cuál fue recuperada por los dedos gigantes. 


Retrocedió una vez más, solo parando cuándo se encontró con un altísimo y cálido muro color piel; los dedos de la mano. Cada uno más grande, grueso y fuerte que él.


-Por fav-


-Chitón.- Le interrumpió la azabache.


Acomodó la cartera en la palma de la otra mano y ahí la regresó a su tamaño original sin problemas para luego atraparlo en el espacio entre su dedo pulgar e índice y así poder usar ambas manos para fisgonear en la misma. Su temperatura subió rápidamente debido al calor corporal ajeno, sin embargo, su mayor preocupación es ser aplastado por la más mínima presión de su parte.


Emitió un sonido de satisfacción al encontrar lo que buscaba, tomó un par de cosas del interior con dos dedos y despreocupada por su seguridad, usó la parte interna del pulgar para barrer al pequeño a su palma una vez más.


-Que bonita familia tienes.- Comentó al mostrarle la foto que se encontró, una esposa bonita, joven, un infante y una niña en la adolescencia.


El rostro del sujeto se iluminó por un momento.


-S-si, lo son¿Me dejarás regresar a ellos?-


Una carcajada, bueno más bien una risa burlona ante la pregunta.


-Oh no, para nada. Si andas coqueteando con chicas al azar en la calle seguro no son nada buenos. Pero te haré un favor, me aseguraré de reunirlos más tarde y lo pueden platicar en el otro mundo.-


La expresión siguiente fue, cómo dicen "la cereza en el pastel" ese momento en que la esperanza desaparece por completo. Ésto usualmente resulta en dos acciones por parte de sus víctimas; Suplican por la vida de su familia sacrificándose u ofreciendo cualquier cosa a cambio o, la desesperación alcanza su punto máximo y deciden pelear. 


Aparentemente éste caso es del último pues luego de estar inerte por unos minutos, esa criatura del tamaño de una moneda de baja denominación se paró y se lanzó en dirección a su rostro. 


Bien pudo haberlo dejado seguir y caer por la inclinación que se forma luego de su mano, incluso pudo voltearla de golpe para dejarlo caer ella misma a una muerte similar aunque más humillante al quitarle el control de la misma. Ambas son buenas opciones, pero ella prefiere algo más personal.


Levantó la muñeca y bajó la palma un poco, haciéndole no solo perder el balance pero también mandarlo al centro de su mano, dónde, le dió el tiempo suficiente para reaccionar y darse cuenta de cómo cinco dedos, largos y finos se estaban acercando a él.


Trató de correr una vez más, pero Lily lo paró con el mismo movimiento de antes hasta que los dígitos le encerraron en una prisión de carne con aroma a avellanas. Cerró los ojos, disfrutando cada segundo, cada golpecito desesperado que luego se convirtió en rasguños, después en fútiles intentos por aguantar la presión con sus extremidades.


 


Sintió sus huesos cediendo seguido de una sensación húmeda y cálida mientras sangre recorre el interior de su flojo puño hasta salir por la parte baja del mismo. Un poco más de presión y sintió el último y más satisfactorio  


Abrió la mano para ver el resultado. Una diminuta e insignificante masa irreconocible de carne y sangre.


━Esto es a lo que llaman ironía ¿No crees?━ Dijo a los restos antes de limpiarlos en su pantalón de mezclilla.


Contenta y satisfecha; Lily, la bruja dió media vuelta, su vista atenta a la licencia de conducir del sujeto. 


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Las pestes salen durante la noche by Mish

Se despertó de golpe. Con el ceño fruncido, expresión adormilada y el cabello despeinado; Miró las cercanías.


La única luz es la del exterior del departamento, una tenue, amarillenta luz, cortesía del poste cercano en la calle. Lily se quedó quieta por unos segundos, quizá el minuto entero.


—Baño.— Fue lo único que dijo antes de incorporarse, ponerse sus lindas pantuflas de conejo y se dirigió al inodoro, dónde se encargó de sus "asuntos" antes de emerger nuevamente luego de unos minutos.


Estaba lista para ir a dormir nuevamente, sin embargo, un sonido extraño proveniente de la cocina llamó su atención, la bruja frunció el ceño, frustrada creyendo que eran sus roommies qué estaban haciendo algo en la cocina. 


Lily salió al pasillo a pasos bien marcados y amenazantes con toda la intención de hacerse escuchar; entró a la cocina y casi inmediatamente fue recibida por un brillo púrpura que apareció  del suelo una vez llegó al centro de la misma. 


Un círculo mágico se formó alrededor suyo y ella se quedó quieta, mirando a las sombras, desde las cuáles emergió un grupo de seis personas vistiendo ropa y equipo táctico nocturno. 


—La tenemos señor ¿Órdenes?—


Uno habló por el auricular, mientras el resto, le apunta con las armas. 


—¿Cazadores de brujas?— Lily inquirió para luego sacudir su mano frente a ellos, normalmente un hechizo ya los habría aniquilado dónde están.


— Hah! ¿Qué te parece la barrera? Asquerosa bruja.—


Se burló uno, el del centro y más cercano a ella. 


Lili caminó sin cambiar mucho su expresión adormilada, extendió su mano y de la punta de su dedo salieron chispas cuándo éste tocó el límite de lo que parece ser una barrera selladora. 


—¿Y mis sirvientas? ¿Que les hicieron?—


El mismo sujeto hizo una señal con la cabeza para que mirase detrás suyo dónde, en la mesa se pueden apreciar un par de jaulas relativamente grandes, que contienen dos hadas, no están heridas pero si agotadas. Quizá las agarraron de la misma manera. 


—Cero dos, deja de hablar.— Regañó el que parece ser el líder, quién aparentemente ya había acabado de hablar con los jefes. 


—Las órdenes son deshacernos de ella y llevar cualquier útil a la base.—


El líder recargó su arma y apuntó por igual. Sin embargo, Lily no se veía asustada para estar en esa posición tan indefensa, al contrario, sigue adormilada y nada interesada.


—Ehhhh... Recuerdo cuándo las cosas no eran tan burocráticas, sólo llegaban y atacaban sin tanto preámbulo. —


Suspiró y en ese instante, los tres que estaban detrás, comenzaron a entrar en pánico.


—S-señor.— Llamó uno, con clara alarma en su voz.


—¿Qué sucede?— 


Sus párpados se abrieron en sorpresa, confusión ¿Cómo era posible? La bruja y sus hadas no deberían poder usar magia en esa posición, también se aseguraron de quitar cualquier trampa y protección en el lugar pero aún así, no solo los de atrás, todo su equipo se estaba encogiendo lenta, pero proporcionalmente de alguna manera. 


Fue cuándo notó la mano de la bruja, está postrada sobre el muro invisible y nota un extraño brillo proveniente de ésta. No, no es eso, no viene de ella más bien, viene de ellos y va a ella.


—FUEGO.— 


El ensordecedor sonido de las armas automáticas rompieron el silencio de la noche y las balas destrozaron todo en el lado opuesto. Humo y polvo obstruyeron parcialmente la vista del objetivo por un momento. 


El encogimiento se reanudó. Y entonces la escucharon, una risilla que les causó escalofríos y de la nubecilla, salió la figura femenina, sin ningún rasguño, incluso sus pijamas están intactas. Cruzó con facilidad lo que se supone era una barrera impenetrable, sus pantuflas tocaron el suelo con una fuerza mayor a un paso normal, no un pisotón exagerado, sólo un paso marcado.


Aquello fue suficiente para hacerlos temblar, literal y metafóricamente y antes de darse cuenta, se habían reducido al tamaño de una muñeca Barbie, aproximadamente 30 cm y continuaron bajando, el miedo, pánico y confusión los estaba consumiendo. 


—RETIRADA ¡YA! AHORA.— Gritó el capitán, quién sacó una granada extraña, es diminuta, pero aún debería causarle daño, mínimo distraerla.


La arrojó lo más alto que pudo; 3, 2 , 1. Desapareció, no explotó, no fue repelida, simplemente desapareció en algún punto en el aire. 


Se quedó atrás, mientras el llamado 02 aún estaba al frente, solo retrocediendo de a poco disparando todo su cargador y gritando a la ahora gigantesca bruja mientras ésta se le acercaba a cortos pasos con una sonrisa en su rostro, claramente le está oportunidad.


01 se acercó para arrastrarlo. Alcanzó a avanzar unos dos metros, sin embargo, antes de llegar, se quedó congelado cuando la sombra proyectada del pie gigante se elevó, actualmente no debían medir más de 15 cm por lo que la altura no fue la gran cosa, pero era cómo ver un pistón de tamaño industrial preparándose para impactar y en un momento, la punta de esa pantufla impactó contra el pecho del cazador rezagado.


Éste cayó al suelo, apenas volando unos dos metros más uno más al ser arrastrado por la inercia. Todo el oxígeno de sus pulmones fue expulsado violentamente por lo que se quedó un par de segundos, aturdido y tratando de conseguir jalar un poco de aire. 


Pero Lily no le daría tiempo. 


Un paso más y la bruja quedó sobre él, elevó el mismo pie con el que lo pateó, esta vez de manera vertical, esperó a que la mayoría de los ojos estuviese enfocada en ella y lo dejó caer, primero un buen pisotón con la parte delantera y amplia de su suela para inmovilizarlo aún más fracturar todos los huesos posibles pero sin hacerlo perder la conciencia. Lo volvió a elevar, esta vez más lentamente.


—NO ESP- 


Los gritos de 02 se cortaron al instante, seguido de un notable y enfermizo crujir cuándo Lily le aplastó la parte superior del cuerpo con el talón. 


01 se quedó congelado, ha sido testigo de muchas muertes, en la guerra, en las calles, las más violentas e Incredibles han sido en ese trabajo de cazador pero ésta, por alguna razón es de las más grotescas que ha presenciado.


La sombra de la bruja se postró sobre él, cosa que le hizo retraerse y bajar la cabeza en cobardía, pero ella pasó de largo, enfocándose en los que están más cerca de la puerta, tratando de huir. 


No es que pudieran notarlo, pero su reducción se había detenido hace unos segundos, por lo que han quedado en unos manejables 10 cm, pequeños para hacer algo, pero lo suficientemente grandes para verlos y escucharlos gritar. 


—¿Por qué carajo no funcionó? Se supone que no debería poder usar magia dentro de esa barrera!— Dijo 03 a 05, los que estaban en medio de todos y solo a unos metros de 06, quién estaba más cerca de la puerta. 


—Se supone, estaba probada y calibrada a la información-


Apenas sintieron el retumbar de los pasos cuándo desde atrás, un húmedo les hizo mirar atrás.


04 era el más rezagado luego del capitán y se supone estaba detrás de ellos, pero en su lugar ahora había una ensangrentada pantufla de conejo, con una piscina de sangre formándose bajo ella.


—Oops, no fue mi intención, sólo quería cortarle el paso.— Una disculpa obviamente falsa y burlona. 


03 no pudo con el pánico y tropezó, 05 trató de levantarla y ayudar, pero al sentir la presencia y aroma a sangre, la abandonó. 


Para ese momento, Lily estaba tarareando una canción, una simple, clásica; Estrellita dónde estás. 


—No...no...por favor, lo siento, por favor no...m-mamá.—


El pié descendió sobre ella sin piedad alguna, convirtiéndola en una mancha en el piso de madera. 


Continuó su marcha, ignorando a 05 quién cedió ante la presión y cayó al suelo, cubriendo su cabeza, cómo si eso fuese a protegerlo de algo tan grande y fuerte. 


06, la más joven, en apenas su 3ra misión estaba relativamente cerca del umbral de la puerta, sintió los pasos y la voz de Lily sobre ella pero no se detuvo, siguió corriendo hasta que las piernas le dolieron, sus pulmones arden y cuándo sintió que tenía oportunidad; la puerta se cerró frente a ella.


La bruja de cabello negro y puntas azules rió, ni siquiera usó magia, sólo caminó y usó su brazo, ahora mira a la pequeña en el suelo, derrotadada sobre sus rodillas. 


Lily la tomó entre sus finos dedos en un firme puño, regresó unos pasos y tomó a 05 de la misma manera, los dejó caer en la mesa cómo si fueran un juego de llaves o juguetes y al final hizo lo mismo con 01. 


Tomó una silla y se sentó, apoyando ambos codos sobre la mesa a propósito para intimidar a sus diminutos rehenes.


—Eso estuvo cerca.— Mintió. — Me gusta dormir ¿Saben lo que no me gusta? Que me despierten en la madrugada con éste tipo de tonterías ¿No pudieron hacerlo en la tarde o algo? — Se quejó cómo una empleada regular a la que le acaba de pasar un imprevisto que le arruinó la noche. 


05 comenzó a llorar, ha alcanzado su límite, a lo que Lily respondió juntando la uña de su índice apoyado sobre la yema del pulgar para luego soltarlo y darle un golpe que lo mandó a volar.


—La verdad no quiero lidiar con ésto ahorita, quiero dormir antes de abrir el café, así que mañana cuándo llegue, ustedes me dirán de dónde vienen ¿De acuerdo?— Apuntó a 01 y 06


Su rostro, tono de voz y expresiones eran como los de una chica adorable que estaba planeando alguna reunión para chismear, pero aquello no causó más que escalofríos en los dos aún conscientes. 


—Y ustedes.— Chasqueó los dedos y las jaulas de que habían mantenido prisioneras a sus hadas se abrieron. —Limpien ésto, luego pueden divertirse con ese de ahí si quieren.— 


Ambas, extremadamente lindas criaturas, una de cabello negro y una rosa, asintieron sin decir mucho pues sienten lo molesta que está la bruja.


Hecho y dicho aquello; apuntó a 05 quién rápidamente comenzó a encogerse pasando de 10 cm a sólo 3 cm dejándolo extremadamente diminuto y una escala similar a la de un muñeco pequeño en comparación a ambas hadas de 30cm. Las cuáles no perdieron tiempo y ya estaban sobre él, peleando por quien tendrá el primer turno.


—Hey, primero a limpiar.—


—¡Si jefa!—


Ambas respondieron al unísono. 


La más grande se levantó, tomó a ambos pequeños que interrogará a futuro y se fue a su habitación dónde los encerró en un frasco (con agujeros) y se fue a dormir.


Aunque use brujería para mantenerse joven y bonita, necesita todas sus horas de sueño. 


End Notes:

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La hora del desayuno by Mish

Distintas voces, entre quejas, lloriqueos y risas gobiernan el interior del café y abruman lo que la mayoría del tiempo es un ambiente tranquilo con música relajada. 


-Disculpa.-


Entre el bullicio y charlas entre amigos, de vez en cuando se puede escuchar el ocasional pedido el cuál es inmediatamente atendido por una de las dos diligentes y amables meseras luciendo adorables en uniformes de sirvienta. 


-¿Si? ¿En qué puedo ayudarle?-


Preguntó Jodi, una linda chica de cabello rosa por encima de los hombros, piernas largas atractivo rostro adornado con pequeños ojos rasgados y unos labios llenos, inflados que van muy bien con esas suaves mejillas suyas. 


El joven, empleado de oficina se quedó pasmado, casi hipnotizado por la presencia y energía que emana de ésta.


-Pisame.- Se le escapó, uno de esos pensamientos intrusivos que todo mundo tiene pero usualmente todos ahogamos. 


Jodi no lo tomó a mal, en realidad le sacó una carcajada, una que ahogó de inmediato para no ofender ni apenar más al chico.


-L-lo siento...no se que me pasó.-


De nuevo, la mesera no paró de sonreír, un poco abochornada. -No se preocupe, en serio, ahorita no puedo porque estoy trabajando, pero si me deja su nombre, quizá podamos arreglarnos en mi descanso.- Respondió acompañado con un guiño a lo que el tipo inconscientemente asintió.


Aclaró su garganta y recuperó la compostura.


-Dígame, ¿Necesita algo?-


-Oh sí, ah... Pedí un sándwich pero no me lo han traído. Realmente no ha pasado tanto y entiendo que están ocupadas con tanta gente pero no tengo mucho tiempo para desayuno.- 


Jodi, ahora en modo servicio al cliente, asintió.


-Entiendo y no es problema, permítame un momento y veré en la cocina si ya está listo, si no, yo misma se lo hago.- Y le entregó su mejor sonrisa, labios amplios pómulos salidos y dientes expuestos, algo digno de una modelo y con eso se fue. 


Aunque el café suele estar casi vacío en las noches y parte del día, a esa hora entre las 10 y 11:30 a.m. suele ser el horario más ocupado pues es la hora de la "estampida" matutina y con solo dos meseras y Lily tanto en la caja cómo la cocina suelen manejarse bien, pero la jefa estaba un poco distraída.


Lily, estaba en la cocina, supuestamente preparando los pedidos, pero en realidad solo estaba parada ahí, mirando a la nada mientras jugueteaba con algo en la boca.


-Lily... Lily!- Le llamó para luego golpear la puerta un par de veces.


Ésto la hizo reaccionar y sobresaltada casi se traga lo que tenía en la boca. 


-¿Qué pasa?- preguntó, acomodando sus lentes y moviendo aquello con su lengua a una posición entre los dientes y el labio interior. 


-Falta el sándwich de la mesa seis. Si estás ocupada puedo hacerlo yo.-


━Rayos. ━ La bruja miró a la mesa detrás suyo. -N-no, no ya esta listo, olvidé avisar, lo siento. Es para llevar ¿Cierto?- Dicho esto, tomó el plato con el sándwich, colocó su diestra sobre éste y en un parpadeo éste fue envuelto a la perfección por arte de magia. 


━Aquí está. Dale algo por la tardanza.━ Comentó a lo que Jodi sonrió, mordiendo su labio inferior. ━Oh, lo haré, pero un poco más tarde.━ 


Lily notó la risilla sospechosa y suspiró. 


━Al menos ya pagó.━


Con eso y un guiño, Jodi se retiró a entregar el pedido, recibiendo a cambió un papelito con el nombre del inocente comensal. 


Por su parte y ahora con menos clientela en el lugar, la azabache aprovechó para seguir con sus asuntos. Regresó al fondo de la pequeña cocina a rebuscar entre la estantería, sacó un plato amplio y cóncavo para luego pararse frente a la remesa con éste sobre la superficie mientras acomodó la zurda cerca de sus labios, los cuáles abrió con lentitud y sacó su lengua, para dejar caer dos figuras humanoides sobre la amplia palma de su mano.


No les dio mucho tiempo para recuperarse antes de usar los dedos de la mano derecha para propinarles la paliza de sus vidas. Uno, dos, diez golpes a cada uno usando solo el índice y dedo medio hasta dejarlos inmóviles pero conscientes. 


Hecho eso ladeó su extremidad para transferirlos al plato. 


Dos golpes húmedos seguidos de quejas llegaron solo a los odios de la bruja, quien relamió su saliva antes de apoyar su cabeza sobre la diestra, con la mirada altiva y seria a sus dos "dulces" juguetes antiestrés provisionales.


━¿Bien? ¿Listos para hablar?━ 


Las dos asustadas y desnudas figuras reaccionaron a su voz, aún cegadas por la saliva en sus ojos trataron de aprovechar la libertad para correr, solo resbalando casi al instante por la liberación de ésta en combinación con la porcelana del plato. 


━P-por favor, no sabemos nada, enserio, solo recibimos órdenes por diferentes medios.━


El varón fue el primero en retirar el grueso y pegajoso fluido de sus ojos, tanto su cuerpo, como el de su compañera están rojos por la fricción de la lengua ajena sobre ellos, además de pequeños cortes causados por los filosos y duros dientes. 


━...━ 


La chica se mantuvo en silencio y evitó levantar la mirada, sólo cubrió sus partes íntimas usando ambos brazos. 


Lily, ahora apoyada sobre la mesa comenzó a tamborilear con sus dedos, causando una linda reacción en ellos. La mujer demuestra ser la más vulnerable y frágil, mientras el sujeto es todo lo contrario, probablemente se ha endurecido por años y años de misiones, aunque recuerda su reacción a cuándo pisó al primer sujeto. Lo normal sería tomar a la chica y torturarla hasta romper al capitán. 


La bruja se tomó un momento a labios torcidos y apoyando una mano en su mentón mientras piensa. De pronto, la puerta que da a la cocina se abrió estrepitosamente, Lily se sorprendió cuándo Jaime, pasó corriendo y sin haber tocado.


━¿Que te he dicho sobre tocar?━ Reclamó. 


━Perdón, perdón, es que se acabaron los panecillos. Vine por más. ━


Ésto revivió la esperanza en ambos cautivos mientras escuchaban cosas moviéndose fuera de su vista, podrían pedir ayuda, quizá llamar la atención de la desconocida y en algún momento quizá ser rescatados; sin embargo, al pensarlo bien, la bruja bien podría matarla en ese momento sin dudarlo ¿Realmente podrían arriesgar la seguridad de una civil por su propio beneficio?


Su captora la sigue con la mirada y acomoda su cuerpo de acuerdo a la posición de la empleada, ahí 06 notó algo extraño. Están muy expuestos en ese plato y aún así, Lily no estaba haciendo nada por ocultarlos, tampoco finge estar haciendo otra cosa, además, la voz le parece curiosamente familiar, un poco diferente por la diferencia entre sus escalas y el eco causando por la superficie de la vajilla, pero jura haberla escuchado en algún lado. 


Entonces la otra gigante entró en su campo visual, esta vez más lento y claro.


01 trató de esconderse, quedarse lo más quieto posible para no ser descubiertos y no costarle la vida. Pero 06 no se preocupó por eso, pues ahora la recuerda. 


━Lo sientooooo, tocaré la próxima vez ¿Ok? Trataré de no meterme cuándo estés ocu- oh por...━ 


La titánica figura apartó a la bruja por un momento, cubriendo todo el panorama con su lindo rostro. De cabello completamente oscuro, ojos grandes, brillantes y expresivos, nariz chata pero linda, con una piel blanca, casi cómo la de una muñeca de porcelana. 


Es mucho, mucho más grande que ayer, sin alas ni orejas puntiagudas, pero definitivamente es una de las hadas que sirven a la bruja. 


━¡Que lindooooos! Tan pequeñitos, sí, definitivamente súper súper lindos que hasta dan ganas de comerlos!━ Su voz, ya dulce y alegre, se volvió chillona y aún más llena de energía, se acercó tanto a ellos, que el volumen fue suficiente para aturdirlos y la fuerza de su aliento los hizo caer.


━¿Quieren que los saque de aquí? Solo diganme sus nombres y-━ 


Lily la empujó para retomar su asiento.


━¡Quieta! No.━ Incluso le echó agua como a un perrito o un gato travieso.


━Ayer les di uno ¿Ya lo rompieron?━


Jaime negó, sonrió, dio unos golpecitos a una zona baja de su falda y rió traviesa. 


━Yo gané el piedra papel tijeras así que es mío hasta las seis.━


Lily rodó los ojos. ━Entonces deja éstos, son míos. ━


La hada tamaño humano hizo un puchero, tomó la bandeja y salió, no sin antes sacarle la lengua a su jefa. 


Quedaron en silencio, derrotados al no tener aliados, pero también preocupados ya que "aquél" del que hablaron claramente era 05 y posiblemente la estaba pasando peor al estar siendo torturado sin razón más que el placer.


━Regresando al tema.━ Lily dejó caer su mano para recuperar la atención de los pequeños. ━Los suyos siempre han sido una molestia, como cucarachas o ratones que me despiertan en la noche con sus escándalos y no me gusta que me despierten.━


Levantó la diestra en dirección a ellos. 


━Lo siento, seguro te hará algo primero para tratar de sacarme información, pero por favor...se fuert-━ 


Para sorpresa de ambos, los poderosos dedos de Lily tomaron al capitán y dejaron atrás a la subordinada.


Una fría presión cayó sobre ellos y por un momento, la expresión de Lily quedó oculta tras su propia sombra al haberse acomodado justo frente a la fuente de luz. 


No dijo nada en ese momento, sólo lo hizo crecer a los 10 cm de ayer y envolvió su torso usando solo tres dedos de la zurda, mientras el índice y pulgar de la diestra sujetaron una de sus piernas y comenzó a jalar. 


Trató de resistir, pero los gritos de dolor comenzaron casi al instante. 06, cerró los ojos mientras usó sus manos para ahogar el sonido, pero éstos aún penetraron hasta su cabeza. 


Huesos crujieron acompañados del sonido de la carne siendo arrancada y eventualmente, algo cayó frente a ella, formando un charco de sangre que fácilmente contrastó sobre la blanca superficie. 


La chica gritó y resbaló al intentar retroceder, empapandose del líquido carmesí en el proceso.


━Mira. O ésto te pasará a ti.━


Renuente, la pequeña negó con la cabeza, lágrimas cayendo de sus mejillas. Lily repitió el proceso, ahora con un brazo. 


━ Si estás esperando a que entre en shock o se desmaye. Tengo malas noticias para ti. Está tan despierto y espabilado como a la hora de comer.━


No miente, para ella no es obvio pues no se atreve a verlo, pero aguantar todo ese dolor y perder esa cantidad de sangre no es natural.


La bruja sonrió. ━Sabes cómo acabar con su sufrimiento. Y quién sabe, quizá hasta te deje vivir.~


Lo levantó desde el brazo sano y con un movimiento lo colocó en su boca, empezando con sus pies y dejando expuesto del torso para arriba, posición perfecta para que la joven pueda apreciar el dolor y sufrimiento. 


La cazadora por fin volteo a verlos, solo para retroceder ante la sangrienta escena, Lily pudo notar un peculiar charco de color amarillento formandose a sus pies y mezclándose con la sangre. 


Lily aplicó presión con sus dientes, cosa que le sacó un grito de agonía a su víctima además de exprimir más sangre de éste. 


━¡Está bien! ¡Está bien! Te diré lo que se, pero por favor...ya no más.━


Con una sonrisa de satisfacción, Lily levantó sus labios, los infló cómo si estuviese por dar un beso, usó sus labios y así succiono al veterano dentro de su boca, donde usó la lengua para acomodarlo de modo en que pudo decapitarlo de un mordisco para mantener la promesa. Posteriormente lo llevó al abismo de su garganta, por la cuál bajó como bulto con un audible <Gulp> hasta el estómago de la bruja. 


━Listo no fue tan difícil ¿Verdad?━ Preguntó a la ahora rota cazadora.


Atacar y humillar a los fuertes es divertido, pero para Lily, no hay emoción que se compare a la euforia que siente al torturar a los débiles e indefensos. 


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Control de plagas by Mish

Lily entró a su oficina, viste con una blusa beige de manga cortanla cuál tiene unos lentes oscuros en el cuello, shorts, tenis negros (actualmente cubiertos de tierra) y su cabello está levantando en una coleta corta un llamado "chongo", fue a su escritorio a dónde había dejado a la diminuta cazadora.


Con la uña del índice golpeó el muro del frasco dónde la tiene prisionera y cuándo ésto no la despertó, sólo abrió la tapa y lo ladeó para sacarla a su mano. La pobre estaba tan confundida y alarmada que le sacó una risilla a la bruja. 


-Volvimos~ tu información fue correcta, llegamos a ellos.-


La chica de cabellos rubios que aún intenta cubrir sus partes íntimas levantó la cabeza, pero claramente evita hacer contacto visual ¿Miedo? ¿Vergüenza? Quizá ambas. 


-E-entiendo...¿Que pasará ahora?-


Lily aún la tiene en su mano pero había dejado de mirarla y actualmente se está cambiando los tenis por un par limpio, suele tenerlos para casos como éste, aunque la mayoría de las veces se le ensucian de sangre y no tierra. 


-Hmmm...no sé, quizá beba algo y aproveche que cerramos por hoy para arreglar el jardín. Dime ¿Qué flor te gusta?-


Confundida y un poco molesta, la pequeña cree que sólo está jugando con ella. 


-¿Eh? Las Dalias, creo...

Es decir. No, me refiero con la organización... conmigo.- El corazón le duele y la incertidumbre le disparó la ansiedad hasta el techo. 


Lily por fin la miró otra vez, llevó el índice a su mentón y pensó un momento. -A ti te prometí que te dejaría vivir, pero tus amigos cazadores, hmmm. Creo que es mejor si te muestro.- 


-¿E-eh? ¿Cómo?- Inquirió, tiene un feo presentimiento.


La titán se encaminó a prisa y para 06, las fuerzas G resultantes se sintieron como ir en un auto deportivo a máxima velocidad, incluso la mantuvieron pegada a la palma de la gigante. 


Cruzaron la puerta y llegaron a la cocina, dónde anteriormente presenció una de las peores y más crueles torturas, su ansiedad se disparó aún más y sintió los inicios de un ataque, por suerte, Lily la llevó a otra mesa, una grande y amplia en el centro dónde las hadas parecen estar ocupadas con algo. 


Jodi actualmente se encuentra sentada con los brazos apoyada sobre ésta, leyendo un papel mientras Jaime está en su forma natural de hada, de pié y tratando de acomodar algo según la pelirosa le dicta. 


Desde ahí puede ver un objeto rectangular, orientado de manera vertical con las partes más gruesas a lo largo. Es similar a una pecera, pero muchísimo más delgada y llena de arena.


-Aquí, los puedes ver. Esperaba algo de lucha pero al final solo eran aficionados que se confiaron mucho.- Comentó con una sonrisa y risa burlona. 


-¡Pero fue divertido! Se defendieron bien de nosotras dos ¿Verdad Jodie?- Exclamó alegre la pelinegra, a lo que la más alta asintió con una sonrisa.


-¿C-como? No entiendo...- El presentimiento fue haciéndose cada vez peor, fue cuándo por el rabillo del ojo pudo ver unos objetos a los pies de Jaime, parecían autos, una grúa destruida eran absurdamente pequeños, más que ella incluso pues hasta el pie diminuto del hada luce como un edificio en comparación. Los reconoce, quizá no los vehículos destruidos en específico, pero la grúa. Está segura que es la misma que está en el deshuesadero de autos que utilizan como cubierta para su base.


Su corazón saltó un latido y miró de nuevo al objeto en el que las hadas trabajan. Éste no es tan grande pues al compararle con Jaime, el muro más alto apenas alcanza la parte baja de sus pechos, aunque ahora está parada sobre las puntas de sus pies para ganar un poco más de altura y alcanzar lo que sea que está tratando de acomodar. Es una granja de hormigas, ella solía tener una cuándo niña. 


Siguió examinando con la vista, el brazo de Jaime cabe a la perfección en la estrecha separación mientras trata de ver la mejor manera de acomodar los pequeñísimos autos sobre la arena, asegurándose de no apilarlos y ahí, al extremo opuesto está una casucha, abierta por la mitad como casa de muñecas y en el interior, puede ver movimiento. A simple vista, por el tamaño (y lógica) parecen ser hormigas.


Pero nada es lo que parece en el café de Lily.


-AH!-


El quejido alarmado de la azabache la distrajo, al parecer se apoyó mucho sobre un pié y resbaló, aplastando y hundiendo unos autos bajo la arena con solo su mano y peso. 


-¡Ten cuidado!! No nos quedaron muchos y los de plástico no serán lo mismo para ellos.- Regañó Jodie y Lily sólo rió al ver como sus empleadas tienen problemas con eso. 


Ese último comentario fue lo último que necesitó para caer en cuenta. 


-Van a acabar matándolos antes de armar esa cosa. Aunque igual seguro se olvidan de ellos y se mueren de inanición en un mes.-


-Poca confianza! Verás que los cuidaremos muy bien y tendremos muchos humanitos en nuestra colonia.- Respondió Jodie, ahora inclinándose sobre el cristal del lado de la casucha, ahí dió dos toques suaves con su adornada uña. 


Lily rodó los ojos, suspiró y sacudió la mano un poco al ver qué la cazadora estaba distraída.


-Ahí lo tienes, tus amigos y compañeros ahora son un proyecto de ciencias. Al menos los veinte que se ofrecieron a cambio de su vida.- 


-No la escuchen, los vamos a tratar muy bien, con comida, agua y muchos juegos y cariño!- Las palabras de Jaime irradian alegría y genuina emoción anticipada, pero el contexto es sumamente aterrador.


Los dedos de Lily apretaron el diminuto cuerpo de la destrozada chica que ahora está llorando.


-¿C-como? Pero si se fueron hace dos horas y-y la base tiene armas, defensas contra todo tipo de magia...- 


La bruja estaba ocupada con otras cosas, entrebuscando con su mano libre en un contenedor dentro de un cajón ahí mismo.


-Oh sí, esas cosas no sirven conmigo, sólo me encargué de unas cosas y esperé bajó una sombra. Ellas hicieron el resto, la verdad acabamos como en una hora.-Explico cómo si no fuese la gran cosa.- Nos tardamos más porque se pusieron a negociar con los sobrevivientes y luego fuimos a una tienda a comprar la granja de hormigas.- 


Dicho lo último, Lily festejó por lo bajo y del contenedor sacó una pequeña semilla de Dalia, misma que le entregó en sus manos a la cautiva. Está incrédula, destrozada ante el desarrollo de los hechos.


-Estare en el jardín, si quieren suban cuándo acaben.-


-Esta bieeeeen.- Respondieron al unísono cómo niñas a su mamá. 


La bruja abrió una puerta en la parte trasera del local, de ahí a un pasillo corto y luego una fila de escaleras, las cuáles subió.


-No puede ser...no, no puedo dejarlos ahí e irme como si nada ¿Que puedo hacer para que los dejes ir?-


-¿Huh?- Ahora Lily es la confundida. -¿Cuándo dije que eras libre de irte?- 


Ésto fue como un cubetazo de agua fría para la pequeña quién perdió el color de su piel y comenzó a hiperventilar. 


-Pero tú dijiste--


-Que te dejaría vivir, no que te dejaría ir. Te vas a quedar aquí por el resto de tu vida.- 


Llegaron al techo y ahí Lily abrió otra puerta, revelando la azotea y el hermoso jardín que la bruja tiene ahí, una pequeña terraza llena de filas de macetas con distintos tipos de flores, unas en el suelo y otras en macetas colgantes, una mesita y una silla bajo un tejaban.


-¿Y-y entonces qué? ¿Volveré al frasco? ¿Me harás más pequeña y me pondrás con compañeros a los que traicione?- 


Sus manos se aflojaron y soltó la semilla. Aquello la llevó al límite y el miedo se convirtió en desesperación.


La bruja la levantó a la altura de su pecho (muy plano por cierto) y con el índice de su mano libre le dió un golpe. 


-¿No escuchaste nada de lo que dije? Si te meto ahí morirás muy pronto y no exactamente a manos de los otros disque cazadores. Jodie y Jaime, son como niñas pequeñas, les harán caso unas semanas, pero luego se van a aburrir y se olvidarán de darles comida.-


Continuó caminando hasta llegar a una maceta pequeña, donde ya hay un agujero con una etiqueta, un letrero puesto.


-Y cuándo dije que estarás aquí, me refería a este lugar, con las flores.-


Se inclinó hasta quedar en cuclillas y preparó algo con la mano libre. 


La rubia ya está cansada, no le importa vivir o no, simplemente no quiere seguir con esta locura bajo la bruja y sus hadas desquiciadas.


-Pero no se nada de jardinería.- Notó algo en su mano por el rabillo de su ojo. La semilla, la soltó hace rato y no la está sosteniendo, pero de algún modo sigue pegada a su mano.


La gigante rió, levantó la mano a su rostro y apoyó su mejilla sobre el dorso de la mano libre.


-Intenta de nuevo.- 


La sonrisa se volvió más entretenida, inquieta, cómo cuándo sabes que algo va pasar en una película y anticipas la reacción de otras personas. 


06, extrañada, levantó su diestra y al examinar de cerca, se dió cuenta de que ha comenzado a germinar, el hipocotilo es visible y de éste ya están saliendo raíces, las cuáles se han aferrado a su mano. 


Ésto la asustó y usó la mano izquierda para quitarla, empujó y empujó, pero las raíces solo se aferraron más y eventualmente se enterraron en su brazo, causándole dolor y sacándole un chillido de pánico. 


Dió un pasó atrás, pero tropezó entre la suavidad e irregularidad de la mano de Lily, cayó sobre su trasero y en esa posición retrocedió a base de pataleos, siente las raíces haciéndose camino por su brazo, conforme el golpeteo de su corazón en el pecho se incrementa. 


Una raíz más grande salió de su brazo a su pecho, dónde se enterró de la misma manera y eventualmente dos, tres más la envolvieron, juntando la semilla a su pecho, constriñendo cómo si fuese una serpiente que amenaza con asfixiarla.


Las raíces llegaron a su boca y se introdujeron por ésta, pero aún tuvo espacio suficiente para mover la cabeza en dirección a la bruja, quién parece muy entretenida con la escena.


-Seguro piensas algo como "Ésto me va a matar ¿No que iba a vivir?"- Imitó en una voz más chillona y burlona para luego, usar su índice, no para golpearla como antes, sino para darle una caricia en la cabeza para tranquilizarla.-Se lo que parece, pero tranquila, prometí dejarte vivir y eso haré.- La levantó más y acercó sus labios para darle un cálido beso mientras las raíces la envuelven casi por completo.


-Usará tu vida como nutrientes para crecer grande y fuerte. Después usará los propios para mantenerte viva, en simbiosis! -


Mientras explica; bajó la mano de a poco para ladearla y dejarla caer con gentileza al agujero, tomó sus guantes de jardinería, una pala y empezó a echarle algo de tierra. 


-No te podrás mover ni hablar, pero se unirá a ti y compartirá sus sensaciones contigo, podrás ver el mundo como una linda Dalia por mucho, mucho tiempo. Las cuidaré muy bien.- 


Lily no ríe ni se burla, lo explica de corazón, cómo si aquel destino fuese un gran honor que le entregó a ella ¿y cómo no? Ama las flores, lo de atormentarla con un destino peor que la muerte es un extra.


Terminó de cubrirla con tierra y fue a sentarse a ver el atardecer.


El tallo de la flor no tardó en emerger de entre la tierra, frente a éste hay un letrero que dice [Brooke] el nombre civil de 06.


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El territorio de una bruja by Mish

Un pueblo a dos, quizá tres horas de la ciudad, relativamente pequeño con apenas 6000 habitantes, familias, hombres, mujeres y niños con trabajo, escuela, juegos, citas. Viven su día a día con normalidad sin saber que, todos y cada uno (además de los que visiten y pasen por ahí) son pertenencias de una adorable bruja. Aunque si tienen un miedo subconsciente que les molesta a todas horas cuándo están fuera en la calle. 


Con mucha razón, pues, aunque la cafetería es el lugar que Lily usa para atraer y elegir a sus víctimas, a ella le encanta salir de vez en cuándo a recolectar, tomenlo cómo ir a supermercado o ir a una plantación a elegir manzanas o fresas directamente de los árboles/arbustos.


Hoy es uno de esos días y ha puesto su mirada en un grupo, cuatro chicos y tres chicas, parecen ser amigos, aunque dos de ellos obviamente son pareja, van juntos, riendo y haciendo comentarios, aparentemente acaban de salir del cine y van a su próxima parada de la noche. Lamentablemente ésta no será la que tienen planeada. 


La bruja mantuvo una distancia suficiente para no perderlos de vista, escucharlos y por supuesto hacerles sentir la paranoia de su presencia.


Desde su posición podía escucharlos bien a pesar de estar hablando a susurros, risas, bromas sobre que quizá tiene un crush con uno de los chicos, a lo que la pareja se detuvo un momento a petición de la chica, ahí tomó el rostro de su novio y plantó un marcado beso antes de seguir.


Lily rodó los ojos ante la escena. 


"Ugh, ridículos." Pensó.


Las risas y charla banal no duraron mucho cuándo no solo notaron que estaban en un lugar alejado al de su destino original, sino también que no había ni una sola alma cerca, personas, animales, nada a pesar de estar en lo que debería ser una zona habitada. Uno de los chicos sacó el celular para usar el GPS para ubicarse y seguir el camino, lamentable y extrañamente; no hay señal. 


No podía culparlos por tardar en notarlo, pero no deja de parecerle divertido como es que un truco tan viejo cómo un simple hechizo de desorientación sumada a una barrera para aislarlos de cualquier otro tipo de vida sigue siendo tan efectivo en esta época. Y eso que ni siquiera están en un bosque. 


Da gracias a tiktok por arruinar el sentido de atención de las personas. 


La paranoia incrementó, pudo notar que al menos uno quiso regresar a hablar con ella, quizá para pedirle direcciones, pero el resto no lo dejó, en lugar de eso continuaron caminando, con la intención de dar vuelta a la calle y regresar por dónde vinieron, o más bien a dónde ellos creen que van. 


Aún no se percatan de que están en la palma de su mano, metafóricamente hablando claro, pero pronto será algo literal. No se molestó en moverse de ahí pues al paso de un minuto, el grupo acabó regresando a ese mismo lugar, sólo que por el lado opuesto de esa misma calle. La confusión se sumó a la tormenta de sentimientos, retrocedieron en pánico y esta vez terminaron detrás de ella. 


━¿Que carajo es ésto?━ Maldijo el único con pareja. 


━Tranquilo, tranquilo, seguro dimos una...unas vueltas mal.━ Intervino quien parece ser el líder de la salida. ━Oye, disculpa ¿Podrías ayudarnos?━ Agregó.


Mientras se acercó a Lily, el resto se se juntó en bola para tratar de descifrar dónde fue que se desviaron, pero al paso de unos minutos de no llegar a ningún lado; notaron que su amigo había desaparecido.


━¿A donde fue?━ Inquirió el otro soltero. 


━¿Quién?━ Respondió Lily con su cabeza parcialmente inclinada y fingiendo no saber de qué habla. 


━Mira, no estamos para bromas.━ El novio acabó por perder la paciencia y siendo el macho alfa frente a su novia, se acercó a Lily, mostrando un aire de autoridad. ━ A dónde se fue Jona-━ 


La azabache lo interrumpió al poner su diestra en su nuca y en un suave movimiento lo jalo al mismo tiempo en que se paró de puntitas para alcanzar sus labios. La novia fue la primera en reaccionar mientras los restantes solo se quedaron parados, boquiabiertos.


━¿Quien te crees que eres maldita zorra?━ 


Fúrica, con el ceño fruncido y a pasos marcados; la chica extendió su mano para apartar a su novio y propinarle la cachetada más dura de su vida a esa atrevida. Sin embargo, cuándo colocó sus dedos sobre el hombro de su novio, notó una sensación extraña. No es bajita en ningún sentido, pero su pareja es más alto, no por mucho, quizá 5-8 cm, nada muy notable, pero una diferencia que normalmente la hace tener que elevarse un poco para alcanzar su cuello y abrazarlo, pero esta vez, no tuvo que hacerlo y no solo eso, su mano, se sintió muy grande en comparación a la figura de éste.


Ahí fue que se dio cuenta que, ahora puede ver por encima de la cabellera de su novio y notó un forcejeó de su parte, cómo tratando de apartarse y romper el beso, pero incapaz de conseguirlo, cómo si le estuvieran ganando en fuerza. 


Pronto, la diferencia entre las alturas fue muchísimo más notable, pasando de medir solo unos centímetros menos, a ahora asemejarse a un niño en altura y siendo sostenido como tal, luego a un bebé, un muñeco Ken y eventualmente...desapareció entre los dedos que le sostenían. 


Lily solo lo empujó con suavidad al interior de su boca y sonrió victoriosa al haberle arrebatado al novio en más de un sentido. 


━¿Que carajo?━


Retrocedió, sorprendida y con un tono de terror en su voz. Para ésto, una de las dos chicas gritó, mientras la otra quedó en shock ante lo sucedido. El chico restante sacudió a las dos últimas para sacarlas del pánico y tomó a la ahora soltera del brazo para así echarse a correr con las tres. 


━Oh, un héroe~━


Susurró la bruja al ver la valerosa acción, normalmente corren por su cuenta y abandonan a todos por su propia supervivencia, no cambia su destino, sólo le tomó por sorpresa. 


Los siguió a un paso calmado y despreocupado, riendo con diversión tarareando [The london bridge is falling down] mientras piden auxilio a gritos y golpean puertas sin éxito alguno hasta que, eventualmente se acorralaron solos en un callejón sin salida. Dió la vuelta y lo primero que vio fue un trozo de madera directamente frente a ella. 


Lamentablemente para ellos, detuvo el golpe sorpresa con una sola mano y el contrario, notó un agarre extrañamente fuerte al punto en que ya no pudo mover el tablón por más que intentó y eventualmente él, quién se supone es más grande y fuerte, acabó cediendo, sus manos resbalaron y el impulso lo hizo tropezar sobre su propio trasero. 


Retrocedio en pánico al ver como la linda barista del café local se le acercó un paso a la vez, luciendo más y más grande a sus ojos y pronto, esos suaves pasos se convirtieron en temblores ocasionados por las suelas de goma, uno, dos, el tercero se quedó a medias, con el talón en el suelo y la parte frontal elevada, cómo si le estuviese dando un par de segundos para apreciar bien el patrón de su suela, es un tenis común, de buena marca y calidad, pero un calzado común, con tierra pegada, piedritas atoradas entre las líneas del diseño, pero lo que más le llamó la atención fueron unas manchas rojas dispersas en distintas partes y combinadas con lo ya mencionado. 


Miró al lado, al fondo donde sus amigas lo estaban viendo con el maquillaje corrido por las lágrimas de terror, extendió su diestra en súplica. 


-Ayud--


La suela bajó sobre él con la misma fuerza y peso de un paso casual que, para alguien de ese tamaño sería comparable a qué te caiga un tanque encima. 


No satisfecha con eso, Lily giró el pie en el mismo lugar, tallando y moliendolo bajo éste cómo a una colilla de cigarro o a una cucaracha molesta. Cuándo lo levantó, sólo quedó una mancha de color rojo. 


-N-no, ¡No te acerques! ¿Q-quieres dinero? Podemos darte.-


Ofreció una, buscando su cartera, sus tarjetas, mientras la segunda estaba abrazando sus piernas en un rincón, llorando. La tercera, la novia, se le acercó.


-¿Dónde está? ¿Qué le hiciste? ¡Regresamelo!-


Lily, con una risa sofocada abrió su boca y sacó la lengua, en ella se puede ver una diminuta figura; empapado de saliva, lleno de cortes causados por los dientes y aporreado por la lengua, el novio no se mueve, pero aún respira. 


Espero un momento para que le diera un buen vistazo antes de meterlo de nuevo y juguetear con él como si de un dulce se tratase, apenas resiste las ganas de morderlo. 


-No está mal. He tenido mejores.- 


Ésto hizo enojar más a la chica quien se coloreó de rojo y se lanzó sobre la bruja. Para cuándo la alcanzó, ésta era apenas del tamaño de un ratoncito. 


Lily la miró atacando su tenis desde las alturas, tan indefensa y débil, ni siquiera siente sus golpes pues los tenis absorben todo impacto de esas manitas. En lugar de darle la atención que quería, la bruja sólo acomodó su pie y dió un paso en dirección a las dos chicas restantes, dejando a la enojada ahí por el momento. 


No se tomó tanta molestia con la del rincón, solo se acercó, la encogió y la echó en su bolso, dónde actualmente se encuentra inconsciente el primero de los chicos.


Para cuándo volteo con la última, ésta ya estaba hecha un mar de lágrimas, su maquillaje está corrido, sus piernas tiemblan al punto de no poder sostenerla y actualmente está en el suelo en el proceso de huir a gatas.


Lily se le acercó con tranquilidad mientras absorbe su altura.


-¿Pog qhé nosohtrogs?- Preguntó, apenas puede hablar entre lágrimas, espasmos diafragmales y el miedo.


Llegó a ella y se colocó en cuclillas, divertida y parcialmente asombrada por los esfuerzos de la chica.


-Solo los vi y me parecieron un grupo divertido.-


Alzó los brazos sin darle mucha importancia antes de tomarla entre sus dedos y depositarla junto con los otros.


-UUUUUUUHHHHH sí que fue divertido.- Dijo al incorporarse y estirar los brazos, tiene una gran sonrisa en el rostro. -...ah, sí, casi me olvido.-


Unos pasos más y llegó a la última quién, para su sorpresa no huyó ni fue a esconderse, al contrario, parecía seguirla. Probablemente ha perdido la cabeza. 


-¿Qué hacer contigo?- Se quedó ahí jugueteando con su dulce y lo pensó un poco en lo que la alcanzó. -¡Ah!-


Se le ocurrió algo bueno, pero, antes de poder tomarla, algo detrás suyo llamó su atención.


-¡ALTO AHÍ!-


Honestamente, la voz desconocida la tomó por sorpresa y es que, con la barrera puesta, no debería haber nadie más en ese lugar, al menos ningún tipo de ser sin magia.


Detrás suyo, en la entrada del callejón hay algo que nunca esperó ver en su vida, una chica joven, probablemente en sus diecisiete, diesciocho, vistiendo un llamativo traje rosado, brillante, con accesorios, botas de tacón y apuntándole con un báculo en su mano. 


-¿Qué carajo?-


La chica es muy linda y parece haber salido de una convención de videojuegos o de animé. Pero sin convenciones en ese pueblo conu na casi nula cultura otaku, su presencia ahí significa una sola cosa.


Ahí, frente a ella, está una chica mágica real.


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Consecuencias by Mish

Con el tintineo de las llaves anunciando su llegada; Lily abrió la puerta trasera del local. Entró, yendo directamente a la cocina, movió el interruptor de la luz y con un movimiento de su mano, el lugar cobró vida. 


Las puertecillas de los gabinetes se abrieron para dejar salir un reducido número de ingredientes, así cómo utensilios y recipientes que flotaron por su cuenta hasta aterrizar de manera ordenada sobre la mesa mientras ella acomoda su relativamente largo cabello en un chongo y se lava las manos. 


—¿Manzana o fresa?— Pensó, ambos frutos flotando frente a ella. 


—Ambos.— Declaró.


Siete manzanas más y casi dos docenas de los respectivos  frutos se sumaron para, posteriormente colocarse en una tabla de cortar en la mesa a la par en que un mandil (estampado con flores) y un cuchillo flotaron a ella. 


Sintió una picazón en su pierna derecha, debajo de la rodilla, creyó que sólo era alguna hojita que se atoró en sus mallas por lo que solo se rascó y comenzó a cortar las manzanas. Detrás suyo se pueden ver unas bolsas de harina vaciando el contenido dentro de recipientes, algo de azúcar, aceite y demás ingredientes para crear la masa para pie. Realmente podría hacerlo todo sin tener que levantar un dedo, pero así como la jardinería y torturar a los pequeños mortales, cocinar es algo que gusta hacer ella misma. Al menos el 80% de ésto. 


Echó la fruta cortada y preparada en cuatro platos diferentes, éstos ya tienen la base colocada al fondo, pero antes de colocar la red de masa encima; recordó algo. El ingrediente secreto. 


Buscó en su bolso y sacó un frasco, pero antes de abrirlo, volvió a sentir las cosquillas. Está vez fue más insistente, con la diferencia de que incluso las pudo sentir en el dorso de su mano cuándo trató de rascarse. 


—AGH.— Se quejó y dejó (con fuerza) el frasco en la mesa antes de mirar abajo, justo a tiempo para atrapar una delgada y fina chispa, similar a la electricidad estática, solo que ésto no viene de su propia ropa, sino de algo en el suelo.


Suspiró con fastidio al darse cuenta de el, o mejor dicho, la culpable.


—¿Otra vez? ¿Cuántas veces te vas a escapar? ¿Sabes que una flor muere cada que lo haces?—


Y es que, ahí abajo, con tan solo 5 cm de altura está la rosada (y enterregada) figura de la chica mágica que la tomó por sorpresa hace unos días.


La está atacando desde el suelo, rayos, flamas, variedad de hechizos que parecen sacados de un cómic o manga. 


—¡Me detendré una vez te derrote! O decidas dejar el camino del mal...lo primero que pase.—


—Hablas con mucha valentía. Para alguien del tamaño de una cucaracha.—


Lily dió un paso adelante y eso fue suficiente para hacerla temblar y acobardarse. Dos, tres pasos más y solo tuvo que inclinarse para atraparla entre sus dedos, algo similar a como la capturó aquél día. Todos son valientes y rudos hasta que la miran desde esa perspectiva. 


La pequeña chica, conocida como Janet forcejeo los primeros segundos, hasta que sintió cómo su fuerza iba dejando su cuerpo y eventualmente se sintió muy cansada como para hacerlo más.


Lily la depositó en un frasco distinto.


—Quédate ahí.—


Volvió a lo suyo, tomó el primer contenedor, dejando ver qué en su interior hay cinco figuras, tres mujeres y dos hombres, un especialmente aterrado de verla, pero todos igual de asustados y suplicantes. 


La bruja no hizo caso, obviamente. Sólo abrió la tapa, lo inclinó un poco y con su mano libre, abierta y con la palma al techo; comenzó a flexionar los dedos de afuera hacía dentro, la clásica señal de "ven" que se suele usar con los perros.


La joven héroe notó que es el mismo grupo que atrapó la última vez y aún sin poder pararse sobre sus propias piernas, gateó hasta el muro de cristal y golpeó con fuerza.


—¿Q-que...que vas a hacer? No, e-espera.— Le llamó. —No tienes que hacer ésto! Se que los humanos son crueles y-y seguro te han hecho daño pero hay gente bue-—


En un rápido movimiento, Lily golpeó la mesa con una fuerza que, no sólo hizo temblar la misma, sino también toda la cocina, así mismo, los objetos flotantes que han estado trabajando por su cuenta al fondo pararon por un momento.


—¿Qué sabés tú? ¿Sabes lo que es perder tú familia a manos de unos pueblerinos ignorantes? ¿Verlos quemarse frente a ti mientras pides a gritos que alguien los ayude?—


La atmósfera cambió, se volvió más pesada, silenciosa, Janet sintió su corazón golpeando con fuerza en el interior de su pecho conforme el gigantesco rostro de la azabache se acercó a su prisión.


—Pfff. Por que yo tampoco.—


Toda esa presión desapareció cuándo la más grande rió. 


— De hecho fui yo quién le hizo eso a los del pueblo dónde crecí, una pequeña lámpara de aceite fue suficiente para casi todas las familias. La verdad tuve una buena y divertida juventud.— Agregó, volviendo su mirada al frasco con más personas, una sonrisa divertida en su rostro.


Horrorizada, fue testigo de cómo la bruja consigue que sus platillos sean tan deliciosos. Algo, como un fino polvo brillante comenzó a emanar de dos de las chicas y el otro chico, flotando con suavidad hasta la mano de Lily, quién al tener una nube de éste en la mano, lo vertió sobre los postres recién preparados. 


El trío cayó al suelo, secos o más bien parecían momificados y viejos. 


— Estás demente...—


Lily fingió estar ofendida.


—"Demente" es una palabra muy fuerte. Digo, ¿Sabes porque los humanos usan animales, plantas y bichos a su gusto todo el tiempo?—


La chica mágica negó.


—Porque son superiores a ellos y con esa lógica en mente o bueno, se creen que lo son.—


Metió la diestra al primer frasco y con dos dedos sacó al chico aterrado, el mismo que hace días pasó horas dentro de su boca cómo un dulce. 


—¿Y por eso lo haces? ¿Porque te crees superior a los humanos normales?—


Janet se está exaltando, pareciera ser que es la primera vez que se encuentra en una posición tan indefensa.


Lily negó.


—No creó que lo soy. Sé que lo soy, así qué ¿Por qué no hacerlo? es divertido verlos luchando y oponiéndose a su destino cuándo ven lo débiles que son comparados incluso con mis dedos.—


Miró al pequeño en su mano mientras se reducía a tan solo 3cm entre sus dedos antes de lanzarlo sobre su lengua una vez más. Sólo que ésta vez no jugó con él, solo lo traigo, dejando a su "ex" sóla, llorando rodeada de los cadáveres de sus amigos.


La dejó ahí para meter las tartas al horno.


—Puede que hasta ahora te hayas salido con la tuya, pero eventualmente llamarás la atención de cazadores y ellos no tendrán piedad. —


—Ugh, ni me los recuerdes, hace unos meses vinieron unos a despertarme en la madrugada e hicieron un desastre en mi  apartamento. Fue muy molesto. Creo que tengo una foto...—


Sacó su móvil y buscó en la galería, hasta encontrarla, giró el aparato para mostrarle una selfie de sus dos empleadas y Enmedio de ambas se puede ver la granja de hormigas dónde los aprisionaron, específicamente la parte de la "residencia"


—Unos novatos. Cómo tú~ 


Se quedó sin palabras, no hace mucho que descubrió su herencia mágica y decidió usar sus poderes para hacer justicia como en los shows que tanto le gustaban de niña. Nunca imaginó que se encontraría con alguien así.


Quitó el dispositivo y tomó el frasco para batirlo un poco, golpearla con en los muros interiores como castigo por ser tan molesta los últimos días desde que se la topó.


—Aunque admito que no esperaba que fueras capaz de liberarte de las semillas.Tengo que pensar en qué hacer contigo.— Colocó el índice derecho en su mejilla, pensativa. —Pisarte sería un desperdicio, por más linda que seas, una mancha en el suelo no es nada adorable. Comerte...hmmm...seguro sabes bien con esa magia tuya, pero, no.—


La mano izquierda entró y la atrapó con facilidad en un puño suelto antes de sacarla nuevamente, su miedo es visible y tiembla sin parar. Lily la acercó a sus ojos cuyos párpados están maquillados con una linda sombra negra.


—¡AH! Ya se. Dime, ese traje tuyo, está hecho con magia ¿Cierto?—


Se miró, actualmente está en su ropa de civil, shorts, sandalias (actualmente perdidas) y una blusa estampada sin mangas. 


Al recibir confirmación, sacó a la última sobreviviente de su prisión con su otra mano y de la misma manera que antes, el extraño polvo salió de su cuerpo a la mano de la bruja, cruzó por lo largo del brazo, su pecho y de nuevo por la extremidad contraría hasta la mano dónde sostiene a Janet, dónde fluyó dentro de ella.


Se sintió energizada, su ánimo volvió, su piel se curó y limpió de toda herida y suciedad. Su traje, rosado, brillante se formó sobre su cuerpo una vez más. En contraste a eso, la otra víctima sufrió el mismo destino que sus amigos, quedando como una pasa vieja. 


La hizo crecer a unos 15 cm para darle un parecido mejor, la colocó sobre la mesa y se inclinó hasta ocultar su cuerpo debajo, solo dejando su mentón sobre la superficie.


—Ehhhh, no me canso de verlo, es adorable, bonito y así de pequeña, eres como esas figuras que venden por internet.—


Con la mano y un dedo, le dió la indicación para que diese un giro. Cosa que la asustada chica mágica acató. 


—Si, definitivamente, serás un bonito adorno para mí escritorio.—


Antes de poder reaccionar, la bruja le tocó el pecho con su índice. Sigue consciente, escucha y ve todo, respira, no parpadea ni  puede moverse. 


Teniéndola así, las manos de Lily, o mejor dicho, sus dedos comenzaron a tocarla, a moverle los brazos y acomodarle las piernas, siente todo, la fuerza de la gigante manipulándola con facilidad, el calor de sus manos. Más allá de la impotencia y frustración, el trato no es doloroso.


Tomó una foto y se la mostró. La pose es sencilla, una pierna plantada en el suelo, la otra en el aire parcialmente flexionada, una mano haciendo el símbolo de "paz" cerca de su rostro y la otra abajo, incluso se las arregló para cerrarle un ojo a modo de guiño.


—Listo ¿Qué te parece? Luego puedo pedirle a Jodie y Jaime que te acomoden en poses distintas. Oh, también hay que conseguirte una base, de esas que tienen como una garrita para sostenerte y no te caigas.— Mencionó seguido de una risilla, contenta con el resultado. 


La pregunta obviamente era retórica pues Janet, a pesar de todavía tener una boca, no puede responder, mucho menos gritar.


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Decisiones by Mish

Sentada, con los codos apoyados sobre la mesa de su departamento y vestida en pijamas; observa con diversión el plato frente a ella. Unos diez, quizá quince personas, hombres y mujeres, todos del mismo exacto tamaño, desnudos y aterrados de su mirada. 


- Bien, viendo que al contrario de los anteriores, ustedes no vinieron a atacarme en la madrugada, decidí ser un poco piadosa con ustedes. Así que, en lugar de aplastarlos a todos, les daré una oportunidad de ser libres. 


Comenzó, su voz, melodiosa y dulce, cómo la de una presentadora haciendo un anuncio al público durante un evento. Acercó su índice al borde del plato, cosa que hizo retroceder a la mayoría del grupo y a ella le sacó una risilla.


-Van a pelear entre ustedes, quién caiga del plato a la servilleta...- Con dos dedos tomó una esquina para mostrarla, es una servilleta de tela, azúl cielo que colocó bajo el plato. -Será descalificado y el último que quede sobre el plato, será quien se vaya de aquí con su vida y libertad. Suena simple, pero...-


-¡No vamos a seguir tus juegos enfermizos maldita hija de--


El gigantesco índice de la bruja cayó del cielo y aplastó al grosero cazador, dejando un charco de sangre bajo éste y una masa de carne pegada a su piel, misma que llevó a su boca para lamerlo y posteriormente limpiar la sangre de la misma manera con su saliva.


-Si quieren hablar levanten la mano primero ¿De acuerdo?-


Los restantes asintieron en acuerdo y la sombría postura de la chica volvió a la animada de antes. 


-Como iba diciendo. Suena simple, pero aquellos que pierdan acabarán cómo su amigo este.- Apuntó al hueco que ahora, ya sea por miedo o por asco, habían dejado luego del incidente. - ¿Alguna pregunta?-


Inquirió mirando atenta al grupo, esperó y esperó, hasta que al fin uno levantó la mano. Le dió permiso de hablar.


-¿Hay tiempo límite?-


-Excelente pregunta.- Levantó la mirada y golpeteo sus labios un par de veces, pensando. 


-Veinte...no, veinticinco minutos.- tomó su celular, acomodó un temporizador y se los mostró. 


Otro levantó la mano.


-¿Y si hay más de uno sobre el plato cuándo se acabe el tiempo?-


Ésto sorprendió a Lily, aparentemente, estos son más listos que los demás. Un poco solamente.


-Significa que no hay ganador, por lo que todos perderían.- Respondió, tamborileando los dedos sobre la dura superficie. 


Ahí hay algo que refutar debido a lo que se considera un empate, sin embargo, argumentar contra alguien tan grande y fuerte, no es buena idea. 


-Bien, si no hay más preguntas. Comiencen.-


Inició el cronómetro y el grupo de compañeros, amigos, hermanos de guerra, renuentes, resignados e impulsados por sus propios deseos de vivir; dieron inicio a ese enfermizo juego de "El rey de la colina." 


Exceptuando a los más musculosos; les dió el mismo tamaño a propósito para evitar ventajas de género o peso, por lo que la competencia se reduciría a habilidad. Lily los observó atenta, sólo desviando su mirada por un momento cuándo el primero cayó.


Sonrió al ver el pánico en la cara de aquellos que observaban desde el plato. Extendió su índice y acercó la mano muy lentamente, saboreando la expresión del primer perdedor y disfrutando cada segundo mientras intentaba desesperadamente subir al resbaladizo plato. Luego dos buenas personas se inclinaron por el borde, cada uno con un brazo extendido para ayudarlo y por un momento pareció que lograrían subirlo y retrasar lo inevitable.


Lamentablemente, no todos son tan buenos pues detrás de ellos había alguien más egoísta, alguien más centrado en su propia supervivencia que en los demás no dudó en aprovechar la oportunidad y empujó a ambos, provocando que los tres cayeran fuera del plato y sobre la toalla. Lily, ahora con tres blancos decidió ir por el que había caído primero y cómo su dedo ya estaba cerca, está vez no hubo tiempo para correr. 


El dígito, tan grande y grueso como el tronco de un árbol no tuvo piedad y descendió sobre el suplicante pequeño absorbiendo los golpes y patadas de este cómo si fuese un saco de boxeo sobrecrecido que, sin mucha contemplación; lo aplastó. Para Lily fue cómo aplastar una uva o un grano de arroz (cocido) la simple y húmeda sensación de su carne compactandose bajó la yema de su dedo. 


Por otro lado, para los otros dos pequeños en la cercanía fue una experiencia muy diferente, ellos escucharon las súplicas, sus gritos, el sonido de todos y cada uno de sus huesos quebrándose y mezclándose con lo que se podría confundir con el sonido que se hace al manipular carne molida. 


Fue asqueroso y traumatizante por decir poco. Uno de los dos quedó congelado por el shock, probablemente el más afortunado ya que no se dió cuenta ni alcanzó a sentir nada cuándo el ensangrentado dedo descendió sobre él, mientras que el otro, con vómito en su boca y piel, hizo el intento de escapar, solo que en dirección opuesta al plato, lamentablemente para él, las hebras de la toalla, aunque pequeñas, eran cómo pasto crecido, solo que más resistente, suficiente para ralentizarlo. No avanzó ni 3 metros antes de tropezar, mas no cayó sobre la toalla sino sobre la yema del pulgar de Lily, quién inmediatamente después, lo aplastó al juntar el mencionado con el índice.


Con ésto, la semilla del terror germinó dentro de los sobrevivientes y de las raíces de la realidad de su situación salió lo peor de ellos, ese instinto egoísta por sobrevivir y el enfrentamiento se convirtió en un baño de sangre, ahora no solo se limitaron a empujar los unos a los otros fuera del ring, había golpizas salvajes hasta someterse o dejarse inconscientes, algunos llegaron tan lejos como para romper los brazos y piernas antes de arrojarlos a su muerte.


Tanta desesperación, traición entre lo que eran compañeros, hermanos de armas que pelearon juntos para eliminar amenazas como ella, verlos así le trae diversión. Era cómo una pelea en un coliseo de la antigua Roma y Lily la emperatriz que observa desde las alturas. 


Pero aún con eso, cómo a mitad del tiempo límite; se vió distraída con sus propios pensamientos. 


Al menos una chica mágica y decenas de cazadores han ido a buscarla y por más que se deshaga de los últimos, éstos siguen llegando como cucarachas a molestar su tranquilidad, tratarlos así es divertido, su diversión. Apoyó su mentón en sus manos para pensar en opciones; Puede deshacerse de ellos con facilidad, hasta es divertido, pero la verdad es molesto tener que lidiar con esas plagas cada semana.


Antes de darse cuenta comenzó a pensar en experiencias pasadas, en los viejos tiempos y su mente divagó a un tiempo cuándo el mundo era mucho más sencillo, sin la red de información instantánea, los viajes tan accesibles. 


Fue a su juventud, cuándo podía incluso ir al aire libre, robando la altura de las personas y torturarlos a la luz del sol, cuándo no había armas de fuego y los cazadores usaban espadas o similares para atacarla. Aún recuerda una ocasión cuándo la espada de uno se rompió contra la punta de su bota, fue tan divertido.


Lo mejor de todo era poder secuestrar pueblos enteros, genocidio indiscriminado del que no se sabría nada hasta meses, a veces años después, hoy en día no es tan fácil y tendria que lidiar con situaciones peores y más molestas que la actual.


-Aunque...acabar un un ejército podría ser divert--


[BEEEEP BEEEEP BEEEEP] 


La alarma del temporizador la sacó de su cabeza y trajo su atención de regreso, tomó el aparato para desactivarla con uno de sus dedos limpios. 


Su sorpresa fue grande al ver qué, sólo quedaba una persona y alrededor de ella había algunos cadáveres. Lily al ver qué en la toalla había algunos sobrevivientes que apenas podían arrastrarse para huir, asumió que en su distracción hubo algunos que lograron subir de nuevo e intentarlo hasta que los mataron a golpes. 


Suspiró e hizo trabajo rápido de los rezagados, aplastándolos con eficacia y puntería en una serie de movimientos suaves y ágiles, como si estuviese tocando un piano. Luego volvió su atención al vencedor. 


-¡Felicidades eres el ganador!- 


Anunció con aplausos enérgicos y un [WOOOOOOO] para festejar, pero la persona no parecía tan feliz, al contrario, claramente está traumatizado, roto y en shock. 


Justo como le gusta a la bruja. 


Lo tomó con dos dedos ensangrentados para depositarlo en su mano izquierda y así se levantó de la mesa, yendo en dirección a la puerta. 


-La verdad me sorprendes, no creí que alguien tendría lo necesario para ganar y vaya forma! Incluso mataste a algunos con tus propias manos ¿Tienes un discurso de victoria?-


Acercó su mano libre hecha puño, simulando tener un micrófono en ésta, pero el sobreviviente no dijo nada, solo se quedó en posición fetal en medio de la palma de Lily. 


-De pocas palabras. Está bien, los discursos no son para todos. Pero en fin, llegamos, hora de darte tu premio.-


Ésto último lo hizo reaccionar y miró arriba, al rostro de la bruja.


Ahora en la solitaria calle; Lily se inclinó y con todo el cuidado del mundo, lo depositó en el suelo, sobre la banqueta, frente a sus enormes tenis.


-Listo pequeño, cómo prometí, eres libre.-


Y sin decir nada más, se enderezó para luego darse medía vuelta y con una sonrisa; regresó a su departamento dejando detrás a un muy confundido y todavía diminuto hombre.


-H-hey...pero...qué hay de ésto...mi tamaño ¡Espera!- 


Le llamó, pero Lily no hizo caso y continuó caminando, tomando una absurda distancia en tan solo segundos con esas (en comparación) gigantescas piernas, pensando en sus propias cosas.


-Quizá sea hora de mudarse.-


Musitó al cerrar la puerta detrás suyo.


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Preparación by Mish
Author's Notes:

…ste capítulo y los siguientes dos están escritos desde la perspectiva de las víctimas al estilo "found footage." Lo hice porque la idea me pareció interesante, pero si pueden dejen sus opiniones porfavor.

La imágen apareció de pronto, en ella se puede ver a un joven, no más de veinte años reflejado en el gran e

espejo del baño. Vestido una camisa negra de botones, una corbata de moño, con unos pantaloncillos cortos con un patrón de cuadros horrible, el ya muy viejo estereotipo de "nerd" norteamericano con todo y anteojos gruesos, mismos que mueven la imágen conforme está tratando de acomodarlos.


—¿Así quedó?— 


Inquirió a nadie en particular para luego tomar su celular y checar lo que uno asume es la aplicación que controla la cámara que está grabando. 


—Hola amiguitos, mi nombre es O H M ¡Es 31 de octubre y hoy! Vamos. A una casa de sustos.—


Su forma de hablar es clara, enérgica y muy expresiva, claramente un youtuber que se dedica a hacer blogs, aunque no uno bueno ni experimentado por la manera tan poco natural con la que se expresa. 


—No...no está bien...— Aclaró su garganta y se preparó para intentarlo una vez más. —Bienvenidos a la noche má-— 


[fireworks] de Katy Perry suena al tiempo en que la pantalla de su celular se enciende y le corta la inspiración.


Suspiró, pero aún así tomó la llamada. 


— Diga.— No se alcanza a distinguir la otra voz más allá de unos balbuceos sin sentido. —Sí ya estoy listo, ya voy.—


Dicho aquello, el muchacho se apuró, tomó sus llaves de la cómoda del baño dónde tiene un panfleto.


El diseño es simple, una flor, un lirio rosado junto a una taza de café humeante, un par de calabazas con dientes filosos al pie del papel:


Lιly'n9; n9;poopy l5;oυn9;e.


"¡Ven al laberinto de sustos de Lily! 

¡Dulces, decoraciones adorables y sustos! 


Pero no se dejen engañar, quizá no salgan con vida. Han sido advertidos." 


La cámara dejó de grabar al momento que salió de casa y comenzó de nuevo, ahora con él y su grupo de amigos en fila, ya muy cerca de la entrada. El lugar no parece ser la ubicación normal del café, sino algo más urbano, un callejón con paredes de ladrillo que da a una puerta de metal.


Un almacén rentado o algo similar.


—Hey Diego ¿Y de que se supone es el tema? ¿Científicos?—


Preguntó una voz femenina. 


En el cuadro se ven dos chicos y dos chicas, una de las cuáles tiene los brazos entrelazados con un pelirrojo que va vestido del Drácula clásico y la otra de una dama de la época, víctima suya, ella fue quién preguntó. 


—Ahhhh déjame ver el...arg, dejé el panfleto en casa.—


Dijo el camarógrafo, Diego, el YouTuber local que intenta volverse viral blogueando cosas en su pequeño y apartado pueblo. 


—Yo traje uno.— Dijo la segunda fémina, quién viste un traje de porrista y está abrazada del ya mencionado. 


Sacó el papel de su bolso, miró un momento, buscando algo de información. 


—"Bienvenidos al experimento, dónde la Dra.Tulip, una científica que alguna vez fue muy respetada en el campo los ha encogido y ahora como parte de su experimento los ha metido en su laberinto dónde pone a prueba sus capacidades físicas y mentales. Resuelvan los acertijos, escapen de la doctora y sus asistentes y llegarán a la salida con vida, fallen y su muerte no será nada agradable."—


Narró con un tono de voz profundo y exagerado, medio burlándose de la atracción.


—¿Cómo esa película vieja? Querida encogí a los niños o algo así.—


Habló el otro chico, viste de Superman y claramente le queda el papel pues es un mastodonte de persona, rubio, alto por sobre todos los demás, relativamente atractivo y musculoso.


—Supongo... sí.—


Dijo Diego.


—Es también un fetiche ¿No?— Preguntó el Drácula.


—Hey... sí, eso que te gustaba Diego, lo de ser súper pequeñito y que abusen de ti.—


Aunque no se puede ver, la mención claramente lo tomó desprevenido e incómodo un poco. Por suerte para él, su novia entró en su defensa.


—Las cosas pequeñas son lindas, yo con gusto lo llevaría en mi bolso y quizá me desestrese cada que lo necesite.~—


La damisela rodó los ojos, su plan había fracasado.


—Bueno, yo sé en dónde me gustaría estar fuese así de pequeño.—


Dijo el pelirrojo, tirando una mirada al otro varón, específicamente a su entrepierna. Su novia se dio cuenta de eso y le dió un golpecito.


—¡Oliver!—


Reclamó en broma.


—¿Qué? ¿Te imaginas lo grande que sería?—


La castaña levantó la mirada un momento.


—Si, bueno... supongo que no te culpo.— 


Agregó. 


—Hay suficiente para ambos.—


—Woa, woa, tranquilo, guarda ese titán verga antes de que nos aplaste.—


El comentario, más allá de ser tomado como acoso o sexista, fue recibido como una broma. Son amigos cercanos después de todo y se sienten en comodidad con ese tipo de humor y comenzaron a reír, pero la conversación se ahogó al fondo cuándo la porrista se pegó demasiado y tapó el micrófono.


—Tranquilo, en serio creo que es curioso.—


Lo que normalmente sería un susurró fue captado por el micrófono, seguido de un "Te amo." Y un claro beso. 


Lo siguiente fueron sonidos de tela y demás golpeando el micrófono, creando una cacofonía y obstrucción de la imágen con el cabello rubio de la porrista. Escena qué, afortunadamente no duró mucho.


Se apartaron cuándo una sexta voz se escuchó.


—Bienvenidos, la doctora está lista para recibirlos, pueden pasar con su asistente y tomará sus datos.—


Les llamó una figura femenina, delgada, vestida con mallas negras, tacones del mismo color, una falda y chaqueta grises que delinean su cuerpo a perfección, anteojos delgados enmarcan su rostro junto con un par de mechones de cabello que cuelgan a los lados de su cabeza.


Colocó una paleta en sus labios y volvió a su puesto.


Los recurrentes la reconocen como Jaime, una de las meseras del café, aunque ahora mismo porta un gafete que dice [Dayane]


—Oh ah...g-gracias.—


—Al fiiiiiiiiiin.— Exclamó el pelirrojo quien pronto lideró al grupo a la entrada.


Cruzaron las puertas dobles del edificio y siguieron el pasillo hasta llegar a una habitación amplía, enorme a decir verdad pues fácilmente cabrían unas 50, hasta 60 personas. El lugar es completamente blanco y vacío, con excepción de la entrada por dónde llegaron y otra puerta al lado opuesto, donde otra chica los espera.


Esta viste con una bata cómicamente dos tallas más grandes que ella, lentes redondos y gruesos, su cabello rosado está atado en un chongo alborotado. Un giro completamente opuesto a lo que suele usar Jodie normalmente. 


— ¿Supongo que son los siguientes voluntarios? ¿Traen sus hojas de descargo de responsabilidad?—


Todos se giraron a ver a Diego, quién torpemente sacó una carpeta de su mochila donde carga con algunas cosas de grabación.


—Aquí tiene.—


—¿Todos anotaron sus nombres y firmas?—


Preguntó en un tono jovial y con una sonrisa para luego mirar el documento.


—Diego, Janeth, Vanessa, Oliver y...Jaun?—


Enunció los nombres, a lo que  todos asintieron al escuchar los propios. La chica no da un aura aterradora como el resto de la habitación, pero se acerca.


—Perfecto, pueden entrar.— Los guió a la puerta, la cuál, curiosamente no era real, sino un trozo grande de cartón que deslizó antes de dejarlos pasar. —Y recuerden, tengan mucho cuidado, el gran mundo es muy peligroso para los pequeñitos~—


Y "cerró" la puerta, dejando al grupo en un pasillo con tres caminos a elegir, izquierda, derecha y frente. El lugar está muy bien iluminado, las paredes son anormalmente altas y con una extraña neblina que oculta el techo, además de cualquier cosa que podría ser la fuente de aquella luz.


—Bueno, hasta ahí quedó la inmersión ¿No se supone que estaríamos aquí contra nuestra voluntad?— 


Oliver reclamó en broma, dejando en claro que es el payaso del grupo. 


—Shhh, no te quejes, son cosas legales después de todo.— Regaño la dama castaña.


—Janeth tiene razón, no creo que una pequeña cafetería pueda darse el lujo de recibir demandas.— Dijo la rubia.


—Pero vamos ¿Que tan malo puede ser? Imagino que gastaron todo el presupuesto en rentar esté lugar.— Comentó Diego.


Y a primera vista no parecía estar equivocado, además de los detalles ya mencionados, ciertamente el lugar no parecía la gran cosa, las paredes son blancas, vacías hasta donde se alcanza a ver entre los tres caminos que hay a elegir izquierda, derecha y al frente. 


—Bueeeeeno, cómo sea, quizá se pone mejor más adelante, hay que elegir por dónde ir antes de empezar a criticar.— Vanessa parece 


El plan era entrar, reírse de los malos efectos, luego pasarían a la licorería y de ahí terminarían bebiendo en el mirador a las afueras del pueblo. Suponía ser una noche de diversión y lo sería, al menos para Lily, quién actualmente está observando a los visitantes desde una habitación oscura, sólo iluminada por una tenue luz que viene desde abajo. 


End Notes:

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Ejecución by Mish

El grupo eligió el camino izquierdo y caminó en esa dirección, Diego se quedó atrás, con la intención de tener una mejor vista de la aventura, de las reacciones y poder atraparlas en cámara. 


—Podríamos ir por la parte rica por unos dulces y de ahí a la licorería en las afueras ¿No?— Janeth sugirió, a lo que su pareja, Óliver soltó una carcajada sarcástica.


—Esos tipos son súper tacaños, sin ofender Jaun.— Agregó sin cortar el aliento. 


—No, no. Estoy de acuerdo.— Respondió apartando la vista de los muros. —En casa rara vez damos dulces y cuándo hay, son malísimos.—


De un momento a otro, la vista (y por lo tanto la cámara) de Diego se enfocaron en los muros y la espesa neblina del techo pues parecía estar más interesado en el laberinto que el resto del grupo que, aún se puede escuchar dialogando sobre qué ruta tomarían para su festejo grupal una vez salgan de ahí. 


—¿Qué pasa?— Inquirió la porrista identificada como Vanessa, su voz, aunque suave como un susurró, ahogó las voces de los demás por un momento debido a la cercanía y buena calidad del micrófono. La cámara se enfocó en ella. 


—No estoy seguro, algo se siente raro aquí..¿No crees? Las paredes, el suelo, se ven muy ¿falsos?— 


—Bueno sí, bobo, la cafetería de Lily tiene muchos clientes pero no creo que haya gastado todo en comprar materiales realistas.—


Diego sacudió la cabeza en negación, haciendo que la imagen se convirtiera en una mezcla de colores y formas por un momento.


—No, no. Me refiero a que se ven falsos como en muy similares al material con el que hacen los laberintos esos para ratones. Cómo cartón duro.—


El joven paró para luego poner su mano en el muro, es completamente blanco, duro según su descripción, incluso menciona unos detalles pequeños que la cámara no puede captar al no ser de tan alta calidad. La manicura de Vanessa se le unió en la imagen. 


—No se Diego, se siente como una pared barata como la de un hotel de la carretera.—


Comentó, alzando los hombros aún sin entender a qué se refiere su novio.


—Exacto, no como concreto. Una vez estuve aquí y los muros no eran así y el techo no era tan alto. Además, se siente como que alguien nos vigila.— Su vista fue a las alturas, a la neblina grisácea que está en constante movimiento, dando a notar un detalle que se le pasó por alto.


La iluminación, el laberinto está bien iluminado y sin embargo, no hay fuente de luz a la vista, ni arriba, ni abajo.


—Se llaman efectos especiales bebé. Creo que estás siendo muy paranoico y entiendo porque.—


Se acercó a abrazarlo, Diego pareció darle la razón en eso, pero aún así, no se puede quitar esa sensación de que algo no está bien.


—Fue tú idea venir aquí, sólo relájate, concéntrate en nosotros y estaremos fuera antes de que te des cuenta.—


—Hey tórtolos ¿Se van a quedar ahí toda la noche o van a venir? Encontramos algo.— 


Se escuchó la voz de Oliver al fondo del pasillo, en la segunda bifurcación que encontrarían en la noche y el primer obstáculo.


La pareja se disculpó y la imagen se sacudió con violencia confirme Diego y Vanessa corrieron a alcanzar a sus amigos. Un camino a la izquierda y otro a la derecha, el izquierdo se extiende varios metros en una sola dirección, más no parece un camino sin salida, otro detalle extraño del que solo se percatarian al revisar la gradación o al estar sumamente atentos en las direcciones.


Diego no pareció darse cuenta, o más bien no intentó pensarlo demasiado ya que el resto del grupo estaba en el que podría considerarse el correcto, al ver qué al fondo hay un muro, con un cártel o más bien una versión crecida de una nota "Post-it" amarilla y todo, escrita en una letra muy bonita, limpia y casi perfecta pegada en la pared. 


—Huele a...fresa.— Janeth hizo un comentario antes de que Diego se acercara a inspeccionar.


Se puede notar que no es una lona impresa, tampoco una cartulina y marcador, se ve como papel, la misma textura que una de esas notitas que se ven en cualquier papelería u oficina en la que escribieron un recado con una pluma cualquiera.


"Primera prueba: 

Hacer que ambos lados de la báscula queden perfectamente balanceados." 


Al fondo de ese pasillo, se ve una habitación más grande, cuadrada, sin nada en ella más que la mencionada balanza, una antigua con dos brazos y dos canastas colgando de cadenas, con una canica ya montada en una de éstas y lo que parecen cuatro dulces de maíz en el suelo en la esquina de la habitación. Todo en ese lugar, al igual que la nota, son versiones proporcionalmente más grandes a lo que están acostumbrados, marcando así su primera interacción con el mundo gigante que la atracción prometió.


—Al menos no nos pusieron a correr en una rueda para hamsters.— comentó Janeth.


—La verdad esperaba más.— Agregó Oliver, quién fue el siguiente en ser enfocado por la cámara, se puede ver acercándose a dónde están los dulces de maíz. Se inclinó en cuclillas y las manos posicionadas para tomar uno. —Es un poco insultan- UUUUGH.— 


Exclamó; apenas levantó el objeto antes de soltarlo al instante, mismo que dió un rebote en el suelo, acompañado de un sonido hueco, pero lo que llamó más la atención fue la repentina (y llamativa) reacción del chico.


—¿Qué pasó?— Inquirió Vanessa, mientras Jaun ya se había acercado a ayudarlo pero lejos de estar herido o en dolor, Oliver solo tenía una expresión de asco. 


—Está pegajoso.— 


Nadie dijo nada al momento, pero seguramente todos pensaron lo mismo, no decepción, pero sí un sentimiento de fastidió, molestia al sentir que su preocupación fue por nada. 


—No seas nena, seguro no es tan malo.— Janeth entonces se colocó al lado suyo para comprobarlo, ella lo levantó sin problemas. —¿Ves? Se siente como cualquier otro caramelo. Solo más grande.—


Expresó, dándoselo a su pareja quien nuevamente hizo un expresión de asco al recibirlo, Diego se acercó a tomar uno para luego examinar la palma de esa mano.


—Puntos para ellas por usar dulce real y no algo de plástico.— Musitó para sí mismo y la grabación como una nota para añadirlo en un voice over más tarde.


—No recuerdo que se sientan así ¿Segura que no están babeados?— Preguntó, ahora Janeth parecía asqueada por la mera idea.


Óliver fue a la balanza con una sonrisa de satisfacción en su rostro y colocó uno de los dulces, pero este ni siquiera movió el peso. Luego fue a la que tiene la canica e intentó levantarla y luego de unos intentos dónde solo pudo levantarla unos centímetros; se rindió. Y no era para menos, el objeto, transparente y redondo era al menos tan grande como su torso, como una pelota de playa, pero hecha de lo que parecía ser cristal hasta el centro.


Las cadenas de la báscula sonaron cuándo el peso recayó en la canasta una vez más. Jaun, siendo el músculo, decidió intentarlo también, pero aún cuándo la pudo levantar casi veinte centímetros, terminó bajandola también, su rostro está rojo por el esfuerzo.


—Ok, esa cosa sí que es pesada. No creo que esos sean suficientes.— 


—Y qué tal si...— Vanessa comenzó a hablar, tomó a Diego a Janeth del brazo y fue a dónde habían colocado el primer dulce.


—Ayudame.— Con eso dicho, la imagen bajó conforme Diego se inclinó un poco y con las piernas flexionadas; colocó las manos una sobre otra con las palmas hacía arriba, en posición para darle un empujón. —Uno...dos...tres.—


Y en un solo movimiento, la rubia obtuvo suficiente impulso para llegar hasta la canasta elevada sin ningún problema, con ésto, la balanza bajó un poco, más o menos 1/4 del camino a la meta. 


—Tú también.—


—Cariño, soy una modista, no porrista.— Respondió Janeth, se ve delgada entre el vestido pomposo, pero al parecer no es atlética.


Vanessa rodó los ojos y suspiró. —Diego te va a empujar y yo jalo desde acá, anda, no es difícil. —


El mencionado no cambió de posición, solo hizo una señal con la cabeza. 


Aunque renuente, Janeth aceptó, se apoyó sobre las manos del camarógrafo y el hombro de su pareja y entre ambos la subieron hasta la mano de la porrista quien aprovechó el momentum para subirla con ella. 


Pero nuevamente, la balanza no bajó casi nada. 


—Era de esperarse, seguro que entre las dos no llegan ni a los noventa kilos.— Comentó Oliver. 


—Sí...y no creo que esto dependa del peso de los participantes.— Agregó Jaun.


—Ash, lo sé. Solo quería hacer algo de trampa.—


Con eso dicho, ayudó a su amiga a bajar, luego, desde su posición; saltó a los brazos de su novio.


La imagen se sacudió cuándo Diego la cachó. —Fue un buen plan, bebé.— 


—¿Será algo mecánico? Tipo ponemos los dulces y ellos aprietan un botón que baja la cosa esa.— 


La lógica tenía sentido, es la misma mecánica que se usan en los juegos de fuerza de los carnavales, esos del martillo que incluso personas musculosas no suelen ganar debido a la trampa que tienen. 


Valía la pena intentarlo.


Entre Jaun y Oliver tomaron los dulces restantes en sus brazos mientras las chicas los arrojaron a la canasta hasta tenerlos todos ahí y esperaron con anticipación. 


Nada. 


No se escuchó ningúna señal, ninguna maquinaria, un sonido. 


Nada. 


Para ésto, Diego volvió a la nota y se quedó mirando en contemplación. 


—Hey...y si ¿Quitamos la canica? La esfera esa.— El resto lo miró extraño. —Las instrucciones dicen que solo hay que balancear, no dice que hay que usar las cosas ni nada.—


—Pero está muy pesada como para levantarla y quitarla.— Jaun añadió.


—Pero podríamos empujarla ¿No? Rodarla fuera de la canasta.—


Miraron la pieza en cuestión, se les llama canastas pero en sí son como cuencos amplios y muy poco profundos.


—Ok, podría funcionar.— Óliver fue el primero en colocarse. 


Jaune sería el encargado de empujarla mientras Diego y Oliver detendrían la base para que no se moviera y poder sacar la canica de ahí. 


—Oigan ¿Y si se rompe al caer en el suelo?— Pensamiento que Vanessa transmitió muy tarde, pues cuándo las palabras salieron de su boca, el trío masculino consiguió botar la canica. 


En un instante, los tres chicos retrocedieron para evitar cualquier fragmento de cristal, incluso se cubrieron los oídos. Grande fue su sonrisa cuando la esfera de cristal tocó el suelo y en lugar de romperse en mil pedazos, ésta dió un rebote suave en el suelo, seguido de secuelas más que hicieron vibrar el suelo.


—¿Sintieron eso?— Preguntó Diego.


—¿El temblor? Sí, esa cosa sí que era pesada.— Respondió Jaune.


Diego negó, sacudiendo la imagen una vez más.—Si, pero...se sintió raro, como que el suelo no es completamente sólido.—


Nadie pareció entender de lo que estaba hablando, posiblemente es referente a su comentario anterior de que el lugar parece más bien hecho de papel o cartón duro. 


—Si bueno, lo único que me preguntó es...¿De qué está hecha? Si es cristal seguro salió muy cara.— Interrumpió Oliver. 


La idea no pareció llegar más lejos pues unos segundos después, otra vibración, (más cercana a un temblor) sacudió el lugar y al lado de la balanza, se abrió una puerta. O más bien el muro se deslizó hacia arriba y abrió un pasillo nuevo. 


—Bro.—


Óliver fue el único en hablar, pero todos parecían estar de acuerdo. El rostro de todos expresaba lo mismo, alarma, incomodidad, un miedo instintivo que, incluso al verlo a través de una pantalla se puede adivinar el porqué y es que a pesar de lucir igual que los otros pasillos, ese camino luce extraño, raro, espeluznante.


Pero nadie dijo nada, quizá por miedo a recibir burlas del resto.


—Pues a continuar, la salida no vendrá a nosotros.— Habló Óliver para aliviar la tensión del grupo y nuevamente fue el primero en adentrarse.


Uno por uno, pasaron por el umbral hasta el último, Diego dio un vistazo cercano a la pared, donde pudo apreciar una alta, pero delgada separación donde imagina estaba atorado el muro. Dejando la pregunta ¿Qué tan alto es ese lugar? Mínimo el techo debería estar al doble de la altura de los muros para poder dar ese tipo de libertades.


Algo completamente imposible dada las limitaciones de la estructura de la bodega. Pero eso no sería la única irregularidad, pues al avanzar un poco más, se encontrarán con más y más pasillos, bifurcaciones de dos hasta tres opciones que los llevaron a rincones sin salida y si, más pasillos. 


—Pero que mierda. Está cosa es jodidamente más grande.—


Se quejó Janeth, quién fue la primera en expresar lo que todos estaban pensando. 


—Creo que ni el campo de fútbol de la escuela es tan grande.— Jaune lo sabría, todas las mañanas corre en ese lugar.


—No, no. Vamos, debe ser un tipo de ilusión óptica o algo.— 


Podría tratarse de un engaño para sí mismos y calmarse, pero todos aceptaron esa teoría sin renegar, aunque sus expresiones no indican conformidad sobre todo Janeth, quién parecía ser la más molesta. 


—Basta, llevamos más de treinta minutos en ésto.—  Agregó y levantó la mirada al brumoso techo. —Se que alguien está viéndonos. Queremos salir.— Llamó, a pesar de que normalmente no hay ese tipo de ayudas, ni salidas rápidas en los laberintos. 


Silencio.


—HABLO ENSERIO. LE LLAMARÉ A LA POLICÍA SI UNA DE USTEDES NO VIENE A SACARNOS.—


Gritó, roja del coraje. Oliver se acercó a tratar de tranquilizarla, pero ésta no separó la vista del techo más que para sacar su celular y hacer la llamada.


—Per-fecto.— Refunfuño. —¿Ustedes tienen señal?— Inquirió y con eso todos sacaron sus teléfonos. 


Todos negaron. La preocupación y alarma ahora es más visible.


De pronto, un temblor, uno más fuerte que el de la primera prueba, les hizo reaccionar. Enfocaron su atención en un pasillo detrás de ellos pues al parecer la sacudida se originó de allá. Janeth caminó furiosa en esa dirección.


—Más vale que eso sea una maldita salida.—


Todos le siguieron de cerca, lamentablemente a la vuelta de la esquina no había una salida, pero algo perturbador.


Al final del pasillo corto se podía ver lo que parecía ser una figura humanoide con tachuelas en cada brazo y en los muslos, clavada en el muro, crucificada de cierta manera. 


—Oh por...—


Liquido carmesí gotea de las tachuelas y el muro, formando así un pequeño charco en el suelo que contrasta con lo blanco del laberinto. 


—Joder que ésto se puso bueno.— Oliver se acercó a lo que se asume es un muñeco y sirope de maíz con colorante rojo. 


Exceptuando al pelirroja, todos están asqueados, sorprendidos pues era extremadamente realista y no era lo que esperaban tomando en cuenta que es la primera y hasta ahora única cosa de esa naturaleza.


—El anunció decía casa de sustos.— Diego mencionó. Recordándole a todos que la experiencia suponía ser peligrosa. 


—Ugh... se siente caliente.— Se escuchó a Oliver, quién sin pena alguna ya estaba tocando a la "muerta." Hasta que ésta, comenzó a moverse de la nada.


—Ug...c-o-rrag...—


—AH.—


Espetó el ruidoso chico quien inmediatamente retrocedió a resguardarse con el grupo. 


—Co..grrra..—


Sus palabras son casi incomprensibles, cargan un sonido húmedo, carnoso y sangre brota de su boca obstruyendo y distorsionando toda palabra. Se puede apreciar como es que hace un esfuerzo por mover sus extremidades, quejándose en cada intento debido a que las tachuelas la tienen firmemente clavada.


—¿Trabajas aquí? Estamos cansados, dinos dónde está la salida.— Desinteresada en el "acto" Janeth interrogó, pero la persona dejó de moverse a los pocos segundos. 


Eso molestó a la jovén, quién en modo "Karen" se acercó para sacudirla con intención de hacerla reaccionar o ya al menos hacer que la seguridad entrara para correrlos. 


Pero igual que antes, su acción no tuvo una reacción y eso solo la enfureció más. Fue ahí que Diego notó algo e incluso se lo hizo notar en silencio a Janeth y es que al parecer, la mano derecha de la chica, el índice en específico está apuntando en esa misma dirección. Al parecer lo tomaron como una pista, una ayuda discreta de su parte.  


Y fue una terrible, terrible idea. 


Al final de ese camino y una vuelta a la derecha, se encontraron con algo sorprendente en su propio sentido.


Un objeto, rojo en su totalidad que parece estar recubierto de un fluido viscoso, es sólido pero tiene la transparencia suficiente como para ver un centro rosado y pálido. Conectado a este parece haber un palo blanco que va en la dirección opuesta. 


Tiene una circunferencia que abarca casi todo el pasillo en su totalidad y dos, casi tres veces más alto que ellos. 


—¿Eso es una..?— Inquirió Jaun, acercándose a este para examinarlo.


—Paleta...—


Respondió Diego.



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Sacrificio y cosecha by Mish


Estaban sin palabras, anonadados y hasta un poco incrédulos. 


Por un par de segundos, luego, Janeth se puede escuchar maldiciendo fuera de cámara, Oliver y Vanessa se mueven para tratar de calmarla, mientras, la atención de Diego se mantuvo en el objeto, por la manera tan fija en la que observa y su caminar lento, éste parecía cautivado por aquella enorme paleta. 


La cámara se movió confirme barrió la mirada, posiblemente en un intento por escanearla y capturar cada detalle. Un acercamiento muestra el fluido a mejor detalle, aún fresco, es imposible discernir si se trata de agua, mas sus propiedades parecen indicar que no es así. 


—Huele como a...fresa y...otra cosa, no se que sea.—


El líquido baja con lentitud a lo largo, mezclandose con el rojizo caramelo en su camino hasta el suelo, dónde termina formando un charco con un tono similar pero manteniendo la claridad.


Su brazo derecho entró en cámara, lo levantó con suavidad, hay algo de resistencia, duda en sus acciones, pero al final; su mano toca la paleta.


—Ngh...—


Se alcanza a escuchar una queja. Expresión que cambia a una de confusión.


—Se siente cálida...— Musitó nuevamente para sí mismo, luego mira a dónde está su mano, dónde al mirar con atención se puede notar cómo es que está haciendo el intento por retirar su mano. 


Sus tirones suaves pronto cambian a forcejeos, pero su mano está firmemente pegada.


—Hey ahhh...¿Chicos?—


Llamó Diego, intenta mirarlos pero su cuello no puede girar tanto por lo que sólo muestra una pared, una dónde hay otra Post-it. 


—¿Qué?— Vanessa fue la primera en acercarse. 


—JAJAJAJAJA vaya que eres tonto.— Se escuchó Óliver fuera de cámara, posiblemente aún tratando de calmar a su novia quien ya ha dejado de gritar. 


—¿Como se te ocurre mi amor?— Inquirió la porrista, no parece molesta, pero hay un tono condescendiente por el "chistecito." 


—No se, me dió curiosidad.— Respondió el joven, aún intentando zafarse. — No, no la toques, es muy pegajosa.— Advirtió a Vanessa.


—¿No puedes despegarte sólo?— 


Preguntó Jaun, tocando con sus manos el brazo de Diego. Quién sacudió la cabeza.


—Siento que si jalo mucho me va a arrancar la piel.— La imágen se sacudió un poco con los forcejeos que incluso le hicieron arrastrar los pies al apoyar toda su fuerza en las piernas, pero la situación no parecía mejorar. — Debe ser una de las pruebas. Vean la nota a ver si hay una pista.—


Comentó, apuntando detrás suyo.


—Pera, pera, ten, no puedo grabar desde aquí. No son de verdad así que no te preocupes.— 


Con eso, usando su mano libre, Diego retiró los anteojos cámara y se los dio a la rubia, quién se los colocó al momento. El punto de vista bajó considerablemente al ser más baja que el varón, pero serviría.


—Okay, veamos.—


[Solución de problemas y superación de obstáculos]


"La torpe asistente de la doctora ha dejado caer su paleta en el laberinto, escondanse o hagan lo posible por pasar el obstáculo antes de que la recoja."


—Y tiene un garabato de unos labios con un palo entre ellos.—


—Bueno eso no ayuda en nada.— Se escuchó la voz de Diego. 


—Pero son buenas noticias ¿No? Si alguien viene entonces podemos pedirle que nos deje salir.—


La voz de Janeth es esperanzada y con mejor compostura.


—Pues...si, pero es un poco incómodo estar así y quién sabe si vaya a venir alguien.—


Dejó de hablar cuándo la figura de Jaun se colocó detrás suyo, le abrazó de la espalda a la altura del estómago y empezó a jalar.


—No se preocupe buen ciudadano, superman está aquí para salvarlo.—


Expresó en un tono más profundo y heróico mientras que de Diego solo salen quejas.


Uno, dos...tres intentos. 


Nada. 


—Creo que lo mejor sería no moverle y esperar.—


En lugar de hacer caso sólo cambió su acercamiento. Tomó el brazo atascado y apoyó un pié sobre el caramelo para así tener mejor apoyo. 


En esa posición, solo bastó un único esfuerzo largo y marcado. Diego cayó de espaldas, pero libre. 


—Gracias, pero ahora tú estás...—


En la imagen se puede ver qué Jaun solo tuvo que quitarse el zapato para quedar libre pues eso fue lo que quedó pegado y no una parte de su cuerpo.


—Nada mal para un fort-—


No alcanzó a decir más, cuándo de repente, su pié resbaló ya que sin fijarse, éste se había apoyado sobre el charco del presente líquido.


Diego, al estar más cerca fue el primero en reaccionar. Se lanzó para sujetarlo, sin embargo, no fue tan rápido y "Superman" cayó sobre la paleta. Su mano, cabeza y espalda quedaron pegados al caramelo sobrecrecido. 


El accidente pareció tomarlo por sorpresa pues al parecer entró en pánico al instante, moviendo los pies cómo loco en busca de un apoyo firme, pero ésto sólo espació más el fluido, mojando casi todo alrededor suyo. 


Óliver solo estaba riéndose al fondo. 


—¡No te rías hijo de...gaaaaah.— Encontró como apoyarse, mas no parecía tener libertad de moverse sin riesgo a resbalar.


—No, no, no te muevas, déjame ver si puedo hacer algo.— 


Diego dio un paso adelante, parando al momento cuándo su pié dio la primera señal de resbalarse. 


Una sacudida más llamó la atención de todos, detrás de ellos, una puerta deslizante se había abierto y ahora, en lugar de un muro blanco, hay una habitación. 


—¿Hola?— 


Llamó el creador de contenido.


—¿A dónde vas? ¡No me dejes así!—


Se escuchó.


—Nada más voy a ver si es una salida o hay algo que podamos usar.—


Éste se acercó a Vanessa, quién le dió los lentes de vuelta para que se los ponga. Y así, fue a la puerta desconocida mientras el resto le miraba.


—¿Hay alguien aquí? Mi amigo quedó atrapado en su...ah.—


No se trataba de una salida, tampoco de un pasillo. Era una habitación grande, llena de objetos de oficina a la misma escala que todo lo que se han encontrado.


—¿Que pasa? ¿Que es?— 


La voz inquisitiva de Vanessa se escuchó desde fuera. 


—Una bodega...o más bien un cajón.—


Clips para papel, laminillas para lapicera, tachuelas (el mismo diseño que se usó para crucificar a la chica que los llevó ahí), un borrador de goma, corrector, inclusive se puede ver lo que es sin lugar a dudas el objeto más grande que ha visto hasta ahora; un gafete.


Aproximadamente 7 metros de arriba abajo y unos 3 a lo ancho, está acostado a lo más largo, la foto está obstruida por un frasco de corrector, pero el nombre "Elizabeth Tulip." Junto con otros datos como edad, género y puesto es legible.


—Bueno, no tiene sentido que haya un cajón en medio del laberinto.—


Claro que no era un cajón tal cuál, solo una habitación, no muy grande, dónde colocaron un montón de utilería. Sus amigos se le unieron, solo Janeth se quedó afuera. 


—¿Algo útil?—


Preguntó Óliver, entrando a la habitación junto con Vanessa.


—No se...podríamos usar el borrador ese cómo plataforma y ¿Las tachuelas para romper la paleta?—


—Ash, nada más se están cansando, ya les dije que podemos esperar a que alguien llegue y más con Jaun así.—


Desde la entrada a la habitación; se escuchó la voz de Janeth, misma que los distrajo de la tormenta de ideas. Y como si su queja, o más bien su posición hubiese activado algún tipo de evento o mecanismo; el lugar se sacudió.


Fue intenso, suficiente para mover los muros y tirar las cosas más pequeñas que estaban en ese lugar, pero tan pronto cómo empezó, se terminó.


—¿Todos están bien?—


—Sí.— Respondieron al unísono.— 


Todos excepto uno.


—¿Jaun? ¿Estás bien?— 


Diego salió disparado de la habitación, con la mirada lista en la dirección de su amigo atrapado pero, de algún modo, de alguna manera ya no estaba. 


No solo él, toda la paleta, ese enorme y pesado objeto también había desaparecido y en su lugar, una mancha húmeda del mismo rojo claro.


—¡NO ME JODAS!—


Exclamó Janeth, más molesta que antes. 


—¿Pero cómo? Solo apartamos la mirada un momento.— Vanessa comenzó a verse y sonar preocupada también.


—¿Una puerta trampa?—


No parece creerlo él mismo. 


Se acercó a la zona donde estaba el caramelo, la mancha se ve igual, las paredes también, incluso la zona que Jaun empapó en su desesperación.


En lo que Diego examinaba la escena, la situación de Janeth pareció salirse de control, pues a los segundos, una discusión explotó.


—Bebé, bebé no. Hay que quedarnos junt- ¡Janeth!—


—No, ya ¡Estoy harta!— 


La mencionada salió furiosa en dirección al pasillo recién abierto, con Oliver detrás de ella. 


—¡Hey! No hay que separarnos tanto.—


Pero sus palabras cayeron a oídos sordos y la otra pareja continuó con su propio asunto en manos, con Janeth caminando sin dirección alguna, girando en cualquier pasillo sin ninguna considerando por las direcciones o caminos que ya había tomado.


Eventualmente ambos desaparecieron de cámara, dejando a Diego y Vanessa solos por unos minutos, preocupados los buscaron, confirmando las sospechas que ya venían haciéndose desde hace rato. De lo absurdamente grande del lugar y que el ambiente tan extraño, quizá no era falso. 


—Creo que los escucho.—


Voces lejanas e incomprensibles alcanzaron el micrófono. Ambos se quedaron quietos y callados hasta escuchar las voces nuevamente, girando en distintos caminos, en una de esas, Vanessa lo detuvo de la camisa.


— Ahí.— 


Ahora se encontraban en un pasillo largo, similar al de la entrada, donde no hay ninguna opción más que adelante y atrás. 


—Oli!! Jan!!—


Vanessa les llamó, pero aquellos estaban o muy lejos o muy ocupados discutiendo como para escucharla. Caminaron en la dirección de los contrarios para reunirse y tratar de pensar las cosas. 


—¿Oye...sientes eso?—


Inquirió Diego, examinando los alrededores, en especial el suelo, más no hay mención ni algo visual al respecto en el momento.


Fue a casi la mitad del pasillo cuando Diego vió otra de las notas amarillas pegada en el muro, Vanessa no le prestó atención y siguió, pero él se dió un segundo para leer. 


[Cardio y resistencia física]


"Los rompemuelas son muy duros, no hay que morderlos ni arrojarlos a nadie.


Corran." 


Con un dibujo de un objeto redondo y una persona de palitos delante de este. Es un garabato simple, pero bonito en un sentido, como esos garabatos que uno hace en las hojas de los cuadernos.  Algún efecto tuvieron en Diego pues comenzó a comportarse más asustado. Miró el pasillo por el que llegaron, luego a Vanessa y los otros dos. 


Comenzó a correr en esa dirección.


—¡Oliver! ¡Janeth! ¡Muevanse!—


—¿Diego? ¿Que pasa?—


Vanessa le llamó, pero Diego continuó llamando a sus amigos, Oliver trata de meterle algo de sentido a Janeth, pero ésta se niega a escucharlo, incluso llega a quitarle la mano cuándo éste trata de tomarla de la suya. El YouTuber se detiene por un momento, mira el suelo y las paredes una vez más, haciendo notar que algo imperceptible para la cámara está sucediendo, pero se alcanza a notar una vibración en los muros. 


Entre la discusión, se puede ver como Oliver desvía su atención al único otro caminó accesible, da un pasó, como si estuviese tratando de mirar o identificar algo. Diego para otra vez y Vanessa se une.


—¡Dime algo por favor! ¿Que pasa?—


—Algo viene...—


Musitó y en ese momento se puede ver alarma en el rostro de Oliver, quién inmediatamente trata de tomar a Janeth y jalarla en dirección a Diego y Vanessa, pero ésta, muy encerrada en su "berrinche" por llamarlo de una manera; se negó.


Un intenso retumbar se escuchó e hizo vibrar visiblemente los muros y el suelo, no como los temblores de antes que eran más cortos y concisos, ésto era continuó, como un vehículo pesado que está circulando por las cercanías. Pero éso no era ningún vehículo.


Fue en un instante, en un momento ambos estaban ahí, pero en un parpadeo, sus dos amigos desaparecieron al ser arrollados por una esfera de color azúl que chocó contra el muro que (rebotó contra el muro) fácilmente los convirtió en masas de carne y vísceras que salpicaron a las paredes y el suelo. 


Un grito femenino, de puro terror saturó el micrófono por un momento, mientras que Diego solo se quedó en shock, su respiración se hizo más y más notoria al paso de los segundos. Segundos que no tenían para perder pues el objeto redondo que parecía ser del mismo tamaño que la paleta anterior comenzó a moverse lentamente en dirección a la alteradas pareja.


Diego pareció notarlo ya que dió la vuelta y trató de sujetar el rostro de Vanessa con ambas manos y la miró a los ojos.


—Bebé, mírame.—


Trató de hacerla reaccionar llamándola un par de veces más, tuvo que recurrir a darle una cachetada. 


—Ellos...fueron...—


—Lo sé, lo sé, pero hay que movernos o vamos a acabar igual, hay que correr ya ¿Ok?—


Un vistazo atrás muestra que la esfera aún está lejos, apenas se mueve pero lo está haciendo y poco a poco va ganando velocidad.


Diego no esperó más y tomó a Vanessa de la mano para así correr en la dirección opuesta, el único camino disponible, la respiración agitada suya y ajena es lo único que se escucha por unos segundos.


—Diego...—


Éste miró detrás, la esfera, ahora manchada con la sangre de sus amigos está más cerca, ha ganado velocidad, por suerte ya están del pasillo por dónde llegaron, un muro está frente a ellos y dos caminos a elegir. 


Eso no duró mucho.


Cuándo estaban a unos metros, ambos pasillos se cerraron de la nada, mientras que el muro frente a ellos se levantó, no por completo, solo un metro o metro y medio. 


Llegaron al callejón y lo primero que hizo Diego fue ayudar a Vanessa a inclinarse y empujarla con delicadeza y le siguió inmediatamente.


El muro bajó detrás de ellos, cerrándose. 


Ahora están en otro largo y al parecer interminable pasillo. La intensidad de las vibraciones fue indicación de la cercanía del "rompemuelas" ambos se dieron una mirada de resignación.


Se abrazaron, pero en lugar de un rápido e indoloro final bajo el gigantesco caramelo; nada. 


Se escuchó un fuerte golpe y la pared se deformó por un momento, luego otro golpe más suave. 


Ambos empezaron a reír, una mezcla de felicidad, alivió, pero con una clara nota de miedo en ellos. 


—¿Pero qué es todo esto? ¿Qué está pasando?— Vanessa ya no pudo aguantar y se soltó a llorar en los brazos y apoyándose en el pecho de Diego quién en respuesta la abrazó para consolarla.


—No tengo idea...pero claramente ésto...es real.—


—¡Claro que es real! ¡Una jodida bola acaba de aplastar a nuestros amigos!—


Espetó, su voz es alta, por primera vez en la noche, suena enojada.


Diego pareció querer decir algo, aclarar lo que quería decir, aparentemente decidió no hacerlo. 


En lugar de eso trató de mantener la calma.


—Mira, tampoco se que hacer, pero tampoco nos podemos quedar aquí.—


La rubia le miró a los ojos, están rojos e hinchados, lágrimas aún caen de ellos, mas aún luego de presenciar aquello, su estado mental se mantenía relativamente bien. 


Asintió y así continuaron su camino.   


En silencio total. 


Díez, veinte minutos pasaron sin ningún evento, sonido ni pasillos ocultos. Pero al paso de los treinta, fue que llegaron a una división triple.


—Oh dios...— Vanessa cubrió su boca y comenzó a sollozar nuevamente.


Cada uno tiene una nota al inició.


En la derecha 


[Reflejos, midan sus tiempos de reacción.] 


Cómo dibujo tiene lo que parecen ser agujas o alfileres sobre una figura. 


A primera vista parece un pasillo normal, pero a lo lejos se pueden ver cuerpos tirados, sangre en el suelo y muros.


A la izquierda


[Fuerza]


"¿Eres más fuerte que el meñique de la doctora? Inténtalo"


Su dibujo es un dedo y la mitad de una persona sobresaliendo de debajo.


Éste es un poco más grotesco que el anterior, manchas más prominentes una parece abarcar una distancia considerable a lo largo del suelo, no hay cuerpos, sólo masas de carne y hueso esparcidas. 


El de enmedio, aquel directamente frente a ellos.


[Equilibrio]


"Lleguen a otro lado." 


Se ve una persona una flecha hacía delante y sobre lo que es como un rectángulo sin la línea de arriba.


Éste es aparentemente el menos agresivo, es un espacio vacío, un precipicio rectangular de al menos diez metros con sólo una tabla que cruza de lado a lado. Ésta es gruesa en cada punta pero menos ancha en la parte de enmedio y muy delgada. 


Ambos entendieron que esa podría ser la mejor opción.


Diego fue primero, colocó su pié derecho e hizo presión, fue tenue pero se puede escuchar crujiendo. 


—No parece muy resistente. Quizá no nos aguante a los dos.—


Aunque Vanessa sea delgada, Diego reconoce el objeto, es una versión gigante de un bajalenguas sacado de una clínica de gobierno. Esas cosas son delgadas y relativamente frágiles.


—Iré primero para ver si es seguro.—


Ni siquiera dió la opción, posiblemente por seguridad o sacrificio por si la actividad tenía un giro retorcido.


Diego respiró profundamente unas cuantas veces, suponiendo que es para armarse de valor. Dió los primeros pasos, lentos, calculados, procurando no apoyarse demasiado y no causar mucho estrés sobre el supuesto puente.


Cuándo llegó a la mitad del camino, se escuchó un crujir, la imagen se sacudió un poco y Diego parecía a punto de perder el balance. Por suerte se controló y lo recuperó.


Completo el resto del trayecto sin mucha dificultad, sólo algo de tiempo y al hacerlo se inclinó y apoyó las manos sobre sus rodillas, dónde dejó salir un gran suspiro de alivio.


—¿Estás bien?— Vanessa preguntó en la lejanía.


Le hizo una señal con el pulgar arriba.—Si. Sólo... estresante.—


Dicho aquello se incorporó, y esperó en la orilla. Mientras la rubia se hacía camino, ya se había mencionado que su atuendo no es un disfraz, sino su uniforme y al estar ya familiarizada con ese tipo de ejercicios, no le tomó mucho tiempo llegar al centro de la tabla. 


Pero como también ya se había dicho, ese tipo de bajalenguas no es muy duradero y cuándo su delgada figura de 40kg pasó esa marca: ésta cedió. 


Ni siquiera alcanzó a mirar a Diego o decir algo, el objeto solo se partió en dos como si nada, dejándola caer al oscuro abismo con un grito que dejó de escucharse al segundo.


—¡VANESSAAAAAAAAAAAAAA!— Se lanzó sobre sus rodillas y quedó en la orilla, mirando a la oscuridad, arrojó los lentes a un lado y se puede ver inclinándose peligrosamente.


—Nononononono... por favor no...—


Su respiración agitada volvió y está vez su voz parece estar a punto de romperse en llanto.


—VANESSA. VANE...¿ME ESCUCHAS?—


Dejó de hablar y reaccionó a algo, estiró la mano a tomar los lentes y así miró nuevamente al vacío.


—Estoy bien.—


Es tenue, pero se alcanza a escuchar la voz familiar de Vanessa. 


—Gracias a dios... Me preocupe por un mo-


—Deberías venir también.—


Guardó silencio, claramente extrañado.


—¿Qué?—


—Todo está bien amor, hay un colchón, la salida está por aquí.—


La que antes era una voz casi imperceptible se volvió más clara, fuerte.


—Pero Óliver y-y Janeth...Jaun.—


—Oh no bebé, esos fueron efectos especiales, puertas falsas y espejos, todos están bien.—


Silencio. Diego se incorporó, y colocó sus pies al borde del precipicio.


—¿Cuál es el apodo por el que me llamas en privado?—


Silencio.


—Pequeñín~ 


Aquello pareció prueba suficiente, levantó su pie derecho con la intención de dar un paso adelante;  no lo hizo.


—¿Qué pasa pequeñín? ¿No confías en mí?— La voz se hizo más fuerte, casi como si estuviera ahí frente a él. 


Diego dió un paso atrás.


—No, no... ésto ¡NO ERES ELLA!—


El lugar se sacudió y de la oscuridad, salió una mano, una mano enorme, no gigantesca, pero grande como para cubrir la mitad del torso de un adulto.


Diego se quedó congelado al ver cómo ésta se sujetó del borde y de abajo, salió una cabellera rubia, una cabeza que bien podría cubrir la mitad del pasillo. 


Era Vanessa, o algo con su rostro. Tiene una apariencia pálida, no monstruosa, pero con la piel gris, venas marcadas y el cabello opaco.


—Ven, ven... VEN.—


La voz comenzó a distorsionarse y Diego corrió por el pasillo, temblores, risas macabras detrás suyo, sea lo que sea no parecía rendirse pues lo estaba persiguiendo por el estrechó lugar. 


Dió vuelta en la única opción disponible y ahí a la distancia se pudo observar una puerta, no un cartón, no una pared. Un par de puertas metálicas, con un familiar marco alrededor de ellas. 


<DING>


Se escuchó a lo lejos y las puertas se abrieron, revelando el interior de un elevador. 


—VEN MI AMOR. AHORA PUEDO USARTE COMO QUERÍAS. TE PONDRÉ ENTRE MIS PECHOS.—


Resonó la monstruosa voz de la criatura que pretendía ser Vanessa, pero Diego no hizo caso y continuó corriendo hasta que alcanzó el elevador e inmediatamente presionó el botón para cerrar las puertas mientras la criatura, contorsionada de una manera inhumana se hizo pasó hacía él.


<DING>


Las puertas se cerraron a tiempo y sólo se escuchó una voz ahogada acompañada de sacudidas. 


Diego cayó de espaldas a un rincón, no aguantó más y se soltó en llanto, tirando nuevamente los anteojos cámara al suelo, al lado suyo.


El elevador suena nuevamente y comienza a moverse por sí solo. 


Desde ahí se puede ver qué está sentado, abrazando sus piernas con el rostro hundido en las rodillas, se queda así un momento. 


Una gran gota cayó del techo, aparentemente sobre la cabeza del jovén.


—Que mierda.—


Maldice, llevando las manos a su cabeza y examinando el fluido.


<DING>


El sonido llamó su atención y las puertas se abrieron y algo, o mejor dicho, alguien al otro lado captó su atención.


—Felicidades por llegar al final del experimento. Mi nombre es Lil- /Ahem/ la doctora Tulip.—


La voz es tan potente que satura el audio por un momento y hasta le causa dolor a Diego.


—Ahora, para la última etapa, sigue mi favorita, la prueba del sabor.—


Algo como una neblina delgada entró al elevador, Diego trató de retroceder con sus pies llegando incluso a levantarse para escapar. 


El elevador entero crujió y comenzó a sacudirse cuándo algo, un órgano rosado, esponjoso y cubierto del mismo fluido que recubre las paredes entró. Tenía un objetivo, Diego. 


La cámara se empaño por la humedad y calor pero aún se alcanza a distinguir, se nota un forcejeo entre Diego y lo que se puede identificar como la punta de una lengua, ésta lo atrapó un par de veces, pero el lubricado cuerpo del jovén resbaló. 


La tercera fue la vencida, cuando ésta se colocó debajo y con un suave movimiento lo lanzó al techo, dónde aparentemente quedó inconsciente pues al caer nuevamente, ya no se movió. Y así, con suavidad se retrajo con su premio. 


Lo siguiente fueron sonidos, gemidos placenteros. Hasta que el lugar se sacudió otra vez y la cámara se movió al ser levantada.


La imágen se oscureció por un segundo para aclararse al siguiente, el lente fue limpiado y el rostro monstruoso de Vanessa apareció por un momento, solo para convertirse en uno diferente, el de una joven sonriente de ojos afilados y rostro redondo. 


Es la misma chica pelirrosa que estaba haciendo el papel de asistente.


—¿Vez? Te dije que había quedado algo...hmmm, no parecen lentes normales...OH, es una cámara ¡Mira! Aquí está el lente. —


Enfocó a la persona con la que hablaba, una joven asiática de cabello oscuro que está muy entretenida con algo en su boca.


—¿Enserio? Vaya que la tecnología es asombrosa si pueden tener cámaras en los anteojos.—


La voz resonó al punto en que se distorsionó el audio, claramente aquella persona era mucho más grande ya que quién tomó la cámara pasó a sentarse en sus hombros.


—Quizá te consiga unos ¡Para que grabes tu punto de vista la próxima vez!— Mencionó al tomar una paleta de color rojizo y colocarla en su boca. 


Con eso, el panorama cambió cuando ella se puso los lentes, dejando ver el panorama completo dónde se ve el laberinto, pero e

ste no es enorme, grande como para abarcar todo el espacio de una mesa, pero igualmente pequeño en comparación.


Desde ahí se puede ver unos tres frascos de tamaño considerable, todos tienen pequeñas figuras humanas en el interior. El número es imposible de estimar, pero parecen ser cientos. 


—Creo que estos son suficientes. Ve por Jaime y dile que cierre y que venga antes de que se acaben.— 


—¡YAAAAAAAAAY!—


La imágen se corta después de ese festejo.


End Notes:

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Incluso las brujas poderosas necesitan pasatiempos (parte 1) by Mish

El sol apenas estaba saliendo, los aspersores se encendieron y las aves comenzaron a cantar, era una mañana fresca, sin mucho frío y sin mucho calor, con la humedad adecuada, casi perfecta a decir verdad. Pintaba ser una buena mañana para el pueblo.


A veces, la realidad de las cosas suele ser un poco diferente a lo que uno espera. 


Comenzó en la zona de los suburbios, filas y filas de casas, todas bonitas, calles bien arregladas, cada una con sus propios jardínes, algunos sencillos que solo eran pasto, otros tenían flores, alguna que otra con triciclos, árboles con todo y una casa de madera conectada con una sola escalera del mismo material. 


Jeremy, un joven de diecisiete años, va montado en su bicicleta, su trabajo es repartir periódicos al vecindario. Acababa de arrojar unos a las ventanas y jardínes de la cuadra por lo que decidiría dar la vuelta para continuar con una nueva hilera de casas sin embargo, su trayecto sería interrumpido al girar por esa esquina.


Frenó  abruptamente pues ahí, frente a él estaba un enorme tenis de color negro con detalles rosas y blancos. Gigantesco, más grande que un autobús, no, incluso más alto que las casas alrededor y las suelas tan anchas que apenas cabían en la porción de la calle por dónde transitan los autos.


En shock, su atención paso de los tenis y poco poco fue subiendo su mirada siguiendo la figura, primero por el tobillo, una larga pierna que al estar cubierta por mallas negras bien podría confundirse con pilares de ébano, unos shorts de mezclilla a altura de los muslos, una sudadera verde con estampado de dientes afilados y monstruosos, hasta su rostro, una dulce mujer de descendencia asiática. Sus miradas se cruzaron y la mujer le sonrió.


La había visto antes, es Lily, la dueña de la cafetería. De pies a cabeza, la mujer es absolutamente enorme, el edificio más grande del pueblo ni siquiera le llegaría a la cintura y aún así, no se percató de su presencia hasta ese momento. Es cómo si hubiese aparecido de repente, o quizá fue que de algúna manera él no la percibió hasta ese momento.


Aún incrédulo, Jeremy levantó su diestra y la batió a modo de saludo, sin embargo ella no lo correspondió, en su lugar levantó el pie derecho cargando su peso al izquierdo y agrietando el asfalto bajo éste. La mirada del joven se enfocó en la suela de goma, tierra, piedras y trozos de asfalto cayeron sobre él conforme ésta obstruyó su vista del cielo y proyecto una gruesa sombra sobre él y sus alrededores.


Esa vista aterradora fue lo que le hizo reaccionar conforme sintió una terrible sensación de vacío en su estómago y los instintos de supervivencia entraron en acción.


Puso sus pies en los pedales tan rápido cómo pudo. Pero Lily fue demasiado rápida. Él calzado descendió sobré él sin quiera darle la oportunidad de pedalear una vez, fue en un instante y con tanta fuerza que incluso dejó la marca de su huella sobre el duro asfalto, sacudió las casas y autos cercanos cuyas alarmas se activaron. 


Los vecinos no tardaron en salir, alarmados para ver qué es lo que estaba pasando, con excepción de algunos gritos de terror, sus reacciones no fueron diferentes a las de Jeremy.


La bruja no les prestó mucha atención pues aún estaba enfocada en su tenis, apoyó más peso sobre los dedos de ese pié y comenzó a girarlo en su propio eje, moliendo los restos del jovén como si se tratara de una cucaracha cualquiera. Cuándo se sintió satisfecha, lentamente levantó el pié y una risilla divertida salió de su sonrisa dentada al ver qué en el agujero resultante sólo había escombros grava manchada de rojo y un trozo de metal retorcido más allá de cualquier forma reconocible.


Las personas no tenían modo de saber qué es lo que había pasado o las intenciones de esa mujer tan grande. Instintivamente supieron que era algo de temer.


—RAAAAAAWWWWR.— Hizo el intento de rugir pero su dulce voz, un poco chillona y aguda por naturaleza no parecía dar el ancho para uno que pudiese considerarse impactante. Torció los labios y entrecerrados los ojos, no muy confiada en su interpretación. —¿Muy suave verdad? Hmmm, ni modo.—


Más gritos y pánico alcanzaron los oídos de Lily, quién volteó su atención a la casa más cercana a su derecha, un padre de familia estaba empujando a su esposa y dos hijos dentro de la pequeña pero muy bonita casa de dos pisos. 


—Eso nos los va a proteger de Lilyzilla.~ 


Canturreo al cambiar levemente su posición para nuevamente levantar el pié, solo que ésta ocasión dejó el talón pegado en el suelo con tal de darles una sensación de su escala, mostrarles que son tan pequeños que toda su vida cabe fácilmente debajo de sus suelas y puede extinguirla sin mayor esfuerzo.


Ésta vez lo hizo con lentitud con tal de darles un espectáculo a los espectadores quiénes no podían o quizá no querían hacer nada al respecto. O al menos eso creyó, pues cuándo la suela oscura y sucia tocó el techo y éste crujió por la presión; escuchó un estruendo, un familiar sonido seguido de la sensación de haber sido picada, o más bien golpeada con una pequeña piedrita. 


Lily dirigió su atención a la incomodidad que apenas y le causó cosquillas, es tenue pero hay rastros de humo, siguió lo que creyó sería la trayectoria y ahí, al otro lado de la calle vió a un señor, posiblemente en sus cuarenta, caucásico, un poco pasado de peso y parcialmente calvo con un rifle en mano.


El típico América pro-armas.


—Eso fue grosero.—


Cruzó miradas con éste y sin romper contacto; dejó caer el pie sobre la casa. Éste cayó con la fuerza de una bola demoledora, arrasando con todo lo que hizo contacto y solo dejando un trozo diseccionado aún de pie, la pobre familia no se veían por ningún lado y en su lugar solo quedó un rastro rojizo cuándo Lily arrastro el pié hasta su posición original. 


Así giró su cuerpo y dió un paso en dirección al hombre que le disparó, éste, asustado no hizo el intento de correr, al contrario, recargó su rifle de manera torpe, pero para cuándo consiguió apuntar nuevamente, lo único que vió fue el blanco de la punta del tenis gigante. 


Una patada suave cargó la suficiente fuerza como para levantar la calle, hacerlo explotar como una chinche llena de sangre y de paso mandar a volar un auto que estaba estacionado en la cochera detrás. 


Algo que incluso la sorprendió a ella pues al ver el resultado llevó sus manos a la boca para cubrirse por un momento.


—Oh WOW, eso fue accidental, solo quería patearlo a él.—


Más no hubo disculpa, tampoco es que se sienta arrepentida o que los pequeños mortales la merezcan, en todo caso, fue un accidente feliz. 


—Pero bueno, si alguno más tiene armas, úsenlas, es más divertido si tratan de defenderse.~ 


Anunció al vecindario  que ahora estaba en caos total, personas, familias e individuos saliendo de sus casas y subiendo a los autos para huir, empujando gente y atropellando a otros en sus deseos por escapar y sobrevivir. 


—Sí, sí...corran, griten, pidan clemencia a Lilyzilla! Bwahahahaha...— Callo un momento y consideró nuevamente con el mentón apoyado entre el índice y pulgar. —No, eso tampoco se escucha bien.— 


Aparentemente se estaba esforzando por hacer el papel de monstruo gigante un Kaiju por decirlo de alguna manera. Algo obviamente innecesario considerando que ya ha asustado a todos en un radio de dos kilómetros. 


Mientras tanto, en otra parte del pueblo: 


La única estación de policía local parece estar ocupada, el mostrador, las oficinas, los teléfonos no dejan de sonar. Una de las oficiales encargadas de recibir reportes y despachar se abrió paso hasta la oficina del jefe. 


—Señor, tenemos muchos reportes de que algo pasa en la zona residencial al norte ¿No deberíamos enviar a alguien?—


El jefe de policía bajó el periódico para poner atención; es un hombre mayor, canas adornan su cabello de corte militar y porta unos anteojos para leer en el rostro 


—¿Y porque vienes a consultar? Envía a alguien.— 


—Es que...son raros — Continuó. 


—Oficial no sé leer la mente, tiene que decir lo que piensa.—


Luce grosero e impaciente, mas no es problema de actitud, solo no tolera la incompetencia. 


—Son reportes sobre una mujer gigante...—


A lo que el mayor levantó una ceja, ahora entendía la duda.


—Deben ser solo bromas de mocosos molestos, ignoralos.—


Acomodó el papel para volver a su lectura, pero en eso, otro oficial entró estrepitosamente a la estación, parece nervioso, asustado.


Llamó la atención de todos, un grupo de sus compañeros se le acercó.


—GIGANTE...U-UNA...—


Una gran sacudida retumbó en el edificio entero, polvo y tierra entraron al lobby desde una de las oficinas al costado del edificio, de ahí emergió alguien en uniforme, pantalón azúl pero camisa blanca, una mujer tosiendo y llena de polvo.


—¿Qué carajo está pasando aquí? —

Exclamó el capitán.


Varios se acercaron a ayudarla para sostenerla mientras un rezagado llevó el kit de primeros auxilios y en lo que la revisaban, apuntó a la habitación y cuándo la nube de polvo comenzó a dispersarse lo vieron; un auto.


Bueno, la punta de uno había atravesado el muro desde un ángulo inusual, muy elevado para el nivel de la calle. 


—¿Hola? Pueden escucharme?— llamó uno de los policías que se acercó al rescate de cualquiera que estuviese ahí dentro, pero al llegar a la puerta, se dió cuenta de que no había nadie dentro.


Una sacudida más fuerte, movió los cubículos y las lámparas colgantes, a lo que la mayoría de la fuerza salió a ver qué pasaba. 


Un grupo reducido (incluyendo el capitán) fue a la sección donde el automóvil se estrelló, primero por curiosidad, además de asesorar el daño, pero otros, miraron al horizonte con los ojos entrecerrados.


—¿Que mier...¡CAPITÁN! ¡CAPITÁN!—


Llamó uno de los oficiales.


—¿¡Que!? ¿No ves que estoy ocupado?—

Refunfuño antes de mirar en la misma dirección que el resto. 


Se puso pálido. 


La sirena de emergencia comenzó a sonar, esa que seu sa en casos de terremotos u otros desastres naturales. Anunciando a todos los habitantes del peligro inminente.


End Notes:

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Hasta las brujas poderosas necesitan pasatiempos (Final) by Mish
Author's Notes:

Capítulo final. 


Have tiempo que terminé está historia y quise compartirla aquí, por el momento es el final de las aventuras de Lily y sus hadas, pero ellas regresarán en un futuro en busca de más víctimas y diversidad. 


Espero les haya gustado, muchas gracias por leer.

Ella estaba muy entretenida. Caminando con las manos detrás de la espalda tarareando una tonada mientras mira con diversión a sus pies, a la destrucción que sus tenis causan, a las personas, autos, casas que desaparecen bajo sus pisadas. 


Apenas iba cruzando por una de las calles, haciéndose camino al sur, cuándo vio un auto a su izquierda. Se le ocurrió una idea al notar la habilidad y velocidad de este, como iba esquivando autos y personas por igual. 


Mantuvo el ritmo sin perderlo de la periferia de su vista, esperando, calculando y cuándo éste estaba por cruzar el camino frente a ella, dió un paso parcialmente más largo, apuntando a pisarlo en el momento preciso cuándo éste pasara. El auto desapareció bajo el calzado de la bruja, sin embargo, aquél alcanzó a salir un segundo antes de que la suela hiciera contacto con el suelo, apenas raspando el techo y por un momento pareció que estaría a salvo, hasta que el otro pie "salió de la nada" y se postró frente a él.


La azabache sintió el impacto al costado de su pie, seguido de humo, fuego y una explosion que apenas y ensució su tenis.


Rió de nuevo, ahora inclinándose sobre un edificio de tres pisos dónde creyó haber visto una figura. 


Es tan grande que incluso en esa posición de cuclillas la deja de manera en que sus rodillas quedan a una altura considerable de la azotea, empequeñeciendo la estructura  en comparación. Mas aquello no sería problema para ella. 


Colocó ambas manos en el techo, destruyendo tanto los bordes como cables y demás aparatos que estaban ahí, sus dedos se clavaron debajo y con un poco de fuerza fue capaz de levantar el techo entero como si fuese la tapa de un bote de pintura, sacándola por completo y arrojándola a la distancia. 


—Se que están ahí~ vamos, salgan a jugar como el resto.~—


Escaneó el piso con su mirada mientras su cabeza y cabello obstruyen la luz del exterior. Su mirada se iluminó al encontrar lo que buscaba.


—Ahí estás.— Anunció levantando la diestra con sus dedos índice y pulgar listos para atrapar a la pequeña personita "tímida" 


El sonido de sirenas llamaron su atención antes de que éstos pudieran tomarla. De hecho la distrajeron y sin querer acabó pasándose de la distancia y cuándo se dió cuenta una de sus uñas ya había atravesado a la pobre víctima, cortándola por la mitad.


—Oh rayos... lo siento, no quería romperte tan rápido.—


Susurró para luego sacudir sus dedos y lanzar el cadáver al muro más cercano donde se estrelló con un húmedo sonido.


Unas dos docenas de autos se escucharon frenando alrededor de la bruja seguido de varias puertas abriéndose y cerrándose. 


—¡Alto ahí y arriba las manos!— Se escuchó una voz electrónica y parcialmente distorsionada seguida de un chirrido. —En el nombre del departamento de policía, le ordenó que se identifique.— 


Demandó, a lo que Lily volteó, buscando la fuente, hasta que vió al oficial con el megáfono en la mano.


—Oh, capitán Jacobs ¿Sucede algo?— Inquirió con inocencia.


—¿Quién e-..¿Lily? ¿Lily la del café?— Dudó un momento, trató de recordar su apellido, pero por alguna razón este se le escapa de la boca. Extraño pues es un regular en su café, siempre tiene una charla con ella cada vez que va a comprar donas y café ahí.


La azabache asintió. —Si, soy yo. Qué coincidencia encontrarlo aquí, pero bueno, es un pueblo pequeño después de todo.— Agregó, riendo suave a su propia broma. 


—¿Pero que te pas...¿Porque estás haciendo ésto?—


Ella ladeó su cabeza en confusión, pretendiendo no entender a lo que se refería. 


—Ah, ésto, pues...es estaba un poco aburrida así que decidí venir a jugar un poco.— La manera en que lo dice, tan animada, libre de culpa, de piedad y cualquier rastro de humanidad y empatía a toda la destrucción y muerte que ha causado le causó escalofríos a todos los presentes y a cualquiera que alcanzó a escucharla. 


—Estás causando mucho daño, personas están muriendo, detente o nos veremos obligados a usar la fuerza.—


La joven dió un vistazo alrededor, unas filas de autos y fácilmente unos cuarenta oficiales la rodean, todos le apuntan con armas, pistolas y algunos con rifles automáticos todos con cascos y chalecos antibalas.


—¿Todo ésto para la pequeña de mi?—


—Estoy hablando enserio.— Lo hace, pero algo dentro suyo le dice que todo eso es inútil. Cosa que se hizo clara un instante después, cuándo el dedo índice de Lily lo aplastó junto a una parte de su auto.


—¿Y tiene una órden? No tiene bases para detenerme. Es más, yo estoy en mi derecho porque todos ustedes están (y son) mi propiedad.—


Dijo, llevando ese mismo dedo a su boca, quería lamerlo, pero se abstuvo pues no quería probar la suciedad de la calle.  


Momentos después pasó a incorporarse hasta su altura completa causando un leve terremoto para los pequeños los cuáles cayeron presa del pánico luego de presenciar el terrible acto por parte de la gigante. 


Uno de ellos disparó por accidente y pronto todos le siguieron, una tormenta de balas y el ensordecedor ruido de las armas fue lo único que se pudo escuchar por unos minutos hasta que el último se quedó sin balas. 


—Pero mira como luchan, que adorable.— 


Se escuchó desde las alturas, seguido de una sombra y claro, el tenis de la bruja que descendió con la fuerza y peso de un edificio. El temblor resultante destruyó y levantó parte de la calle abriendo así un agujero en el suelo a unos metros hacía el frente de dónde pisó. 


Cuatro autos y seis oficiales fueron los que murieron bajo el calzado, mientras que otros dos vehículos y algunos cuántos más cayeron por la grieta recién abierta de la cuál no se podía ver el fondo.  La risita adorable de la bruja resonó por todos lados, con un eco tenebroso que activó esa parte del cerebro que genera el miedo y el instinto por correr. 


La gran mayoría no aguantó, soltaron las armas, unos cayeron rendidos sobre sus rodillas, mientras otros optaron por correr despavoridos, sólo para ser aplastados bajo el tenis de Lily, quién solo necesitaría dar pasos cortos para alcanzarlos a ellos y a un reducida grupo que sorprendentemente parecía querer continuar con sus esfuerzos.


A una calle, entre cuatro y seis personas uniformadas seguían disparado a sus tobillos, probablemente con la intención de lesionar algún ligamento para alentarla o algo, meta impossible ya que ni siquiera pueden dañar sus mallas, mucho menos su piel. 


—Nada mal, pero no se queden ahí abajo...— Un par de pasos más sacudieron el lugar y Lily los alcanzó, inclinándose desde la cadera y con la diestra abierta, tomó al grupo entero en una sola mano, misma que llevó a las alturas frente a su rostro. —Bien que está mejor ¿No? Así pueden pelear más agusto, justo sobre la palma de su enemiga.—


Se está divirtiendo mucho y no quiere, ni los dejaría huir.


Pero toda diversión tiene que acabar alguna vez.


De pronto, todo el lugar fue cubierto por una densa y muy oscura sombra, no como la que Lily proyecta, sino algo más similar a un eclipse solar, una que proviene de algo mucho más grande, capaz de cubrir el pueblo entero. Ahí, en el cielo, detrás de las "nubes" y parcialmente opacada por el azúl de este se puede ver el lindo y familiar rostro de Jodie asomándose desde el cielo como una luna o más bien un planeta que está muy cerca.


—Lo siento jefa, pero se acabaron los panqueques y los cupcakes.—


A pesar de su escala, la voz no demostró ser potente, de hecho parecía baja algo lejana. Lily no parecía muy contenta por la interrupción, pero acabó dejando salir un suspiro resignado al ver la hora en su celular. 


—El tiempo vuela cuándo uno se divierte.— Susurró y luego de cerrar la mano en un puño y aplastar así a sus atacantes; se encaminó en dirección al oeste, al titánico rostro que simula ser un cuerpo celestial.


Ésta vez no salió de su camino ni hizo caso a los aterrados pequeños que se ocultaban ante su presencia, pero tampoco se molestó en evitar pisar a aquellos que estaban en su camino, destruyendo y pateando autos como si fueran latas o basura en un parque mientras poco a poco iba creciendo, en segundos superando su de por si ya colosal estatura. Acelerando y multiplicándose cada vez, hasta alcanzar los tres kilómetros de altura al llegar al horizonte, dónde encontró algo que para ella se veían como hormigas, pero que sabía eran autos que habían chocado con la "nada" al tratar de escapar de su paseo. 


Colocó sus manos sobre el horizonte y con un impulso lo saltó como si de una cerca se tratase y eventualmente reapareció en el cielo, su redondo rostro tomando una posición similar al de su empleada.


—Fue divertido, los veo mañana.~


¿Amenaza o promesa? Los sobrevivientes no tuvieron mucho tiempo para pensar o siquiera asustarse de las albercas pues un estruendoso chasquido por parte de la titán hizo que todo comenzará a reformarse, fue cómo rebobinar un vídeo o regresar el tiempo, los cadáveres recuperaron sus formas y vida, los trozos de las calles y edificios regresaron a sus lugares originales, las personas y todo el lugar fueron en reversa al punto en el que se encontraban antes de la aparición de Lily y una vez ahí; todo se resumió con normalidad, los habitantes siguieron su día como si nada hubiese pasado.


—Ya voy, olvidé ponerles agua.— 


Se escuchó la voz de Lily quién regresó a su oficina con vasito en mano y caminó hasta el escritorio a un rectángulo de cristal, un terrario pequeño no más grande que las dimensiones de un smartphone moderno y abrió un pequeño compartimiento en la base de éste para así llenarlo de agua con un gotero antes de darle un último vistazo al pueblo cuyos habitantes, ignorantes de su cruel destino actual, viven como prisioneros, juguetes de la adorable bruja que solía servirles café a diario.


—Vigila en lo que no estoy ¿De acuerdo?— Dijo al tomar su preciada figura y la dejó al lado, mirando al terrario. 


Con todo acomodado y listo, Lily volvió a la cocina a atender a los nuevos clientes que visitan su querido y cómodo café. 


FIN


End Notes:

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